Los faros son los elementos más literarios y sugerentes del paisaje costero. Suelen estar además en lugares muy especiales, donde su silueta espigada emerge como un sol en miniatura que protege navegaciones inciertas. Estos diez están rodeados de parajes agrestes y espectaculares en España.
Publicado por Paco Nadal el 07 de noviembre de 2021.
Creus (Girona) es el extremo oriental de los Pirineos, el lugar en el que la cordillera pierde altura y se sumerge definitivamente en el Mediterráneo, en un entorno de oscuros y tétricos acantilados. Rocas negras y calas desnudas que inspiraron a Dalí donde la sensación de lejanía se magnifica por la constante presencia del viento de tramuntana. La carretera llega hasta el pie del faro automático que ayuda a la navegación en este extremo oriental de la península. La antigua casa de carabineros se ha reconvertido en un bar restaurante en el que alquilan habitaciones muy sencillas pero rodeadas de toda la magia y la paz de este lugar extremo.
Salvaje, agreste, aislado. El cabo Formentor se adentra en el Mediterráneo como un baluarte de piedra que defendiera el extremo norte de la isla mallorquina. Casi 170 metros de pared vertical que quitan el hipo. Para señalizar tan acusado accidente y aprovechar una atalaya natural tan ventajosa, se inauguró en 1863 el faro de Formentor, una construcción de base cuadrada rematada por una torre cilíndrica de 24 metros de altura desde la que se divisa toda la costa de Pollença y en días claros, hasta la isla de Menorca. No te pierdas los impresionantes paisajes del cabo y las playas de Formentor en esta excursión en barco a Formentor desde Alcudia.
Orchilla es el punto más occidental de la isla canaria de El Hierro, la última tierra conocida que veían los descubridores del Renacimiento y la primera que observaban los que llegaban de América en barco. Hace apenas 75 años que se construyó el faro que ahora vemos, en medio de un sensacional lajial de lava volcánica al que se accede por una pista de tierra, después de mil curvas y revueltas. Un paisaje irreal salido del fuego y el magma envuelve esta linterna de piedra de cantería que marca el lugar donde se acaba Europa por Occidente. Durante muchos siglos el Meridiano Cero pasaba por esta punta de Orchilla. Pero en 1884 los ingleses se lo llevaron a Greenwich (Gran Bretaña).
Pocos fanales costeros tienen tanta historia detrás, y no por asunto de naufragios, como este faro gaditano que vigila el cabo homónimo. En 1805 la escuadra franco-española sucumbió frente a la inglesa en una de las batallas navales más nefastas de nuestra historia. Las viejas glorias de la Armada española se fueron a pique definitivamente frente a este hermoso faro de estructura troncocónica y 34 metros de altura construido en 1860 en el lugar donde ya se alzara un faro árabe del siglo IX. En su base se despliega una de las playas más bellas y visitadas del litoral gaditano.
Su propio nombre lo indica. Finis térrae. El fin del mundo. El más emblemático de los faros gallegos en A Coruña, el que durante siglos iluminó la esquina más occidental de la tierra conocida y al que todavía hoy continúan llegando peregrinos compostelanos de medio mundo para quemar a sus pies las ropas en señal de purificación. Pese a las mejoras de los sistemas de navegación Finisterre es aún un icono para los navegantes, el aviso de que se hayan frente a uno de los litorales más traicioneros del mundo: la costa da Morte, hermosa y cruel a partes iguales. Su poderosa figura octogonal llama la atención desde bien lejos. Fue construido en 1853 y se eleva 138 metros sobre el nivel del mar.
Cantábrico y Atlántico se funden en Estaca de Bares, la punta más septentrional de la península ibérica, un acantilado de casi 100 metros de desnivel sobre el que se eleva el faro más famoso de las Rías Altas, en activo desde el 1 de septiembre de 1850. Siglo y medio vigilando la entrada de la ría de O Barqueiro y el desafiante litoral de la costa norte coruñesa. Una vez deleitados con la vista inabarcable que se divisa desde el faro se puede continuar la ruta en busca de Santa María de Ortigueira, villa pesquera de aires medievales, tranquila, silenciosa e inmóvil en las marismas que forman la desembocadura de los ríos Mera y Beleo.
El icono de la costa de la Región de Murcia es este fuste de piedra solitario que emerge sobre el enorme edificio cuadrangular que lo sustenta. El faro del cabo de Palos fue construido en 1865 dentro de un ambicioso programa de señalización marítima emprendida por el gobierno de Isabel II en 1847. El tamaño de su edificio se debe a que durante mucho tiempo funcionó como escuela de fareros. El faro de Palos es símbolo y referencia de la costa de Cartagena y del Mar Menor y a sus pies se asienta una de las localidades más pintorescas y famosas del litoral.
Es uno de los cabos más dramáticos y señeros de Galicia. Y el segundo más septentrional de la península ibérica, tras el de Estaca de Bares. Para llegar a él hay que ir hasta Cariño, agradable localidad pesquera en la ría de Ortigueira, y seguir la pista de asfalto que va hasta el faro. Es un paisaje marino sobrecogedor, con grandes crestones negros que emergen del mar y una sensación permanente de lejanía. De vuelta hacia Cariño se puede tomar un desvío que sale a la derecha y sube a la zona alta del monte y llega hasta el mirador de Vixia de Herbeira, el acantilado más alto de la península.
El faro más emblemático de una costa plagada de señales luminosas para prevenir a los marinos de sus muchos peligros y traiciones es esta altiva construcción cuadrangular de 68 metros de altura que se levanta a las afueras del casco urbano de A Coruña, en Punta Herminia. La base es aún la del antiguo faro romano, por lo que se le considera el más antiguo aún en uso del mundo. En torno a la Torre existe ahora un jardín muy agradable, con exposición de esculturas al aire libre.
Nació como torre de vigilancia allá por el siglo XVIII para avisar a los aldeanos del Cabo de Gata de la presencia de naves piratas de Berbería. Hasta que en 1991 se le añadió un cuerpo de luces para que sirviera también de ayuda a los navegantes. Situado sobre una cumbre costera de 280 metros de altura, el de la Polacra (conocido también como torre de los Lobos) es el faro de España construido a una mayor altitud sobre el nivel del mar. También uno de los más inaccesibles: la pista de tierra de 3,7 kilómetros que le da acceso está cortada a los vehículos y hay que ganársela a pie. Un obstáculo para algunos; una gran oportunidad para otros de disfrutar de los paisajes desérticos de Cabo de Gata, una de las porciones más espectaculares del litoral del sureste español.