Tiene uno de los emplazamientos más bellos de la costa gallega. Excusa suficiente para visitar A Coruña. Pero hay muchas más, como su larguísimo paseo marítimo, la Torre de Hércules, el faro más antiguo del mundo, o, sin más lejos, disfrutar de su gastronomía. Desde que se quitó de delante las instalaciones portuarias y se abrió de nuevo al mar, A Coruña es una de las ciudades de España más agradables para visitar y para vivir. Las blancas galerías acristaladas, los edificios modernistas, su faro y las calles empedradas de la Ciudad Vieja te esperan. Esto es lo que te recomiendo para ver y hacer en A Coruña.
Actualizado por Paco Nadal el 05 de junio de 2023.
Es el centro neurálgico de A Coruña, frontera entre la ciudad medieval y la moderna y el mejor lugar para empezar cualquier ruta urbana. La plaza es un gran espacio escénico (de unos 100 metros por lado) proyectado en 1859, cuando el Ayuntamiento decidió derribar las viejas murallas medievales que separaban la ciudad del barrio de las pescaderías. Para que el conjunto guardara una armonía se estableció por norma municipal que la primera planta de todas las casas debía tener balcones corridos y la segunda, individuales. Además, la planta baja habría de estar porticada para facilitar el paseo en días lluviosos. Y así ha llegado a nuestros días, pese a todas las reformas, incluido el aparcamiento subterráneo que se añadió en 1987. La preside la escultura de María Pita, obra de Xosé Castiñeiras, heroína coruñesa que luchó bravamente en la defensa de la ciudad durante un asedio inglés en 1589 comandado por Francis Drake. Una opción reomendable para conocer el centro y situarte en la ciudad a la que acabas de llegar es sumarte a un free tour por A Coruña. El principal edificio es el Ayuntamiento, un precioso conjunto modernista, obra del arquitecto Pedro Ramiro Mariño, inaugurado en 1927 por el rey Alfonso XIII. En el interior destacan los salones Rojo, Azul y Dorado; el Museo del Reloj y la Galería de los Alcaldes (con retratos de todos los regidores de la ciudad) y la escalinata monumental que lleva la salón de Plenos. En el n.º 6 de la plaza encontrarás la oficina de Turismo.
Dónde: plaza de María Pita.
Horario del museo del Reloj: de lunes a viernes (excepto festivos) de 17:00 a 19:00 horas. Agosto, cerrado.
Entrada: gratuita.
Por la plaza de María Pita o por la contigua Puerta Real accedemos a la Ciudad Vieja medival, de calles empedradas y torcidas, placitas silenciosas e iglesias románicas y barrocas, que, a pesar de los desmanes y de la fealdad que supone el tráfico rodado y los coches aparcados en los viales, conforma un escenario de otro tiempo. Una de las primeras construcciones singulares que vemos es la iglesia de Santiago, la más antigua de la ciudad, un templo románico del siglo XII con bella portada de dos arquivoltas y rosetón neogótico añadido en el siglo XIX. Cuando el rey leonés Alfonso IX fundó A Coruña ya existía en este lugar una pequeña ermita dedicada al santo. Estamos por tanto en la zona más antigua y con más solera de la villa. El concejo municipal se reunió durante siglos en el atrio de esta iglesia para deliberar sus asuntos. Fue la parroquia mayor de la ciudad hasta la conversión de Santa María del Campo en colegiata. Aunque sufrió mutaciones y reformas por incendios en 1501 y 1779, conserva todo el encanto del viejo templo románico.
Muy cerca de la iglesia de Santiago, en el número 11 de la rúa Tabernas, vivió la gran escritora y ensayista gallega Emilia Pardo Bazán desde su infancia y hasta que en 1869 y una vez casada, se trasladó a Madrid. Es una casa blasonada del siglo XVIII que su padre, el conde de Pardo Bazán, compró al poco de nacer ella. En esta mansión de la rúa Tabernas vivió y creció en un ambiente culto y distinguido, entre los libros de la biblioteca paterna y las fiestas de la alta sociedad coruñesa, y en ella se formó como escritora e intelectual. En 1956 la casa se convirtió en un museo sobre su vida y obra (actualmente está cerrado por reforma). Se recreó con objetos originales el espacio donde trabajaba y se exhiben además sus primera publicaciones y parte de su biblioteca personal. La casa es también sede de la Real Academia Galega (actualmente, debido a la reforma del edificio, solo atiende por vía telemática o telefónica).
Dónde: casa-museo Emilia Pardo Bazán. Calle Tabernas, 11.
Horario y entradas: desde septiembre de 2022, el centro está cerrado temporalmente por reformas. Esta es su página oficial.
El corazón de la Ciudad Vieja es este espacio cuadrangular que fue el centro de reuniones y comercio de la urbe medieval. Sus gastadas piedras y su irregular suelo hablan de un dilatado uso como espacio urbano al que se asomaban el viejo Ayuntamiento, la casa de la Intendencia y el almacén de Artillería. Grandes plátanos y magnolios escoltan a la fuente del Deseo, que preside el eje central. Pese a las reformas de 1869, la plaza de Azcárraga continúa manteniendo ese aire romántico y nostálgico que debía tener cuando Emilia Pardo Bazán y Rosalía de Castro paseaban por ella. Con el buen tiempo, las terrazas de los bares cercanos se despliegan y llenan la plaza de buen ambiente festivo. En una de sus esquina, con fachada a la calle de Veeduría, está el edificio del Gobierno Militar, antiguo palacio de los condes de Montaos, uno de los grandes edificios barrocos de la parte antigua.
Dónde: plaza de Azcárraga.
Otra de las plazas llenas de encanto y sosiego de la Ciudad Vieja es a la que se asoma este templo, transición entre el románico y el gótico, mucho más puro que el de Santiago pues no sufrió tanta reformas. Santa María del Campo tiene una bella portada románica con arquivolta de medio punto sobre la que se abre un rosetón instalado en el siglo XIV. El cruceiro que preside la pequeña plaza amplía el encanto del conjunto. Dentro nos esperan tres naves con bóveda de cañón y un solo ábside semicircular que impresionan porque, pese a las ampliación del siglo XIX (que amplió la planta de las tres naves para hacerlas más largas), conservan toda la magia del templo primitivo. Era la iglesia de los comerciantes y los marineros y fue elevada a colegiata en 1441.
Dónde: calle Damas, 24.
Dejamos la Ciudad Vieja para salir a la orilla del mar junto al castillo de San Antón, que junto con el desaparecido castillo de San Diego y el castillo de Santa Cruz (en Oleiros, en la otra margen de la ría) formaban la línea de fuego cruzado que defendía la entrada a la ría y el puerto de A Coruña. San Antón era una isla con lazareto en 1587 durante el reinado de Carlos I cuando se decidió la construcción de una fortaleza. En el ataque de Francis Drake de 1590 (en el que se hizo famosa María Pita) sus cañones fueron de vital importancia para abortar el asedio por lo que se decidió su ampliación y mejora. Su potencia de fuego y sus sólidos muros volvieron a ser de vital importancia en 1639 durante el asedio de una flota francesa. Su imponente puerta da acceso a un patio de armas en el que las habitaciones de la soldadesca se reconvirtieron en celdas durante los años en que se usó como prisión. El castillo es hoy propiedad municipal y alberga el Museo Arqueológico e Histórico de A Coruña, con una buena muestra de la cultura castreña, entre otros periodos. Es muy recomendable la visita al interior.
Dónde: Pº Marítimo Alcalde Francisco Vázquez, 2.
Horario: de martes a sábado, de 10:00 a 19:30 h (hasta las 21:00 h en julio y agosto). Domingos y festivos de 10.00 a 14:30 h (hasta las 15:00 h en julio y agosto). Lunes, 1 de enero, martes de carnaval y 24, 25 y 31 de diciembre, cerrado. Última entrada media hora antes del cierre.
Entrada: general, 2 €. Reducida (menores de 16 años y mayores de 65 años, titulares del Carnet Joven y Carnet de Estudiante, desempleados con documento acreditativo, familias numerosas...). Los sábados, la entrada es gratuita. Puedes adquirir tu entrada on line.
A un corto paseo desde el castillo de San Antón encontramos uno de los rincones más deliciosos de la ciudad y sin duda, su icono fotográfico: la fachada de galerías blancas que mira a la dársena de la Marina, antiguo puerto pesquero de A Coruña que, tras la construcción del nuevo, quedó como puerto deportivo. La orientación sur de la fachada y el hecho de estar delante de la rada, con el juego de luces y reflejos que crean en sus vidrieras, lo hace un conjunto urbano de incuestionable valor estético. Galerías acristaladas hay muchas por todos los pueblos de Galicia, pero la gran concentración y la armonía en sus líneas hacen de estas de la Marina coruñesa el conjunto más llamativo de todos. En los soportales hay un buen número de terrazas donde disfrutar del espectáculo de un rincón urbano hecho a escala del paseante. Una de las cristaleras más grandes es la de la casa Batanero, con 25 metros de fachada de cristal; otra, la casa Rey, joya modernista. La única de todo el conjunto que no tiene cristaleras es la casa del Diente de Oro, construido en la década de los 30 del siglo pasado.
Dónde: avda. Marina.
Una de las grandes infraestructuras de los últimos años, que cambio la faz de A Coruña y la hizo una ciudad más amable con el peatón, fue el derribo de grandes zonas industriales y portuarias, que tapaban la vista al mar, y la creación del paseo marítimo, uno de los más largos de España, con 12 km que permiten dar la vuelta completa a la península donde se asienta la ciudad, desde la Dársena de la Marina, al este, hasta o Portiño, en el límite con Arteixo, al oeste. Un malecón maravilloso para caminar, pedalear, correr, holgazanear, soñar, leer, jugar... oliendo a salitre y a yodo y oyendo el graznido de las gaviotas. El paseo es el escaparate social de la ciudad, el lugar al que se va casi todos los días, la ventana abierta al mar de una ciudad costera y portuaria que vivió mucho tiempo de espaldas a ella.
Dónde: paseo marítimo.
Caminando o pedaleando por el paseo marítimo se llega al punto más emblemático de la ciudad: la Torre de Hércules. Estamos ante el faro en funcionamiento más antiguo del mundo, una maravilla de la ingeniería clásica. La torre fue construida por el arquitecto romano Caio Servio Lupo en el siglo I de nuestra para facilitar el tránsito de naves en el golfo Ártabro y por la peligrosa costa de Gallaecia. Se le conocía como Torre Brigantium y tenía 41,5 metros de altura. Pese a los siglos transcurridos, las agresiones de la meteorología y, sobre todo, del hombre, que llegó a arrancarle toda su fachada exterior de sillar de granito para reutilizarla en otros edificios, el faro romano siguió ahí, erguido e imponente, a la entrada del puerto de A Coruña. En el siglo XVIII se le recubrió con una nueva fachada, la que ahora vemos, se le dotó de una escalera interior y se coronó con el cuerpo superior octogonal para la luminaria, con lo que la altura total llegó a los actuales 59 metros. Pero una vez que se accede al interior y se asciende por sus 242 peldaños se aprecia que, debajo de esa nueva piel, está el viejo faro romano, con sus tres pisos de bóvedas de opus caementicium que permitieron aligerar la estructura, hacerla más resistente usando menos piedra y que así se mantuviera en pie casi 2.000 años. Es muy recomendable la visita al interior y subir hasta lo más alto. ¿Quieres conocer otros nueve faros españoles en entornos espectaculares?
Dónde: avda. Navarra, s/n.
Horario: del 1 al 15 de junio y del 15 al 30 de septiembre, de lunes a domingo de 9:45 a 17:30 h. Del 16 de junio al 15 de septiembre, hasta las 21.00 h. Del 1 de octubre al 31 de mayo, hasta las 17:00 h. Cerrado el 24, 25 y 31 de diciembre y los días 1 y 5 (tarde) y 6 de enero.
Entrada: general, 3 €. Reducida, 1,50 € para desempleados, familia numerosa, menores de 16 años y mayores de 65, etc. Entrada gratuita todos los lunes del año, el Día Internacional de los Museos, los festivos locales, la Semana de la Ciencia y el tercer sábado de cada mes entre octubre y junio. Se pueden adquirir en el centro de interpretación y atención al visitante a partir de las 9:45 h. u on line (opción recomendada).
El irresistible atractivo de la Torre de Hércules queda amplificado por el bello entorno en el que se asienta: grandes campas herbáceas ajardinadas que van a dar a los acantilados y que resaltan aún más su altura. Son un total de 47 hectáreas utilizadas como museo de escultura al aire libre. Entre las obras expuestas destacan el conjunto Los Menhires (Manolo Paz, 2004) una recreación del pasado que se ha convertido en la fotografía más representativa de la nueva ciudad. La Rosa de los Vientos, de Xabier Correa (1994) es un homenaje a los países celtas. Caronte (Ramón Conde, 1988) da la bienvenida a la entrada del parque. Y el rey celta Breogán (Xosé Cid, 1994) preside una glorieta y combina perfectamente para las fotos con la Torre de Hércules, que se eleva por detrás. Los jardines de la Torre de Hércules son uno de los sitios más agradables de la ciudad para pasear un día de buen tiempo.
Emplazado en un bello entorno, junto al océano y con la Torre de Hércules a sus espaldas, el Aquarium Finisterrae es uno de los mejores acuarios de España. Trata de ser más que una suma de peceras con especies exóticas. El acuario presta un especial interés a los ecosistemas marítimos gallegos, pero sin olvidar el resto de los mares. La sala más grande es la Maremagnum, donde conviven más de 600 especies atlánticas. Hay también una piscina con lampreas y esturiones, otra con dos focas atlánticas, un jardín botánico y una sala de exposiciones. Una de las secciones más visitadas es la sala Nautilus, ambientada como el gabinete del capitán Nemo en el submarino Nautilus, incrustada en una gran piscina de 4,4 millones de litros de agua en la que nadan todo tipo de peces.
Dónde: P.º Marítimo Alcalde Francisco Vázquez, 34.
Horario: enero y febrero, de lunes a viernes de 10.00 a 18.00 h. Sábados, domingos y festivos: 11.00 a 19:00 h. De marzo a junio y de septiembre a diciembre, de lunes a domingo de 10.00 a 19:00 h. Julio y agosto, de lunes a domingo de 10.00 a 20.00 h. El acceso se cierra siempre una hora antes. 24 y 31 de diciembre, de 10.00 h a 14.00 h. 25 de diciembre y 1 y 6 de enero, cerrado.
Entrada: general, 10 €. Reducida, 4 € (menores de 16 años; mayores de 65; personas desempleadas; titulares del carné Joven, carné de estudiante y miembros de familias numerosas). Puedes comprar tus entradas on line en este enlace.
En pleno paseo marítimo está el Domus, el «primer museo interactivo del mundo dedicado al ser humano», que se publicita con el lema «Prohibido no tocar». Y es que en este espectacular edificio de granito y pizarra con fachada curva que mira al oceáno, proyectado por el arquitecto japonés Arata Isozaki e inaugurado en 1995, todo está pensado para que el visitante toque, juegue, se divierta y aprenda a través de 200 paneles y módulos interactivos. Las exposiciones permanentes tratan temas como la genética, la evolución humana, la reproducción, el corazón y el sistema circulatorio o los sentidos. Siempre con la premisa de ver, tocar, experimentar y, así, conocer. Hay también exposiciones temporales. Mediante el programa ExploraDomus se llevan a cabo actividades para niños en las que exploran la ciencia cotidiana en entornos que les son cercanos: la cocina, el baño, el patio del colegio…
Dónde: Ángel Rebollo, 91.
Horario: enero y febrero, de lunes a viernes de 10.00 a 18.00 h. Sábados, domingos y festivos: 11.00 a 19:00 h. De marzo a junio y de septiembre a diciembre, de lunes a domingo de 10.00 a 19:00 h. Julio y agosto, de lunes a domingo de 10.00 a 20.00 h. El acceso se cierra siempre media hora antes. 24 y 31 de diciembre, de 10.00 h a 14.00 h. 25 de diciembre y 1 y 6 de enero, cerrado.
Entrada: general, 2 €. Reducida, 1 € (menores de 16 años; mayores de 65; personas desempleadas; titulares del carné Joven, carné de estudiante y miembros de familias numerosas). Puedes comprar tus entradas on line en este enlace.
El istmo en el que se asienta la Ciudad Vieja estaba unido a tierra por una estrecha franja de rocas y arena. En la margen derecha nada queda del litoral original porque, desde la fundación de la ciudad, albergó las instalaciones portuarias. Pero a occidente se conserva la gran barra de arena natural, las actuales playas del Orzán y Riazor, separadas por el baluarte-mirador de La Coraza. El conjunto Orzán-Riazor es el desahogo marino del constreñido casco antiguo, dos excelentes playas urbanas con todo tipo de servicios y orladas por el paseo marítimo donde disfrutar de las delicias del baño de sal o de sol sin salir del centro de la ciudad. En total suman casi kilómetro y medio de frente marino, incluida la pequeña playa del Matadero, al norte del Orzán. La de Riazor es la más famosa porque junto a ella se levanta el estadio de fútbol homónimo, en el que juega el Deportivo de La Coruña. Pese a su condición urbana, son dos playazos naturales con muy buena salud ecológica: a la altura de la plaza de Pontevedra se forman incluso grandes dunas de arena, un contraste singular con el tráfago cercano de los vehículos y con los altos edificios.
Dónde: playa del Orzán / playa de Riazor.
Dos de las calles más populares del Ensanche, la ampliación de la ciudad en el siglo XIX, son la rúa Real, la calle del comercio y de las tiendas por excelencia, y la rúa da Franxa, la calle de los vinos, donde prácticamente ambas fachadas son una continuidad de bares de tapeo, restaurantes y marisquerías. La rúa Real y su prolongación, la rúa Rego de Auga, está llena de elegantes edificios modernistas, con sus galerías blancas y sus fachadas de ricas ornamentaciones, la mayoría de ellas protegidos por un plan integral de conservación que obliga a mantenerlas por su alto valor artístico y urbanístico. Los bajos son el refugio de zapaterías, joyerías, tiendas de moda y complementos y marcas de lujo. La rúa Real desemboca en los Cantones, el Cantón Grande y el Cantón Pequeño, en realidad una misma calle a la que se asoman las soberbias fachadas de las sedes de grandes bancos y fundaciones, una de las imágenes más conocidas de la ciudad moderna.
Dónde: rúa Real / rúa da Franxa.
Frente a los Cantones se abre una gran zona ajardinada, en terrenos ganados al mar en 1868 para ampliar el puerto y crear también nuevos espacios abiertos en el Ensanche. El extremo norte, empezando en el teatro Colón, se conoce como jardines de Méndez Núñez. Fue la zona de paseo y asueto de la sociedad de principios de siglo, que venía aquí a solazarse, a oír música en el palco que aún existe y a refrescarse en alguno de los tres quioscos que se instalaron: el Alfonso, La Terraza y el Pabellón Lino. Los dos primeros aún existen y hoy podemos verlos con su elegante porte modernista (el Alfonso es hoy una sala de exposiciones y La Terraza, la sede local de la TVE gallega). El paseo cuenta con un arbolado maduro de especies exóticas: magnolios, hayas, acebos, araucarias, abetos y palmeras. Y está ornamentado con numerosas estatuas. Una de ellas homenajea a Manuel Curros Enríquez, el gran poeta gallego y padre del Rexurdimento. La parte sur del jardín se conoce como la Rosaleda, por la multitud de parterres dedicados a esta flor.
Dónde: jardines de Méndez Núñez.
Más alla de la playa de Riazor, en dirección a Arteixo, está la rotonda de la avenida de Labañou, donde se alza el Millenium, un obelisco de forma piramidal apuntada que se ilumina por las noches gracias a sus 142 focos. Fue inaugurado para conmemorar el nuevo milenio. Es el icono del la Coruña del siglo XXI. Un poco más adelante aparece otra rotonda desde la que parte el ascensor panorámico que sube al parque del monte San Pedro. Esta es una de las últimas zonas verdes recuperadas para la ciudad y un sitio inmejorable para ver la Torre de Hércules al atardecer. El monte era zona militar y sus arrabales, zonas industriales y portuarias muy degradadas. Pero una ingente rehabilitación los transformó en un enorme jardín público, con praderas cuidadas de forma ejemplar, un laberinto de setos, un restaurante y zonas de juegos. Las vistas son espléndidas y casi inabarcables, con las islas Sisargas a occidente y los cabos Prior y Prioriño, en la bocana de la ría del Ferrol, hacia el noreste. El funicular de subida aprovecha los antiguos raíles por lo que se subían los pertrechos y munición a la batería costera. De su antigia condición militar han quedado los dos cañones. Dos enormes cañones Vickers de calibre 381 mm. y una longitud de 17 metros que garantizaron la protección del puerto coruñés tras las I Guerra Mundial. Su potencia de fuego era tal que cuando disparaban temblaba toda Coruña; por fortuna solo lo hicieron en 19 ocasiones a lo largo de su historia. Eran capaces de enviar proyectiles de casi una tonelada de peso a 38 kilómetros de distancia.
Dónde: monte de San Pedro / obelisco Millenium.
Comer mal en A Coruña es un delito. Los pescados y mariscos son la enseña local, pero también hay excelentes carnes gallegas y guisos de puchero. La zona tradicional de los vinos es el barrio de Pescadería y muy en especial la rúa da Franxa, donde casi no hay local comercial que no albergue un bar. También hay un montón de bares y restaurantes en las calles Galera, Los Olmos, Florida y sus transversales. Existen también agradables terrazas en los soportales de la Marina, con vistas al puerto deportivo. Un buen restaurante y de precio medio, La Penela, veterano local del casco histórico (siempre muy concurrido) con cocina gallega tradicional y buenas tapas. Uno de mis favoritos es A Mundiña, del chef Rafa Varela, con nuevo local en la calle Real, con exquisita cocina de mercado. Otro muy popular, con muy buen producto gallego y precios razonables, O Lagar da Estrella (mejor reservar, está siempre a tope).
Aprovecha tu estancia en A Coruña de punta a punta, paseando sus calles, su magnífico faro, sus playas, sus museos, sus bares y restaurantes... De todo ello, te cuento en este post y queda marcado en este mapa. ¡Buen viaje!