Playas y calas hermosas hay muchas en las islas Baleares. El agua cálida y transparente del Mediterráneo, la bonanza del clima durante casi todo el año y el paisaje natural que las envuelve las acerca mucho a esa idea que tenemos de las playas paradisíacas sin tener que cruzar ningún océano para encontrarlas. Playas bonitas hay muchas en Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera, pero esta sería mi selección personal.
Publicado por Paco Nadal el 28 de junio de 2019.
Con algo más de medio kilómetro de extensión y unos 50 metros de ancho, Cala Agulla podría ser la postal perfecta de la entrada al Edén: una línea de arena blanca e intachable encajada entre el verde de un extenso pinar autóctono y el azul turquesa de un mar tranquilo como una piscina. Y a ambos extremos, como broche del marco perfecto, dos cerros calizos. Lástima que en los últimos años la presión urbanística haya logrado dar otra mordida a la naturaleza balear y le haya restado parte del encanto. Muy familiar y concurrida.
Cómo llegar: por un camino señalizado que se toma en la carretera entre Capdepera y Cala Ratjada.
Playazo aislado y virgen de fina arena blanca, epítome de la sensualidad mediterránea. El hecho de su privilegiada conservación está ligado a su difícil acceso: media hora a pie bordeando la valla metálica de una finca particular. Gracias a esto no hay ni chiringuitos, ni autocares, ni tumbonas, ni masas de veraneantes. Costa mediterránea en estado puro para practicar el nudismo o reconciliarse con la naturaleza.
Cómo llegar: Desde Ses Salines tomar la carretera del faro, donde se deja el coche y se ha de seguir a pie un sendero que bordea una valla metálica.
Más que una playa al uso, se trata de la desembocadura del espectacular barranco del mismo nombre, que parte en dos los acantilados de la costa norte mallorquina. El riachuelo que baja por la quebrada va a unirse al mar en una cala de piedrecillas redondeadas y apariencia sobrecogedora en el silencio húmedo y verdoso que forman las enormes paredes de más de 200 metros de altura que la cierran.
Cómo llegar: Desde Escorca, en el norte de la isla, seguir por la carretera que va al pantano de Gorch Blau y allí tomar el desvío a la derecha que a Sa Calobra. Allí, tomar un sendero peatonal que tras pasar un túnel accede al barranco.
Un enorme arenal de tonalidad rojiza de más de 500 metros de longitud, completamente virgen, sin construcciones ni servicios y rodeado de la más pura naturaleza. Y además, con fácil acceso en coche. Así es esta playa menorquina, una de las más bonitas y frecuentadas de la isla. Está en la costa norte, en el municipio de Es Mercadal. Tiene una zona de arena gruesa cerca del aparcamiento y otra más rocosa al final, hacia poniente.
Cómo llegar: desde Es Mercadal hay que salir por la ME-15 hasta una rotonda que a la izquierda señaliza el camino de Tramuntana; y luego a la derecha, otro que va hacia el faro de Cavalleria. A tres kilómetros está el parking de la playa.
En una isla donde no abundan las grandes calas, el Arenal de Son Saura, cerca de Ciutadellla, se aparece al viajero como un espejismo verdeazulado, de fácil acceso y con dimensiones suficientes como para no molestar ni ser molestado. Sus dos playas, una a poniente y otra a levante, garantizan tranquilidad sople de donde sople el viento. Densos pinares y roquedos torturados por el oleaje terminan de componer uno de los más bellos cuadros de la costa menorquina.
Cómo llegar: El Arenal de Son Saura está a 8 kilómetros de Ciutadella. Hay que pagar una cuota al dueño de las tierras por acceder en coche. La barrera está abierta de 9.00 a 19.00.
No hay atardecer como los de esta cala al suroeste de la isla, bendecida por la naturaleza con uno de los pináculos más inhiestos, llamativos y fotogénicos del mediterráneo: Es Vedrá. Este gigantesco islote calizo, de solo 60 hectáreas de superficie y 381 metros de altura, emerge del mar frente a Cala d´Hort como la erupción incontrolada de un volcán y convierte el horizonte en una postal de ensueño, sobre todo cuando el sol se acuesta tras sus verticales paredes.
Cómo llegar: Desde Sant Josep salir hacia Es Cubells y a cinco kilómetros tomar un desvío señalizado hacia la cala.
A poca distancia de la atestada y ruidosa Sant Antoni de Portmany surge este idílico retazo de ensueño, una piscina de aguas someras donde se mezclan todos los verdes, azules y turquesas. Muy visitada por submarinistas, amantes del nudismo y buscadores de rincones de ensueño. Solo unos chiringuitos rompe una línea de horizonte necesariamente baja en la que se funden los roquedos marrones, las arenas blancas y el cielo impolutamente azul.
Cómo llegar: Cala Conta está a 10 kilómetros de Sant Antoni de Portmany por la carretera de San Josep. Hay señalizaciones.
Si lo que se busca no son calas perdidas en un silencio místico sino arenales bullangueros donde se reúna lo más cool de la isla, con música, cuerpos bronceados y todo el hedonismo del mundo, el sitio perfecto es Ses Salines, el paraíso del ver y ser visto ibicenco. Un arenal alargado y luminoso, entre la capital y el aeropuerto, al que a mediodía empieza a llegar toda la fauna noctámbula que ha pasado la noche en las discotecas de moda. Todo un espectáculo.
Cómo llegar: Desde Ibiza capital tomar la carretera del aeropuerto y desviarse en la rotonda que marca “Ses Salinas / Es Cavallet”.
Más que una playa es una islote llano y cubierto de dunas y sabinas que prolonga Formentera más allá de la barra arenosa de Punta Trocadors, al norte de la isla. Se trata de una isla privada, pero están permitidas las visitas a su celebérrima playa, donde el agua es tan transparente y el mar tan dócil que el bañista cree flotar suspendido en el aire. S’Espalmador es uno de los últimos vestigios de naturaleza balear no alterada por el hombre.
Cómo llegar: en embarcación privada o en la lancha de Barca Bahía que sale en temporada desde el puerto de La Savina.
Sus primeros visitantes fueron piratas; los segundos, hippies de los años sesenta que descubrieron un paraíso en forma de media luna, con arenas ardientes y aguas azul turquesa en el extremo norte de la más pequeñas de las pitiusas. La costa es aquí baja, solo interrumpida por dunas cubiertas de pinares y sabinas, lo que facilita que la vista se pierda en la luminosidad del Mediterráneo.
Cómo llegar: Desde la localidad de La Savina hay que salir en dirección a Es Pujols y a dos kilómetros torcer por un desvío señalizado a la izquierda.
En este mapa encuentra todas las playas y calas que recomiendo en este post y que se ubican en las cuatro islas Baleares: Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera.