Modernas ciudades industriales y aldeas ancladas aún en el siglo XIX. Una gastronomía variada, con algunos iconos universales como la fabada y la sidra, playas de ensueño, casas de indianos y una cordillera tan singular como los Picos de Europa. Asturias lo tiene todo.
Publicado por Paco Nadal el 01 de enero de 2018.
La catedral de Oviedo es el principal monumento de la ciudad y la obra cumbre del gótico asturiano. Su construcción se prolongó durante tres siglos, aunque hubo partes, como la girola, que todavía tuvieron que esperar otros 200 años. Por eso, es un muestrario de estilos arquitectónicos. En el solar que hoy ocupa el templo se levantaban hace siglos el palacio de Alfonso II el Casto, una basílica prerrománica mandada construir por él mismo y la capilla palatina, conocida como Cámara Santa. La pasión por el culto a las reliquias llevó al cabildo catedralicio ovetense a reunir a lo largo de los siglos una colección de rarezas únicas en el mundo: según el catálago, aquí está uno de los denarios que recibió Judas, leche materna de la Virgen María, el prepucio de varios santos, la varita con la que Moisés separó las aguas del Mar Rojo... ¡Si Lutero levantara la cabeza! El claustro gótico y la sala capitular son dos de las maravillas de esta soberbia catedral.
Así se conoce en Gijón al paseo marítimo que bordea la playa de San Lorenzo, uno de los mejores arenales urbanos de España. El muro de San Lorenzo es la gran feria de muestra de Gijón, el lugar por el que pasar al menos una vez al día, el distribuidor de todas las rutas urbanas, a un paso siempre de cualquier destino. Abajo, la playa de San Lorenzo se despliega como una media luna de 1,8 kilómetros de suave sílice dorado que incita al baño, al paseo o a la holganza. Tiene una altísima ocupación, sobre todo los fines de semana de verano, y está dotada con excelentes servicios. El muro cuenta con varias escaleras para acceder a la playa, siempre con peldaños de piedra caliza, farolas, barandillas y pasamanos de fundición, que sirven también para ubicarse. Si quieres conocer otras playas con encanto de Asturias, en este post te enseño muchas más.
El soberbio complejo multiusos que el arquitecto brasileño Óscar Niemeyer proyectó para Avilés cambió el skyline de la ciudad y su proyección al mundo. Nacido para reordenar la ría tras la reconversión industrial, el conjunto responde a los patrones clásicos de la obra de Niemeyer: líneas curvas y sinuosas, "como los ríos o las montañas o la mujer preferida"?, según sus propias palabras, aprovechando al máximo las posibilidades plásticas del hormigón armado. El proyecto no es nuevo: Niemeyer lo tuvo guardado en un cajón durante casi 40 años. Inaugurado en 2010, el Centro Cultural Internacional Óscar Niemeyer tiene un auditorio con capacidad para 1000 personas con un escenario móvil que puede girar y abrirse a la plaza para dar actuaciones al aire libre.
Asturias es un paraíso para los amantes de la cocina. A la calidad de las materias primas (estamos en tierra de mar y montaña) hay que sumar la variedad de oferta: cocina de guiso y cuchara, clásica de aldea o renovadora, casas de comidas, vinotecas, tapeo, cocina de autor en restaurantes afamados y amichelinados y, por supuesto, los famosos chigres, las sidrerías tradicionales que huelen a eso, a sidra, y donde se pueden degustar a precios más que razonables verdaderas obras de arte del la cocina popular. Chigres los hay por toda Asturias. Pero puesto a elegir uno representativo donde escanciar unos culines mientras degustamos unos tortos con picadillo o un queso de cabrales qué mejor que un chigre de Villaviciosa, capital de la comarca sidrera. Un chigre auténtico debe de oler a sidra, tener escanciadores y un suelo lleno de serrín.
A 10 kilómetros de Cangas de Onís se alza uno de los santuarios más famosos de toda España. Según la leyenda, en esta pequeña cueva de la que mana una cascada de agua oró don Pelayo ante la imagen de la Virgen, la Santina, antes de repeler la incursión de los musulmanes en la batalla de Covadonga, hacia el año 722, e iniciar con ello la llamada Reconquista. Aunque el hecho histórico dista mucho de ser tan épico y trascendente como lo pintan. Los primeros que habitaron Covadonga fueron los monjes de una comunidad benedictina que cuidaban de un pequeño monasterio de madera en el interior de la gruta, muy venerado ya desde tiempos inmemoriales por las gentes del lugar. En el siglo XVII la estructura de madera ardió y se decidió la construcción del edificio que ahora vemos, mezcla del románico asturiano con el gótico francés y de llamativo color rojo, con una par de torres-campanario que parecen competir en altura con las cumbres de los Picos de Europa; se terminó en 1901.
Playas hermosas hay muchas en Asturias. Pero en el concejo de Llanes se da una aglomeración inusitada de ellas. Las más accesible son la playa del Sablón, que está en el mismo casco urbano, y la bellísima playa de Toró, a la que se accede a pie desde el puerto, con sus pináculos de piedra que quedan al descubierto en la bajamar. Sobre la playa del Sablón discurre el paseo de San Pedro, un agradable entorno para caminar con las mejores vistas sobre la villa y los acantilados costeros. Otra de las más famosas es la playa de Ballota, una media luna de arena dorada y cercada por bosque y acantilado, a cuatro kilómetros de la capital del concejo, entre Cué y Andrín. El paisaje es casi perfecto, con el islote de Castro en mitad de la rada y los mullidos prados asturianos desplegados hasta el límite de la arena. La mejor vista panorámica se tiene desde el cercano mirador de La Boriza.
Picos es una cordillera única, diferente a todas. La vista del cordal de sus cimas en un día claro y de cielo azul desde alguno de los miradores exteriores (Fito, Camarmeña, Asiegu, el Pozu de la Oración), con el mítico Naranco de Bulnes o Torre Cerredo (la cumbre más alta), enfundadas aún en un abrigo blanco de nieve es una de esas imágenes que perduran en la retina toda una vida.
La parte baja del valle del Nalón fue durante 150 años el cogollo de la industria minera asturiana. Pero como por arte de magia, en la cabecera del mismo valle, más arriba de Laviana, existe una línea imaginaria donde el color negro se transforma en verde. Es el Parque Natural de Redes, que ocupa toda la cabecera del río Nalón, un territorio al que no llegaron las empresas mineras y en el que el bosque atlántico se han conservado en plenitud. Hay hayas centenarias, ríos cristalinos, rebecos y corzos, osos y urogallos. Y praderías de montaña donde pacen vacas asturianas de carne. Redes es la joya del alto Nalón y uno de los tesoros de la naturaleza asturiana. El parque se creó en 1996 y comprende la totalidad de los concejos de Caso y Sobrescobio. En su interior viven 2.000 personas repartidas en 30 aldeas.
Desde el aparcamiento del alto de La Farrapona, en Somiedo, sale una pista de tierra hacia el lago de la Cueva, el primero de una serie de depósitos lacustres residuo de los antiguos glaciares conocidos como lagos de Saliencia. Son sin duda la zona más espectacular y bella de este parque natural, sobre todo si hace un día claro y soleado de alta montaña. Al lago de la Cueva hay media hora andando. En ladera se ven restos de una explotación minera de hierro, cuyos escombros llegaban a colorear de rojo las aguas del lago. La pista sigue en pronunciado ascenso para salvar un collado que antecede a los otros depósitos de agua: la laguna de la Almagrera (casi colmatada), el lago Calabazosa (también conocido como Negro) y el lago Cerveriz. Forman junto con el lago de Valle uno de los mayores conjuntos lacustres de la Cordillera Cantábrica, restos del glaciar que hace 10.000 años cubrían este valle.
Las casas de Cudillero se descuelgan por una empinada ladera como si las hubieran cosido a la montaña. Por sus calles no se camina, se escala. Y es que la exigua rada de este puerto, que desde el siglo XV mantuvo una de las más importantes flotas balleneras del Cantábrico, obligó a aguzar el ingenio a la hora de encontrar espacio disponible. Cudillero es el pueblo turístico más famoso de la costa astur. Su estampa vertical, de un pueblo marinero recogido y encantador, enamora a todo el que llega hasta aquí, sobre todo cuando se descubre por primera vez desde abajo, desde el puerto, y al atardecer, cuando el juego de luces naturales y artificiales magnifica sus encantos. ). La antigua rula o Lonja alberga ahora una sala de exposiciones sobre los pixuetos (gentilito local) y la mar. En ella se hace un recorrido por la historia de su activo puerto (que llegó a ser el más importante de Asturias), por sus artes de pesca y sus embarcaciones, por su estilo de vida y en general por una cultura marina que aún hoy pervive en Cudillero, pese al boom turístico.
Situado a unos 10 kilómetros de Villaviciosa, en pleno Camino de Santiago del Norte, se alza uno de los mejores templos del prerrománico asturiano, una vista ineludible en el concejo de Villaviciosa. La iglesia de San Salvador de Valdediós fue consagrada por siete obispos el 16 de octubre de 893, bajo el mecenazgo de Alfonso III, como relata la inscripción del imafronte. Es un templo de elevadas proporciones para la época, con tres naves sin crucero, decoración pictórica en sus muros y fuertes influencias mozárabes, que se enmarca dentro de las actuaciones que los reyes asturianos llevaron a cabo para consolidar el cristianismo en sus territorios. Hacia el año 1200 se instalaron aquí los monjes del Císter, que ampliaron el conjunto hasta configurar el gran monasterio anexo que hoy vemos. La iglesia mozárabe puede visitarse con guía. La capilla gótica del monasterio nuevo suele estar abierta a las visitas y al culto.
Si desde Cangas del Narcea tomamos la carretera AS-15 nos conducirá hacia la cabecera del valle del Narcea por el puerto de Cerredo. Al llegar a Ventanueva veremos señalizado a la derecha el bosque de Muniellos, la zona más valiosa y de alta protección de todo el parque. Se ha de seguir por esa carretera unos tres kilómetros, hasta Oballo, donde está el centro de interpretación. Cuenta con salas multimedia, biblioteca y paneles explicativos del bosque y sus habitantes además de un vídeo de la reserva a vista de pájaro. Desde el edificio parten dos senderos muy sencillos y aptos para todos los públicos a sendos miradores. Uno de ellos cuenta con un observatorio cerrado con buenas vistas al valle del río Muniellos, por cuyas laderas se despliega el gran bosque de robles; no es lo más espectacular de la reserva, pero quien no quiera caminar o no haya conseguido cupo para entrar, se puede llevar una idea aproximada. Muniellos es el mayor robledal de España, donde el otoño se convierte en una orgía de colores gracias a la mezcla de especies arbóreas caducifolias y perennes. Fue declarado Reserva de la Biosfera en el año 2000. El rey de Muniellos es el roble alvar, pero también hay hayas, avellanos, fresnos, sauces y arces.
Taramundi es el pueblo más famoso de la comarca de los Oscos y el pionero del turismo rural en España. Históricamente fue una localidad de artesanos del hierro y de los mazos: en 1900 había 200 ferreiros solo en Taramundi. Solo que aquí la tradición de la forja se ha conservado y aún hoy existen artesanos que trabajan a mano el acero para producir los famosos cuchillos y navajas de Taramundi. El pueblo tiene un casco pequeño y compacto con numerosas viviendas antiguas hechas con la típica mampostería de piedra sin tallar y tejados de lajas de pizarra; también abundan las construcciones modernas, empezando por el Ayuntamiento, aunque han tratado de no desentonar con la arquitectura popular de la zona. La calle principal está llena de tiendas de artesanías y recuerdos. Taramundi es la base perfecta para explorar la olvidad y remota comarca de Los Oscos.
Luarca es otro de los pueblos costeros con encanto del Principado de Asturias, además de uno de los puertos históricos más importantes del occidente asturiano. Y uno de los pocos lugares del mundo donde los muertos gozan de mejor vistas que los vivos gracias a la panorámica situación de su cementerio, lleno de espléndidos panteones modernistas y con excepcionales vistas al mar. En él fue enterrado el premio Nobel Severo Ochoa, nacido en Luarca en 1905. Está reconocido como uno de los cementerios más bellos de España. Luarca, capital del concejo de Valdés, tiene dos zonas bien diferenciadas. Por un lado, la villa antigua y marinera en torno a la desembocadura del río Negro, con calles llenas de sabor como las del barrio de la Pescadería. Y por otro la Luarca más señorial y burguesa, crecida a partir del siglo XIX en la zona alta, en los barrios de Barcellina y Villar, donde puede verse uno de los mejores muestrarios de arquitectura indiana de toda Asturias.