Andalucía está llena de localidades interesantes y monumentales. Lo que significa que es muy difícil hacer una selección entre tanta oferta. Habrá muchos más, no lo dudo, pero estos serían mis 12 pueblos favoritos por su belleza o monumentalidad, que no te defraudarán si los visitas.
Actualizado por Paco Nadal el 11 de abril de 2023.
Este pueblo perfecto de estampa morisca es uno de los más famosos y turísticos de la Costa del Sol. En Frigiliana parece como si todos los elementos interpretaran la coreografía que de ellos se espera: el muro encalado, la maceta de geranios, la calle empedrada, el rincón fresco y oscuro de una calleja... Una impecable estampa andaluza descubierta hace ya mucho tiempo por el turismo internacional, que llega desde la cercana costa en oleadas todos los días a bordo de autobuses. Frigiliana y su área fue el último enclave musulmán de la provincia de Málaga, una particularidad que se nota aún en sus calles y costumbres. El paseo ha de iniciarse en la plaza del Ingenio, que hace referencia a la fábrica de miel de caña que ocupa el frontal de este gran espacio abierto y escalonado, centro de la vida social de la población, donde se hace necesario dejar el coche. Desde la plaza se puede seguir por la calle del Torreón hasta completar una ruta circular con final en la misma plaza atravesando todo el barrio morisco, esencia arquitectónica de un pueblo que pese la invasión turística conserva lo mejor de sus encantos. Para reservar tu alojamiento en Frijiliana consulta toda la oferta en este enlace.
Dónde: Frigiliana.
Como Écija, Carmona también tuvo un importante pasado romano, con huellas aún visibles en la epidermis urbana. En cambio y a diferencia de Écija, los monumentos y lugares de interés de Carmona forman un todo más compacto dentro de lo que fue el recinto amurallado, con docenas de calles y edificios en perfecta armonía dibujando uno de los cascos históricos más auténticos de Andalucía. Sin lugar a duda, la fotografía más famosa y definitoria de la ciudad es la Puerta de Sevilla, histórico acceso al recinto cercado en el que se ve y se palpa la historia. En ella empezaba el Cardo Máximo, la calle mayor romana, que puede identificarse aún hoy con el eje de la calle Prim, plaza de San Fernando y las calles de Martín López y Dolores Quintanilla. Un paseo por Carmona supone una inmersión en un mundo blanco de cal donde se suceden las callejuelas frescas, las fachadas revocadas, las iglesias, los conventos, los palacetes y los escondrijos urbanos. En una visita guiada por Carmona o en un tour por la Carmona romana disfrutarás conociendo todos estos detalles detalles y los mejores rincones de la ciudad. Para comer, recomiendo La Yedra, un restaurante alegre y desenfadado en una casa tradicional de decoración andaluza, con carta reducida pero imaginativa. Descubre más detalles para una visita a Carmona en este post. Y, sobre todo, si tienes decidido visitar Carmona, reserva cuanto antes tu alojamiento.
Dónde: Carmona.
Vigilando la escarpada ladera norte de las sierras Subbéticas aparece uno de los conjuntos de fortaleza y pueblo blanco más pintorescos de la provincia de Córdoba. Es Zuheros, la antigua Sujaira hispanomusulmana, enriscada de forma casi imposible en un peñón vertical desde el siglo IX, con sus muros eternamente blancos y perfilados por la cenefilla, una línea de tintura de nogalina con las que los vecinos delimitan las paredes y el suelo. Conviene dejar el coche a la entrada del pueblo y seguir a pie por las calles curvilíneas y angostas de la villa, que tan poco han cambiado desde que fuera tomada a sus pobladores por Fernando III y cedida a la familia de los Fernández de Córdoba. El destino es la Plaza de la Paz, la exigua plataforma central donde se asienta el único gran espacio horizontal de la villa, al pie del castillo y de la iglesia parroquial de la Virgen de los Remedios, cuyo campanario se asienta sobre las piedras de minarete musulmán. La vista de la interminable campiña de olivos desde el balcón de la plaza reconcilia al visitante con la postal más sugerente de Andalucía. Si viajas en grupo y quieres diseñar tu propia visita, un tour privado por Zuheros es una opción muy interesante. Y si decides quedarte en Zuheros para disfrutar a fondo del entorno, puedes comparar y reservar tu alojamiento en este enlace.
Dónde: Zuheros.
Es una de las localidades más hermosas y compactas de la provincia cordobesa. Tiene en común con la capital provincial no solo su apellido, sino un barrio moruno tan coqueto y apañado como el de Córdoba capital, aunque mucho más reducido. Esta parte antiquísima de Priego se conoce como Barrio de La Villa y se ubica entre las murallas del castillo y el balcón del Adarve, un cantil que se asoma al río y que protegía a Priego de incursiones indeseadas. La Villa es la heredera directa de la vieja ciudad musulmana de calles laberínticas y estrechas, de sombras gratificantes que ayudan a huir del sol de plomo que funde a mediodía la campiña andaluza, de ventanas cuajadas de macetas y de muros que se abomban bajo el peso de manos y manos de cal aplicada con esmero desde hace siglos cada primavera para reinventar la lozanía de una cuadrícula de callejas que ha sobrevivido milagrosamente al desarrollo, y que nos permiten paladear el sosiego de una vida pasada. ¿Te quedarás en Priego de Córdoba? Reserva tu alojamiento con tiempo.
Dónde: Priego de Córdoba.
Baeza forma junto con Úbeda el eje del Renacimiento andaluz. Un caso único de dos ciudad ricas y monumentales a un palmo de distancia. Baeza es más pueblo que Úbeda, pero, a cambio, tiene un casco histórico más compacto que aquella. El casco urbano se apiña en torno a la catedral para formar un conjunto histórico de tal magnitud que se han rodado películas de época en ella sin mover una papelera. Si, además, el paseo callejero tiene lugar por la noche, hay que ser de piedra para no sentir el aliento del Renacimiento humedeciendo los poros de la piel. Espacios como la plaza del Pópulo, el arco de Villalar, la Antigua Carnicería, la Universidad o el Palacio de Jabalquinto resumen buena parte de la historia arquitectónica de Baeza. Aunque el espacio más bello y mejor conservado de una ciudad donde es difícil decidir a qué entorno se le concede este título es la plaza de Santa María y la catedral. Si decides quedarte en Baeza, puedes consultar y reservar entre toda la oferta disponible en este enlace. Toda la información para tu visita a Baeza la tienes disponible en la página oficial de la localidad.
Dónde: Baeza.
Setenil es un precioso pueblo pintado de blanco en el que el mayor trabajo para su evocadora estampa no la hizo el hombre, sino el agua. Lo que convierte en especial a Setenil es su ubicación a lo largo de un cañón excavado por el río Guadalporcún. Sus habitantes aprovecharon los abrigos de roca dejados por la erosión para instalar debajo las casas. No son viviendas trogloditas excavadas en la arenisca, como en otras zonas de Andalucía, sino que de manera inteligente aprovechan el refugio que les ofrecen las viseras de roca talladas por el río para instalar debajo las viviendas. Si la idea te estimula, busca tu alojamiento en Setenil, indica tus fechas y reserva entre la oferta disponible.
Dónde: Setenil de las Bodegas.
Una localidad con nombre tan poético merece ya de por sí una visita. Pero es que, además, Niebla, capital de la comarca onubense del Condado, es una ciudad cargada de historia y monumentos. Una muralla de origen almohade, única en Europa por su longitud y grado de conservación, circunvala aún el casco antiguo. Y un puente romano de nueve arcos ayuda a salvar el río Tinto, en cuyas riberas se levanta esta urbe que fue capital de un extenso reino musulmán que se extendía hasta Portugal. Pero el elemento que destaca sobre todo el conjunto es el castillo, edificado en el siglo XV sobre el alcázar árabe para reforzar el sistema defensivo, que cuenta con un total de 40 torres y varias puertas fortificadas. Toda una sorpresa en las tierras llanas de Huelva que puedes conocer en un free tour por Niebla o en un tour privado. Si decides alojarte en Niebla, también dispones de una interesante oferta.
Dónde: Niebla.
Jorge Luis Borges dijo que era «la delicada penumbra de la ceguera, un cóncavo silencio de patios, un ocio del jazmín y un tenue rumor de agua que conjuraba memorias de desiertos». Pocas ciudades andaluzas han sido cantadas tantas veces y por tantas plumas como Ronda. Pero es que tampoco ninguna tiene el emplazamiento tan soberbio de esta villa partida por la cicatriz de un tajo en la roca y cosida después por dos puentes del mismo color, como grapas de piedra que evitan que la ciudad nueva y la vieja, la Madinat Arunda nazarí y la urbe moderna renacentistas y barroca, se desliguen. Merece la pena caminar desde la plaza de toros por el paseo que bordea el acantilado de casi 180 metros de altura sobre el que se levanta la ciudad y parara a comer en el restaurante del Parador de Turismo, en la plaza de España, con las mejores vistas sobre el tajo del Guadalevín. Por supuesto, Ronda es una magnífica opción para quedarse, por ejemplo, un fin de semana, así que no dejes de reservar con tiempo entre la oferta disponible.
Dónde: Ronda.
El barranco del Poqueira es la zona más atractiva y fotogénica de las Alpujarras. El torrente nace a los pies del Mulhacén y se desploma hacia el fondo del valle salvando grandes desniveles de tonalidades ocres y verdes a los que se aferran tres pequeños núcleos urbanos de un blanco refulgente, aferrados a la ladera como acróbatas de cal. Pampaneira es el primero de ellos y el que mejor ha conservado su esencia arquitectónica y la pureza de un urbanismo que hunde sus raíces en la comunidad hispano-musulmana y que conserva grandes similitudes con los de los pueblos bereber del Atlas marroquí. Pampaneira nos devuelve a la esencia de la Andalucía más recóndita. Casas blancas y humildes que huelen a picón y aceite de oliva. Viales estrechos que forman un laberinto fresco de adobe y pizarra. Jarapas y cobertores hechos a mano en telares manuales según una tradición artesana que ha permanecido en Las Alpujarras fiel a los diseños, los colores y la técnica que se empleaban hace cinco siglos.
Dónde: Pampaneira.
Algunos la han llamado la Toledo andaluza. Quizá el apelativo sea hiperbólico, pero lo cierto es que Montoro conserva una excepcional estampa desde afuera, en un meandro del río Guadalquivir (de ahí la comparación) y un agradable casco histórico por dentro. Lo que llama la atención de esta localidad cordobesa es el color rojo de sus edificios señeros, producto de una roca arenisca de fácil talla, que se extrae de canteras cercanas, conocida como piedra cardeña o molinaza. El lugar más acogedor es la plaza Mayor, ovalada, perfecta, igualada por la piedra molinaza. Con la iglesia de San Bartolomé, a un lado, y las Casas Consistoriales —en origen, palacio del marqués de El Carpio—, a otro. Otra obra insigne de Montoro es el puente de las Donadas, sobre el Guadalquivir, maciza obra de piedra que, según la tradición, se levantó con el esfuerzo físico de los hombres del pueblo y el económico de las mujeres, que aportaron sus joyas. Para reservar cómodamente el alojamiento que mejor se adapte a tus necesidades, puedes consultar aquí la oferta alojativa de Montoro.
Dónde: Montoro.
Ya a lo lejos se barrunta cuál es el mayor atractivo monumental de esta localidad, conocida como Velad Al-Abyadh en época árabe. El castillo de los Vélez fue la residencia oficial de los señores feudales del marquesado, una imponente fortaleza fotogénica por sus cuatro costados. El castillo es un laberinto de salas, escaleras y pasadizos, con una ornamentación muy superior a la que se espera de un recinto castrense. El casco urbano de Vélez Rubio, empequeñecido por la presencia de la fortaleza, es un entorno silencioso y tranquilo, sumido bajo la uniformidad de sus tejas morunas. El Almacén del Trigo, antiguo depósito municipal de grano, se ha convertido ahora en oficina de turismo con una pequeña exposición sobre la comarca. En el centro sobresale la iglesia de Santiago, una construcción contemporánea del castillo que presenta elementos góticos, mudéjares y renacentistas. Si decides alojarte en Vélez-Blanco, cuenta con las ofertas disponibles en el enlace.
Dónde: Vélez-Blanco.
Pese a ser cabeza de partido judicial con 18.000 habitantes y 17 pueblos a su cargo, un sector agrícola de gran pujanza basado en el cultivo del olivo y una intensa vida como centro de servicios, el casco histórico de Osuna sigue siendo un conjunto señorial y elegante digno de visitar. El papel predominante que alcanzó en la campiña sevillana en el siglo XVIII se ve reflejado aún en rincones como la calle de San Pedro, una delicia de homogeneidad arquitectónica con ambas fachadas cubiertas por casas y palacetes barrocos en la que se han rodado infinidad de películas, entre ellas Callas forever, de Zefirelli, con la actuación de casi mil extras del pueblo. Muy cerca de allí está el restaurante La Casona de Calderón, en una casa tradicional con un bello patio y una carta muy cuidada. Osuna tiene dos zonas bien diferenciadas. En la zona baja, los lugares señeros se agrupan en torno a la plaza Mayor. Arriba, en la colina del castillo, se desarrolla la Osuna más monumental, la maravillosa colegiata de la Asunción —símbolo de Osuna—, la antigua Universidad y el monumental monasterio de la Encarnación. Descubre más detalles para una visita a Osuna en este post.
Dónde: Osuna.
En este mapa puedes ver localizados los 12 pueblos que no te puedes perder en Andalucía. Organízate según tu destino y aprovecha al máximo tu estancia.