Alojarse en casas rurales en Portugal es una excelente manera de hacer turismo en el país vecino. Además, es muy fácil. Porque más allá de la monumentalidad de ciudades como Lisboa, Oporto o Coimbra, Portugal ofrece muchísimos rincones rurales con encanto en sus variados distritos, desde aldeas medievales a parques naturales y comarcas agrícolas donde el tiempo parece detenido. Si quieres hacer turismo rural en Portugal aquí van seis propuestas de norte a sur, desde el Alentejo al Alto Minho.
Actualizado por Paco Nadal el 05 de diciembre de 2023.
La ciudad debe nombre y emplazamiento a un puente de piedra sobre el río Lima, construido en época del emperador Augusto, que fue paso clave en la ruta de Brácara (Braga) a Asturica Augusta (Astorga). Del vado original romano quedan solo los cinco primeros arcos de la margen derecha. El resto, hasta un total de 24 arcos —16 de ellos con unos curiosos tajamares en forma de barca—, es de época medieval. Ponte de Lima es una pequeña y agradable localidad monumental, muy apropiada para disfrutarla a pie y para deleitarse con los atardeceres en la playa fluvial, con el puente romano como telón de fondo. En verano hay un buen ambiente festivo, con mercadillos medievales y muchos festivales de música y artes. Dentro de lo que fue la ciudad medieval destaca la igreja dos Terceiros, de claro estilo barroco; la igreja Matriz, la más antigua, edificada en el siglo XV por orden del rey D. Joâo I, y el palacio de los Marqueses de Ponte de Lima, que preside la plaza de la República, y que es de la misma fecha que las torres y la muralla que ceñían el burgo primitivo. En el centro urbano abundan las casas señoriales con fachadas gótico-manuelinas y los palacetes de familias pudientes de finales del siglo XIX como Villa Morâes, Villa Belmira y la Casa Norton de Matos. También son encantadores las alamedas y paseos peatonales que recorren ambas orillas del río. Si vas a hacer noche en Ponte de Lima, busca y reserva cuando antes tu alojamiento.
Dónde: Ponte de Lima.
Monsanto es uno de los pueblos más singulares de la Beira Baixa. Está construido sobre una colina de domos de granito; o más que “sobre” habría que decir “entre”, porque las gigantescas bolas de roca ígnea son una parte más de la fisonomía urbana y pueden aparecer bajo, al lado o, literalmente, sobre las viviendas. Los grandes penedos (como se les llama en portugués) rodantes pesan cientos de toneladas y a veces los caprichos de la erosión los ha dejado en posición tan equilibrista que parece que fueran a echar a rodar monte abajo, no dejando a su paso nada de mayor grosor que una hoja de periódico. A estos afloramientos de granito —frecuentes en esta zona de Portugal— los llaman montes-isla porque despuntan sobre la llanura adehesada como pequeñas ínsulas redondeadas y solitarias entre un mar de alcornoques y encinas. Hay un mirador oficial con una buena vista de los tejados rojizos del pueblo. Pero las mejores vistas panorámicas se tienen, primero desde un bar llamado Taverna Lusitana, cuya terraza está montada, ¡cómo no!, sobre un gigantesco domo de granito. Y segundo, desde el castillo. La subida a la fortaleza, sobre todo en pleno verano, exige su pequeño esfuerzo, pero se paga con la recompensa de una vista soberbia sobre las llanuras adehesadas de esta zona tan bella y desconocida de Portugal, a pesar de que está a apenas 20 kilómetros de la raya; esa línea fronteriza que no existe. En Monsanto puedes hacer un par de actividades que mejorarán tu conocimiento de la localidad: uno, ideal para seriéfilos, el tour por los escenarios de La casa del dragón, y otro, una visita guiada por Monsanto. Si vas a incluir Monsanto en tu escapada rural a Portugal, no dejes para última hora la reserva de tu alojamiento.
Dónde: Monsanto.
El Ribatejo es la región portuguesa por la que el Tajo (Tejo) enfila sus últimos kilómetros en busca de la desembocadura por su estuario. De límites imprecisos y de horizontes infinitos, el Ribatejo es una de las regiones más difusas y sin embargo con más fuerte personalidad de Portugal. Su frontera sur no parece ofrecer dudas: la desembocadura del río en el estuario de Lisboa. Pero sus bordes septentrionales se desdibujan por las campiñas de Tomar y Abrantes y de sus muchos afluentes tributarios. Un escenario minimalista y rectilíneo donde las grandes lezírias (vegas fluviales) lo cubren todo. Como buena comarca agrícola, la vida, las costumbres y las tradiciones del Ribatejo están ligadas a los ciclos agrícolas, sus productos y sus ganados. Vila Franca de Xira, por ejemplo, una ciudad con algunas pinceladas de arquitectura tradicional aún en sus calles peatonales, en el bajo Ribatejo, se ha especializado en la tauromaquia. En Leziría se crían los mejores toros y caballos de Portugal. Y en Azhinaga, el pueblo más bonito del Ribatejo, localidad natal del escritor José Saramago, los campos de maíz lamen la fachada de sus muchas mansiones solariegas. Río arriba está Golegã (“A capital do cavalo”), otra pequeña localidad monumental (imprescindible ver el pórtico manuelino de su Igreja Matriz) donde todo gira en torno a los equinos y la Feria Nacional do Cavalo.
Tiene fama de ser uno de los pueblos más bonitos de Portugal. Y cuando el viajero entra por la estrecha puerta de la muralla y accede a ese núcleo urbano encalado, compacto y peatonal reconoce enseguida que la fama es justificada. Una visita imprescindible en la región de Évora, en pleno Alentejo. Ubicada sobre una colina, a poco más de una hora de Évora, Monsaraz mantiene su aspecto de pueblo forticado, que siempre vivió en un vaivén por la cercanía de la raya hispano-lusa. Tiene apenas tres calles paralelas que van de la puerta principal —coronada por la torre del campanario que aprovecha uno de los torreones de la muralla— hasta el castillo, donde el paseo termina con otra sorpresa: la plaza de armas de la fortaleza se reutilizó como plaza de toros. Un precioso conjunto urbano blanco, empedrado y armónico, sin un solo edificio moderno que afee el conjunto, y con muchas tiendas de recuerdos y restaurantes con agradables terrazas y vistas a la llanura de dehesa y olivos. Reserva con tiempo tu alojamiento en Monsaraz.
Dónde: Monsaraz.
Los Arribes del Duero (Douro) hacen de frontera durante muchos kilómetros entre España y Portugal. Del lado portugués, la principal ciudad es Miranda do Douro, una población donde aún se habla el mirandés, un dialecto del asturleonés, y donde los hombres bailan la danza guerrera de los pauliteiros. Ciudad monumental en torno a una soberbia catedral donde se venera la imagen del Menino Jesús da Cartolinha, con las ruinas de lo que fue un poderoso castillo y unos restaurantes famosos en la comarca donde sirven carne de ternera de Miranda, con denominación de origen protegida. Miranda es la base perfecta para hacer turismo rural por los Arribes y por las freguesias cercanas. En la cercana presa de Miranda do Douro hay un embarcadero desde donde sale un barco que ofrece paseos fluviales por el Duero y los cañones de los Arribes. Un paseo de vocación medioambiental durante el que se puede ver con un poco de suerte buitres leonados, águilas, alimoches o cigüeña negra. Pero sobre todo, se puede admirar el tremendo trabajo de erosión que excavó este cañón del río Duero. Si quieres llevar este paseo fluvial en barco organizado, no dudes en contratarlo con tiempo. Y si vas a buscar alojamiento en Miranda do Douro, puedes hacerlo en este enlace.
Dónde: Miranda do Douro.
Beira Litoral es una de las tres Beiras (junto a Beira Alta y Beira Baixa), regiones históricas que ocupan la franja central de Portugal, desde el Atlántico hasta los pueblos fortificados de la frontera española, y que se caracterizan por su perfil ondulado y sus grandes manchas de vegetación autóctona. Su clima atlántico suave favorece el cultivo del arroz, el olivo y el viñedo. Existe una ruta senderista muy bien señalizada con flechas amarillas —porque es parte del Camino de Santiago Portugués— que recorre la Beira Litoral de sur a norte. Une dos poblaciones monumentales, Tomar y Coimbra, durante unos 90 kilómetros de agradable bosque mediterráneo de encinas. A lo largo de la ruta, que se puede cubrir a pie en tres días, se atraviesan pequeñas aldeas de montaña, como Casais, Calvinos, Ansiâo, Poço o Rabaçal, donde aún se pueden ver escenas costumbristas sacadas de otro tiempo y que pese a su tamaño siempre ofrecen al caminante un bar o una tienda en la que aprovisionarse o descansar con una bebida fría. Poco antes de llegar a Coimbra se pasa por las ruinas de Conímbriga, uno de los principales y más antiguos asentamientos romanos en el Portugal central, refundada sobre un antiguo castro celtra de la tribu de los Conii por Décimo Junio Bruto en el 139 a. C. Se aprecian aún sus murallas, algunos mosaicos fascinantes, parte del foro y restos de casas de baños particulares.