Iquitos es la ciudad más grande del Amazonas en Perú. Un topónimo que suena a aventura. Situada en la confluencia del río Amazonas y el río Nanay fue una de la ciudades de la fiebre del caucho y sigue siendo la puerta de entrada a la selva amazónica. En este post te doy todas las pistas para hacer turismo en Iquitos, en el Amazonas peruano. Además, con el nuevo vuelo directo de Cusco a Iquitos de LATAM, la selva es más accesible que nunca para el turista.
Publicado por Paco Nadal el 16 de junio de 2019.
La mayor atracción de la ciudad para un visitante es sin duda este enorme mercado amazónico que se instala todos los días del año en varias calles a lo largo del río. Cómo cualquier mercado popular es un batiburrillo de olores, colores y mercancías, solo que en este la impronta de la selva cercana le da una personalidad especial. En sus puestos encontrarás frutas y verduras tropicales pero también otras singularidades locales: tortugas, caimanes, majaz, pirañas, chontas, coconas, paiches, ungirahui.. amén de hierbas medicinales, yucas, mandioca, todo tipo de pescados de río y ajís picantes. El mercado está abierto desde el amanecer hasta el anochecer, aunque los quioscos de productos perecederos cierran hacia las 13:00 h. Los mejores días son los lunes y jueves, cuando bien temprano (hacia las 3 de la madrugada) empiezan a llegar los grandes barcos cargados con mercancías de las comunidades de colonos e indígenas del Amazonas.
Contiguo al mercado, del que toma su nombre, está la imagen más icónica de Iquitos: un barrio de palafitos que se levantan sobre la ribera del seno que forma el río Itaya. De lejos puede parecer pintoresco, con sus casitas de madera sobre pilotes bajo las que fluctúan las aguas del río en función del régimen de lluvias. Pero visto de cerca, el exotismo se torna en crudeza porque en realidad son infraviviendas sin los servicios más básicos. Las basuras además se acumulan bajo la viviendas, esperando que el río crezca y se las lleve. Aún así merece la pena un paseo por sus estrechas pasarelas de madera para conocer una forma constructiva y un estilo de vida ligado al Amazonas.
Un auténtico vapor de la época del caucho atracado ahora en el malecón de Iquitos como museo de una época pasada. Fue construido en 1906 en Alemania y transportado por piezas hasta Iquitos, donde fue montado. Empezó a prestar servicio en 1910 como barco cauchero. Su misión era recorrer la cuenca del alto Amazonas recogiendo el caucho que se recolectaba en las estaciones. Una vez lleno de bolas de caucho descendía el Amazonas hasta la desembocadura en Brasil, donde el material era transportado a otras naves más grandes que cruzaban el Atlántico para llevarlo a Europa. Se conserva intacta la sala de máquinas. En sus salones y camarotes hay ahora paneles explicativos de la era del caucho y de la colonización del Amazonas. Aunque la exposición no es gran cosa, merece la pena por recorrer las diversas cubiertas del barco. Ofrece visitas guiadas. Está ubicado en la orilla del rio, junto a la plaza Ramón Castilla.
Más allá de algunas casas ricas de la época del caucho diseminadas en la plaza de Armas y alrededores, Iquitos no tiene nada de monumental. Pero cuenta con un lugar de cierta magia: el malecón. El paseo fluvial a lo largo del río Itaya con ambiente todo el día. pero muy en especial al atardecer, cuando los rigores climáticos ceden, el aire se llena de aromas a río y selva y el malecón se puebla de parejas, familias y pandillas de amigos que pasean y se entretiene en este espacio libre del ruido de los omnipresentes motocarros.
Desde el embarcadero de Nauta (dos horas en coche desde Iquitos) hay barcos que llevan a la confluencia del Ucayali y el Marañón, donde oficialmente el río empieza a llamarse Amazonas. En realidad el Amazonas nace miles de kilómetros aguas arriba, en la collada de Apacheta, cerca de Arequipa, pero recibe antes muchos nombre: Vilcanota, Urubamba, Ucayali… Solo a partir de este punto empieza por fin a llamarse Amazonas. La masa hídrica es tan grande que prácticamente no se aprecia esa confluencia: solo se ve agua marrón por todos lados y una línea verde de selva al fondo. Pero para los mitómanos de la geografía, estar en el lugar donde oficialmente el Amazonas empieza a llamarse como tal, es todo un hito viajero.
A unos 45 minutos en coche por la carretera de Nauta (27 km) está la casita de guardaparques y entrada a esta reserva natural, el mejor ejemplo de bosque de varillal de la región amazónica peruana. Es un trozo de selva que ha crecido sobre un fondo de arena blanca, lo que hace que los árboles que se adaptaron a este entorno pobre en nutrientes tengan un tronco de escaso grosor (de ahí lo de varilla o varillal). Tiene una increíble variedad de especies, desde flora a reptiles, aves, varios tipos de monos endémicos del parque y grandes mamíferos. La visita más sencilla consiste en recorrer, guiados por un guardaparque los dos senderos señalizados desde la cabina de acceso; uno de una hora de duración y otro más completo que lleva tres horas de caminata, siempre con las explicaciones expertas de los guardas. También se puede accede en bote por el río Nanay, en este caso se tardan unas dos o tres horas hasta la aldea de Nina Rumi, donde encontrarás cierta infraestructura turística (casas de comida y hospedaje).
Iquitos fue fundada a orillas del Amazonas, pero los cauces de esta cuenca son muy activos y caprichosos y cambian constantemente. De manera que ahora el Amazonas ya no pasa por delante de la fachada urbana, sino que queda un poco retirado. Pero es fácil verlo. Basta con ir hasta la aldea de Bellavista-Nanay (20 minutos en motocarro) y allí tomar un peque-peque (canoa con ruidoso motor fueraborda) que te llevará a donde se mezclan las aguas del Nanay con el Amazonas. Es fácil ver delfines durante el recorrido además de numerosas aves. Una de las excursiones de día más solicitadas cuando visitas Iquitos.
Son dos aldeas cercanas a Iquitos que conservan cierta autenticidad, con malocas (casa de madera y paja de planta circular), artesanos y algunos restaurantes populares donde comer. Se puede ir en motocarro y son otra de las excursiones de día típicas cuando estás en Iquitos. En la oficina de Turismo informan de cómo llegar y qué hacer allí. Te recomiendo no contratar el viaje con el primero que te lo proponga por la calle. Desde Padre Cocha se puede llegar en motocarro al Centro de Rescate Pilpintuwasi, otra reserva privada que recupera fauna en peligro, con varias docenas de especies de mariposas revoloteando en el mariposario, además de primates y otra fauna amazónica; se recomienda ir a primera hora de la mañana, cuando las mariposas están más activas.
Pacaya-Samiria es la segunda mayor reserva nacional del Perú y el mayor ejemplo de selva inundable de la región de Loreto. Tiene 21.000 kilómetros cuadrados de superficie entre las cuencas de los ríos Marañón y Ucayali (tan grande como la provincia de Badajoz). Y en ella se dan cita todos los elementos que has podido idealizar siempre que imaginaste el Amazonas. Es por tanto, una visita inexcusable. Pero no es fácil. Para empezar, necesitas tiempo: el acceso a la reserva está en Nauta, a dos horas en coche de Iquitos por la única carretera de esta zona de selva. Una vez en Nauta, tienes que ponerte en manos de una agencia local autorizada, porque no se permite el acceso por libre. La mayoría oferta estancias de dos o tres noches por la reserva, con diversas actividades (canoa, senderismo por la selva, avistamiento de aves, visita a poblados locales, pernoctado en barcos-crucero (los hay desde lujo extremo a más sencillos en la siguiente foto de hablo de ellos) o en ecolodges ubicados en el borde de la reserva. Algunas de las que prestan estos servicios y son recomendables son: Samiria Ecolodge, Ecotour Yarina (los únicos que tiene alojamiento dentro de la reserva) o Pacaya Samiria Amazon Ecolodge. En la oficina de Turismo de Iquitos (Jirón Napo, 161 tel. +51 65 236144) tiene información de todas las empresas que prestan servicio en Pacaya-Samiria.
Una forma privilegiada de visitar la Reserva Nacional Pacaya Samiria -esa franja intacta de selva en la Amazonia peruana- es navegando por sus ríos y caños en cruceros fluviales. Los hay de distintas categorías, pero la experiencia y dinámica del viaje es la misma. Los pasajeros alternan su estancia en el barco con actividades acuáticas y terrestres en la reserva. Caerás cautivado (si no lo estás ya) con la naturaleza amazónica y con suerte y paciencia verás algunos de las 1.000 especies de fauna y 965 de plantas que habitan este ecosistema, reconocido como maravilla natural del mundo. Los itinerarios habituales varían entre 3 y 4 noches, y aunque no es una juerga barata, merecen mucho la pena. Delfín Cruises y Aqua Expeditions son dos empresas de lujo y recomendables.
Si quieres un restaurante popular, donde va peruanos y apenas turistas, Blanquita, en calle Francisco Bolognesi 1181, un local sencillo, sin pretensiones estilísticas ni aire acondicionado peor con muy buena cocina amazónica. Tiene además, huarique, venta de comida para llevar en unos mostradores que instalan a la entrada. Pide juane de yuca, paiche, chaufa, ninajuane (menudillo con huevo) o chonta; precios económicos. Si lo que buscas son pescados y mariscos, el mejor lugar es Bucanero, en la Avda. del Mar, también con clientela local, terraza con vistas al río y salón con aire acondicionado; excelentes los ceviches y los pescados, pero es más caro. También son recomendables La Casa de Fierro (que tiene nuevo restaurante, moderno, cocina internacional) y Fitzcarraldo (cocina amazónica). Para dormir, Casa Morey, una antigua casa señorial de la época del caucho en pleno malecón.
Como has leído, Pacaya Samiria es la gran reserva natural del Amazonas en Perú. Un territorio tan grande como Eslovenia que alberga el 36% de todas la especies de vertebrados registrados en el Amazonas. El mejor lugar si quieres descubrir la verdadera Amazonía desde Iquitos. Yo fui a pescar un pez colosal, el paiche. Y para ello tuve que remontar ríos y afluentes durante 12 horas. Pero como te enseño en este vídeo, ¡mereció la pena el esfuerzo!