Si estás pensando en qué visitar en Vitoria, este post te interesa. La capital de Álava es una ciudad famosa por su gran calidad de vida y su elevado número de parques y sendas para peatones y bicicletas. Es la ciudad verde por excelencia; de hecho, en 2012 fue nombrada Capital Verde Europea. Por eso, entre las cosas que hacer en Vitoria, apunta alquilar una bici para recorrer su Anillo Verde y sus muchos bosques y humedales. Y luego, en el casco antiguo, sumerjete en un urbanismo medieval que no ha cambiado en siglos y disfruta de sus bares de pintxos y buena gastronomía. Estas son 12 cosas que ver y hacer en Vitoria-Gasteiz.
Publicado por Paco Nadal el 30 de mayo de 2021.
Es el centro urbano y emocional de Vitoria, el lugar en el que empezar cualquier visita y por el que vas a pasar docenas de veces durante tu estancia en la ciudad. Es también el escaparate de todas las reivindicaciones vecinales, raro es el día que no hay una concentración, manifestación o convocatoria en ella. Era el arrabal de entrada a la ciudad y hoy es el punto de unión entre el casco medieval y el Ensanche o ciudad moderna. En el centro se alza un monumento en recuerdo a la batalla de Vitoria (17 de junio de 1813) contra los franceses en la Guerra de Independencia). El gran edificio que la preside por arriba es la iglesia de San Miguel (siglo XIV), donde estuvo la ermita fundacional de Gasteiz y en la que los reyes tenían que jurar los fueros de la ciudad. Desde su campanario se desliza por una cuerda el Celedón, el muñeco que representa a un personaje popular y cuya llegada el 4 de agosto -colgado de un paraguas- significa el inicio de las fiestas grandes de Vitoria. Por la Cuesta de San Francisco, a los pies de la iglesia de San Miguel, se accede al casco medieval. Verás una estatua de Celedón en la balconada de la iglesia de San Miguel que da a la plaza.
La almendra, como le llaman, o el casco medieval vitoriano es uno de los mejores ejemplos que nos ha legado la historia del urbanismo de los siglos XII y XIV. De hecho, Victor Hugo dejó dicho que para conocer cómo fue el París medieval había que ir a Vitoria. La ciudad fue fundada por el rey navarro Sancho VI en el año 1181 en el lugar donde ya había una aldea amurallada llamada Gasteiz. Esa aldea contaba con tres calles reconocibles aún hoy: Santa María, Las Escuelas y Fray Zacarías Martínez, antiguas rúa de Astería, rúa de la Pescadería y rúa de la Tendería. Sucesivas ampliaciones la dotaron de otras tres calles en ambos flancos hasta configurar vista desde arriba una forma de almendra, de ahí el sobrenombre. Son las que hoy conocemos como calles calles Correría, Zapatería, Herrería, Cuchillería, Pintorería y Judería. Calles gremiales hoy llenas de bares y ambiente joven, sobre todo la calle Cuchillerías. Es una delicia -y casi una obligación para el visitante- deambular por este casco histórico lleno de palacios, plazuelas, iglesias y rincones evocadores, como la plaza del Machete. Uno de esos templos es el de San Pedro, con su curiosa portada pegada al altar principal y no en el extremo del crucero, como es lo normal, porque dadas las estrecheces de la calle no les cabía en otro sitio. Entre los palacios destaca arriba del todo el de los Aguirre, hoy Centro Cultural Montehermoso, que fue la casa más lujosa de la ciudad y que llegó a ser adquirida por Pepe Botella (José I Bonaparte) como efímero palacio real. Otros palacios reseñables son el de los Escoriaza-Esquivel -junto al único trozo de muralla que se conserva- y la Casa del Cordón, sede de un rico comerciante de telas del siglo XV. Importante es también El Portalón, antigua casa de comercio del siglo XV, hoy reconvertida en restaurante, que es junto con la Torre de los Anda (situada justo enfrente) la casa más antigua de la ciudad. Curiosos son igualmente los Cantones, calles perpendiculares que cortaban a las principales por las que se evacuaban las aguas sucias del burgo y que hoy, ampliadas y dotadas de escaleras mecánicas, son la arteria de comunicación entre la parte baja y alta de la ciudad medieval. Resta decir que el edificio más importante de esta almendra medieval es la catedral vieja.
La catedral de Santa María o catedral vieja es la gran joya arquitectónica de Vitoria (se le llama así porque hay otra catedral nueva abajo, en el Ensanche, un gran templo neogótico levantado a principios de siglo XX). En esa catedral vieja están grabados todos los episodios históricos de Vitoria-Gasteiz ya que empezó a levantarse como iglesia fortaleza pegada a la muralla a principios de siglo XII y fue creciendo y ampliándose a la vez que la nueva Vitoria crecía y pasaba de ser una pequeña aldea a una ciudad importante en un nudo de comunicaciones. El templo presentaba desde hacía siglos problemas estructurales, pero estos se magnificaron cuando en 1994 se deprendió un trozo de la bóveda. Se cerró entonces al culto y tras muchos estudios y análisis del problema en 1999 empezaron unas ambiciosas obras de reformas que implicaron levantar todo el suelo y dejar a la vista hasta los cimientos. La genialidad fue que, en vez de impedir el acceso, se animó al público a visitar el templo lleno de andamios, albañiles y máquinas para ver el desarrollo de los trabajos desde unas pasarelas. Fue el famoso “Abierto por obras”, que permitió a muchísima gente, entre ellos Ken Follet, el celebérrimo autor de Los pilares de la tierra, ver las entrañas y el esqueleto de una catedral gótica. Hoy, las obras están casi terminadas pero la visita guiada aún permite recorrer el subsuelo, la vieja cripta, los cimientos, el paseo de ronda y el triforio de esta pequeña pero esbelta catedral. Se sube también hasta el cuerpo de campana, a 27 metros de los 58 que tiene la torre. Desde ese mirador se aprecia muy bien la estructura urbana de la vieja aldea de Gasteiz, con sus tres calles fundacionales: Santa María, Las escuelas y Fray Zacarías Martínez, antiguas rúa de Astería, rúa de la Pescadería y rúa de la Tendería. La catedral vieja volvió a abrirse al culto el 8 de junio de 2014. Si estás organizando tu visita, la Fundación Catedral Santa María recomienda que realices una reserva previa con el fin de poder garantizar tu visita.
De la muralla que rodeada la ciudad desde el siglo XIII solo quedan dos lienzos. El mejor conservado es el que linda con el palacio Escoriaza-Esquivel y el Cantón de Carnicerías, en la calle Fray Zcarías Martínez Aunque te parezca muy bien conservada, en realidad la parte que da hacia adentro de la ciudad, hacia la plaza del palacio, es un pastiche historicista de los años 60, que se parece más a un decorado de Hollywood que a la realidad. Más auténtica es la parte exterior, que tuvo adosado durante muchos años varias viviendas particulares y hasta el matadero municipal. Hoy, una vez derribado esos edificios, es un pequeño jardín botánico en el que se puede ver un lienzo bastante grande de la muralla, que tenía seis metros de espesor y estaba hecha de piedra blanca de Treviño, como la catedral.
Heraclio Fournier fue un impresor burgalés de origen francés que en 1868 se estableció en Vitoria. En su local de la plaza Nueva (el actual número 5) empezó a imprimir naipes. La calidad de la impresión y el acierto de usar un barniz que permitía limpiarlos con un trapo humedecido le llevó a tal éxito que creó un imperio en torno a las barajas. ¡¿Quién no ha jugado alguna vez con ese mítico as de oros de Fournier que incluye la palabra Vitoria como homenaje a su ciudad de acogida?! El imperio lo engrandeció su nieto, Félix Alfaro Fournier, que fue quien empezó también a coleccionar naipes y barajas de todo el mundo. Esa colección es hoy la base del museo Fournier, ubicado en un palacete del siglo XVI de la calle Cuchillerías, junto al museo Arqueológico (ambos forman el museo Bibat). El museo Fournier cuenta con más de 30.000 barajas de todas las épocas, de las que se exhiben apenas unas 300.
Más conocida como plaza Nueva es, junto a la contigua de la Virgen Blanca, parte del centro urbano y social de la ciudad. Era la antigua zona del mercado medieval, extramuros, pero cuando en el siglo XVIII se decide ampliar la ciudad más allá de sus murallas se le encarga a un joven arquitecto local, Justo Antonio de Olaguíbel, que diseñara una plaza nueva y suntuosa que debía acoger el Ayuntamiento y servir de catalizador para la ampliación de la nueva ciudad. Las obras duraron entre 1781 y 1791 y el resultado fue este cuadrado de 61 metros de lado de estilo neoclásico, muy simétrico y elegante, con soportales y tres arcos que lo unen a calles vecinas (había una cuarta salida, a través del edificio del Ayuntamiento que hoy está cerrada). La plaza está llena de bares y terrazas y es uno de los lugares con más ambiente a todas horas de la ciudad.
Dentro de las excelentes infraestructuras para peatones y ciclistas de la capital vasca, destaca el Anillo Verde, un carril exclusivo para caminantes y bicicletas que rodea toda la ciudad. Empezó a fraguarse en la década de los 90 dentro de un plan de recuperación de zonas periféricas que estaban muy degradadas. Además de recuperarlas para uso de la ciudadanía, se pensó en unirlas todas mediante una vía aislada de los coches. Nacía así esta anillo de 31 kilómetros que los vitorianos usan como eje de movilidad diaria y como zona de esparcimiento. Atraviesa zonas industriales (que es parte también del paisaje de Vitoria, una de las ciudades más industrializadas de España) pero también comunica con algunas de las mejores zonas verdes de la ciudad, como el bosque de Armentia y los humedales de Salburua. Varias empresas, como Giaurtu, alquilan bicicletas, tanto eléctricas como convencionales, y organizan visitas guiadas por el Anillo.
Vitoria-Gasteiz es una ciudad verde, rodeada de verde y pensada para el peatón. Sus sendas peatonales, carriles bicis y jardines son innumerables. Pero si hay un pulmón verde querido y usado por los vitorianos es el bosque de Armentia, un retazo de bosque atlántico (con algunas especies exóticas) pegado a la ciudad al que se puede llegar a pie desde el centro siguiendo el paseo de la Senda en poco más de media hora. La entrada más popular es la que está junto a la basílica de San Prudencio, patrón de la ciudad, a donde llega una romería popular el 28 de abril. El bosque tiene unos cinco kilómetros de largo y está cuajado de hayas, quejigos, arces, majuelos, acebos, serbales, avellanos, fresnos. Varias sendas y caminos permiten atravesarlo a pie y en bici. Es una famosa zona de observación de mariposas.
Al este de la ciudad y pegado a ella surgen estas cuatro lagunas, alimentadas por un acuífero del Cuaternario, que son la joya del Anillo Verde. Hay varias sendas y carriles, además del Anillo, para visitarlas y rodearlas. La zona se repobló con ciervos (hoy son tantos que ya empiezan a ser un problema) y es el hábitat de docenas de especies de aves, muchas de ellas migradoras que anidan aquí: fochas, ánades, porrón común, cigüeña… Encontrarás varios observatorios ornitológicos para verlas con tranquilidad. Se oye en el trino de los pájaros, el croar de las ranas, el silencio de la naturaleza… y todo, a un paso de la gran ciudad. Muy recomendable empezar por el Centro de Interpretación Ataria, donde explica el origen de estos humedales, su funcionamiento y su flora y fauna.
Una de las excursiones clásicas en las cercanías de Vitoria-Gasteiz es al santuario de la patrona de Álava, Nuestra Señora de Estíbaliz. Está en Argandoña, a 12 kilómetros del centro y se puede ir en bici por la vía verde del Vasco-Navarro. Se trata de un bellísimo templo románico, con dos portadas y tres ábsides construid sobre un cerro que domina el paisaje casi perfecto de la llanada alavesa. Pese a la convulsa historia del edificio -fue desde hospital de peregrinos hasta almacén agrícola- su grado de conservación es admirable.
Si estamos en Euskadi....¡comer bien está garantizado! En Vitoria encontrarás docenas de bares y restaurantes donde ese placer epicúreo y minimalista del pintxo se eleva a la categoría de religión. Hay un concurso anual de pintxos en el que cada bar lucha por impactar con bocados cada vez más originales y complejos. Una ruta de tapas por Vitoria es la mejor manera de sentirte gaztaitarra y de probar las excelencia de la cocina vasca en pequeños bocados de placer. En este post te cuento los 9 mejores bares de pintxos de Vitoria. Siempre puedes descubrir la gastronomía de Vitoria con un experto, en ese caso te recomiendo reservar un tour de pinchos por Vitoria de la mano de un guía local, ¡no tiene pierde!
A 33 kilómetros al oeste de Vitoria aparece uno de los lugares más sorprendentes de Álava, otra de esas excursiones imprescindibles desde Vitoria: las salinas de Añana. Se trata de cuatro manantiales de salmuera (agua cargada de sales) explotado al menos desde al año 822. Son una de la salinas de interior más importantes del norte de España y su peculiaridad es el sistema de evaporación: en una eras de madera superpuestas en terrazas y soportadas por vigas para conseguir la máxima superficie llana posible, y que tradicionalmente han estado explotadas por familias de la zona. Hay visitas guiadas, talleres salineros, spa y tienda de productos.