La sierra de Madrid es increíble. Apenas a una hora en coche de la gran ciudad encuentras lugares inimaginables: bosques de acebo y abedul, cascadas de aguas prístinas, pueblos de piedra con encanto, abetales que parecen sacados de Canadá o Laponia y hasta un parque nacional, el de Guadarrama. La Sierra Norte es el otro Madrid. El que ni imaginabas que existía. En este post te cuento ocho sitios para visitar en la Sierra Norte de Madrid que nunca decepcionan.
Actualizado por Paco Nadal el 26 de enero de 2023.
Una de las joyas naturales de la Sierra Norte de Madrid es este precioso bosque, único hayedo de la Comunidad y uno de los más meridionales de Europa. El haya es más centroeuropea y no se da en latitudes tan bajas, pero las especiales condiciones de humedad y orientación sur de esta ladera de la sierra de Ayllón permitieron que se conservaran hayas centenarias mezcladas con robles. El hayedo lo atraviesa el río Jarama y es curioso comprobar cómo en la otra ladera, provincia ya de Guadalajara y que da a la solana, no hay ni una sola haya y apenas unos pequeños robles. El hayedo-robledal tiene unas 250 hectáreas de superficie, enmarcado dentro de una Reserva de la Biosfera de más de 15.000 que se despliega por cinco municipios. Pertenece al pueblo de Montejo de la Sierra desde 1460, cuyos habitantes lo han usado desde entonces como pasto para el ganado, por eso las grandes hayas nunca se talaron. Aunque de las de 400 años quedan ya muy pocos ejemplares. Hay tres senderos señalizados por el bosque, aunque para mí el más bonito (también el más demandado) es el que va por la orilla del río. Hay más de 97 especies de mariposas, zorros, nutrias, corzos, tejones… y otras numerosas especies vegetales, como enormes acebos. El bosque es bonito en todas las épocas del año. Las mayores aglomeraciones se dan en otoño e invierno, por supuesto, pero la primavera es también preciosa (y menos concurrida).
IMPORTANTE: las visitas al hayedo de Montejo están reguladas y solo se tramitan on line. Puedes consultar la información hacer la reserva en este enlace.
Mucho más montañero que su vecino de Navacerrada, el puerto de Cotos es uno de los puntos de encuentro históricos de los aficionados madrileños a la montaña. Está a 1.880 metros de altitud, se puede llegar a él en tren de cercanías (Línea C9 desde Cercedilla) y en invierno, cuando nieva, puedes creerte que estás en Laponia o en Canadá, con los grandes abetos enfundados en un traje blanco y componiendo una postal idílica. En Cotos está el Centro de visitantes Peñalara, donde mejor puedes informarte de senderos y actividades en el macizo de Peñalara, el corazón del parque nacional de Guadarrama. La excursión estrella es al pico Peñalara (2.428 m), la cima de la sierra de Guadarrama. Se puede subir siempre que lleves el equipo acorde a la temporada y estés en buena forma física. Además del ascenso a la cima, son aconsejables las rutas a las diversas lagunas de origen glaciar que hay en su base, en especial a la Laguna Grande. Consulta toda la información necesaria de las sendas en este web.
El embalse de El Villar es el más antiguo de la Comunidad de Madrid y cuando se inauguró, en 1873, también era la presa más alta de España. Suministra desde entonces el grueso del agua potable que se consume en la capital. Almacena el agua del río Lozoya y su entorno ofrece multitud de parajes de gran belleza, muy en especial los de la garganta por la que el Lozoya se encañona en esta zona y que facilitó la construcción de la espectacular presa, la primera de gravedad y planta curva que se construyó en el país. Hay muchas posibilidades para caminar por su entorno. Una de ellas es la ruta senderista que va desde el cercano pueblo de Berzosa del Lozoya, el 'balcón de la Sierra Norte', por el pinar de Casasola hasta la presa de El Villar (unos 14 km.). Aquí puedes ver la geolocalización de la presa.
Estamos acostumbrados a ver el acebo como un arbusto con sus peculiares hojas espinosas y sus frutos rojos que maduran en invierno. Es la imagen de la Navidad. Sin embargo, en condiciones adecuadas, el acebo puede ser todo un señor árbol, con portes de más de 10 metros y longevidades centenarias. Es lo que ocurre en la ladera sur del puerto de Somosierra, cerca del pueblo de Robregordo, donde los acebos han crecido tanto y tan alto que forman un pequeño bosque. Para llegar a él hay que salir de Robregordo en dirección a Somosierra y enseguida, a la izquierda, aparecen unos carteles con indicaciones Dehesa de Robregordo y Ruta del Acebo. Sigue por esa pista de tierra en ligero ascenso durante un kilómetro (se pasa una doble verja metálica) para llegar a los primeros grandes acebos. Basta seguir esa pista de tierra para internarse por la dehesa y la acebeda.
No muy lejos de los acebos de Robregordo encontrarás otra de las delicias botánicas de la Sierra Norte: la dehesa boyal de Somosierra, conocida como la dehesa bonita. Un bosque relicto de los que un día cubrieron esta vertiente sur del puerto de Somosierra, paso natural entre las dos Castillas. En torno al arroyo de los Cambronales, que baja del puerto, crece un pequeño, pero denso, bosque de robles albares y rebollos, abedules, avellanos, serbales y acebos. Ni que decir tiene que el mejor momento para la visita es otoño, cuando todas estas especies caducifolias se visten de ocre, rojo y amarillos, creando un paraje único. De ahí el sobrenombre con el que la conocen los vecinos. Se llega a ella por la autovía A-6, salida Somosierra. Unos 300 metros antes de llegar al puerto, a la derecha, parte un camino con una cancela; es el inicio de la dehesa. Pero allí es difícil aparcar. Mejor subir hasta el puerto, cambiar de sentido y en la bajada, justo enfrente de la cancela de la dehesa, verás una explanada de tierra junto a una depuradora del Canal Isabel II. Tras la puerta metálica, hay un ligero ascenso y se llega a una trifurcación: sigue por el camino de en medio, el menos evidente. La vereda cruza el arroyo (ojo, puede llevar bastante agua) y va ganando ascenso, dejando fresnos, abedules y avellanos en las riberas, y robles y grandes acebos en las laderas.
Un trocito de Laponia en Madrid. El llamado bosque finlandés es en realidad un bosquete de abetos, chopos y abedules a orillas del río Lozoya que recuerda a los bosques escandinavos; más aún si a la postal se le suma una represa que forma allí el río, un embarcadero de madera y una cabaña del mismo material que fue usada como sauna. ¡Más finlandés, imposible! Está justo enfrente del monasterio de El Paular, a la salida del pueblo de Rascafría hacia el puerto de Cotos. Para llegar a él, entra por el Centro de visitantes Valle del Paular, sigue por la calzada adoquinada, cruza el puente del Perdón y nada más pasarlo, toma la izquierda el camino natural Valle de Lozoya que va hasta El Cuadrón (31 km) pasando por Rascafría (2 km), Lozoya y otros pueblos de valle. El bosque finlandés queda a unos 300 metros, a la izquierda. Como te decía, es un espacio pequeño, pero muy simpático y original para hacer fotos.
El puerto de Canencia es una de las zonas de recreo más bonitas de la Sierra Norte. Situado a 1.505 m de altitud en la carretera M-604, entre las localidades de Miraflores de la Sierra y Canencia, ofrece fácil aparcamiento, zonas recreativas y enormes pinares. Allí mismo, en el puerto, empieza una senda que desciende por la ladera norte a través de uno de los mejores bosques de abedules de Madrid. El abedul —fácil de distinguir por su tronco blanquecino— es habitual en Europa, pero en la península solo crece en zonas altas y húmedas. La senda ecológica del Abedular de Canencia empieza en el mismo aparcamiento del puerto. Desde la fuente de La Raja sigue una ancha pista de tierra rodeada de altas coníferas marcada con las señales rojas y blancas del GR 10. Tras pasar una valla metálica verde, que impide el paso de vehículos, empiezan a aparecer los primeros abedules. En esa zona se ha rehabilitado una antigua choza de pastores de forma circular. Sigue las indicaciones de la senda del arroyo del Sestil del Maíllo y de la ladera (y chorrera) de Mojonavalle.
Una de las excursiones que más me gustan de la Sierra Norte es la de la pista que une los dos grandes puertos de la vertiente sur de Guadarrama: el de la Morcuera (1.796 m) y el de Canencia (1.505 m). Se trata de una pista forestal ancha, bien trazada, sin pérdida y con muy poco desnivel que recorre cresteando los 11 kilómetros que separan ambos pasos de montaña. Es perfecta para hacer en bici de montaña, pero también a pie (para hacerla completa, mejor prever un coche en uno de los extremos para el regreso). Y se puede hacer en ambos sentidos. Encontrarás varios desvíos, pero es fácil no perderse si sigues las señales del GR 10 (blancas y rojas), que discurren de un puerto a otro por esta pista. Hay varias zonas con vistas soberbias de Guadarrama, pero una de las mejores es cuando se pasa por el arroyo del Sestil del Maillo, el mismo que recorríamos en la excursión anterior por el abedular de Canencia, y se escucha (aunque no se ve) allá abajo, la chorrera de Mojonavalle. Si sales desde Canencia, la pista se toma en el mismo aparcamiento, en dirección noroeste en ascenso hacia el Centro de interpretación Casa del Hornillo. Si empiezas en La Morcuera, una vez en el alto has de seguir en dirección Rascafría 1,2 km hasta que, pasado el refugio, veas una pista a la derecha con las marcas del GR (Km 19,260 de la M-611).