La ría de Ortigueira, en el extremo norte de la península ibérica, se encuentra entre dos puntas rocosas: el cabo Ortegal y el cabo de Estaca de Bares. Esta es una ruta para disfrutar de la mejor naturaleza costera gallega, pueblos pesqueros, acantilados y playas vírgenes y salvajes. Hacia el este, justo al otro lado de Estaca de Bares, la ría de O Barqueiro hace frontera entre las provincias de A Coruña y Lugo.
Publicado por Paco Nadal el 24 de junio de 2023.
La capital del concello de tan sugerente nombre reposa en la margen izquierda de la ría de Ortigueira, al pie de los impresionantes roquedos que forman el cabo Ortegal. Es un activo puerto, con una importante flota pesquera y algunas factorías de pescado y salazón aún en activo, recuerdo de la potente industria conservera que tuvo la localidad desde que en el siglo XVIII empresarios catalanes abrieran la primera fábrica. Fue siempre el puerto de Ortigueira, hasta que en 1988 sus habitantes consiguieron la segregación y la creación de un nuevo concello. El núcleo urbano es de arquitectura moderna, pero lo mejor de Cariño es su ubicación, en el extremo más noroeste de la península, en una ría rica en pesca (ya estaba habitada por la cultura castreña) y encajada entre las dos puntas más septentrionales de España: el cabo Ortegal y el cabo de Estaca de Bares. Cuenta con dos buenos arenales urbanos: playa de la Concha y playa de Basteira. Es famosa su procesión marinera del Carmen, el 16 de julio.
Dónde: Cariño.
Las rocas que forman el cabo Ortegal tienen 1.160 millones de años y una compleja estructura (las más jóvenes están debajo de las más antiguas) lo que las han convertido en objetivo habitual de expertos y aficionados a la geología. Una estrecha carretera lleva desde Cariño hasta el faro, la excursión más sencilla y recomendable. Frente a él se levantan Os Aguillóns, tres puntas rocosas muy características, citadas ya por el cartógrafo griego Ptolomeo, cada una con nombre propio: Insua Mayor, Cabalo Xoan y A Longa. Camino del cabo se pasa por la sencilla ermita de San Xiao do Trevo, levantada sobre un antiguo fortín romano. El último sábado de enero los cariñeses suben hasta la ermita en romería, que significa el inicio del carnaval para el pueblo. De vuelta hacia Cariño se puede tomar un desvío que sale a la derecha y que sube a la zona alta del monte. Diseminados por este paisaje sobrecogedor hay muchas mámoas (túmulos funerarios de la cultura megalítica), como la mámoa da Fornela o la mámoa del chan de Lodeiro, varias minas romanas y restos de castros como el de Moura y el de Enxeira Vella. También senderos para caminar con vistas al mar. En A Miranda hay un área recreativa con otra mamoa y un buen mirador sobre la ría. Otros miradores se asoman a la costa occidental del cabo, donde están los acantilados más altos de España, como el de Vixia de Herbeira.
Dónde: cabo Ortegal.
Además de las dos playas urbanas de Cariño, hay otros arenales muy sugerentes en la ría. Los más famosos son la playa de Fornos, la playa de Figueiras y la playa de Morouzos (ver punto 6), en el estrechamiento que la ría forma antes de la ensenada de Ortigueira. Las dos primeras están en la península de Figueiroa, en la margen izquierda de la ría, aún en el concello de Cariño. Son pequeñas, tranquilas y recogidas, rodeadas ambas de prados y arboledas. Ofrecen unas buenas vistas de la ría y sus páramos intermareales durante la bajamar. A la de Figueiras se baja por un estrecho sendero entre dos chalés.
Dónde: playa de Fornos / playa de Figueiras.
Ortigueira está ubicado al fondo de la ría, en una ensenada de poco fondo, por lo que creció más como eje comercial que marinero. De ahí que no guarde una tipología de villa pescadora. No obstante, tiene puerto desde el que en la Edad Media se importaba mucha sal, y un malecón a lo largo de su frente marino por donde es muy agradable pasear. El conjunto histórico monumental lo forma el antiguo convento de los dominicos, una orden que se estableció en Ortigueira en 1303 y en torno a cuyo recinto fue creciendo el pueblo. El edificio actual es del siglo XVIII; cuenta con dos plantas, claustro y una iglesia que hace escorzo con la fachada principal. En 1835 pasó a manos del estado y en 1850 los vecinos sufragaron la creación de un espacio cultural en el antiguo almacén de los monjes. Es el Teatro da Beneficencia, de estilo romántico, decorado con frescos que copian los del palacio de Linares de Madrid y con un gran telón pintado que reproduce el pueblo visto desde la ría. En 1995 otra parte del convento fue adaptada para acoger el Ayuntamiento. Es destacable también la calle Real, el centro social y económico de la villa, a la que se asoman muchas construcciones nobles de principios de siglo XX, con balcones de hierro forjado y galerías acristaladas, muchas de ellas costeadas por indianos. De estilo indiano es también el edificio de la actual Biblioteca Municipal, construido a principios del siglo XX para acoger las escuelas. El Mercado Municipal, en el malecón, era la antigua cárcel.
Dónde: paseo del malecón.
La península sobre la que se asienta Ortigueira y que, enfrentada a la de Figueiroa en Cariño, forma el estrecho que protege la entrada al puerto, termina en un playazo enorme, diáfano y de gran atractivo: playa de Morouzos, una de las mejores playas de todas las rías altas. Junto con la contigua de Cabalar suma un total de 4 km de arena blanca y fina, orlada por un frente dunar detrás del cual crece una gran pinada. En realidad, es la desembocadura de una ensenada lateral conocida como ría de Ladrido. Hay una senda costera desde el puerto de Ortigueira de 3,5 km que viene hasta Morouzos.
Dónde: playa de Morouzos.
El mayor atractivo de esta villa pesquera y turística, de urbanismo moderno y anodino, reside en la naturaleza que la envuelve. Por un lado, sus dos playas, San Antonio y La Concha. Y por otro, el mirador de la Garita da Vela, otro puesto de vigilancia (vixía) como Herbeira, Estaca de Bares y tantos otros por estas costas que, desde el siglo XVIII, prevenían a sus habitantes de ataques enemigos. Desde la garita, una sencilla construcción de piedra, se tiene una de las mejores vistas del cabo Ortegal y de la ría de Ortigueira. Como era de esperar, en un promontorio estratégico como este hubo un poblado de la cultura castreña. La excavación del castro Punta dos Prados ha dejado a la luz un pequeño poblado fortificado de los siglos IV y I a.C. Como otros castros marítimos de las rías gallegas, estaba protegido por un doble foso y una doble muralla de piedra y tierra. Uno de los mayores hallazgos en este poblado fue una especie de horno semicircular, que perteneció a una sauna o baño de vapor; hasta la fecha las pocas construcciones similares halladas en Galicia eran siempre cuadrangulares.
Dónde: Espasante / O Porto de Espasante.
A partir de Espasante, la carretera continúa por el interior porque la costa es un puro acantilado. Pero hay entrada rodada a las playas de esa zona, como las de Sarridal, Do Carro, Fábrega, Do Picón (una de las más recomendables por su belleza) y Esteiro. Playas vírgenes, solitarias, abiertas al oleaje y rodeadas del grandioso escenario de los acantilados de Loiba, donde la costa se enfrenta directamente a los embates del Atlántico. Es la zona más salvaje del municipio y una de las más bonitas. El agua ha horadado furnas (cuevas) al pie de los acantilados en las que ruge el oleaje.
Dónde: acantilados de Loiba.
Tras la playa de Esteiro, la carretera cruza la península de Bares y pasa por O Barqueiro, el puerto que da nombre a esta pequeña y estrecha ría de 5 km de longitud formada por la desembocadura del río Sor, encajada entre el cabo de Bares al oeste y la isla Coelleira y la ría de Viveiro, por el este. La de Barqueiro es una de las rías más desconocidas de Galicia. Hace frontera entre A Coruña y Lugo y regala postales pintorescas, como la del caserío de O Barqueiro, con sus fachadas de alegres colores escalonadas en un suave anfiteatro natural que termina en el minúsculo puerto. El pueblo se llama así por la barca y su barqueiro que ayudaban a cruzar el estuario del Sor antes de que se construyese el primer puente. Sus vecinos todavía viven de la pesca, aunque en verano los turistas multiplican a la población local.
Dónde: O Barqueiro / porto do Barqueiro.
Al punto más al norte de la península ibérica se llega por una carreterita señalizada que parte de O Barqueiro. Pese a su fama, el faro es bastante anodino: bajito y chaparro. A cambio, el envoltorio no puede ser más subyugante. Abierto, infinito, casi inabarcable, el horizonte se extiende por occidente hasta el cabo Ortegal y por oriente hasta la Punta Roncadoira, en la ría de Viveiro. La ausencia de vegetación que mida más de un metro habla de los fuertes vientos que barren esta espada de piedra que se interna en el mar y que marca la frontera hidrográfica entre el océano Atlántico y el mar Cantábrico. En primavera el verde de los arbustos y el amarillo de la retama cubren la llanura del faro con un manto de color. El faro de Estaca de Bares lleva en funcionamiento desde 1850. El cercano Semáforo de Bares, una construcción militar desde donde se avisaba a los barcos mediante banderas y se hacía un seguimiento de la navegación, dejó de funcionar en 1960 y ahora se ha reconvertido en un singular hotel. En la vertiente oeste de la península, puede verse otra vixía (garita) de piedra que complementaba la red de puestos de observación de este traicionero litoral. Es una zona de alto valor ornitológico.
Dónde: Estaca de Bares.
Esta pequeña y encantadora rada se asienta en una bahía resguardada en la vertiente oriental del cabo y es uno de los lugares más encantadores de la zona. Siempre se ha pensado que el puerto de Bares era el más antiguo de Galicia porque los primeros investigadores dataron el espigón de rocas que amplía la protección natural de la bahía como de época fenicia. Estudios más recientes parecen demostrar que no es tan antiguo, sino que fue construido por los romanos; entre otras evidencias han aparecido restos de ánforas y un mosaico romano. Sea romano o fenicio, Bares aparece citado por primera vez en un documento del año 916 en el que se cede la villa y sus gentes al obispo de Mondoñedo. Tiene todo el encanto de los lugares remotos, con su alargada playa, el coído (espigón) fenicio o romano, las pasarelas de madera sobre las dunas, el caserío blanco desparramado por la ladera y numerosos windsurfistas aprovechando las buenas condiciones de la bahía para la práctica de la vela. Cuenta con una flota muy activa que sale a la lubina, al sargo, a la nécora, al rodaballo y al percebe. Hay un par de restaurantes donde comer mirando al mar y posibilidades de alojamiento. A la entrada un cartel indica 'Igrexa Vella', pero no es ninguna vieja ermita: es una gran saliente rocoso que secciona la playa en dos en marea baja.
Dónde: O Porto do Bares.
De vuelta a O Barqueiro, la carretera sigue hacia el sur en busca del puente que permite cruzar el río Sor. El Sor es el único río salmonero de Galicia que no está represado por embalses. El elegante puente de hierro fue construido en 1901, hasta entonces había que pasar todo en barca (de ahí el nombre de la ría). Tiene 7 metros de ancho, de los que 5 se reservaban para el paso de carruajes, más dos aceras laterales para peatones. Está restaurado y cerrado al tráfico rodado. En paralelo discurre el nuevo puente de la carretera de A Mariña (LU-862) y el viejo puente del ferrocarril. Siguiendo aguas arriba hacia Ribeiras do Sor, a poco menos de 2 km del área recreativa de Ulló, puede verse aún el viejo Ponte do Porto, el primer vado que hubo para salvar este río. Se cree que puede tener orígenes romanos. Está hecho con arcos de medio punto y sillar de cantería. En el centro se conserva el mojón de límites entre las dos antiguas provincias (de las siete en que estaba dividida Galicia) de Betanzos y Mondoñedo. El río Sor hace de frontera entre las provincias de A Coruña y Lugo.
Dónde: viejo puente sobre el río Sor.
Primer pueblo de Lugo, en O Vicedo se inicia también la mariña lucense, el tramo de litoral que abarca desde el río Sor hasta la ría del Eo, frontera con Asturias. O Vicedo es un pueblo de pesquero y agrícola, más que turístico, aunque su término municipal cuenta con excelentes playas, como las de Area longa, Caolín, Xilloi, Abrela y Area Grande (las dos últimas, en la vertiente del concello que da a la ría de Viveiro). Su principal patrimonio son las iglesias rurales de las parroquias de Cabanas, Riobarba, Suegos y O Val, buena parte de ellas mandadas construir por el conde de Andrade a finales del siglo XIV. Para los amantes del senderismo, hay una ruta señalizada como PR.G 8 por el río Sor que nace y muere en la aldea de Morgallón. Tiene 10 km de recorrido circular y precisa de tres horas.
Dónde: O Vicedo.
Entre el cabo Ortegal y el cabo de Estaca de Bares, la ría de Ortigueira brinda una ruta para disfrutar de la mejor naturaleza costera gallega. Justo al otro lado de Estaca de Bares, la ría de O Barqueiro. ¡Buen viaje por estas rías Altas!