En 1999 unos aficionados a la mineralogía abrieron un hueco en la galería de una vieja mina de Pulpí, al sur de Almería. Y lo que encontraron al otro lado conmocionó al mundo: una geoda gigante, la segunda más grande conocida hasta el momento. Hoy se ha convertido en una de la principales atracciones de la provincia. Te cuento cómo llegar a Pulpí, cómo reservar la entrada y cómo hacer la visita. Reserva tu entrada antes de planificar el viaje, puedes encontrarte con que están agotadas para tus fechas, sobre todo, en temporada alta.
Actualizado por Paco Nadal el 05 de julio de 2023.
Pulpí es un municipio del sureste de Almería. La forma más fácil de llegar es por la AP-7, Cartagena-Vera. La geoda está en Pilar de Jaravia, una pedanía de Pulpí. Para acceder, toma la carretera A-350 que va desde el centro de Pulpí a San Juan de Terreros. Está señalizado.
Solo se admiten visitas guiadas; las hay cada media hora de martes a domingo en horario de 9:00 a 19:30. Los lunes, permanece cerrado. Es imprescindible reservar plaza a través de su web y pagar en ese momento los 22 € que cuesta la entrada. Los menores de 8 a 16 años, siempre acompañados por un adulto y con acreditación que certifique su edad, 10 €. Mayores de 65, 15 €. Los menores de 8 años no pueden acceder. Si necesitas más información puedes escfibir a informacion@geodapulpi.es o llamar por teléfono al 950 96 27 27.
La mina está acondicionada para las visitas públicas y puedes llevar ropa normal de calle. Pero en cuanto al calzado, este debe ser cómodo, cerrado y deportivo. No se permite bajo ningún concepto el acceso con calzado abierto, chanclas, sandalias o tacones. Así mismo, es obligatorio llevar casco (de espeleología, nunca de obra) para la visita.
Una geoda es una cavidad cerrada formada dentro de una roca en la que por determinados procesos geológicos, cristalizan ciertos minerales. En el caso de la de Pulpí, lo que cristalizó fue yeso (sulfato de calcio). Las hay de todos los tamaños, no más grande que una pelota de golf hasta verdaderas cavernas, como la de Pulpí, que mide nueve metros de largo por dos de ancho y otros dos de largo
La geoda no está en la superficie y no se accede directamente a ella. Se ubica a unos 60 metros de profundidad en el interior de la Mina Rica, una explotación de sideritas (carbonato de hierro) que empezó a explotarse a mediados de los siglo XIX en esta zona sur de Almería. Esta es la puerta de entrada a la mina.
La visita guiada dura hora y media y solo al final de ella se llega a la geoda. Primero, los guías conducen al grupo a través de las galerías del primer nivel de la mina mientras les van explicando su valores geomineros: sistemas de excavación y entibados, los pozos y contrapozos, el tipo de mineral que se extraía (primero siderita, rica en hierro; cuando este dejó de tener valor tras la Segunda Guerra Mundial, se explotó la galena, de la que se obtiene plata), las formas de barrenar y la presencia de otros muchos minerales en las galerías, muy apreciados por los geólogos aficionados y los coleccionistas. Por cierto: no hay que subir ni bajar por las escaleras que aparecen en la foto. Es tan solo la salida de emergencia.
Una vez en el segundo nivel (de los cinco que tiene la mina) se baja por una escalera de caracol unos 15 metros hasta una pared entre los niveles 3º y 4º, donde está la geoda. Pero no podrás entrar en ella por razones de conservación. Uno a uno, cada miembro del grupo se asoma por una estrecha gatera e introduce medio cuerpo para ver desde ahí esa maravilla natural. Algunos de los cristales de yeso miden casi dos metros. Por razones de preservación y seguridad, está PROHIBIDO HACER FOTOS del interior de la geoda, pero tal y como explican, tu guía puede hacerlas con un dispositivo especial y podrás adquirirla posteriormente en la tienda a un precio económico.
Los mineros nunca descubrieron la geoda. Si no, la hubieran arrasado, como pasó con otra, también de enormes dimensiones, cuyos restos se ven en el 3.er nivel. Para ellos no tenía ningún valor comercial y seguían picando sin contemplaciones en busca de menas más rentables. En diciembre de 1999 un grupo de geólogos y aficionados a la mineralogía accedió a la mina en busca de material para sus colecciones. Descolgándose con cuerdas, uno de ellos vio unos cristales de yeso que sobresalían en una pared en un pozo entre el 3º y 4º nivel. Empezaron a excavar y al otro lado apareció una oquedad. Cuando agrandaron el agujero para que cupiese un cuerpo e iluminaron el interior se llevaron la sorpresa de sus vidas: era una geoda gigante de nueve metros de largo, dos de ancho y casi otros dos de alto. Sus cristales de yeso (sulfato de calcio) eran tan cristalinos que se podía leer un libro a través de ellos.