Es Patrimonio de la Humanidad y una de las ciudades más monumentales de Portugal. Rodeada por los paisajes de dehesas del Alentejo, Évora es una visita imprescindible en el país vecino. Estos son los sitios que no te puedes perder.
Actualizado por Paco Nadal el 04 de diciembre de 2023.
La plaza del Giraldo —praça do Gilraldo— es un buen lugar para empezar cualquier ruta urbana, es el centro neurálgico de la ciudad. Es un espacio bellísimo, porticado y cercado por edificios de arquitectura típica alentejana por los cuatro costados. Lo animan varias terrazas donde tomar el aperitivo con vino y queijo del país o donde comer unas migas alentejanas si el tiempo acompaña. Antes de continuar, ten en cuenta que tienes otras opciones profesionales para no perderte nada en Évora; esta ciudad amurallada alberga un gran patrimonio histórico. Puedes hacerlo sumándote a un free tour o con un tour privado (una opción muy interesante si viajas en grupo).
Dónde: plaza del Giraldo.
Por el sur de la plaza del Giraldo baja una calle peatonal, flanqueada por bares y tiendas de artesanía que acaba en la plaza 1.º de Mayo, donde se levanta la poderosa silueta de la iglesia de san Francisco. El templo es de estilo gótico manuelino; su única nave tiene una altura descomunal y además está decorada con temas marítimos, un recuerdo de la potencia naval que fue Portugal en aquel siglo XVI. La entrada a la iglesia es gratuita. Sin embargo, hay que pagar para ver la capela dos Ossos (capilla de los Huesos), el lugar más famoso del recinto. Se trata de una capilla forrada enteramente con calaveras y huesos, mandada construir por los frailes franciscanos que vivían en el convento. Es una invitación a reflexionar sobre lo efímera de la condición humana y el valor pasajero de la vida terrenal; idea que se resume en la frase del frontispicio de la capilla: «Nosotros los huesos que aquí estamos, por los vuestros esperamos». La entrada incluye también la visita al museo de arte sacro (no vale gran cosa) y una exposición permanente de belenes de todo el mundo.
Dónde: iglesia de san Francisco.
Horario: verano, de 9:00 a 18:30 horas. (última entrada). En invierno, hasta las 17:00 horas (última entrada).
Entrada: general, 6 €. Menores de 25 y mayores de 65 años, 4 €.
Desde la plaza 1.º de Mayo se sube, por un lateral de la iglesia de san Francisco, hasta esta plaza alargada (Largo da Porta da Moura) donde hay varias cosas interesantes: una fuente globular renacentista, dos torreones de la antigua muralla tardorromana y una casa con bellas ventanas manuelinas. Era una de las puertas de entrada a la antigua ciudad y aún hoy ofrece una de las mejores vistas del casco histórico, con la catedral —hacia la que te aconsejo dirigir ahora los pasos— sobresaliendo al fondo, sobre los tejados.
Dónde: Largo da Porta da Moura.
La visita inexcusable de Évora es su catedral (La Sé), empezada a construir en 1186. El edificio sobresale poderoso por encima del mar de tejados rojos de la ciudad. Pese a su recargada historia, es un templo pequeño y chaparro si lo comparamos con otras catedrales de la época, con más aspecto de fortaleza que de iglesia. Hay tres lugares extras que ver: el museo catedralicio, con algunas de las joyas de la archidiócesis de Évora; el bonito claustro, añadido al templo en el siglo XIV por el que merece mucho la pena caminar o subir a su terraza superior, y lo más recomendable de la visita, la subida a la torre, que en realidad son las cubiertas de sus tres naves. Si el día acompaña, la vista del cimborrio y de toda Évora y la dehesa alentejana desde aquí arriba es de las mejores experiencias que te llevarás de tu estancia en la ciudad.
Dónde: catedral de Évora.
Horario: todos los días, de 9:00 a 17:00 horas. Última entrada, una hora antes del cierre. Vista panorámica, hasta media hora antes del cierre. 1 de enero, 24 de diciembre por la tarde y 25 de diciembre, cerrado.
Entrada: 4,5 € (Sé, claustro, panorámica y museo). 3,5 € (sin museo). Estudiantes y mayores de 65 años, entrada reducida. Menores de 7 años, entrada gratuita.
Anexo a la catedral estaba el palacio arzobispal del siglo XVI, hoy reconvertido en museo de la ciudad. Tiene una rica colección de arqueología islámica, romana y medieval de la comarca y otra de pintura, en la que destaca un retablo de 13 paneles de la escuela flamenca fechado hacia 1500 que estuvo antes en el altar Mayor de la catedral.
Dónde: Museo de Évora.
Horario: de martes a domingo de 9:30 a 13:00 y de 14:00 a 17:30 horas. Cerrado el Domingo de Pascua, 1.º de mayo, 29 de junio (Día de la Ciudad, feriado municipal), 25 de diciembre y 1 de enero.
Entrada: general, 8 €. Si deseas adquirir la entrada anticipada, puedes hacerlo en este enlace.
Justo enfrente del museo se levanta uno de los monumentos más curiosos y fotografiados de Évora, el templo romano. La ciudad fue un importante municipium de la provincia romana de Lusitania. De aquel esplendor nos han llegado los restos de un templo con 14 preciosas y altivas columnas corintias, probablemente dedicado al culto imperial. Los expertos lo han fechado en el siglo II de nuestra era. ¡Un verdadero milagro que se haya conservado en tan buen estado después de casi 2.000 años! A ello tuvo que contribuir el hecho de que estuviera oculto durante siglos, primero como parte de un baluarte defensivo y luego como un edificio municipal. Unas obras llevadas a cabo en el siglo XIX dejaron al descubierto las evidencias del que se considera el edificio romano mejor conservado de Portugal. Una foto imprescindible en tu visita a Évora.
Dónde: templo romano.
Debajo del edifico de la Cámara Municipal (Ayuntamiento), en la plaza Sertório, aparecieron los restos de los baños públicos romanos. Lo excavado no es gran cosa y además el mantenimiento es bastante deficiente, aún así y como está en pleno centro, en el cruce de todos los paseos urbanos, merece la pena entrar al hall del edificio para verlo. Impresiona el laconicum, un graderío circular donde se tomaban baños calientes de vapor y en el que no hay que echarle mucha imaginación para ver sentados allí con sus toallas a los ciudadanos libres del municipium Ebora Liberalitas Julia departiendo de política o de cotilleos sociales mientras daba un capricho al cuerpo.
Dónde: termas romanas.
Horario: de lunes a viernes, de 9:00 a 17:30 horas. Cerrado fines de semana y festivos.
Entrada: gratuita.
Évora estuvo rodeada por dos cercos de murallas. La primera y más antigua es de origen romano y visigodo, data del siglo III y tenía unos dos kilómetros de longitud. Sus restos de lienzos, torreones y puertas son visibles aún por la parte alta de la ciudad vieja, donde hoy está la catedral. Más tarde, tras la época medieval, el burgo se agranda y surge la necesidad de una segunda línea amurallada. Es la cerca-nova, construida entre los siglos XVI y XVII, que rodea ahora todo el casco histórico. Tiene diversos grados de conservación. Por el sur de la ciudad es apenas imperceptible porque está muy integrada en jardines y edificios. Pero por la zona norte y este, en especial entre la puerta de Avis y la entrada de la Universidad, está en buen estado y tiene un paseo agradable.
Dónde: murallas.
El arquitecto Francisco de Arruda, el mismo que hizo la Torre de Belem de Lisboa, recibió el encargo hacia 1530 de construir un acueducto que llevara agua potable a la ciudad de Évora. La gigantesca obra, de casi nueve kilómetros de longitud, domina el perfil urbano por el noroeste. Más allá de la curiosidad histórica, tiene poco que ver. Hay una buena imagen del acueducto da Água da Prata al atardecer desde la puerta de Avis.
Dónde: acueducto.
Évora es el lugar perfecto para probar la cocina alentejana, una gastronomía sencilla, rural y contundente marcada por un paisaje de dehesas y campos de cereal. Por eso son tan abundantes los productos del cerdo. Te recomiendo probar las migas alentejanas (con pan, espárragos y carne de cerdo) y la açorda alentejana, que se hace con agua, aceite, ajo, huevo escalfado, pan y cilantro. Restaurantes que me gustan: Cartuxa Enoteca, en la misma plaza de la catedral, con enorme carta de vinos alentejanos y cocina tradicional pero modernizada. Más moderno y de autor aún, Origens: la cocina alentejana, reinterpretada. También está muy bien el restaurante de la Pousada Convento de Évora.
El Alentejo estuvo habitado desde tiempos inmemoriales. Y lo prueban las abundantes evidencias de megalitismo. Una de las más fotogénicas es el crómlech de los Almendros, a 17 kilómetros de Évora (los últimos cuatro por pista de tierra). Para ir, sal del centro urbano en dirección a la autopista de Lisboa y poco antes del entronque con esa vía rápida verás un desvío a la izquierda que marca Guadalupe y Cromeleque dos Almendres. Un crómlech es monumento megalítico formado por círculos o elipses de grandes piedras clavadas de forma vertical. Este de los Almendros es uno de los más importantes de Europa y tiene más de 8.000 años de antigüedad. Consta de dos recintos de piedras, uno con 24 menhires y otro con 95. Entrada libre.
Dónde: crómlech de los Almendros.
Si solo tienes tiempo para una visita en los alrededores de Évora, tiene que ser esta. Situado sobre una colina, a una hora de la capital alentejana, Monsaraz es uno de los pueblos fortificados más bonitos y mejor conservados de Portugal. Tiene apenas tres calles paralelas, que van de la puerta principal de la muralla —donde aguarda una sorpresa: la torre del campanario está construida sobre uno de los torreones de la muralla— hasta el castillo, donde el paseo termina con otra sorpresa, la plaza de armas de la fortaleza se reutilizó como plaza de toros. Un precioso conjunto urbano blanco, empedrado y armónico, sin un solo edificio moderno que afee el conjunto, y con muchas tiendas de recuerdos y restaurantes con agradables terrazas y panorámicas a la llanuras adehesadas.
Dónde: Monsaraz.
A nueve kilómetros del cruce que sube a Monsaraz, cruzando el enorme embalse de Alqueva, aparece esta otra importante fortaleza de la línea defensiva en la frontera con España. La vista del castillo de Mourão desde fuera es muy fotogénica, con la iglesia de estilo manuelino (siglo XVI) incrustada en la muralla. Pero por dentro hay poco que ver, por no decir nada. El castillo de Mourão fue durante siglos la primera línea del frente entre castellanos y portugueses y sufrió multitud de asedios y batallas. Las sólidas murallas solo encierran ahora un gran solar comido por la hierba. Se pueden hacer muchas actividades náuticas en el embalse de Alqueva.
Dónde: castillo de Mourão.
Horario: de 9:00 a 17:00 horas.
Si viajas a Évora en coche desde el centro de la Península, casi con seguridad entrarás por la antigua frontera de Badajoz. A escasos kilómetros aparecerá Elvas, otra ciudad monumental de Alentejo, también Patrimonio de la Humanidad. Si no tienes tiempo para verla con detenimiento, no te pierdas al menos la visita al fuerte de Graça, una de las dos fortalezas del siglo XVIII que defendían la ciudad. Es el mejor castillo de baluartes pentagonales que conozco, una joya de la ingeniería militar del XVIII —cuando la mejora de la artillería obligó a rediseñar el obsoleto sistema de murallas medievales— que ha llegado casi intacta a nuestros días porque nunca fue tomada por el enemigo ni sometida a bombardeos. Deambular por sus túneles y pasadizos, subir al paseo de ronda o a las garitas de la muralla o ver la casa del Gobernador, que domina el conjunto, es una experiencia que no te deberías perder. Si tienes más tiempo, te recomiendo hacer un tour privado por Elvas, una visita exclusiva donde descubrirás el centro histórico de la localidad.
Dónde: fuerte de Nossa Senhora de Graça.
Horario: de mayo a septiembre, de martes a domingo, de 10:00 a 18:00 horas. De octubre a abril, de martes a domingo, de 10:00 a 17:00 horas. Lunes, cerrado.
Entrada: general, 5 €; visita guiada, 8 €.
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