¿Qué hay que ver en Croacia, el destino de moda? Pues sobre todo esa joya medieval que se llama Dubrovnik: ¡un imprescindible de Croacia! Además tiene más de mil islas. Y un litoral de calas y pinares que se parece a la Costa Brava. Y su capital, Zagreb, nos recuerda las grandezas de su pasado austro-húngaro. En este post te enseño lo mejor de Croacia y en este otro, he recopilado toda la información práctica para viajar a Croacia.
Actualizado por Paco Nadal el 09 de febrero de 2022.
Zagreb la capital croata parece sacada de un cuento de Sissi emperatriz. No en vano fue una de las capitales del imperio austro-húngaro. Zagreb es coqueta, pequeña y monumental. Una visita imprescindible si quieres conocer Croacia. Flota en el ambiente una rara quietud provinciana, una sensación de que todo está cerca, asequible. Y luego están los tranvías. Las ciudades con tranvía tiene un encanto especial. El traqueteo metálico sobre las vías y el monocorde sonido del silbato convierten la ciudad en una especie de maqueta ferroviaria diseñada al tamaño y medida del paseante. El epicentro urbano es la plaza Ban Jelacic, donde está la oficina de turismo. Y muy cerca de ella, dos lugares imprescindibles: la catedral y el mercado Dolac. Zagreb está también llena de terrazas y ambiente al aire libre en cuanto llega el buen tiempo. Recomendables en este sentido la calle Bogoviceva y la calle Tkalciceva. Otra visita curiosa: el museo de las Relaciones Rotas, en el palacio Kulmur, un espacio dedicado al desamor creado con donaciones de objetos que representan una relación ya terminada.
El parque nacional de los lagos de Plitvice es el espacio natural más popular de Croacia está situado a mitad de camino entre Zagreb y Zadar, cerca de la frontera con Bosnia. Se trata de una reserva forestal con 16 lagos encadenados por cascadas a lo largo de un cañón de roca caliza. Se pueden visitar a pie, usando la red de senderos paralela a los embalses, en autobús o bien en un barco eléctrico que une los principales lagos. La mejor época para visitar el parque es el otoño. En verano es recomendable llegar muy temprano porque recibe muchos visitantes y los parkings se llenan enseguida. Si quieres contratar una excursión a los lagos de Plitvice desde Zagreb, pincha aquí y si quieres hacerla desde Split, pincha aquí.
Zadar, una de las grandes ciudades portuarias de Dalmacia, a 116 km al noroeste de Split, no es tan turística como otras ciudades de la costa croata por lo que se puede disfrutar casi de los mismos atractivos (cultura, monumentos, playas), pero sin tantos agobios. La ciudad creció en un promontorio que se adentra en el Adriático y conserva un casco histórico con vestigios romanos (incluido el antiguo foro) y muchas iglesias y palacios. También conserva las murallas medievales y un bonito paseo marítimo. Dos de sus principales atracciones son los Órganos del Mar (unos tubos que producen sonidos con las matreas) y el Saludo al Sol (un círulo con placas de vídrio que produce espectáculos de luz), dos intervenciones del artistas local Nikola Basić Puedes recorrer Zadar en visita guiada o desde el agua en un tour en kayak por la costa de la ciudad croata.
Split la segunda ciudad más grande de Croacia dista 380 kilómetros de Zagreb y es también uno de los puertos más importantes del Adriático. Lo más curioso de Split y lo que le valió el título de Patrimonio de la Humanidad es que gran parte de la ciudad vieja aprovecha aún los restos del palacio de Diocleciano, emperador romano que nació en esta región. Diocleciano se hizo construir un gran palacio y casa de descanso donde más tarde, año 313, sería sepultado. El enorme palacio terminó por ser usado por los pobladores como recinto fortificado y en torno a él y el mausoleo creció una nueva ciudad, Spalato, la que hoy conocemos como Split. Muchos de los 220 edificios del recinto palaciego son aún reconocibles y en ellos –convenientemente readaptados- hay viviendas, tiendas, restaurantes y negocios. El antiguo peristilo –la antigua plaza de armas del palacio- es hoy la plaza más concurrida y animada del viejo Split. Otra de las visitas ineludibles en Croacia.
Una manera muy original de visitar el litoral, islas y ciudades costeras de Croacia es aprovechando el servicio de barcos-correo y ferris que recorren a diario en todas direcciones la costa del Adriático, parando en los principales puertos y en muchas de las más de mil islas –apenas 50 habitadas-, que salpican la costa croata. Un viaje diferente y relajante, que en ocasiones resulta más rápido que por carretera dada la compleja orografía y malas carreteras de Croacia. La naviera más importante es Jadrolinija, estatal y con servicio entre casi todos los puertos e islas principales; también tiene conexiones con Italia. Hay también varias compañías privadas, como G&V Line.
Pakleni Otoci es un pequeño archipiélago de veinte islotes frente a la localidad de Hvar, en la isla homónima. Tiene lugares encantadores como Necujam, una de las calas más atractiva del Adriático. Aunque ya alberga una colonia de casas de veraneo y pequeños hoteles, Necujam sigue siendo un paraíso de aguas azul turquesa, mar en calma y abundantes playas desiertas. Se llega fácilmente en barco taxi desde el puerto de Hvar; la travesía toma unos 20 minutos.
Brac es la tercera isla más grande, con un interior montañoso y 13 pequeñas y encantadoras localidades, todas con sus campanarios blancos, sus tejados rojos y su aire veneciano. La característica de Brac es que tiene playas abiertas, largas y de arena (aunque de granulometría muy gruesa), en comparación con las calas pequeñas que abundan en el resto del litoral. La más famosa es la de Zlatni Rat, cerca de la localidad Bol. También destacables Vela Luka, Supetar y Lovrecina, en el norte. Las aguas son transparentes y el interior está cubierto por densos bosques de pino. Brac está frente a Split, de cuyo puerto salen los ferris que la unen con el continente (una hora). Desde Split puedes contratar esta excursión a las islas de Brac y Solta en barco.
Una isla cercana a Dubrovnik que se atribuye ser el lugar de nacimiento del más famosos de los viajeros: Marco Polo. Korcula es la sexta isla más grande Croacia, con unos 50 kilómetros de largo. Tiene una capital muy monumental –casi una miniatura de Dubrovnik - también con sus murallas, casas palaciegas, tejados rojos y murallas. Y pueblitos pesqueros y paisajes muy mediterráneos de pinos, olivos y viñedos.
Su relieve de suaves colinas atestadas de hierbas aromáticas, la belleza de sus paisajes mediterráneos, sus calas y su histórica capital la convierten en una de las islas más apetecibles de la costa dálmata. Si solo vas a visitar una isla, te recomiendo esta. Hvar fue refugio de pintores y poetas. Y ahora, de miles de jóvenes italianos que tiene aquí su lugar favorito de veraneo. Tiene forma alargada y dos núcleos de población importantes. En el extremo oeste está Hvar, la capital, antigua base naval veneciana, con una preciosa plaza y lonja, rodeada de palacios, que conserva mucho de aquella presencia de la Serenissima. Y con una intensa vida nocturna. Al norte, en una bahía protegida, Stari Grad, donde llegan los ferris del continente, una antigua fundación griega también con un bello casco histórico fortificado y lleno de palacios barrocos e iglesias renacentistas. Y mucho más tranquila que Hvar.
Dubrovnik es la visita obligada, la ciudad más famosa y turística de Croacia. En verano está atiborrada de visitantes, más aún si ese día llegan cruceros, así que ármate de paciencia. Pero sea como sea, merece la pena. La ciudad antigua, rodeada de murallas y protegida por la fortaleza Revelin, un castillo del siglo XVI, es sencillamente deliciosa. Sus calles peatonales, sus torres y bastiones, sus callejuelas, sus monasterios, palacios e iglesias -siempre con tejado rojo- invitan a imaginar las riquezas que llegaban a su puerto cuando fue una próspera ciudad-estado entre 1205 y 1808, cuando fue conquistada por Napoleón. Circunvala la ciudad por el paseo de ronda de las murallas (2 kilómetros), siéntate en una terraza del puerto viejo a ver el trasiego de barcas, visita la catedral, deambula una y otra vez por la calle Stradun -el eje principal urbano al que se asoman muchos de los principales edificios- y sube en el funicular del monte Srdj para ver desde allá arriba una perspectiva de la ciudad y su bahía. Y un consejo: por la noche, cuando ha desaparecido los grandes grupos y los cruceristas han vuelto al barco, las calles de Dubrovnik adquieren una nueva dimensión.
La lista de islas visitables de la costa croata no tendría fin. Si dispones de tiempo, además de las grandes y más conocidas puedes visitar Cres, famosa por sus excelencias gastronómicas. Rab, con su casco histórico de origen medieval muy bien conservado. O Mljet, otra de las pequeñas y aclamadas, un paraíso natural con bosques de pinos y pequeños pueblitos. Las Elafiti son un grupo de seis islas con pueblecitos pesqueros y buenas playas. O Kolocep, Lopud y Sipan, las tres islas más cercanas a Duvrobnik, fáciles de visitar en excursiones de día. Por mucho turismo que llegue a Croacia en temporada veraniega siempre encontrarás una islita para estar lo suficientemente solo. Sin llegar a ser Robison Crusoe.
Croacia tiene forma de boomerang. La zona más turística y visitada es su costa: la parte sur de ese boomerang. Pero el interior, el norte del boomerang, tiene mucho que ver y no hay tantos turistas en temporada alta. La región se llama Eslavonia y su capital, Osijek. Osijek es una pequeña y agradable ciudad de unos 100.000 habitantes a orillas del río Drava, con un pasado romano y muchos siglos de historia. Buena parte de ella está aún plasmada en la fortaleza Tvrdja, la antigua ciudadela aún parcialmente amurallada y llena de iglesias y edificios barrocos. El centro de la fortaleza es la plaza Svetog Trojstva, un espacio grande y monumental, como corresponde al barroco, con elegantes edificios, incluido el que acoge el museo de Eslavonia, y muchas terrazas y restaurantes. Otro lugar encantador de Osijek es la Promenade, el paseo fluvial a lo largo del cauce del Drava, llena de gente y bordeada por multitud de bares con terrazas que se llena en cuanto sale un rayo de sol. A los croatas les encanta socializar al aire libre.
Situada a unos 35 kilómetros de Osijek, Dakovo es famosa por su espectacular catedral de ladrillo rojo levantada en el siglo XIX, sede episcopal del famoso obispo Strossmayer. Es el segundo templo más grande de la muy católica Croacia, tras la catedral de Zagreb, y uno de los principales lugares de peregrinación de esta zona del país. La ciudad tiene una animada calle peatonal, la Ulica Hrvatskih Valikana, llena de cafetines y buen ambiente. Cada 5 de julio la ciudad se llena visitantes para asistir al Dakovo vezovi, el Festival de Verano, en el que hay desfile de carruajes con miles de personas ataviadas con el traje típico.
Croacia, como buen país mediterráneo, tiene una fuerte cultura enológica. Toda la región de Eslavonia es rica en vides y produce excelentes vinos, sobre todo blancos. Un vino excelente para tomar con el embutido más famosos de Eslavonia, el kulen, una especie de chorizo muy especiado que te deja la lengua hecha un trapo al primer mordisco pero que luego se hace un hueco en tu paladar. La uva más famosa es la gracevina o riesling italiana. Hay muchas bodegas centenarias que usan esta uva, como por ejemplo las bodegas Belje, en Knezevi Vinograd, fundadas en 1526, que organizan visitas guiadas y vende sus propios caldos. Otras bodegas con buenos restaurantes donde probar el obanac (un guiso de carnes de caza y corral para chuparse los dedos) son Josic, en Zmajevac, y Goldschmidt, en Vukovar.
Eslavonia es tan llana que cualquier pequeña colina se convierte en un objetivo estratégico. En esta, cercana a la aldea de Batina, hubo encarnizados combates entre el Ejército Rojo y los alemanes durante la II Guerra Mundial. Con la consiguiente carnicería y miles de muertos por ambos bandos. Un monumento de era soviética recuerda aquellos hechos. La vista panorámica desde arriba es de lo más recomendable. Al otro del Danubio se extiende la Voivodina serbia.
Stara Kapela es uno de los mejores centros de turismo rural de Eslavonia. Una genuina aldea croata, donde apenas viven 20 habitantes, conservada tal cual, sin ninguna edificación moderna. Ante la evidencia de que pronto sería una aldea más abandonada y sin pobladores, varias de las viviendas sin uso se reconvirtieron en alojamientos rurales, creando así la primera etno-villa de Croacia. Muy recomendable si buscas algo diferente, rodeado de silencio y bosques caducifolios. Más información aquí.
Si tienes memoria o buscas en las hemerotecas, Vukovar fue la ciudad mártir croata de la guerra de los Balcanes. Durante tres meses, en el otoño de 1991, Vukovar sufrió un asedio casi medieval por parte de los paramilitares chetniks serbios. Murieron varios miles de personas, la mayoría civiles inocentes. Vukovar es hoy una apacible ciudad de llanura, en la confluencia entre el Danubio y el Vuka. Tiene un activo puerto fluvial, varios edificios del barroco austrohúngaro, otros de aire soviético y muchas huellas aún de la batalla. La calle Mayor, que de grande tiene poco, cuenta con animadas terrazas y varios maceteros con flores que parecen alegrarse de la llegada de la primavera. Se han dejado varias casas sin reparar tras los bombardeos como memorial de aquel terrible episodio. El antiguo hospital se ha reconvertido en un museo sobre los horrores del asedio y en una granja a las afueras se ha creado un memorial en recuerdo del personal sanitario y enfermos que los serbios asesinaron cuando por fin tomaron la ciudad.
Otra ciudad monumental de Eslavonia. Ilok tiene un casco medieval enriscado en lo alto de un espolón que domina el Danubio. Es la población croata más oriental. Se conservan parte de las murallas, el castillo del duque (recién rehabilitado), una iglesia-monasterio que se levanta como un faro sobre la llanura y una vista soberbia sobre el Danubio y los bosques que le rodean. Si vais a Ilok, cena en el hotel-restaurante Dunav, con excelentes pescados y un comedor al aire libre en una preciosa pradera junto al Danubio. Al otro lado está Serbia; tan cerca, tan cerca que se mezcla la música del restaurante croata con la del restaurante del lado serbio.
Croacia tiene forma de bumerang. Aunque hay vuelos desde España a varias ciudades costeras, te recomiendo empezar por la capital Zagreb, una ciudad muy interesante. Desde allí hay dos opciones de ruta. Una, por la costa, en dirección a Zadar, Split, Duvrobnik y las islas del Adriático; la ruta más popular. O seguir hacia el interior, la parte más desconocida de Croacia, en busca de Osijek y la región de Eslavonia.