La Costa Brava es mucho más que playas y calas de aguas transparentes. Pueblos medievales muy bien conservados, actividades de naturaleza, fiestas y buena gastronomía te esperan en esta zona privilegiada del litoral catalán. Pura esencia mediterránea.
Actualizado por Paco Nadal el 15 de marzo de 2023.
Por extraño que parezca, el casco histórico de Girona, uno de los mejores recintos medievales de Cataluña, no ha sido tan publicitado ni tan loado como se merece. No es extraña, por tanto, la mayúscula sorpresa que se llevan muchos viajeros cuando se sumergen por primera vez en las estrechas calles del call —como se denomina en catalán a las juderías— u observan a vista de pájaro la urdimbre de esta ciudad de piedra desde el adarve de la muralla. La Força Vella, el primitivo recinto medieval, y la contigua Força Nova, la ampliación gremial y burguesa, forman uno de los conjuntos monumentales más importantes de Cataluña. Dominando todo este conjunto histórico desde una posición privilegiada, la catedral de Girona condiciona la línea del horizonte urbano con su silueta blanca, sobria y cuadrangular.
Dónde: Barrio Viejo de Girona.
Tossa es sin lugar a dudas el pueblo más bonito e interesante del sur de la Costa Brava. La Vila Vella, la vieja puebla medieval, se conserva aún en perfecto estado en un espolón de piedra que se adentra en el mar, rodeada casi por completo por una sólida muralla almenada. Es la única villa costera de la Edad Media que ha llegado a nuestros días casi intacta en toda Cataluña. Tras pasar el gran portón adovelado aparecen calles estrechas y empinadas de urbanismo típico del medievo, casas de piedras centenarias, muchas de ellas originales de los siglo XV y XVI, aún con ventanas góticas; y viales de cantos rodados por los que solo se puede transitar a pie. La mayoría de espacios están dedicados al comercio y restauración. Son todas buenas razones para quedarte en Tossa de Mar, porque, además, hay un par de actividades que pueden hacer aún más atrativa tu estancia: conocer sus fondos marinos haciendo snorkel en la playa de la Mar Menuda y decidirte por fin a hacer tu bautismo de buceo en Tossa de Mar.
Dónde: Tossa de Mar.
Si hubiera que dar un premio al rincón más sorprendente e inesperado de la Costa Brava, sería sin duda para esta localidad del municipo de Palafrugell, uno de los pueblos más bonitos y mejor conservados del litoral catalán. Lugares como la playa del Port-Bo, con sus casitas bajas encaladas, sus soportales y sus barcas de vela latina varadas en la arena al atardecer traen la imagen soñada con la que todos hemos idealizado alguna vez la Costa Brava. Todo el frente marítimo del pueblo está hecho a base de casitas blancas de poca altura repartidas por las colinas, respetando el estilo mediterráneo. No hay nada que desentone en este urbanismo responsable. El pueblo tiene varias playitas pequeñas (playa d'en Calau, port de la Malaspina, La Platgeta...) unidas por un paseo de madera al que se asoman numerosas terrazas y restaurantes. ¿Te animas a quedarte? Echa un ojo a la oferta de alojamientos.
Dónde: Calella de Palafrugell.
Es uno (si no el que más) de los pueblos más turísticos de la Costa Brava, lleno de visitantes en temporada alta hasta límites insospechados. Aún así, hay que ir a conocer este núcleo urbano intacto, que representa como ningún otro el urbanismo medieval de una villa fortificada ampurdanesa. Si quieres adentarte un poco más en su historia, puedes participar en un free tour temático en torno a los misterios y leyendas de Pals o en un free tour por el pueblo. El gran escritor catalán Josep Pla pasaba largas estancias de descanso en esta hermosa localidad. Vivía en una masía a las afueras, pero subía a diario hasta el mirador del Pedró. Se sentaba en una piedra plana que aún se conserva y pasaba largas horas escribiendo. Una vez, en una entrevista, le preguntaron con qué paisaje de los muchos que había visto en sus viajes se quedaría. Pla contestó: «El paisaje que más me ha impresionado es el que se ve desde el campanario de Pals. Es un paisaje que no tiene fallos en sus 360 grados. Un paisaje agrario productivo, que es como han de ser esta clase de espectáculos». Si en tu recorrido decides hacer noche, tenlo previsto y reserva con tiempo tu alojamiento en Pals.
Dónde: Pals.
El Alt Empordá y la Costa Brava no se entenderían sin Salvador Dalí. Su Teatre-Museu, en Figueres, donde está enterrado; su casa de veraneo en Port Lligat (en Cadaqués) y el castillo de Pubol, donde reposan los restos de Gala, forman el llamado Triangulo Daliniano. Es la mejor ruta para entender al genio del surrealismo. En la vivienda de Port Lligat se conservan las estancias, mobiliario y enseres originales de cuando vivía aquí con su esposa, Gala. Hay que hacer reserva previa para visitarla; en temporada alta incluso con muchos días de antelación. El vehículo hay que dejarlo en un aparcamiento disuasorio junto a la carretera de acceso.
Dónde: Teatre-Museo Dalí. Plaça Gala i Salvador Dalí, 5.
Horario y entradas: si tienes clara tu visita a todos o a alguno de los centros del Triángulo Daliniano, en este enlace podrás reservar tu entrada.
La Costa Brava está llena de playas maravillosas. Difícil decantarse por una. Pero si hubiera que hacerlo, podría ser sin duda este enorme arenal abierto y salvaje que se ha convertido en meca de los amantes del kitesurf y el windsurf. Aunque tiene diversos nombres, según por dónde se acceda, es el mismo arenal que se prolonga durante 40 kilómetros desde Sant Martí d'Empúries, al sur, hasta Empuriabrava y el parc dels Aiguamolls, al norte de Sant Pere. Solo siete de esos kilómetros quedan dentro del término municipal de Sant Pere Pescador. Un enorme y precioso espacio litoral de arena fina donde siempre hay un hueco libre, incluso en temporada alta. La playa de Sant Pere fue uno de los primeros lugares donde se empezó a practicar el kitesurf en España; llegan tantos aficionados que ha habido que acotar la práctica de este deporte de deslizamiento a solo dos zonas en ambos extremos: uno de la playa de Cortal de la Devesa y otro en playa Can Martinet.
Dónde: Playa de Sant Pere Pescador.
Un lugar hechizante, formado por rocas negras y amenazantes que aumentan la sensación de fin del mundo. El Cap de Creus —a 8 km de Cadaqués por una sinuosa carretera— es el extremo más oriental de España. El lugar donde primero amanece de toda la península ibérica además de un punto misterioso y lleno de magia en el que confluyen los Pirineos y el Mediterráneo. Protegido bajo la figura de parque natural y reserva marina, Creus supone un baño de solitud en medio de la masificada Costa Brava. Anexo al faro, el Espai Cap de Creus, un centro de divulgación sobre el parque natural. La antigua casa de carabineros se ha reconvertido en un bar restaurante en el que alquilan también habitaciones muy sencillas, rodeado de toda la magia y la paz de los lugares extremos.
Una retorcida carretera de montaña sube desde El Port de la Selva hacia el monasterio de Sant Pere de Rodes, uno de los complejos monacales más importantes del Ampurdán y de toda Cataluña, levantado en esta zona abrupta del cabo de Creus a partir del siglo IX. Aún hoy cuesta creer cómo los monjes benedictinos lograron construir un edificio de semejante envergadura en la ladera de una montaña, a 520 metros de altitud, y en la muy lejana Edad Media. Sant Pere de Rodes fue uno de los centros de poder político, económico y eclesiástico de Europa entre los siglos XII y XIII.
Dónde: Monasterio de Sant Pere de Rodes. Camí del Monestír, s/n.
Horario: del 1 de octubre al 31 de mayo, de martes a domingo, de 10:00 a 17:30 h. En Semana Santa: viernes, sábado y domingo, de 10:00 a 19:00 h. Lunes, de 10:00 a 17:30 h. Del 1 de junio al 31 de septiembre, de 10:00 a 20:00 h. Lunes no festivos, cerrado, así como el 1 y 6 de enero y el 25 y 26 de diciembre.
Entradas: general, 6 €. Reducida (mayores de 65 años, familia numerosa, etc.), 4 €.
Una de las excursiones clásicas al interior desde la Costa Brava es al estany de Banyoles, el lago natural más grande de la península ibérica: tiene 1,18 km2 de superficie y una profundidad máxima de 62 m. Se alimenta de aguas subterráneas provenientes de acuíferos de la Alta Garrotxa. Las orillas del lago son el lugar perfecto para ir a pasear, descansar o bañarse en una jornada veraniega. Hay un carril bici y un paseo con bancos y grandes árboles además de un buen número de hoteles y restaurantes con terrazas. Entre los juncos nadan patos y cisnes y en las orillas se despliegan aún les pesqueres, casetas de baño con indudable encanto decimonónico.
Dónde: Lago de Banyoles.
Aunque no está en la costa, la comarca de La Garrotxa es otras de las excursiones típicas desde la Costa Brava, por su cercanía y por su interés natural y monumental. Uno de esos pueblos monumentales es Besalú, que debe su fama al soberbio puente medieval fortificado que salva el Fluvià , todo un emblema de la comarca. El vado de piedra data del siglo XI y, pese a todas las reformas y destrucciones que ha sufrido, conserva aún su impronta románica. Las torres fueron añadidas en 1395, durante el reinado de Pedro IV. Está trazado en ángulo porque los ingenieros aprovecharon así las rocas naturales del cauce para instalar los pilares, en vez de hacerlo sobre el lecho del río. En época medieval había que pagar un portazgo por atravesarlo. Besalú fue capital de un condado propio y conserva uno de los cascos históricos más interesantes y compactos de toda la provincia de Girona. Si quieres conocerlo con guía profesional, puedes hacer un tour por el barrio judío de Besalú. Y si lees esto desde Girona, o si te quedas allí, pero no quieres perdete esta comarca, hay una excursión a La Garrotxa que hace una ruta en coche de 8 horas y que incluye, además de Besalú, el lago de Banyoles.
Dónde: Besalú.
En la Costa Brava se celebran más de 50 festivales veraniegos de música y artes escénicas. ¡Impresicindible asistir a alguno de ellos! Uno de los más antiguos es el de Peralada. Tiene como escenario los jardines del castillo y programa desde ópera a jazz, pasando por música clásica, ballet, rock o cantautores. Otros festivales importantes son el de Cap Roig, el Sons del Món (Roses), el de Porta Ferrada (Sant Feliu de Gíxols) o el Jazz Festival L'Estartit.
Desde Llafranc (municipio de Palafrugell) una carreterita sube hasta el faro de Sant Sebastiá, un lugar privilegiado de la Costa Brava. Junto al faro (construido en 1857) se conserva una antigua casa de postas del siglo XVIII que daba servicio al camino de Francia por el litoral y que aún hoy mantiene su función: ahora es el hotel y restaurante El Far, donde probar, por ejemplo, un arroz con cabra (bogavante) para chuparse los dedos con una de las vistas más privilegiadas de esta parte del litoral catalán.
Dónde: faro de San Sebastiá.
No hay que esperar al verano para disfrutar de la Costa Brava. En este mapa te señalo los sitios que no debes perderte en tu recorrido por esta parte del litoral catalán. Disfruta de sus pueblos medievales, su naturaleza, de su cultura y festivales y de su rica gastronomía.