Irlanda es una isla de paisajes cinematográficos. Y además, de lo más asequible: está a solo dos horas y media en avión desde España, para entrar solo necesitas el DNI y la moneda es el euro. Acabo de hacer la Wild Atlantic Way, la gran ruta costera del Atlántico, un itinerario a través de los parajes salvajes de acantilados, playas y fiordos de la costa oeste que podría figurar entre las rutas en coche más bellas de toda Europa. Te cuento todo lo que necesitas saber para repetirla.
Publicado por Paco Nadal el 26 de junio de 2023.
Se trata de un itinerario perfectamente señalizado para hacer en coche, moto o autocaravana que recorrer toda la costa oeste de Irlanda, la más quebrada, la más salvaje y la más espectacular. Tiene 2.600 km de longitud pero no es que la isla sea tan larga, es que como decía la orografía es muy quebrada y llena de ensenadas, estuarios y fiordos que hacen serpentear a la carretera. Algunos de esos entrantes de mar se pueden salvar con ferri. Y de todas formas no es necesario hacerla toda, puedes elegir el tramo que mejor se adapte a tu tiempo y tus necesidades.
El extremo norte de la ruta es el cabo Malin Head, en la península de Inishowen (condado de Donegal). El extremo sur es la ciudad de Kinsale (condado de Cork). Se puede hacer en ambas direcciones porque la señalización de carteles metálicos, como este que ves en la foto, es perfecta, y están puestos de manera que puedes verlos en cada cruce, ya vengas del norte o del sur.
Una opción posible es ir hasta Irlanda en ferri con tu coche o autocaravana. La compañía Brittany Ferries opera con dos frecuencias semanales entre Bilbao y Rosslare, en el sureste de Irlanda. Es una travesía larga que puede durar unas 29 horas. A cambio puedes llevar tu vehículo -y tu mascota si es el caso- y disfrutar de las experiencias crucero a bordo como la práctica de deportes, restauración, animación o relax, salas de ocio para niños, etc.). Lo que debes tener en cuenta es que en Irlanda se conduce por la izquierda, y con un coche con el volante como lo llevamos nosotros en España puede resultar extraño. También puedes alquilar un vehículo en Dublín, en el mismo aeropuerto, y desde allí dirigirte al punto donde hayas decidido iniciar tu ruta. Las carreteras son bastante estrechas, más de lo que te puedes imaginar, por lo que hay que conducir con precaución. Pero no es ningún problema, ni esto ni lo de llevar el volante al otro lado: en unos pocos kilómetros te acostumbrarás a conducir por la izquierda y entrar en rotondas en sentido contrario y podrás moverte por la isla de Irlanda con total libertad y sin mayor problema. No tengas miedo a esta circunstancia ni que esto frene tus ganas de hacer la ruta costera del Atlántico.
En la ruta hay tres grandes ciudades, Limerick, Galway y Donegal. Y multitud de pueblos, pueblitos y aldeas con todo tipo de alojamiento. No tendrás problema en encontrar alguno que se adapte a tus necesidades, aunque ya te adelanto que en verano es temporada alta y es más que recomendable que reserves con antelación, sobre todo en zonas muy turísticas, como los acantilados de Moher o la región de Connemara, o en lugares remotos donde solo haya un establecimiento. Para comer igual, vas a encontrar un montón de oportunidades de probar la genuina gastronomía irlandesa. Eso sí, aviso importante para viajeros españoles: los horarios de comidas y cenas en Irlanda no tienen nada que ver con los nuestros. Se come entre las 12 y las 14 y para cenar no llegues nunca más tarde de las 20:30 o te arriesgas a irte a la cama con el estómago vacío.
Poder, puedes. Pero creo que es una ruta más pensada para hacerla con vehículo a motor. A pie es larguísima. Y en bicicleta, aunque por aquí pasa la EuroVelo 1, es decir un itinerario cicloturista europeo de largo recorrido, personalmente, como cicloturista que soy, no te la recomendaría porque las carreteras son muy estrechas y sin arcén y se me antoja muy peligroso ir por ellas. Pero sí que existen itinerarios locales señalizados para hacer a pie. En cada una de las cinco grandes penínsulas por las que pasa la ruta encontrarás senderos señalizados de media y larga distancia para hacer a pie y descubrir de esa manera la geología y los paisajes de cada una de las zonas. Porque en realidad es un territorio fantástico para los amantes del senderismo y se puede combinar ir viajando por la ruta en coche y parar en zonas concretas para hacer un día o dos a pie en torno a ella. Para la bicicleta pasa igual: hay itinerarios complementarios a la ruta, como por ejemplo el camino Great Western, que rodea la bahía de Clew, en el condado de Mayo, que están pensados y adaptados para hacer sobre dos ruedas. O la ruta de Derroura Trail Forest, un itinerario muy bello y exigente para hacer en bicicleta de montaña en el condado de Galway.
¿Y en autocaravana?
Para la autocaravana, en cambio, es un territorio perfecto. Hay algunos cámpings donde recargar consumibles, y sobre todo, parajes de excepcional belleza donde parar y pasar la noche en plan salvaje y amanecer en el paraíso.
Si no tienes tiempo o no quieres hacer la ruta completa, te cuento aquí los puntos imprescindibles que deberías añadir a la tuya. Van de sur a norte, que es la dirección en la que lo hice yo.
Dingle es un agradable pueblecito antiguamente pesquero hoy muy turístico con casitas de colores y un puerto aún activo. Hay varias empresas que organizan salidas para observación de cetáceos y para ver los acantilados desde el mar. Dingle es famoso por sus pubs, sus tiendas de moda y su buen ambiente. En Dingle empieza la Slea Head Drive, la carretera panorámica que rodea el extremo de la península y que es una de las más bonitas y espectaculares de toda la ruta: un lugar que no te puedes perder. Te llevará un par de horas hacer el circuito, con salida y regreso a Dingle. Por el camino encontrarás numerosas evidencias de la presencia humana en esta península desde hace miles de años, como las clochan, casas de piedra medievales; como el oratorio de Gallarus, un edificio del siglo VIII en forma de naveta hecho con piedra seca en la época en que los normandos empezaban a molestar a los monjes con sus incursiones y rapiñas; o como Cashel Murphy, un asentamiento de piedra fortificado de época pre-céltica. En esta península se rodó en 1970 parte de la película La hija de Ryan, concretamente en la playa de Coumeenoole. Y en Dunmore Head, varias escenas de Los últimos Jedi, de la saga de Star Wars.
Limerick es la ciudad más grande de la costa oeste y una de sus paradas más monumentales. Su mayor atracción es el castillo del rey Juan, que lleva más de diez siglos protegiendo la entrada al estuario del río Shannon; está construido sobre un antiguo asentamiento vikingo. El interior es visitable. El casco histórico de Limmerick es también delicioso. No te pierdas la catedral, del siglo XII, y el restaurado Milk Market, en Cornmarket Row, con restaurantes, venta de productos gastronómicos, artesanías y mucho ambiente.
Si no quieres o no tienes tiempo de dar la vuelta que supone ir hasta Limerick, desde Dingle dirígete directamente al pequeño pueblo de Tabert, desde donde parte el ferry que cruza el estuario. Sale continuamente cada media hora y tarda unos 20 minutos en llegar a Killimer, en la ribera norte del estuario. No hace falta reservar, simplemente ponte en la cola y esperar tu turno para entrar en el siguiente barco. Se paga a bordo. Más info, aquí.
El extremo de la península norte del estuario del río Shannon es Loop Head, un sitio fantástico; de los que más me gustaron de toda la ruta. Te llamará la atención el enorme faro de color blanco, que se eleva sobre una llanura herbáceas llena de flores rodeada de otros gigantescos acantilados. De ellos se separa Diarmuid and Gráinne´s Rock, un pedazo de farallón rocoso que parece que hubieran cortado con un cuchillo gigantesco para apartarla de los acantilados principales. A Loop Head se llega por una estrecha carretera desde el pueblo de Kilkee, dejando a ambos lados numerosas granjas de ganado vacuno, una de las riquezas de la región y de toda Irlanda. Antes de llegar al faro a la derecha puedes visitar Bridges of Ross, un puente de roca muy fotogénico. Este fue otro de los lugares que aparecen en la película Los últimos Jedi, de la saga Star Wars.
Más al norte, aún en el condado de Clare, aparecen el precipicio más famoso de Irlanda: los acantilados de Moher. Geológicamente forman parte del basamento pétreo más antiguo de la isla, con unos 300 millones de años de antigüedad. Su fama es bien merecida: tienen unos 8 km de largo y una media de altitud de 120 metros, que llega hasta los 214 metros en la zona donde está la torre de O’Brien, un torreón circular que se construyó en 1835 como mirador para los visitantes. Es decir, que la fama turística de Moher viene de lejos. Tanto, que están saturados de visitantes. Si llegas enamorado de la soledad de los parajes que has visto hasta el momento desde que empezaste la ruta, quizás Moher te decepcione. Hay tantísima gente que se ha tenido que habilitar un gran aparcamiento al otro lado de la carretera por el que tienes que pagar 12 € para dejar el coche (no hay otra forma de llegar). Y el sendero recorre el precipicio está tan lleno de gente que difícilmente podrás disfrutarlo con tranquilidad. Sin duda su belleza justifica la visita, ahora bien, quedas avisado de que no tiene nada que ver con esa otra costa oeste solitaria que venías disfrutando. Hay un centro de interpretación bajo tierra con tienda de recuerdo, restaurante, punto de información y cafetería. Está también muy bien el pueblo de Doolin, en el extremo norte de los acantilados, desde donde tendrás una buena panorámica de estos; desde su puertecito salen los ferris a las islas de Aran. Si quieres llevarlo organizado, puedes adquirir aquí el ferry a Inishmore, la mayor de las islas de Aran, o el ferry a Inisher, la más pequeña. También hay un combo ideal desde Doolin: un ferry a Inishmore + paseo en barco por los acantilados de Moher.
La segunda ciudad en importancia de la costa oeste ofrece una buena oportunidad de hacer noche y cambiar el entorno tan rural y de naturaleza solidaria que llevas por otro más urbano. Galway es una ciudad universitaria con fama de buen ambiente. Éste lo encontrarás sobre todo al anochecer en el Latin Quartier, el barrio latino, un dédalo de calles peatonales llenas de bares, pubs, restaurantes y locales de música en vivo donde pasar una noche en la más pura tradición irlandesa: bebiendo buena cerveza y escuchando buena música. Aprovecha tu estancia para no perderte detalle y súmate a un free tour por Galway con guía en español. Y si quieres visitar el parque nacional de Connemara (el siguiente punto de este post) de manera organizada puedes sumarte a un tour por la ruta del Atlántico Salvaje y Connemara. Es una excursión de 9 horas, eso sí, con guía en inglés.
Connemara es una región cultural en el condado de Galway famosa por sus paisajes austeros y de horizontes infinitos y su riqueza etnográfica. Te diría que Connemara concentra todos los elementos que imaginaste alguna vez de la naturaleza irlandesa: enormes páramos herbáceos, lagos, montañas desnudas, miles de ovejas pastando en los verdes prados, casitas blancas perdidas entre la bruma y pueblecitos pintorescos pintados con los colores del parchís. En Connemera no te puedes perder la abadía de Kylemore, un lugar lleno de romanticismo que hoy acoge una comunidad monástica pero que nació de una historia de amor. El pueblo de Cong y sus alrededores, con el bosque de las Ninfas y el castillo de Ashford, es el lugar donde John Ford rodó en 1952 El hombre tranquilo, con John Wayne y Maureen O’Hara, un hecho que se recuerda en muchos rincones y atracciones del pueblo (desde Galway puedes hacer un viaje a la Edad Media con este tour por los castillos de Connemara). Y el parque nacional Connemera, aunque, si he de ser sincero, a mí me decepcionó un poco porque el paisaje que protege es muy similar al que vienes viendo desde que sales de Galway. Lo que más me fascinó de Connemara fue el estrecho y alargado fiordo de Killary, con el pueblito de Leenaun en su interior; un paisaje inolvidable.
En el extremo norte del condado de Mayo, a 5 kilómetros de la localidad de Ballycastle, aparece la que probablemente sea la roca más fotogénica y famosa de Irlanda. Como también ocurría en Loop Head, un capricho de la geología separó un enorme trozo de acantilado de tierra firme, creando un farallón de 45 metros de altura, 63 de largo por unos 23 de ancho a apenas 20 metros de la costa. La leyenda dice que lo creó el mismísimo San Patricio dando un golpe con su cayado. En el cabo, de gran y solitaria belleza, hay restos de una antigua ermita y de un puesto de vigilancia costera de la Segunda Guerra Mundial.
La última península de la ruta, donde está Malin Head, es decir, el final de la Wild Atlantic Way, es también la más grande y salvaje de Irlanda. Colinas verdes, acantilados escarpados, enormes playas solitarias, pueblos con un pub donde siempre hay una chimenea encendida y unos cielos de colores imposibles. Además de los solitarios paisajses, en Inishowen debes visitar el enigmático Grianán de Aileach, una fortificación circular en piedra con más de 4.000 años de historia. Y el pueblo-museo de Doagh, donde conocerás la historia más reciente de la isla y la hambruna que la asoló en la segunda mitad del siglo XIX y provocó un éxodo a EEUU.
Irlanda es una isla con paisajes cinematográficos. Y además, de lo más asequible: está a solo dos horas y media en avión desde España, para entrar solo necesitas el DNI y la moneda es el euro. Acabo de hacer la Wild Atlantic Way, la ruta costera del Atlántico, un itinerario a través de los parajes salvajes de acantilados, playas y fiordos de la costa oeste que podría figurar entre las rutas en coche más bellas de toda Europa. Mira este vídeo y comprenderás el porqué lo digo.
Para el coche, para tu próximo paseo... También se puede viajar a través de los podcasts. Espero que mi experiencia en la irlandesa Wild Atlantic Way te resulte inspiradora. ¡Dale al play debajo!