El mundo está lleno de lugares sagrados que emanan una energía especial, que atraen como un imán sean de la creencia que sean, porque han sido santos durante siglos y durante generaciones. Estos son doce de ellos.
Actualizado por Paco Nadal el 19 de diciembre de 2023.
Existe un lugar de imprescindible visita si viajas a Bután: Taktshang, el Nido del Tigre, un viejo monasterio cerca de la localidad de Paro. Lo que le ha hecho mundialmente famoso al Nido del Tigre no es que fuera construido en el siglo XVII ni que esté dedicado a Rinpoché, un gurú muy querido en el país e introductor del budismo en Bután. Lo que lo hace tremendamente escenográfico es su emplazamiento, apretado en una pequeña repisa de un acantilado de 700 metros, cortado a pico. Para subir hasta Taktshang hay que caminar unas dos horas y media en ascenso continuo, primero por un bosque de coníferas y luego, el tramo final, por una senda pegada al acantilado por la que daba miedo ir hasta que se arregló con escalones y se colocó una baranda quitamiedos. La recompensa justifica el esfuerzo.
Dónde: monasterio Takshang.
Un conjunto de iglesias trogloditas en el remoto y desértico norte de Etiopía que te transporta a los orígenes del cristianismo. Lalibela es el mayor santuario de peregrinaje de los cristianos ortodoxos abisinios. Ante el temor de incursiones de árabes musulmanes, las 12 iglesias que forman el conjunto no se levantaron hacia arriba, sino que se deconstruyeron, a golpe de cincel, vaciando la roca hasta lograr un volumen interior igual al que se hubiera conseguido en un templo clásico, con planta de cruz griega, columnas, capiteles, bóvedas de medio punto y altares, todo de una sola pieza. El resultado fue una de las maravillas de la Antigüedad. La más impactante de las 12 es precisamente la que está aislada, Bet Giyorgis, la iglesia de San Jorge, obra cumbre de la arquitectura religiosa etíope. Deambular por Lalibela es como retornar a la época de la Biblia. Desde el aeropuerto de la ciudad puedes hacer un tour de 3 días por las iglesias de Lalibela.
Dónde: Lalibela.
Desde hace casi 1.500 años el convento-fortaleza de Santa Catalina en Egipto vigila los accesos al Jebel Musa, el monte Sinaí, el lugar donde según la tradición le fueron entregados a Moisés los Diez Mandamientos en una de las zonas más remotas y bellas del desierto del Sinaí. Y desde entonces ha estado ocupado ininterrumpidamente por monjes ortodoxos de la iglesia griega. Un lugar mágico y cargado de historia a solo unos kilómetros de Sharm el Seikh, la fachada más mundana y veraniega del Mar Rojo. Al recinto se accede por un pequeño portal de piedra tras el cual parece como si hubieras cruzado el túnel del tiempo. El peso de los siglos se palpa en cada muro, en cada puerta bizantina, en cada icono. La iglesia de Santa Catalina es la parte principal del monasterio accesible a los visitantes. Guarda valiosos mosaicos y pinturas de santos y escenas bíblicas. A un costado de la iglesia está la capilla del Arbusto en Llamas, justo en el lugar donde supuestamente Dios habló a Moisés bajo la apariencia de una zarza ardiendo. Este convento-fortaleza de Santa Catalina se encuentra a 445 km de El Cairo.
Dónde: monasterio de Santa Catalina.
Kathmandú es una ciudad única y caótica, que no suele dejar impasible a nadie que aterrice en ella por primera vez. Pero dentro del caos de la capital nepalí hay una visita que impacta por encima de las demás, uno de esos lugares en los que necesitas horas y horas para quitarte de encima la conmoción que te deja en el alma: el templo de Pashupantinath. Se trata del templó hindú más antiguo de Kathmandú y uno de los principales centros de peregrinación en Nepal para los seguidores de esta religión. Cada día llegan aquí peregrinos de medio mundo para honrar al gran dios Shiva. Pero Pashupatinath es también uno de los principales crematorios de la ciudad. Una caravana continua de cadáveres portados por empleados vestidos de blanco va llegando hasta los ghats colocados a lo largo del río Bagmati para cumplir con el último rito en la vida del finado. Todo el proceso de incineración se hace de cara al público, en un ejercicio de tolerancia que sería imposible en otras religiones.
Dónde: Pashupatinath.
Si hubiera que elegir una imagen icónica de Birmania sería el monte Popa, un volcán extinto en cuya cima se construyó un monasterio budista que a lo lejos asemeja el copete de crema de un pionono de roca basáltica. El budismo suele elegir emplazamientos privilegiados para sus centros de oración. Enclaves naturales de especial belleza, donde la armonía del paisaje facilite la contemplación y la paz de espíritu. Y este peñasco volcánico que emerge de la llanura reseca del centro del país como una mazorca solitaria era demasiado goloso como para obviarlo. El monasterio Taung Kalat que corona el volcán Popa es uno de los más sagrados y venerados de Birmania. Es el hogar de 35 nats, espíritus de los antepasados que habitan en las montañas. Los peregrinos suben los 777 escalones que hay hasta la cumbre con ofrendas, en especial coco y bananas, para honrar a los espíritus en las estupas de la cumbre. Está a una hora y media en coche desde Bagan; desde la ciudad puedes hacer una excursión al monte Popa.
Dónde: monte Popa.
No conoces India si no has estado en Benarés. O Varanasi. La ciudad santa y principal lugar de peregrinación de los hindúes es un trago no fácil de digerir por el turista occidental poco preparado para lo que va a ver. Según la tradición hindú, quienes mueran en Benarés (o en un radio de 60 kilómetros) quedarán liberados del ciclo de las reencarnaciones. Razón por la cual miles de indios ancianos o enfermos van hasta la ciudad para esperar la muerte. La ciudad está llena de hospicios de todo tipo y condición para albergar a esta legión de moribundos. Además los baños en el río Ganges –tan sagrado como contaminado– se consideran purificadores de los pecados, por lo que cada mañana, desde el amanecer, los ghats (escaleras) que bajan al río están llenas de peregrinos que viene a expiar sus pecados. Los ghats son también el lugar donde se hacen las cremaciones; el espectáculo a lo largo de la ribera del Ganges es sobrecogedor para un occidental novicio en la India. Si visitas Varanasi, tienes además la opción de sumarte a un free tour y aprender mucho más.
Dónde: Benarés.
En Japón al mes de octubre le llaman el mes sin dioses… porque todos se han ido de peregrinación a Izumo Taisha. Este complejo de templos dedicado a Ōkuninushi, el dios de la buena fortuna y del matrimonio, es el segundo más antiguo de Japón y uno de los principales centros de peregrinación del sintoísmo. Su historia se remonta al tiempo de los dioses y aparece ya citado en el Kojiki, el relato histórico escrito más antiguo del país (año 712). Si tienes suerte (o lo programas) para ir a Izumo durante la celebración del Kamiari sai, la gran peregrinación anual que según el calendario lunar tiene lugar entre octubre y noviembre, verás el recinto rebosante de vida y de actividad, con fieles de todas las edades que rezan y sacerdotes en procesión con sus túnicas crema, sus sombrero eboshi y sus grandes zapatones negros asagutsu recitando oraciones ante los altares.
Dónde: Izumo Taisha.
El Uluru, conocido también como Ayers Rock, es el mayor monolito del mundo. Es decir, un bloque único de piedra compuesto por un solo elemento: arenisca en este caso. Las cifras son soberbias: 348 metros por encima del nivel del suelo, 2,5 kilómetros bajo tierra y un perímetro de 9 kilómetros. Morfológica y químicamente no tiene nada que ver con el suelo que lo rodea ni con ningún otro tipo de roca cercana. ¿De donde cayó? ¿Cómo llegó allí? Todas estas preguntas solo hacen crecer el mito en torno a esta roca sagrada para los aborígenes australianos. Es además el lugar más visitado del parque nacional Uluru-Kata Tjuta, a 460 kilómetros al suroeste de Alice Spring.
Dónde: Uluru (Ayers Rock).
Para muchos viajeros, el conjunto de pirámides de Guiza —a las afueras de El Cairo— es mucho mas que un recinto arqueológico. Más allá de teorías pseudocientíficas que no las consideran un monumento funerario, sino una planta de energía gigante que aprovecha la energía natural de la Tierra para amplificarla, lo cierto es que el lugar impresiona a quien lo visita y es fácil percibir una energía diferente, que lo convierte en un lugar muy especial. Las tres pirámides de Guiza fueron construidas durante la Cuarta Dinastía, alrededor del 4450 antes de Cristo. Hoy son el lugar más visitado de Egipto.
Dónde: pirámides de Guiza.
Otro de esos lugares mágicos donde se siente una energía especial. Como ocurre en la pirámides de Egipto, las riadas de visitantes que acceden a diario al más famoso de los monumentos incas en Perú no facilitan precisamente la contemplación en soledad. Pero Machupicchu es lo suficientemente grande como para que puedas encontrar un trocito solitario, sentarte en un andén con el río Urubamba allá abajo y entregarte al deleite de disfrutar del silencio e imaginar cuantas cosas han pasado por allí. Machupicchu permaneció 400 años olvidada y sepultada por la maleza hasta que en 1911 el historiador Hiram Bingham la localizó por casualidad con la ayuda de varios lugareños mientras buscaba otro lugar, la ciudad perdida de Vilcabamba. Hoy la idea más aceptada es que Machupicchu fue un centro ceremonial inca.
Dónde: Machupicchu.
Consejos para tu visita: haz siempre la reserva con toda la anticipación que te sea posible. No te recomiendo llegar a Aguas Calientes sin tu entrada y menos aún si es temporada alta; hacer una larga cola no te garantiza el éxito. Reserva en la página oficial, donde podrás, además, seleccionar el circuito. Para subir a lo más alto y obtener la vista más icónica de Machupicchu, puedes comprar el circuito Llaqta de Machupicchu, el Circuito 1 o 2 + Puente Inka o el que incluye Montaña Machipicchu + circuito 3. Este último también te permite subir a la casa del guardián. Y como hay horarios establecidos para algunos accesos, te recomiendo que, para no perderte nada, planifiques tu visita de 7 a 8 de la mañana y para ello deberás hacer noche en Aguas Calientes. Recuerda una cosa más, el recorrido es de un solo sentido, no volverás a pasar por el mismo lugar dentro del recinto.
También puedes optar por una visita organizada con trayecto en tren desde Cusco.
Uno de los lugares más sagrados para el budismo tibetano, fuera del Tíbet, es este templo de Pekín que se salvó milagrosamente del desastre que supuso la Revolución Cultural para el patrimonio artístico y monumental de la China imperial. Un grupo de monjes de origen mongol mantiene en activo todavía este templo budista, el más bonito e interesante de Pekín. Consta de varias construcciones de tejado amarillo, la más grande de las cuales acoge una estatua de Buda Maitreya de 18 metros de altura hecha en madera de sándalo. Los pekineses suelen ir al templo a llevar flores y ofrendas en fechas señaladas (como Año Nuevo, por ejemplo); entonces las colas para entrar son kilométricas. Mejor evitar esos días.
Dónde: Templo de los Lamas.
Stonehenge es el crómlech megalítico más famoso de las islas Británicas. Y lo es porque en verdad es espectacular y porque está en una zona muy habitada, al sur del país, con buenas comunicaciones. Este anillo de Brodgar no tiene nada que envidiarle en valor arqueológico, pero tiene en contra es que está en el culo del mundo. O por decirlo de una forma más académica, en las islas Orkney (Orcadas, en español), unos remotos trozos de tierra en el mar del Norte, frente a las costas septentrionales de Escocia. Lo construyeron manos desconocidas hace más de 4.500 años. Tuvo 60 piedras de hasta 4 metros de altura en una circunferencia perfecta de 103 metros de diámetro. Hoy quedan solo 36 de ellas en pie. Ver atardecer en la soledad que las envuelve te pone la piel de gallina.
Dónde: Anillo de Brodgar.