Japón es el país más inclasificable de Asia, un universo diferente a todo. Imposible de conocer y entender en una sola vida. De hecho, es uno de esos países que puedes descubrir tantas veces como vayas: siempre encontrarás lugares que se escapan de los circuitos más frecuentados. Si vas a ir por primera vez a Japón, estos son algunas de las visitas imprescindibles.
Actualizado por Paco Nadal el 22 de noviembre de 2022.
Kioto es la joya de Japón. Una ciudad cargada de historia que resume todo lo que el occidental imagina sobre el Japón milenario. En Kioto puedes estar tantos días como quieras y no terminarías de ver la cantidad de templos, santuarios y lugares de interés que atesora. Mi consejo es dedicarle como poco tres días completos. Echa un vistazo a estas dos propuestas para adentrarte en la ciudad: un tour privado por Kioto, una opción muy buena para grupos, y una visita guiada por Kioto. Para la búsqueda de alojamiento dispones de este enlace.
Una hora de tren separa Kioto de Nara, otra de las visitas imprescindibles. Desde la estación, la agradable calle principal lleva hasta el Nara koen, una especie de jardín de las maravillas con numerosos templos budistas, museos y unos mil ciervos que corretean en libertad y no dudan en robarle la comida a los turistas. Imprescindible el Todai-ji, donde aguarda el famoso Buda gigante de más de 16 metros de altura y 136 kilos de oro. Y la pagoda de cinco pisos del Kofuki-ji. Antes de llegar a Nara, reserva tu alojamiento para garantizarte el que mejor convega a tus necesidades. Si viajas en grupo, un tour privado por Nara con guía en español puede ser una buena opción para conocer la ciudad. Si no es así, también tienes la opción de hacer una visita guiada por la ciudad.
Si te gustan las capitales grandes, modernas y vibrantes, Tokio te encantará. Cuántos días dedicarle irá en función de tu interés por museos, centros comerciales, tiendas de manga, moda kawaii, love hotels, neones y demás frikadas. Tokio es además una base perfecta para explorar el centro de las isla de Honshu en excursiones de día, aprovechando la excelente red de ferrocarril de Japón. En esta página te cuento los sitios imprescindibles que ver en Tokio y en esta otra, algunas de las visitas menos conocidas de la ciudad. Entre las dos, harás un viaje a tu medida. Si ya estás buscando tu alojamiento en Tokio, prueba con este enlace, donde podrás comparar y reservar según tus necesidades. Debajo te detallo algunas de las opciones más sugerentes para disfrutar Tokio.
¿Merece la pena ir al Monte Fuji? Es la pregunta que hacen todos los viajeros. Y la respuesta es sí... siempre que vayas un día que esté despejado. Este volcán perfecto ha subyugado a todos los escritores japoneses y cuando lo tienes de frente, con su simétrica cumbre nevada recortada sobre un cielo límpido y azul, entiendes por qué. Pero verlo en un día así es una lotería, porque lo normal es que esté cubierto de nubes. Al Fuji te puedes acercar por varios lugares. Los más utilizados son Hakone, en la ladera sureste, y Kawaguchico, en la norte. Como a ambos se puede llegar en excursión de día desde Tokio combinando las líneas shinkansen JR con otras privadas mi consejo es consultar las previsiones meteorológicas en internet el día anterior: si tienes claro que va a hacer un buen día, adelante; si no, olvídate del Fuji. Entre tus opciones de viaje, puedes contemplar también una excursión desde Tokio (en el punto anterior) a Hakone y al mirador del Monte Fuji (¡con trayecto en teleférico!) y una excursión al Monte Fuji que incluye una parada para recoger fruta.
En un país con tantos alicientes, Osaka no es una ciudad para dedicarle mucho tiempo. Pero dado que tiene aeropuerto internacional y mucho viajeros entran o salen por Kansai merece en ese caso dedicarle un día para ver su castillo, que aunque está reconstruido refleja muy bien el espíritu de la arquitectura Edo. Lo rodean aún las ciclópeas murallas y unos cuidados jardines. Y luego dar un paseo por el barrio de Umeda, comer en alguno de los muchos restaurantes de sus callejones, y por la noche, deambular por el popular barrio de Dotombori. El Osaka Amazing Pass te permite sacar máximo partido a tu visita.
Esta montaña sagrada del budismo shingon japonés acoge 117 templos, algunos con más de 900 años de historia. En 52 de ellos tienen además shukubo (hospederías) que admiten viajeros. Pasar al menos una noche en uno de estos monasterios es una experiencia que os recomiendo encarecidamente. Se duerme sobre tatami, los baños son compartidos, se cena en el refectorio del monasterio un menú japonés servido por los novicios del monasterio y se puede asistir a la primera oración de la mañana junto a los monjes. Un ejercicio de aproximación a la espiritualidad japonesa que no te deberías perder. Se puede ir desde Kioto combinando el JR, luego una línea privada y finalmente un teleférico que sube a lo alto de estas ochos cimas de la península de Kii. Se puede reservar habitación en una shukubí´ en la Koyasan Shukubo Association; conveniente hacerlo al menos con 10 días de antelación.
Hay quien va a la montaña sagrada de Koyosan solo en una excursión de día. Da para poco, dado la concentración de templos que hay en la zona. En la necesaria selección deberían estar el Kondo Hall y la enorme Konpon Daito Pagoda (de 45 metros de altura) y cientos de años de antigüedad, aunque lo que ahora se ve es una reconstrucción de 1936 después de uno de los muchos incendios que la asoló. Y sobre todo el bellísimo Okunoin, el cementerio de Koyosan y el más grande del país, entre altos cedros, estelas de granito, estatuas y linternas que se ilumina al atardecer. Es aún más bonito en el ocaso o en un día brumoso y gris, cuando se magnifica la melancolía y la paz que destila este extraño camposanto.
Nikko es una de las grandes sorpresas de todo viaje a Japón. Su atmósfera pausada y melancólica, con sus viejos muros de piedra comidos por el musgo, sus altos cedros y sus maravillosos templos subyugan al viajero. Si no quieres entrar a todos los templos (las entradas no son baratas, unos 1.300 yenes o 10 €), visita al menos el mausoleo de Ieyasu Tokugawa, el shogún que cerró Japón a los extranjeros e instauró un férreo régimen militar de samurais que duró más de 250 años. Gigantescos árboles escoltan pabellones, oratorio y pagodas en este espectacular conjunto, mientras que el blanco de las puertas ceremoniales, el rojo de los torii y los bronces que rematan los tejados curvos adquieren tonalidades especiales con los rayos del atardecer. Tienes también las opciones de conocer Nikko a través de una excursión privada o una excursión compartida (ambas desde Tokio).
En 1860, cuando se abolió el sistema feudal de samuráis, había 185 castillos de madera en Japón. Hoy solo quedan 12, y solo dos de ellos con su torreta final original. Uno de esos dos es este de Matsue, la capital de la prefectura de Shimane, al sur de la isla de Honsu. Fue construido en 1611 y aún hoy se eleva impresionante sobre la ciudad moderna, con sus tejados negros de cumbrera sekishu gawara, sus aleros curvos y sus cinco pisos de vigas de madera. Un lugar poco frecuentado por el turismo de masas pero muy recomendable no solo por la fortaleza sino por los jardines y murallas que aún lo rodean. Por detrás del castillo se puede visitar el pequeño pero encantador santuario de Jozan Inari, casi siempre solitario.
Octubre es el mes sin dioses en Japón... porque todos se han ido a la peregrinación de Izumo, uno de los santuarios sintoistas más antiguos y famosos del país. Izumo Taisha se levanta a 30 kilómetros de Matsue y está dedicado a ÅŒkuninushi-no-mikoto, deidad del matrimonio. Aparece citado ya en libros del siglo VII. Es realmente impactante, más aún durante los días de la peregrinación de octubre.
Una pequeña sorpresa a 17 kilómetros de Matsue, que muy pocos viajeros conocen. Yuushien es uno de los jardines japoneses más bellos del país. Es interesante en todas las estaciones, pero más que recomendable visitarlo en un atardecer de otoño, cuando se pone en marcha un increíble espectáculo de luz y sonido que solo un paisajista japonés sería capaz de componer. El juego de luces, música y colores naturales de los arces y ginkgos te lleva a un éxtasis sensorial. La primavera, cuando se llena de peonias, mirtos, lirios y otras docenas de flores, es también espectacular.
El Adachi Museum of Art, en Yasugi-shi (Shimane) es un museo peculiar. Exhibe una interesante colección dedicada al pintor local Yokoyama Taikan (1868-1958), reunida por un mecenas. Pero lo singular es el perfecto jardín japonés, cuidado hasta el más mínimo detalle, que rodea el edificio del museo. Salvo en escasos rincones, no se puede pisar ni acceder a él. El jardín es una obra de arte más del museo y se observa desde el interior, a través de unas grandes cristaleras o de unos vanos practicados en las salas, a modo de marcos de cuadros. Como si se tratara de otra pintura de la colección.
Una de las tradiciones japonesas más sensoriales es la del onsen: baños públicos de agua muy caliente que los japoneses toman a diario con gran ritual. Los hay en todos los ryokan (hoteles tradicionales) así como en muchos hoteles convencionales. También hay onsen públicos en los pueblos, por un precio módico. Tomar uno de estos relajantes baños antes de acostarse es la mejor manera de finalizar un maravilloso día de viaje por Japón. Están separados por sexos y se toman desnudo, así que conviene aprender primero los símbolos para hombre y mujer, dibujados en la puerta.
A 50 kilómetros de Hiroshima y conectada con ella por varios ferries diarios, Miyayima es una isla sagrada famosa por su torii (pórtico) de entrada de 16 metros de altura clavado en el agua. Pero la isla tiene muchos más atractivos; el principal es el gran santuario de Itsukushima, dedicado al dios del mar. El santuario consta de varios edificio diseminados por una montaña de 550 metros de altura a cuya cumbre se puede subir en teleférico.
Estos son los 14 destinos que te sugiero para tu primer viaje a Japón. El número 13 no lo encontrarás en este mapa porque no se trata de un lugar, sino de una experiencia que te recomiendo: darse un baño en un onsen. ¡Buen viaje!
Como has leído, Japón es un destino que no deja indiferente a ningún viajero. Pero si tuviera que destacar una característica sería el color. Japón es un país de colores vibrantes. ¿De qué color imaginas tú Japón?