Las Alpujarras, la vertiente sur de Sierra Nevada, conserva la herencia de un mundo mestizo cristiano y musulmán que perduró en estos pliegues montañosos durante siglos. Sus pueblos blancos de raíces moriscas son uno de los símbolos de Andalucía.
Actualizado por Paco Nadal el 10 de julio de 2023.
La puerta de entrada occidental a las Alpujarras granadinas es una localidad grande, pero sin el encanto arquitectónico que se espera de los pueblos alpujarreños. A cambio, ofrece el mayor número de hoteles y restaurantes de la ruta. Lanjarón ha crecido mucho como ciudad de servicios en torno a su célebre balneario. Las aguas procedentes del deshielo de Sierra Nevada se filtran por las capas de roca filita de la montaña y afloran en las cercanías del pueblo en cinco manantiales diferentes, cada uno con temperaturas, sabores, olores y propiedades también distintos. Los baños termales de Lanjarón son conocidos desde época mozárabe y utilizados con fines medicinales desde al menos el siglo XVI. El acceso a las instalaciones está reservado a clientes, pero los visitantes pueden entrar al gran salón de recepción y probar allí de forma gratuita el agua de dos de los manantiales.
Dónde: Lanjarón / balneario de Lanjarón.
Desde Lanjarón se sale por la A-348 hasta Órgiva, otro de los grandes núcleos de población de las Alpujarras, situado en el fondo del valle. En la rotonda de entrada a Órgiva se gira a la izquierda para tomar la carretera que sube hacia el barranco del Poqueira y las Alpujarras Altas. Empieza así una estrecha cinta de asfalto que recorre longitudinalmente la ladera sur de Sierra Nevada para dejar al desnudo la cruda realidad topográfica de esta tierra quebrada. El barranco del Poqueira es la zona más atractiva y fotogénica de La Alpujarra. El torrente nace a los pies del Mulhacén y se desploma hacia el fondo del valle salvando grandes desniveles de tonalidades ocres y verdes a los que se aferran tres pequeños núcleos urbanos de un blanco refulgente, aferrados a la ladera como acróbatas de cal.
Dónde: Órgiva / río Poqueira.
Es la primera población que aparece remontando el Poqueira y el que mejor ha conservado su esencia arquitectónica y la pureza de un urbanismo que hunde sus raíces en la comunidad hispano-musulmana y que conserva grandes similitudes con el de los pueblos bereber del Atlas marroquí. El casco urbano de Pampaneira nos devuelve a la esencia de la Andalucía más recóndita. Casas blancas y humildes que huelen a picón y aceite de oliva. Viales estrechos que forman un laberinto fresco de adobe y pizarra. Jarapas y cobertores hechos a mano en telares manuales según una tradición artesana que ha permanecido en Las Alpujarras fiel a los diseños, los colores y la técnica que se empleaban hace cinco siglos. Una de las vías más emblemáticas es la calle Verónica, por la que corre un regato que canaliza las aguas y evita que afecten al pueblo. Otro lugar señalado es el lavadero de la Fuente del Cerrillo, en el borne norte del núcleo urbano, con vistas al valle del Poqueira y al Veleta. También puedes pasar por el punto de información del espacio natutal protegido de Sierra Nevada, en la plaza de la Libertad y actualmente gestionado por una empresa de turismo activo. Y si, aprovechando tu estancia en Pampaneira, te apetece hacer senderismo por el parque nacional de Sierra Nevada, solo tienes que apuntarte a esta excursión.
Dónde: Pampaneira.
La carretera sigue dando curvas en ascenso hacia los otros dos pueblos del Poqueira pero si deseas conocer el valle de otra manera te recomiendo calzarte las botas en Pampaneira y subir a pie hasta Bubión y Capileira por el Camino Real, la antigua senda que unía los pueblos, bien mantenida y señalizada en la actualidad que asciende por el fondo del valle y pasa por los tres pueblos.
La mayoría de los servicios están a lo largo de la carretera, lo que afea un poco el conjunto. Pero si se deja el coche y se baja hacia el interior del casco urbano a pie, pronto se apreciará que Bubión también ha guardado la esencia arquitectónica de los pueblos alpujarreños. Abajo, en la plaza de la iglesia está el museo de la Casa Alpujarreña, un lugar esencial para entender estas obras perfectas de la arquitectura popular, escalonadas en terrazas para adaptarse al desnivel y orientadas al mediodía para sacarle partido al sol de invierno. En el interior se exhibe una amplísima colección de objetos etnográficos que nos habla de pasados oficios y tradiciones de la comarca. Cerca de la plaza quedan también otros locales donde se conserva y vende la cultura local. Ya que disfrutas del turismo en la naturaleza, aprovecha tu estancia en Bubión: puedes dar un paseo a caballo por la Alpujarra.
Dónde: museo de la Casa Alpujarreña / Bubión.
De nuevo, el entorno de la carretera de acceso es el más alterado por las nuevas construcciones, que han afeado un tanto la imagen original del más alto de los pueblos del Poqueira. Pero, también de nuevo, apenas abandones esa vía tan concurrida y ganes a pie las callejuelas del casco antiguo de Capileira reaparecerán las esencias de la vida alpujarreña. Esta se respira con especial intensidad en la plaza del Calvario, donde a diario juegan los niños, pasean los adolescentes, sestean los jubilados y se desgañitan los vendedores ambulantes. Junto a la plaza se levanta la iglesia de Nuestra Señora de la Cabeza, un templo sencillo del siglo XVIII en el que se conserva una Virgen donada por los Reyes Católicos. El Museo de Artes y Costumbres Populares Pedro Antonio de Alarcón, ubicado en una casa tradicional, nos descubre objetos relacionados con la labranza, la industria textil y la antigua vida cotidiana en estos pueblos de montaña.
Dónde: Capileira.
Capileira está al borde del Parque Nacional de Sierra Nevada, el undécimo parque español, creado en 1999 para proteger un ecosistema único de alta montaña mediterránea y que engloba a buena parte de la Alpujarra Alta. Si quieres hacer algo más que ver pueblos y te gusta el senderismo de alta montaña, puedes adentrarte en el corazón del parque tomando la senda del barranco de Poqueira que nace en Capileira y lleva hasta el refugio del Poqueira (9 kilómetros, unas cuatro o cinco horas), donde se puede hacer noche para ascender a la mañana siguiente hasta la cima del Mulhacén (3.482 metros). Otra opción es aprovechar el servicio de autobuses creado por el parque, que sale de la plaza de Capileira, pasa por el centro de visitantes de la Hoya del Hornillo y sube hasta el Cascajal, una meseta a 2.500 metros desde la que ya se intuye el pico más alto de la península ibérica.
Las casas cúbicas de las Alpujarras son el símbolo de identidad por excelencia de la comarca. Un elemento arquitectónico perfectamente adaptado al medio, con gruesos muros, vanos pequeños y tejado plano, que proporciona un rendimiento bioclimático que ya quisieran para sí los edificios inteligentes. Los materiales aprovechan los recursos disponibles: piedra, maderas de castaño, nogal o álamo, cañas de los barrancos, yeso de las minas cercanas, lajas de pizarra de Sierra Nevada y launa, una arcilla grisácea típica de la zona que sirve para cubrir e impermeabilizar los terraos. Cada casa es un volumen cúbico independiente, adaptado al terreno, orientadas todas al sur para aprovechar la bonanza del Mediterráneo y apiñadas en fila a la misma altura para protegerse y darse calor cuando bajan los aires gélidos de la sierra.
Una enorme vuelta para salvar el valle del río Trevélez te llevará hasta el pueblo más alto de España (unos 1.500 metros de altitud), que presenta desde fuera una estampa insuperable, con todo su caserío de cal y pizarra escalonado sobre la ladera. Por dentro, en cambio, el grado de conservación es desigual y las nuevas construcciones afean un tanto el conjunto. Solo en el barrio alto, en torno al Ayuntamiento y la ermita de San Antonio, conserva la arquitectura auténtica y el trazado viario típico de un pueblo alpujarreño. La zona baja, que linda con la carretera es, sin embargo, un gran centro de servicios turísticos, con hostales, restaurantes y puntos de venta de los célebres jamones de Trevélez, la riqueza local. Si quieres conocer el primer secadero de jamones de la Alpujarra, puedes hacer una visita al museo de Jamones Vallejo. Trévelez es, además, un buen sitio para explorar la sierra a pie. La caminata más solicitada lleva desde la misma puerta del Ayuntamiento hasta la cumbre del Mulhacén en siete horas. La ruta a Siete Lagunas, también muy gratificante, requiere de cinco horas. También hay senderos señalizados al Chorrillo o al Horcajo.
Dónde: Trévelez.
La carretera de la Alpujarra Alta sale del valle de Trevélez deshaciendo el enorme rodeo y continúa hacia oriente pegada a las sinuosidades de la sierra, entrando y saliendo de barrancos y atravesando pequeños pueblitos blancos, que terminan por parecerse uno a otro. Uno de ellos es Bérchules, un caserío de paredes enyesadas y tejados planos en torno a la iglesia parroquial, edificada sobre la antigua mezquita entre los siglos XVI y XVIII. La localidad está rodeada de un buen entorno natural.
Dónde: Bérchules.
Casi al final de la Alpujarra granadina aparece esta pequeña localidad, que en nada se diferenciaría de otros pueblos alpujarreños de no haber sido porque en 1919 un joven británico llegara a estos pagos caminando en busca de experiencias vitales para su incipiente carrera de escritor. Se llamaba Gerald Brenan y se quedó a vivir en Yegen, donde escribiría Al sur de Granada, una visión antropológica de su estancia en estas tierras. Desde aquí mantuvo contacto con la intelectualidad británica de la que provenía y, muy en especial, con el grupo de Bloomsbury, un conjunto de jóvenes promesas de la escritura y el pensamiento entre los que luego destacarían Bertrand Russell y Virginia Woolf. La casa 'del inglés', como todavía se conoce en Yegen a la vivienda en la que residió, es privada y no se puede visitar; tan solo la fachada, en la que una placa recuerda al escritor, fallecido en 1987 en Alhaurín el Grande (Málaga). Muy recomendable es la película de Fernando Colomo Al sur de Granada, sobre los años alpujarreños de don Geraldo, como le llamaban sus vecinos.
Dónde: Yegen.
Desde Yegen, la carretera atraviesa otros pueblos blancos como Válor, Mecina Alfahar o Júbar para salir en Laroles a la A-337, ya en provincia de Almería. Por esta carretera se sube al puerto de la Ragua para caer luego por la vertiente norte, en la comarca del marquesado de Zenete y Guadix. En lo alto de este puerto, paso histórico de Sierra Nevada que conecta el sur de la provincia almeriense con la depresión de Guadix, se construyó un refugio de montaña a 2.000 metros de altitud porque ofrecía pistas de esquí de fondo además de otras actividades invernales. El refugio y el restaurante permanecen cerrados desde hace años. Sí funcionan (puedes informarte puntualmente de la situación en su página de Facebook) el parking, los aseos y el alquiler de material. Así que, si subes al puerto a disfrutar de la nieve y la naturaleza, no olvides el bocadillo. La Ragua es un lugar estratégico para acometer excursiones y ascensiones a las cimas de la vertiente más oriental de Sierra Nevada.
Dónde: puerto de la Ragua.
En este mapa se señalo los pequeños (y no tan pequeños) pueblos que visité en mi ruta por las Alpujarras de Granada. Te recomiendo que, si puedes, hagas también algo de senderismo. En el post tienes algunas ideas. ¡Buen viaje!