Como un anillo de cuentas encaladas, una docena de pueblos de blanco impoluto y luminosidad cegadora circunvalan el parque natural de las Sierras Subbéticas, en la campiña sur cordobesa. La simplicidad de su arquitectura popular reduce la necesidad de interpretación a dos sencillos planos: el horizontal de tejas morunas y paredes blancas que dan forma al urbanismo típico andaluz y el vertical de los campanarios barrocos de sus docenas de iglesias y torres almenadas. Estos son los sitios que no te debes de perder en la comarca.
Actualizado por Paco Nadal el 04 de mayo de 2023.
La ruta empieza en un pueblo cuyo nombre va ineludiblemente asociado al de la cercana localidad de Moriles para componer una de las Denominaciones de Origen de vinos finos más famosas de España: Montilla-Moriles. Los vinos de la campiña cordobesa, producidos con uvas Pedro Ximénez, Moscatel y Baladí-Verdejo, entre otras, son conocidos desde la Antigüedad. En Montilla, por tanto, todo huele a vino y todo gira en torno a la vendimia –que empieza en agosto, la más temprana de Europa– y a la bodega, como el visitante puede apreciar nada más entrar en la localidad y ver la cantidad de lagares que alberga, entre ellos algunos de nombre mítico como Bodegas Alvear. Una visita guiada a estas bodegas es la mejor manera de entender y apreciar un arte milenario que transforma las uvas crecidas en esta campiña cordobesa situada entre los ríos Genil y Guadajoz, terminan convertidas en el apreciado Fino de Montilla-Moriles. Además de la visita a la bodega, Montilla ofrece al viajero otros edificios de interés histórico-artístico, pero muy diseminados en un casco urbano moderno y saturado de tráfico. El más destacable es la Casa Museo del Inca Garcilaso de la Vega, a la sazón también sede de la Oficina de Turismo.
Dónde: museo del Inca Garcilaso de la Vega. calle Capitán Alonso de Vargas, 3.
Horario: miércoles, jueves y domingos, de 11:00 a 14:00 horas. Viernes y sábados, de 11:00 a 14:00 horas y de 17:00 a 19:00 horas. Lunes y martes, cerrado.
Entrada: gratuita.
Siguiendo la N-331 hacia el sur aparece en lo alto de un cerro el conjunto blanco y abigarrado de Aguilar, con un agradable casco viejo lleno de palacetes, iglesias y conventos. Conviene subir hasta él en coche (el pueblo es largo y el desnivel, considerable) y seguir luego a pie para descubrir el entorno de la calle de la Villa y de la parroquia del Soterraño, un bello templo del siglo XVI que domina el casco histórico de la localidad. Desde allí se puede bajar por la calle Arrabal y admirar algunas de las muchas casas solariegas y palacetes que engalana esta parte histórica, entre ellas la Casa de las Cadenas, del siglo XVII, y la Casa de las Columnas del siglo XIX. También hay muchas viviendas solariegas en la calle Moralejo. Los otros dos hitos inexcusables de Aguilar son la Torre del Reloj, un campanario esbelto y exento de estilo barroco y cúpula de azulejería neomudéjar, y la famosa plaza octogonal, centro de la ampliación dieciochesca del casco urbano y una de las más singulares de Andalucía por su planta de ocho lados, cercada por viviendas de tres pisos. En Aquilar de la Frontera también puedes hacer enoturismo visitando las bodegas Toro Albalá.
Dónde: Aguilar de la Frontera.
Más información: Turismo de Aguilar de la Frontera.
Su centro histórico parece que hubiera sido salpimentado con iglesias, casonas, conventos y palacetes barrocos, un aliño que ha hecho de Lucena un gran emporio histórico-artístico, aunque los hitos monumentales se alternan en todo el intramuros con otras fincas más modernas y anodinas. El cogollo monumental de la ciudad hay que buscarlo en torno al castillo del Moral y el Coso, antigua plaza de armas. La fortaleza es heredera de la musulmana del siglo XI y muestra aún dos buenas torres, una rectangular donde estuvo preso Boabdil el Chico, y otra octogonal que pertenece a la ampliación del recinto como residencia palaciega de los señores de Lucena. El castillo alberga la oficina de Turismo y el Museo Arqueológico y Etnológico, de visita más que recomendable. Desde el castillo hay un paso hasta la iglesia de San Mateo, un buen ejemplo de la transición entre el gótico y el Renacimiento andaluz. La fachada principal de la iglesia se asoma a la Plaza Nueva, el centro de la vida social lucentina. Si no estás por la labor de visitar más iglesias en la oficina de turismo para seguir otras rutas más terrenales. Como la del ruta vino de Lucena, incluida en la denominación de origen Montilla-Moriles, que incluye bodegas y bares donde ver el proceso de elaboración o deleitarse con sus sabores afrutados. O la ruta del aceite.
Dónde: castillo del Moral y Museo Arqueológico y Etnológico. Pasaje Cristo del Amor, s/n.
Horario: de lunes a sábado, de 10:00 a 18:00 horas. Domingos, de 10:00 a 15:00 horas. Cerrado los días 1 y 6 de enero, Viernes Santo, primer domingo de mayo y 25 de diciembre.
Entrada: general, 3,50 €. Residentes, titulares del Carnet Joven Junta de Andalucía, Junta de Andalucía Sesenta y cinco, niños de 7 a 16 años y grupos a partir de 20, 2 €. Niños hasta 6 años, gratis. Domingo, entrada gratuita.
Aunque el edificio del Ayuntamiento de Cabra marca el hito arquitectónico sobre el que gira la parte más actual de la ciudad, sus principales monumentos se encuentran en el barrio de la Villa Vieja, la ciudad musulmana y más tarde cristiana, aún rodeada de parte de la muralla. En lo más alto del barrio se levanta la parroquia Mayor de Asunción y Ángeles, un bello templo al que se le conoce como la mezquita del barroco, tales son aún sus semejanzas con el templo musulmán sobre el que fue reedificada. En el interior, 44 columnas de jaspe sujetan las bóvedas de sus cinco naves cargadas de tesoros artísticos, como la sillería del coro, el retablo mayor de Melchor Aguirre o la gran lámpara de plata de un taller cordobés. El otro gran espacio arquitectónico de la Villa Vieja lo ocupa el castillo-palacio de los Condes de Cabra, una fortaleza del siglo XVI que también aprovechó los basamentos de un viejo edificio fortificado musulmán. En cuanto a arquitectura civil, además del ya citado edificio consistorial, deben verse estupendos ejemplos de casas nobiliarias de los siglos XVI a XVIII en las calles San Martín, Álamos y Priego.
Dónde: parroquia Mayor de Asunción y Ángeles. calle Mayor, 2.
Al otro lado de la sierra aparece, sobre un promontorio tallado por el río Adarve, Priego de Córdoba, una de las localidades más hermosas y compactas de la provincia. Priego tiene en común con la capital provincial no solo su apellido sino un barrio moruno tan coqueto y apañado como el de Córdoba capital, aunque mucho más reducido. A esta parte antiquísima de Priego se le conoce como Barrio de La Villa y se ubica entre las murallas del castillo y el balcón del Adarve, un cantil que se asoma al río y que protegía a Priego de incursiones indeseadas. La Villa es la heredera directa de la vieja ciudad musulmana de calles laberínticas y estrechas, de sombras gratificantes que ayudan a huir del sol de plomo que funde a mediodía la campiña andaluza, de ventanas cuajadas de macetas y de muros que se abomban bajo el peso de manos y manos de cal aplicada con esmero desde hace siglos cada primavera para reinventar la lozanía de una cuadrícula de callejas que ha sobrevivido milagrosamente al desarrollo y que nos permiten paladear el sosiego de una vida pasada. Menos lozano se muestra el castillo de Priego, una gran fortaleza que a diferencia de otras de la zona no ocupa ningún risco altanero de difícil acceso sino que se levanta en mitad de pueblo. La torre del Homenaje asombra desde fuera por su dimensiones, pero por dentro está pidiendo una mano que le devuelva el boato que tenía a finales del siglo XVI. De aquellos tiempos procede la mayoría de edificios singulares que engalanan Priego, como las Carnicerías Reales, justo detrás del castillo, antiguo matadero municipal y mercado de carne que el Ayuntamiento levantó en 1576 en estilo renacentista. Pero donde más se nota la pátina barroca de Priego es en sus muchas iglesias. Para rematar el paseo urbano conviene llegar hasta el final de la calle del Río y admirar la Fuente del Rey, un sorprendente conjunto de estanques escalonados y esculturas alegóricas de dioses mitológicos.
Dónde: castillo de Priego. Calle Marqués de Priego.
Horario: de lunes a sábado, de 11:00 a 14.00 y de 16:00 a 19:00 horas. Domingo, de 11:00 a 14:00 horas.
Entrada: 1,5 €.
Más información: Turismo de Priego de Córdoba.
En este pequeño pueblo, a unos 12 kilómetros de Priego, se celebra una de las fiestas más antiguas y llenas de simbolismo de la provincia de Córdoba. El 15 de mayo, a las ocho de la tarde, coincidiendo con la festividad de San Isidro, los danzantes de Fuente Tójar acompañan a la procesión del santo, interpretando sus danzas por las calles del pueblo mientras una multitud los arropa y aplaude. Un ritual que se pierde en la noche de los tiempos. Es muy probable que las danzas de Fuente-Tójar, interpretadas solo por hombres, tengan su origen en un rito pagano de agradecimiento a la fertilidad de los campos, por eso, su adaptación cristiana a la figura de San Isidro labrador. La cuadrilla la componen ocho hombres ataviados con faldas estampadas, medias blancas, esparteñas y llamativos sombreros adornados con flores de papel. Una guitarra y un violín marcan el ritmo del baile.
Dónde: Fuente Tójar.
Más información: Turismo de la Subbética.
Sobre el típico y abigarrado conjunto de casas encaladas de Luque se eleva el castillo, una fortaleza cristiana levantada sobre los restos de la alcazaba árabe. Abajo conviene visitar la iglesia parroquial, de estilo renacentista, y la iglesia barroca de los Agustinos.
Dónde: Luque.
Más información: Turismo de la Subbética.
Esta ruta ha dado ya casi por completo la vuelta a las sierras subbéticas. Y aquí, vigilando la escarpada ladera norte de las Subbéticas, aparece uno de los conjuntos de fortaleza y pueblo blanco más pintorescos de la provincia de Córdoba. Enriscado de forma casi imposible en un peñón vertical desde el siglo IX, con sus muros eternamente blancos y perfilados por la cenefilla, una línea de tintura de nogalina con las que los vecinos delimitan las paredes y el suelo. A la entrada de la localidad se ve un edificio de tres pisos, grande y blanco (cómo no), la Casa Grande, que hoy alberga el Museo de Costumbres y Artes Populares Juan Fernández Cruz. Pero el destino de todo paseo es la plaza de la Paz, la exigua plataforma central donde se asienta el único gran espacio horizontal de la villa, al pie del castillo y de la iglesia parroquial de la Virgen de los Remedios, cuyo campanario se asienta sobre las piedras de minarete musulmán. Del castillo de Zuheros se conservan torres, muros y estancias de un antiguo palacio renacentista añadido posteriormente, todo fijado con pericia de orfebre a los relieves de un farallón rocoso. Si quieres conocer Zuheros de forma exclusiva, puedes contratar un tour privado, con un guía en exclusiva y eligiendo aquello que más interese a tu grupo de viaje. Si vas a hacer noche, reserva con tiempo tu alojamiento.
Como buena comarca andaluza, la semana de Pascua se celebra en la campiña cordobesa con todo tipo de lujos. La de Lucena se caracteriza por el complejo ritual de los santeros, como se llama aquí a los cofrades que portan los tronos, una compleja tradición nunca escrita pero cumplida a rajatabla que observa desde cómo ha de portarse el trono hasta como ha de repartirse el peso entre todos los portantes. En Lucena hay procesiones diarias desde el Domingo de Ramos al de Resurrección. En Priego también hay procesiones diarias, aunque el día grande es el Viernes Santo. En la madrugada de esa jornada desfila la Cofradía de María Santísima de los Dolores y Cristo de la Buena Muerte. Por la mañana tiene lugar la subida al calvario de Jesús Nazareno, donde una multitud de fieles trata de situarse bajo las andas del Rey de Priego. La procesión acaba con la bendición del tradicional hornazo, un pan con forma de gallina. Muchos de los santos vuelven a procesionar por las calles de Priego durante los domingos de mayo.
Se conoce así al conjunto de sierras calizas encuadradas al sur de Córdoba, entre los municipios de Cabra, Doña Mencía, Zuheros, Luque, Carcabuey, Iznájar, Priego y Rute. Se declararon parque natural en 1994 por ser representativas de un tipo de tipo de morfología muy característica de Andalucía, con abruptos relieves, valles encajados en la roca calcárea, pequeños bosques de encinas y quejigos, donde también se alternan arces, almeces y algarrobos. Las sierras han sido modeladas por el hombre desde tiempos inmemoriales, lo que se percibe en las extensiones de olivar que la rodean, en actividades como la ganadería y la extracción de madera, así como en las numerosas cortijadas y caseríos que aún sobreviven en su interior. Como buen superficie kárstica, el agua en superficie es muy escasa y conviene ir preparados para esta contingencia si se pretenden recorrer a pie sus numerosos senderos y enclaves naturales, sobre todo en verano. En el Centro de Interpretación de Santa Rita, que está en el km. 11 de la carretera entre Cabra y Priego, tienen mapas con la red de senderos y dan todo tipo de información sobre los valores naturales del parque. Más información, en la web del parque.
Disfruta del encanto de estos pueblos que rodean el parque natural de las Sierras Subbéticas. En este mapa, lógicamente, no verás el punto 9, que habla de sus celebraciones de Semana Santa. El resto está listo para tu viaje. Protégete del calor si haces esta ruta en los meses más duros, ve con ropa cómoda, buen vehículo... y muchas ganas. Disfruta de Córdoba.