Yunnan, en el suroeste de China, es una de las provincias más multiétnicas y culturalmente variadas de todo el país. Una China milenaria muy diferente a los grandes polos industriales y urbanos de Pekín o Shanghai. La China que todos soñamos de pequeñitos.
Publicado por Paco Nadal el 29 de enero de 2018.
Siete horas al sur Kunming, la capital de Yunnan, aparece este conjunto de terrazas de arroz, declaradas Patrimonio de la Humanidad en 2013. Las terrazas han sido creadas a mano por los hani, un pueblo que llegó hace más de mi años a las laderas de las montañas Ailao. De ellas obtienen el arroz imprescindible para su dieta. Las terrazas de Yuanyang son un paisaje irreal, el resultado de una de las más bellas interacciones entre el hombre y la naturaleza. Entre octubre y marzo, cuando las pozas están llenas de agua pero el arroz aún no ha brotado, es un espectáculo ver amanecer desde un punto de vista elevado sobre algún grupo de terrazas, deleitándose con el juego de luces y colores que mutan en el espejo de agua de los bancales.
Conocida como la región de las tierras rojas, esta zona a tres horas al norte de Kumming, la capital de Yunnan, se ha hecho famosa por el color rojizo de sus tierras (fruto de la abundancia de óxidos de hierro). Esas tonalidades mezcladas con el verde y el amarillo de los cultivos (patata sobre todo) hacen del paisaje de Dongchuan una paleta digna del mejor de los pintores.
Jianshui es una ciudad de medio millón de habitantes en el sur de Yunnan que conserva una pintoresca calle principal peatonal y una imponente puerta de la antigua ciudad, la Chao Yang Lou, hoy aislada en medio de una ruidosa rotonda. Fue una importante parada en las rutas comerciales entre Yunnan y Vietnam. Pero por lo que los viajeros paran en Jianshui es por los jardines Zhu, una enorme mansión construida por la familia Zhu durante la dinastía Qing en el centro de la ciudad vieja considerado uno de los mejores ejemplos de jardines residenciales del sur de China. Los jardines tienen 20.000 metros cuadrados, con más de 40 pabellones y habitaciones. Llevó más de 30 años finalizarlos. Todo el conjunto destila simetría y armonía mientras que un ejército de trabajadores, algunos ataviados a la antigua usanza, se afanan a diario por mantenerlos en perfecto estado. Muchos pabellones han sido reconvertidos en alojamiento, con mobiliario que recuerda al lejano imperio.
Situado apenas a 15 kilómetros de Jianshui, es otra de las joyas arquitectónicas del sur de Yunnan. El pueblo fue construido durante la dinastía Ming (1368-1644) por Zhang Fu, un importante hombre de negocios y señor feudal que cayó enamorado de este lugar. De hecho la mayoría de los habitantes de Tuan Shan siguen llevando el apellido Zhang. Los Zhang tiene fama de clan honrado y trabajador y de llevar una vida de paz. Muchos de ellos hicieron fortuna en la minería, y parte de los beneficios los usaron para construir grandes y bellas mansiones en el pueblo, que milagrosamente se salvó de la destrucción durante la Revolución Cultural.
A tres kilómetros de Jianshui aparece la foto soñada de todo viaje por el sur de China: el puente de los Dos Dragones (Shuanglong Qiao), que con sus diecisiete arcos es una de las obras de ingeniería civil más precisas y bellas de la dinastía Qing, la última que gobernó China (1644-1912). Originalmente el puente salvaba un río, que mucho después fue desviado por lo que quedó sin uso. Hoy lo que cruza es un canal artificial hecho para realzar su perfecta silueta, todo un icono de Yunnan.
Esta ciudad histórica es otro de los tesoros de Yunnan. La única además que conserva completo todo el perímetro cuadrangular de sus murallas, con sus correspondientes cuatro puertas. Dali fue capital de un importante reino y se asienta en una tierras fértiles, entre una cordillera de más de 4.000 metros de altitud y el lago Erhai. Conserva un casco histórico casi completo de arquitectura tradicional china, por eso es tan famosa y visitada por turistas locales, que abarrotan sus calles durante las festividades chinas.
El taoísmo es una religión originaria de China y Weibao Shan, a unos 15 minutos a las afueras de la ciudad de Weishan, es una de las 14 montañas sagradas taoístas de China. La cima de la montaña alcanza 2509 metros de altitud, pero lo más interesante está abajo, en el ladera: un conjunto de templos construidos y distribuidos según los principios de la geometría taoísta que son un verdadero remanso de paz y armonía. Los monjes suelen ser muy receptivos y están abierto a charlar con los visitantes (siempre que lleves un traductor, ¡claro!). La primera quincena de segundo mes del calendario lunar se celebra una importante peregrinación y festival taoísta a los templos de la montaña sagrada Weibao.
Si quieres conocer una auténtica ciudad china con más de 800 años de historia, tienes que venir a Lijiang. Y si quieres conocer la locura del turismo de masas chino, también tienes que venir a Lijiang. Los dos extremos se funden en esta ciudad Patrimonio de la Humanidad, capital de la etnia naxi, formada por un laberinto de calles, canales y casas de madera con tejado de alero curvo que transportan al visitante a una China milenaria pero ya desaparecida. El problema es que Lijiang es también uno de los lugares más turísticos de China y está siempre abarrotado por miles turistas chinos (apenas hay occidentales). Las viviendas teniendo su impronta histórica, pero todas las de la ciudad vieja se han reconvertido en locales para el turismo, ya sean restaurantes, hoteles, tiendas de souvenirs o ruidosas discotecas.
Situado en la aldea de Xhizhou, a media hora de Dali, este hotel es un capricho asequible que permite pasar una noche en una retazo de la historia de Yunnan. La gran casa de amplios patios y ricos portones decorados perteneció a un gobernador local. Brian Linden, un norteamericano enamorado de Asia, la compró y transformo lo que era una vivienda en ruinas en un alojamiento único, que recrea con sumo respeto lo que fueron las mansiones señoriales chinas. Los empleados hablan un perfecto inglés (cosa rara en China).
Una de las grandes sorpresas de Yunnan. Frente a la locura de turistas abarrotando calles llenas de tiendas de Dali y Lijiang, Shaxi es uno de los pocos ejemplos de planimetría rural china en buen estado de conservación que se puede disfrutar en cierta soledad. Sentarse en un café de su plaza principal a ver atardecer es una experiencia de las que no se olvidan. Shaxi creció como estación comercial de la ruta del té, una vía comercial por la que se transportaba a caballo té de Yunnan hasta Tíbet e India.
Si creías que el jamón serrano solo se produce en España (y en Italia), estás muy equivocado. Un curioso y pequeño pueblo de las montañas del sur de Yunnan, a 8 kilómetros de Yumlong, también se seca de manera tradicional la pata del cerdo para hacer jamones. Sus chacinas eran prácticamente desconocida fuera de los mercados locales, Pero su suerte cambió el día que apareció por aquí el equipo de rodaje de A bite of China, un famoso programa de cocina de la TV pública china. Desde entonces autobuses cargados de turistas llegan a Nuodeng en busca de su pata de cerdo curada y de su bien conservada arquitectura, porque Nuodeng es un pueblo tradicional de montaña. El jamón de Nuodeng no se come curado como en España, sino frito o cocido al vapor.
Famoso cañón tallado por el río Yangtsé entre altivas montañas que preludian la llegada a la región tibetana, pero aviso: a muchos les puede decepcionar. En temporada de lluvias el espectáculo si puede ser llamativo; entonces el río baja tan violento que parece un terremoto y crea gigantescos remolinos. Pero en época seca no deja de ser un desfiladero interesante, pero no para tirar cohetes. Un complejo sistema de escaleras y pasarelas permite bajar hasta el nivel del río. En mi opinión, merece la pena si te pilla de paso a otro lugar, pero no para desplazarse hasta allí con ese único motivo.
Zhongdian era la capital de la región tibetana de Yunnan. Una ciudad de 200.000 habitantes y situada en una altiplanicie de cultura tibetana a 3.380 m de altitud. Pero en 2012 el gobierno chino decidió cambiarle el nombre por el más turístico de Shangri La, en honor a la novela de 1933 del escritor británico James Hilton público Horizontes perdidos. El truco funcionó: desde entonces el turismo ha aumentado de manera significativa. Aunque la ciudad crece a pasos agigantados, como todo en China, el centro histórico de Shangri La sigue siendo una auténtica aldea tibetana de casonas de madera y calles enroscadas. En enero de 2014 un incendio destruyó más de la mitad de ese barrio, pero el gobierno chino lo reconstruyó en un tiempo récord y hoy apenas queda huella de aquella tragedia.
¿A qué vienen los viajeros a estas altiplanicies tibetanas de Yunnan? Pues sobre todo peregrinan a este lugar de la foto, que está a las afueras de Shangri La: el fabuloso monasterio Songzanlin, uno de los grandes centros budistas de China y uno de sus más fotogénicos santuarios. Fue construido a instancias del V Dalai Lama en 1678 y consta de tres templos, el principal de los cuales está dedicado al Buda Maitreya, el Buda que está aún por venir. Unos 400 monjes vestidos con sus túnicas azafrán se encargan de mantener el monasterio en activo. James Hilton nunca estuvo aquí, pero se sabe que se basó en reportajes sobre Songzanlin aparecidos en revista de la época para escribir su famosa novela Horizontes perdidos. Es decir... éste sí podría ser el auténtico Shangri La, el lugar de sabiduría y eterna juventud donde los hombres nunca envejecen.
Como has leído Yunnan, es la provincia china más auténtica y multiétnica. Interminables terrazas de arroz, pueblos medievales, puentes milenarios y al final... ¡la mítica Shangri-La! Descúbrela en este vídeo.