Con dos mil años de historia a cuestas, Gijón es uno de mis rincones preferidos de Asturias. Una ciudad que ha visto pasar todo tipo de viajeros, incluidos los peregrinos a Compostela que llegaban por el Camino del Norte. Gijón es una ciudad portuaria, industrial, progresista e ilustrada y abierta al mar, con una de las playas urbanas más bonitas de España, un largo paseo marítimo por el que es una delicia pasear y un casco histórico lleno de calles peatonales, museos y sidrerías. Este es un listado de sitios que ver en Gijón.
Publicado por Paco Nadal el 17 de septiembre de 2020.
El barrio de Cimadevilla, en la parte más estrecha del istmo que forma el cerro de Santa Catalina, es el núcleo antiguo de la urbe, donde se instaló una primera tribu astur y más tarde, sobre ella, un campamento romano que llegaría a ser ciudadela amurallada de nombre Gigia. Cimadevilla es el barrio viejo, de pescadores, que despliega sus callejuelas estrechas por la ladera del cerro; también una zona concurrida de bares y sidrerías, el lugar al que acuden los gijoneses en busca de ocio nocturno. Hay dos partes bien diferenciadas: abajo en torno a la plaza Mayor se concentra la mayor actividad urbana; por su parte, las callejas de la zona alta son zona residencial o de tránsito hacia la Atalaya, que poco a poco está siendo recuperada tras la degradación que sufrió durante la época dura de la actividad industrial y su posterior reconversión.
Un lugar de paso obligado en todas las rutas urbanas, en ella se encuentra el edificio del Ayuntamiento, fechado en 1865. Peatonal, de planta rectangular y porticada por tres de sus lados (el cuarto no se llegó a completar en su momento), la plaza cuenta con un elevado número de chigres, bares y cafeterías que la convierten en el lugar más animado del viejo Gijón al caer la tarde y un punto de encuentro obligado.
Desde la plaza Mayor de Gijón y en un par de pasos (dado lo exiguo del istmo en este punto) llegas a la plaza del Marqués de San Esteban, al otro costado del cerro, presidida por una enorme estatua de don Pelayo. La plaza termina en el puerto deportivo y la dársena del Fomentín, que ponen una nota de actividad y color marinero. A ella se asoma también la fachada principal del palacio de Revillagigedo, hito monumental de Gijón. Fue construido entre 1704 y 1721 por el primer conde de San Esteban del Mar aprovechando una torre fortificada medieval (la de la derecha). Para cuadrar la simetría del conjunto se construyó la segunda torre que ves, a imitación de la primera. Es uno de los grandes edificios barrocos de Asturias, con una densa y elaborada decoración. Fue restaurado para acoger el Centro Cultural Palacio de Revillagigedo, dedicado al arte contemporáneo y con un amplio programa de exposiciones temporales, conferencias y actividades escénicas y musicales. Anexa al palacio está la colegiata de San Juan Bautista, también del siglo XVIII, que se utiliza para exposiciones temporales.
Desde la plaza del Marqués puedes tomar el paseo de Claudio Alvargonzález, en paralelo al mar y a los pantalanes del puerto deportivo. Ésta es una zona muy agradable de paseo y muy frecuentada por los gijoneses. A la derecha suben estrechas calles hacia la plaza de la Soledad y la zona alta de Cimadevilla. Al final del paseo empieza la Subida al Cerro, una cuesta ajardinada que lleva hasta lo alto del cerro de Santa Catalina. A la izquierda se han reconstruido parte del Fuerte Viejo, una atalaya defensiva del siglo XVII que defendía la entrada al puerto. Quedan parte de los muros y dos cañones de la batería de Santa Catalina recolocados en este lugar tras la rehabilitación. Desde aquí tendrás unas vistas magníficas de Gijón y su bahía.
Toda la zona alta de Cimadevilla, unos 70.000 metros cuadrados de peñón rocoso abocado al mar, se recuperó como un gran parque urbano, con deliciosas praderas, senderos, bancos, un auditorio y las mejores vistas de Gijón y sus dos Conchas: la playa de San Lorenzo por un lado y el puerto del Musel, por otro. Uno de los mejores lugares de la ciudad para deambular en un día soleado. Pueden verse aún las construcciones de las viejas baterías costeras aunque el emblema del cerro y de todo Gijón es Elogio del horizonte, la gran escultura de 10 metros de altura y 500 toneladas de peso del escultor vasco Eduardo Chillida que marca la cima del cerro. Está hecha en hormigón armado y simboliza unos brazos que unen la tierra y el cielo en un horizonte abierto como el que tiene delante.
Si bajas del cerro por su lado oriental llegas a la cabecera de la playa de San Lorenzo y la iglesia homónima, que compone una estampa perfecta cuando se ve al atardecer desde cualquier punto de la gran playa urbana de Gijón. Es la iglesia mayor de la ciudad, aunque su imagen actual, completamente reformada en 1901, tiene poco que ver con la original del siglo XV. En ella fue bautizado Gaspar de Jovellanos. Junto a la iglesia aparecieron, al excavar para construir el alcantarillado, restos de las antiguas termas romanas.
Gaspar Melchor Jovellanos, escritor y político ilustrado, nació el 5 de 1744 en una casa de Cimadevilla, en la plaza que hoy lleva su nombre, muy cerca de la iglesia de San Pedro. La casona, un edificio palaciego asturiano de principios de siglo XVI acoge ahora el Museo Casa Natal de Jovellanos, dedicado a la obra y vida de este pensador asturiano, hombre avanzado a su tiempo que como político y como intelectual luchó por hacer una sociedad más justa e igualitaria. Otras salas acogen pintura asturiana de los siglos XIX y XX y en la última, el Retablo del Mar, un relieve en madera policromada de Sebastián Miranda que representa la actividad de un día cualquiera de la rula o lonja de Gijón en 1933, con personajes reales de la época.
Situado cerca de la playa de Poniente, este pequeño pero interesante acuario permite hacer un recorrido por los fondos marinos de los diversos mares: el Cantábrico, el Caribe, el Indo Pacífico, el Rojo e incluso el Ártico. Hay más de 4.000 especies marinas, un gran estanque con tiburones, otro con pingüinos de Magallanes, arrecifes de coral… y así hasta un total de 60 grandes peceras de agua dulce y salada. Un buen lugar para ir con niños. El acuario fue una de las apuestas para reacondicionar y recuperar toda esta zona de la playa de Poniente. Cerca de ahí también encontrarás el Museo del Ferrocarril aprovechando la antigua Estación del Norte (1874), con un millar de piezas expuestas, entre ellas viejas locomotoras y vagones.
Cuando el viejo entramado medieval de Cimadevilla quedó pequeño se planteó un primer ensanche de la ciudad con avenidas rectilíneas de planimetría cuadriculada. Es el Carmen, el barrio comercial y más activo de la ciudad y que cuenta con viales tan populoso y concurridos como la calle San Bernardo, la calle Moros, la famosa calle Corrida o las calles Instituto y Merced. Tendría su límite por un extremo en la avenida Jovellanos, por otro en los jardines del Náutico y la playa de San Lorenzo y por otro en la plaza del Carmen. Es el barrio de los cafés, de las boutiques, de las tiendas de moda y complementos y del bullicio comercial; lo que algunos han dado en llamar el SoHo gijonés. Abundan asimismo edificios de interés, como el teatro Jovellanos, en la calle Cabrales, un histórico de la escena española, inaugurado en 1899 y referente cultural de la ciudad. El nº1 de la calle Corrida ofrece una fachada en el mejor estilo art-nouveau. También son destacables el número 5 de esa misma calle; el edificio de La vasco-astuariana, en el 29 de la calle San Bernardo; la fachada tradicional del 16 de la calle Moros o el edificio de la Gota de Leche (antigua maternidad de 1925), en la calle Palacio Valdés, 2.
Así se conoce en Gijón al paseo marítimo que bordea la playa de San Lorenzo, uno de los mejores arenales urbanos de España. El muro de San Lorenzo es la gran feria de muestra de Gijón, el lugar por el que pasar al menos una vez al día, el distribuidor de todas las rutas urbanas, a un paso siempre de cualquier destino. Cumple las veces de escaparate al Cantábrico y sirve para pasear a cualquier hora, para deambular con la mirada puesta en la iglesia de San Pedro -que con su estilizado campanario domina siempre la escena-, para disfrutar del tremendo ambiente estival de una ciudad que nació y sigue viviendo abocada al mar. Abajo, la playa de San Lorenzo se despliega como una media luna de 1,8 kilómetros de suave sílice dorado que incita al baño, al paseo o a la holganza. Tiene una alta ocupación, sobre todo los fines de semana de verano, y está dotada con excelentes servicios. El muro cuenta con varias escaleras para acceder a la playa, siempre con peldaños de piedra caliza, farolas, barandillas y pasamanos de fundición, que sirven también para ubicarse.
Una de las cosas que más me gusta de Gijón es que a pesar de ser una gran ciudad, el campo y la montaña se meten en ella. Hay una red de senderos peatonales y ciclicstas que en 5 minutos y desde el centro de la ciudad te permiten estar en lo más bello del prado y de la montaña astur. La senda verde del río Piles tiene nueve kilómetros y va desde la playa de San Lorenzo hasta el pueblito de la Camocha. Es un sendero ancho bien trazado rodeado de vegetación muy frecuentada por senderistas y ciclistas; muy sencillo de coger desde la ciudad, te lo recomiendo Y si te gusta pasear mirando el mar debes saber que el muro de San Lorenzo llega hasta la desembocadura del río Piles, pero no acaban ahí las posibilidades de seguir caminando junto al mar. Hace ya varios años se completó un proyecto largamente acariciado para dotar a Gijón de una fachada senderista de cara al mar. Tras San Lorenzo empieza el paseo del Rinconín, que se prolonga 1,2 kilómetros. Éste empalma, una vez pasado el camping, con el sendero del Cervigón, un tramo de senda de unos tres metros de ancho que llega hasta la playa de La Ñora. En total 10.3 kilómetros de maravilloso paseo marítimo dotado con áreas de descanso, bancos, fuentes, miradores e iluminación nocturna que utilizan a diario cientos de personas para hacer deporte y para pasear.
Entre 1946 y 1956 el franquismo construyó a las afueras de Gijón, en Cabueñes, el edifico más grande de España y la obra civil más ambiciosa del siglo XX: la Universidad Laboral de Gijón, un complejo de 270.000 metros cuadrados pensado originalmente como internado para huérfanos de mineros y que terminó siendo la primera Universidad “obrera” del país. El impresionante edificio de granito contaba con un teatro de fachada clásica, una torre de más de 90 metros que se ve desde cualquier rincón del municipio, una iglesia(considerada la más grande del mundo de las de planta elíptica), un patio central que el arquitecto, Luis Moya, quiso que tuviera las mismas dimensiones que la plaza de San Marcos de Venecia, talleres, granjas, campos de cultivo y residencia para mil alumnos. Su misión como centro de formación laboral acabó en la década de los ochenta y tras muchos años cerrado el conjunto se ha rehabilitado y vio la luz en 2007 para nuevos usos. Hoy Laboral Ciudad de la Cultura organiza exposiciones y propuesta de ocio, cursos de formación, programas de apoyo a creadores y todo tipo de actividades relacionadas con las vanguardias culturales. Se ofrecen visitas guiadas que incluyen la subida a la torre. Una buena parte también lo ocupa LABoral Centro de Arte y Creación Industrial, una fundación interdisciplinar dedicada a promover la relación entre la sociedad y el arte, la ciencia, la tecnología y las industrias creativas. También hay sitio para la Escuela de Arte Dramático, aularios de la Universidad de Oviedo, el Conservatorio de Música, la televisión autonómica del Principado y otras instituciones.
Situado frente a Universidad Laboral, el Jardín Botánico del Atlántico (JBA) es un oasis de paz, sosiego y verdor a las afueras de la gran ciudad. Está dedicado a la flora de ambas orillas del océano Atlántico para lo que ofrece un recorrido por 16 hectáreas de bosque con más de 30.000 plantas de 2.000 especies diferentes. Puedes visitarlo en franja horaria de mañana o de tarde o en bicitour. Más información.