Más que un país, Perú es un continente. Imposible abarcarlo todo en una sola vida (ni en un solo viaje). Un territorio que albergó uno de los imperios más fabulosos de Sudamérica y cuyo solo nombre hace volar la imaginación. El país alberga tres ecosistemas con una biodiversidad muy distinta: la costa, la sierra de los Andes y la selva amazónica. Es por ello por lo que sus paisajes son colosales y su riqueza natural, asombrosa. Ahí, el misticismo envuelve los lugares y su gente, con una herencia y cultura ancestral que hace que la experiencia del destino sea única. Bienvenidos a un viaje a través de la diversidad peruana. Estos son los lugares que debes tener en cuenta para organizar un viaje a Perú.
Publicado por Paco Nadal el 18 de septiembre de 2023.
Nueve siglos de historia escritos en piedras ciclópeas lleva vividos Cusco en estas alturas andinas. Primero, como capital del imperio de los incas, que le dieron su nombre en quechua: Qo’sco (cuyo significado es "ombligo del mundo"). Fue un asentamiento de gran importancia para los conquistadores españoles, aunque no establecieron su capital aquí, sino en Lima. Hoy Cusco es la capital turística de Perú y también el máximo emblema de su cultura mestiza. Los españoles usaron las gigantescas piedras de ángulos imposibles talladas por los incas como cimientos para levantar sobre ellas templos y palacios coloniales y más tarde, llegada la República, otros edificios civiles. En el paisaje humano, en las fiestas y en las manifestaciones religiosas de Cusco está escrita la historia mestiza de este pueblo con creencias y costumbres ancestrales, un santuario de cultura y tradición.
El lago navegable más alto del mundo es un mar en medio de los Andes. Un lugar místico y protagonista de dos leyendas: la primera la de dios Viracocha que salió desde sus aguas para crear al mundo tal y como lo conocemos, y la segunda, la de Manco Capac y Mama Ocllo, hijos de Viracocha, que emergieron del lago con la misión de fundar el majestuoso Imperio Inca, la cultura más vigorosa del Perú. El Titicaca está hoy habitado por pueblos singulares. Uno de ellos son los uros, pescadores que llevan siglos viviendo en islas flotantes de totora. Otros son los quechuas que viven en islas como Amantaní o Taquile, donde las costumbres, la vestimenta y las formas de cultivo han cambiado muy poco desde la era precolombina. Un mar muy cerca del cielo. Eso es el Titicaca. Una oportunidad para descubrir el encanto de sus habitantes y la belleza de las alturas.
Un abismo se abre al sur del Perú, a los pies del gran volcán Ampato. Es el cañón del Colca, el segundo más profundo del mundo. Un tajo que llega a alcanzar 4.160 metros de profundidad por cuyo fondo se desliza el río Colca. Las cumbres nevadas de volcanes de más de 6.000 metros de altitud recortan un cielo limpio y transparente por el que es fácil ver volar los cóndores. El Colca es uno de los valles más remotos y bellos del sur de Perú. Está a unos150 kilómetros de la ciudad de Arequipa que, con paradas, se convierten en 4 horas y media de trayecto por carretera. Pero al Colca no se va solo por la espectacularidad del paisaje. Las iglesias coloniales del Colca, célebres por su sencillez constructiva y el detallismo de su decoración interior en yeso, son otra buena excusa para la visita, así como la adrenalina: descender en rafting las aguas del Colca es una experiencia que nunca se olvida.
Tal vez Perú no sea un destino al que se le relacione con la selva, pero hay un Perú muy verde, de selvas altas y bajas que ocupa algo más de la mitad de la superficie total del país. En el sur, esta porción geográfica que se encaja entre los Andes, Bolivia y Brasil está protegida bajo la reserva nacional Tambopata y el parque nacional del Manu en el departamento de Madre de Dios. Está considerado uno de los bosques tropicales mejor conservados de Sudamérica. Buena parte es de acceso restringido a científicos e indios matsiguenka, originarios de esta región del alto Amazonas. Pero también existen secciones abiertas a las visitas turísticas, siempre guiadas por empresas autorizadas. Una excelente oportunidad para descubrir la rica flora y fauna de la zona y de practicar canopy (caminar de copa en copa de los árboles) y paseos en bote por los ríos.
La Cordillera Blanca es una de las grandes maravillas de la naturaleza de Perú. Enclavada en plenos Andes, esta cadena montañosa es un espectáculo de seismiles nevados, glaciares, lagunas y páramos de altura; el territorio perfecto para los amantes del trekking y el montañismo. Para disfrutar la aventura en este territorio, debes llegar a Huaraz, la capital del departamento de Áncash, que está a 3.091 metros sobre el nivel del mar y rodeada de montañas majestuosas. A Huaraz y a la Cordillera se viene sobre todo a caminar. Y a contemplar la naturaleza. Por eso es importante acertar con las fechas. La mejor época es la temporada seca, de mayo a septiembre, cuando hay más garantía de encontrar días despejados y soleados. Otra cosa que hay que tener en cuenta es que la mayor parte de la Cordillera (un total de 340.000 hectáreas) está protegida bajo la figura parque nacional Huascarán y se paga una tarifa de acceso de entrada (bastante asequible). Si estás por la zona, no dudes en visitar Chavín de Huantar, está a unas tres horas por carretera desde Huaraz y son unas impresionantes ruinas preincaicas de la cultura Chavín, la que floreció entre el 1.500 y el 300 a.C.
La Ruta Moche es un itinerario por los desiertos costeros del norte de Perú que enlaza los principales yacimientos arqueológicos de la cultura Mochica. Si quieres ver otro Perú menos turístico, muy auténtico y lleno de yacimientos arqueológicos de primer orden, la ruta Moche te fascinará. Trujillo es un buen lugar para iniciar esta ruta, una ciudad situada en la costa norte peruana, con buena conexión aérea con Lima y un indudable sabor colonial en su casco antiguo, que fue la capital religiosa y administrativa del imperio Mochica. Las Huacas del Sol y la Luna son la primera parada obligada, un conjunto ceremonial a las afueras de la ciudad. Luego, el Complejo arqueológico El Brujo, donde te espera la tumba real intacta del primer caso documentado, en cualquiera de las culturas americanas conocidas hasta la fecha, de una mujer como jefa suprema. La Dama de Cao es una de las paradas obligatorias en todo viaje por el norte de Perú. También lo es el museo del Señor de Sipán en Chiclayo, otro gran descubrimiento en Lambayeque de la cultura Mochica (1770 años a. C.). Se trata de tres enterramientos de personajes nobles, la más asombrosa la del señor de Sipán, el rey del pueblo moche en aquel lejano año de 1700 antes de nuestra era. En 2002 se inauguró el Museo Tumbas Reales del Señor de Sipán, un soberbio espacio museístico donde se expone, entre otras cosas, una reproducción de la cámara funeraria. Y por si fuera poco, no dejes de pasar por Chan Chan perteneciente a la cultura Chimú, otro pueblo del desierto que se desarrolló a partir del siglo VIII hasta ser sometido por los incas en 1470. Chan Chan, la mayor ciudad de barro jamás construida en América.
Los incas no fueron los únicos que hicieron grandes construcciones en piedra en Perú. Mucho antes que ellos, los chachapoyas, un pueblo de la montaña selvática del norte, construyeron una gran ciudadela en piedra que pocos viajeros conocen y nada más ni nada menos que ¡a 3.000 metros de altitud! Para mí es el otro Machu Picchu. Para llegar a Kuélap debes llegar primero a la ciudad de Chachapoyas, capital del departamento de Amazonas. Es un agradable conjunto de arquitectura colonial desde donde se parte para visitar el complej arqueológico (el trayecto dura unas dos horas y media por carretera asfaltada y de tierra). Admirar las murallas, los muros y las viviendas de paredes circular de esta ciudadela te teletransportarán a la época preincaica. Aprovechando tu visita a Amazonas, no puedes perderte la joya natural de la zona: la catarata de Gocta. Sus más de 700 metros de altura la convierten en una de las más grandes del mundo. En la región Amazonas también puedes encontrar más atractivos arqueológicos, como los sarcófagos de Karajía.
Iquitos es la ciudad más grande de la Amazonía peruana. Un topónimo que también suena a aventura. Esta ciudad, que floreció gracias a la fiebre del caucho, está rodeada de agua y se ubica en la confluencia del río Amazonas y el río Nanay. Es la gran puerta de entrada a la selva del Perú en el norte. Desde Iquitos es habitual visitar la Reserva Natural Pacaya Samiria, un territorio que alberga el 36% de todas las especies de vertebrados registrados en el Amazonas. La región Amazonas es el pulmón verde del mundo, y más allá de alucinar con una selva tropical exuberante, puedes descubrir comunidades indígenas con tradiciones y creencias ancestrales que aún habitan este territorio y conservan sus costumbres. Esta fue mi experiencia cuando viajé a Iquitos.
Estas son las propuesta más interesantes de Logitravel para hacer una primera incursión a Perú.
Perú, 9 días: incluye los destinos de Lima y Cusco a tu aire, flexible en noches, es decir, puedes elegir el número de noches en cada ciudad.
Perú, 10 días: un circuito clásico que incluye los destinos de Lima, Paracas, Cusco y Machupicchu, pasando por el valle Sagrado de los Incas, y en Paracas visita a las islas Ballestas y sobrevuelo por las líneas de Nasca.
Perú, 11 días: otra opción de circuito clásico visitando Lima, Arequipa, Cusco y Lago Titicaca.
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