Pese a su reducido tamaño, hay muchas cosas que ver y hacer en Murcia. Encajada entre las llanuras manchegas, el levante valenciano y el sur andaluz, la Región de Murcia conserva un poco de las tres en sus paisajes y sus tradiciones. Entre las cosas que no te puedes perder en Murcia están su gastronomía, la costa —con kilómetros de playas sin edificar y grandes acantilados— y sus espacios naturales, además de ciudades monumentales como Caravaca, Lorca y, muy en especial, Cartagena, la joya histórica de la región, con su pasado bizantino, cartaginés y romano. Si piensas hacer turismo en Murcia, estas son mis 12 recomendaciones. Y si eres de los que buscan sitios increíbles en la Región de Murcia, te los describo en este otro post. Sobre su costa, una de las más vírgenes del Mediterráneo, te lo cuento casi todo en este otro artículo: Las mejores playas de la Región de Murcia.
Actualizado por Paco Nadal el 02 de enero de 2023.
Grande sin llegar a agobiar; pequeña sin ser provinciana. La capital murciana tiene el tamaño justo para disfrutarla a pie. Rodeada aún por algo de lo que fue su famosa huerta, la ciudad tiene un vivo pulso cultural y un movido ambiente nocturno gracias a ser centro universitario. El barroco —que emerge por todos los rincones—, el sonido de las campanas y los aromas a azahar, que desprenden los naranjos de los jardines, son otras de sus señas de identidad. Para conocer Murcia hay que visitar la catedral, una exaltación del barroco mediterráneo; hay que pasear por Trapería y Platería, dos calles frescas y peatonales que recuerdan aún a la vieja medina árabe. Una buena opcion para adentrarse en la capital es sumarse a una visita guiada por el casco histórico y la catedral de Santa María (sin colas) que incluye, además, la entrada al patio árabe del Real Casino de Murcia, la degustación de un pastel de carne y un bono de descuento para visitar por libre el Real Casino de Murcia y el Museo Salzillo. Y hay que ir de tapeo al triángulo mágico formado por las plazas de San Pedro, de las Flores y Santa Catalina. No te pierdas mi post de 12 bares cojonudos para salir de tapas por Murcia. Esta es la web de Turismo de la ciudad de Murcia.
Una ingente rehabilitación en los últimos años ha transformado lo que era una ciudad industrial y llena de cuarteles en uno de los polos turísticos de la región. Más de 2.500 años de historia contemplan las ruinas, fortificaciones, murallas, castillos e iglesias de Cartagena, la vieja Cartago Nova, fundada por el cartaginés Asdrúbal como contrapunto del poder romano en el Mediterráneo. Pocas ciudades peninsulares pueden jactarse de un pasado tan dilatado y glorioso como este puerto natural del Mediterráneo por el que han pasado fenicios, bizantinos, cartagineses, romanos y árabes, entre otros. Toda ruta urbana debería empezar en el Ayuntamiento, el mejor ejemplo del modernismo que marcó la fisonomía actual de la ciudad. Luego hay que visitar el teatro romano (en la foto), símbolo máximo de la Cartagena romana. Y el resto de museos y centros de interpretación del ingente patrimonio histórico y monumental de la ciudad. En esta web de la Oficina de Turismo de Cartagena tienes toda la información para visitar la ciudad. Debajo te hago algunas propuestas.
Lorca, la Ciudad del Sol, es la capital del valle de Guadalentín y paso clave en las comunicaciones entre Levante y Andalucía. También, una de las ciudades más monumentales de Murcia, cargada de historia y monumentos. Hay que destacar la plaza de España, el espacio urbano que mejor refleja el esplendor que alcanzó la ciudad, así como la colegiata de San Patricio, hito del barroco murciano, el casino, ecléctico recuerdo de tiempos pasados, sus muchas mansiones solariegas, como la de los Moreno, hoy convertida en museo Arqueológico, o el palacio de los Guevara, la mejor obra de la arquitectura civil barroca murciana.
Se conoce por este nombre a una amplia porción de la vega media del río Segura y sus valles laterales, entre Abarán y Archena, que conforman uno de los escenarios más bellos y sugerentes de la región. Gracias a su aislamiento y a la conservación de las tradiciones agrícolas heredadas de los moriscos, el valle de Ricote es la estampa más fiel de un tipo de vida y un paisaje levantinos perdidos en otras muchas zonas. Curiosamente el pueblo que le da nombre, Ricote, no está a orillas del Segura, sino en tierras más altas, en un valle lateral. Guarda un casco urbano compacto bajo un mar de tejas morunas con algunas casas de arquitectura barroca murciana, como el palacete Lamas. Si estás abajo, en el valle, visita otras localidades apacibles y tranquilas como Blanca, que conserva uno de los urbanismos más auténticos de la vega media del Segura, o Villanueva, Ojós y Ulea. Amplía información sobre esta visita en Sitios que ver en el valle de Ricote (Murcia).
Cehegín es otra de las escasas localidades que ha conservado un casco histórico compacto en una región donde no abunda, precisamente, el respeto hacia la arquitectura tradicional. El casco antiguo de Cehegín llama la atención desde muy a lo lejos por lo compacto de su entramado urbano, un mar de tejas morunas y tabiques de cal y mampostería, apiñado en lo alto del cerro del Puntarrón. La plaza de la Constitución o del Castillo ocupa la cima del promontorio. Allí se asoman la iglesia de la Magdalena, el mirador, el palacio de los Fajardo y algunos de los edificios con más solera de la villa.
Caravaca es la urbe más monumental de la comarca del noroeste. Aún conserva alrededor de su famoso castillo-santuario y del casco antiguo el ambiente fresco y pausado de aquella ciudad medieval que fue capital de una extensa comarca. La mayor atracción de la ciudad está en el antiguo castillo, que con sus 14 torreones y su solitaria puerta, domina un escenario de tejas de adobe. Dentro de la fortaleza se levantó en el siglo XVIII la basílica-santuario de la Vera Cruz, un edificio barroco hecho con mármol rojo de la comarca en torno al cual gira la historia y el sentir popular de Caravaca. El santuario alberga la famosa cruz de cuatro brazos que según la leyenda fue transportada desde el cielo por dos ángeles. En 1988, la Santa Sede concedió a Caravaca el derecho a celebrar el Año Jubilar, con una periodicidad de siete años. Un privilegio que comparte con Compostela, Jerusalén, Roma y Santo Toribio de Liébana.
El valle del río Benamor y sus afluentes ocupan la porción más noroccidental y montañosa de Murcia. Formada por varias serranías (Los Ílamos, La Muela, Cerro de los Frailes), la comarca es uno de los parajes naturales más interesantes de la provincia. Grandes masas forestales, cumbres que en invierno suelen ver la nieve, valles solitarios, un río con caudal permanente y una variada flora y fauna hacen de estas serranías un lugar privilegiado dentro de la agostada región murciana. La capital de la sierra es Moratalla, con un interesante casco histórico, pero diseminadas por la sierra aparecen otras muchas aldeas, caseríos y pueblos con encanto, como Benizar, el Campo de San Juan, El Sabinar o el Rincón de los Huertos. Para internarte en lo más bonito de esas sierras, desde Moratalla sigue las indicaciones de cámping La Puerta, una zona de pozas muy famosa entre la gente local, con zona de acampada y servicios, donde podrás darte un baño y comer. Y luego sigue por esa misma carretera, la RM-703, en dirección al Campo de Béjar y El Sabinar.
Cieza vive de la agricultura. Y muy en especial de un producto estrella: el melocotón. Los campos que rodean esta ciudad de la vega del Segura están llenos de melocotoneros de muchas variedades. Tantos que cuando llega la floración el valle se convierte en un espectáculo cromático que atrae cada año a miles de visitantes. Como todo buen fenómeno natural, la floración no llega en un momento concreto; puede variar en días e incluso semanas, dependiendo del frío, de las lluvias caídas y de mil factores más. Pero por norma general, durante febrero y marzo puedes disfrutar de la floración de Cieza, la gran explosión de color del sureste español. Durante esos meses se organizan todos los fines de semana rutas guiadas para ver los huertos en flor, rutas temáticas en torno a la fotografía y al senderismo y otras rutas con sabor, que acaban en un almuerzo campero en un huerto rodeado de esos percheros de flores rosas. Tienes toda la información para visitar la floración de Cieza en este otro post.
Es el pulmón verde del sur de la región y un lugar al que los murcianos acuden a practicar senderismo, escalada y bicicleta de montaña. O simplemente, a pasear con los niños en un soleado domingo de primavera. Sierra Espuña está protegida como parque regional. Una red de senderos de pequeño recorrido, señalizados con marcas blancas y amarillas, permiten recorrerlo de punta a punta. Entre los más recomendables están la senda de Fuente Alta, los senderos de La Santa y Aledo y el de la Umbría del Bosque. Lo curioso es que su cubierta natural de bosque mediterráneo desapareció por la tala excesiva. Entre 1891 y 1908 el ingeniero forestal Ricardo Codorniú, conocido como el apóstol del árbol, lideró la reforestación de sus desoladas laderas. Una inteligente diseminación natural, la elección adecuada de las especies y más dos millones de árboles plantados por año, a lo largo de más de una década, hicieron posible el milagro. La mejor vista se tiene desde la cima de El Morrón, a donde sube una carretera.
La descripción del itinerario entre Murcia y Almería que hizo el geógrafo árabe Al Idrisi en el siglo XII citaba ya la fortaleza de Aledo, uno de los pueblos con mayor encanto de toda Murcia. Emplazado en un lugar privilegiado, sobre una peña que domina por un lado Sierra Espuña y por otro las vegas del valle del Guadalentín, Aledo conserva en buen estado ese bastión defensivo, conocido como La Calahorra, que le hizo famoso. Se trata de una torre defensiva del siglo XI, considerada de las más antiguas de la región. Encantador es también su casco urbano, donde el día a día se vive a un ritmo sosegado por unas callejas estrechas y frescas de complejo trazado a la que asoman casas de teja moruna y paredes encaladas, apretujadas unas contra otras, como si temieran caer rodando por los riscos sobre los que se aúpan la fortaleza y el pueblo. Entre ellas, y contigua al castillo, se levanta la iglesia de Santa María, un templo barroco con dos torres gemelas que escoltan la fachada de estilo herreriano. En su interior se conserva una interesante talla de la Virgen de la Aurora, obra de Francisco Salzillo. Es famoso el Auto de los Reyes Magos, que se celebra cada 6 de enero.
En el extremo de un peñón volcánico, como un gigante de hormigón, el faro de Cabo de Palos es el icono de la costa murciana. Parece como si ese fuste de piedra solitario, clavado como un estilete sobre el tejado del enorme edificio cuadrangular que lo sustenta, llevara allí toda la vida, vigilándonos pero también deleitándonos con su porte majestuoso, desde que Palos era Palus y desde que las naves fenicias lo doblaban con respeto y temor. A sus pies se asienta la localidad homónima, una de las más pintorescas y famosas del litoral cartagenero. Una de las pocas, además, que todavía conserva cierto sabor local y la esencia de aquellos antiguos veraneos. Aunque en realidad Cabo de Palos es un pueblo reciente. Cuando se construyó el faro, no existía población permanente en la zona, solo una torre de vigilancia y chamizos precarios que usaban pescadores alicantinos llegados de Tabarca, Benidorm, Taulada, Santa Pola y Torrevieja para guarecerse en las temporadas que pasaban faenando en el cabo. Poco a poco, esas casetas de la Barra terminaron por convertirse en un poblado de pescadores y luego en un famoso lugar de veraneo con una Barra llena de terrazas y restaurantes que es una delicia todo el año.
Buena parte de la costa murciana, la que va desde el límite con Almería hasta el Cabo de Palos, presenta un perfil quebrado y montañoso, labrado a golpe de lajas de pizarra y calizas resecas cuyas escarpaduras terminan por morir en un mar casi siempre dócil y transparente. Entre el Puerto de Mazarrón y Águilas es donde este trozo de costa torturada alcanza sus mayores cotas de virginidad. Un territorio aún sin conquistar que empieza en la ciudad encantada de Bolnuevo, donde el viento ha modelado formas imposibles sobre amarillentos bloques de arenisca. Luego viene Punta de Calnegre, un paisaje casi africano atrapado en la misma soledad que invade toda esta costa murciana. Solo hay una forma de atravesar Calnegre, pegado a línea del mar, y es internándose por una pista de tierra en aceptable estado de conservación que culebrea entre alijares y ramblas pedregosas que desaguan el sobrante de las tormentas en unas playas de cantos redondos y negruzcos. Una ruta lenta, fatigosa para el vehículo, pero muy bella. Sin duda dos lugares que incluyo en mi post de Las 10 mejores playas de la Región de Murcia.
En apenas 11.000 kilómetros, la Región de Murcia ofrece pasiajes tan variados como los desiertos de Abanilla o la rambla de Algeciras y los densos pinares de las sierras de Moratalla, por donde el río Benamor crea pozas llenas de aguas frescas y cristalinas. Ya sea en por la costa, por el altiplano o por la huerta, Murcia te sorprenderá.