Viajes y vino forman el maridaje perfecto para una gran aventura. En Aragón hay cuatro denominaciones de origen, cada una de ellas con sus correspondientes rutas del vino donde descubrir un paisaje, una cultura y una herencia íntimamente ligada a la producción vitivinícola. Son la D. O. Somontano, la D. O. Calatayud, la D. O. Cariñena y la D. O. Campo de Borja. Cuatro comarcas aragonesas donde abunda la naturaleza, las ciudades monumentales y la buena gastronomía. ¿Necesitas más excusas? ¡Bienvenidos a las rutas del vino de Aragón!
Publicado por Paco Nadal el 30 de abril de 2021.
Somontano, a los pies de las últimas sierras exteriores del Pirineo central, en la provincia de Huesca, fue una de las primeras zonas vinícolas españolas -más allá de las clásicas que todo el mundo conocía- que supo reinventarse y dotarse de grandes proyectos empresariales para hacer vinos de fama mundial, los D.O. Somontano. Un buen ejemplo es el cubo de acero y cristal de las Bodegas Sommos, un juego de prismas vanguardistas que impresiona cuando lo visitas por dentro o cuando lo descubres al atardecer en bicicleta por la ruta que organizan entre viñedos. O las Bodegas Enate, con su famosa galería de arte donde cuelgan las obras originales que artistas como Eduardo Chillida, Antonio Saura o Antoni Tàpies crearon con para las estilosas etiquetas que visten sus botellas de vino. En Somontano se dedican unas 4.000 hectáreas al cultivo de la vid y se despliegan más de 30 bodegas, con dos cepas autóctonas de la comarca: la moristel y la parraleta. La Ruta del Vino Somontano es la propuesta turística que reúne a bodegas, restaurantes y alojamientos de la zona para que el visitante disfrute el enoturismo en pareja, en grupo o con niños. Una ruta del vino por el Somontano incluye -por supuesto- visitas a numerosas salas de barricas y actividades en torno a ellas. Puedes hacer una cata al aire libre en Bodegas Viñas del Vero, darte un paseo a caballo por los viñedos de Bodegas Pirineos o disfrutar de una comida con productos típicos aragoneses en un entorno de ensueño entre las viñas de Enate, entre otras decenas de propuestas más. Descubre aquí todas las experiencias de la Ruta del Vino Somontano.
Dada su ubicación, a los pies del Pirineo, Somontano es sobre todo naturaleza. Buena parte de su territorio lo ocupan los famosos cañones de la sierra de Guara, la meca europea del barranquismo. Si te va la marcha, puedes hacer un descenso de barrancos con total seguridad con alguna de las empresas locales de guías. Si prefieres algo más sencillo, te recomiendo un recorrido por las pasarelas del río Vero: una caminata de unas dos horas apta para todos los públicos por el tramo inferior de este cañón, el más famoso de Guara, aprovechando una red de pasarelas metálicas ancladas a la pared del cañón (no da vértigo). Desde esta posición privilegiada podrás apreciar el increíble trabajo de erosión que hizo el agua durante cientos de miles de años sobre las calizas y areniscas de la sierra de Guara. Y tras el ejercicio, nada mejor que un paseo por Alquézar, una de las villas medievales mejor conservadas de todo Aragón y terminar con un homenaje gastronómico en Casa Pardina. Si prefieres algo de cultura, en el parque cultural del río Vero puedes visitar varios monumentos históricos o alguna de las cuevas de arte rupestre con muestras de periodos paleolítico, levantino y esquemático, siempre en visita guiada. También te recomiendo incluir un paseo por el conjunto histórico de Barbastro, la capital del Somontano y del vino y una visita al torno de Buera, una antigua almazara del siglo XVIII restaurada como espacio museístico.
Calatayud es también tierra de vinos y tiene su propia denominación de origen, la D.O. Calatayud. El cultivo de la vid en la zona se remonta al siglo II a. C. La variedad predominante de uva es la garnacha tinta, con plantaciones que superan en muchos casos los 50 años de edad, las denominadas “viñas viejas”, un patrimonio históerico en la comarca. La mayor parte de los viñedos se ubican a gran altitud, lo que ayuda a definir el carácter único de sus vinos. La Ruta del Vino de Calatayud, al igual que la de Somontano, tiene establecimientos asociados que incluyen bodegas, alojamientos, restaurantes, tiendas, museos y hasta un campo de golf. Los aliados perfectos para el enoturismo. Te recomiendo una visita a las Bodegas Langa. Ahí descubrí que, en Aragón, además de buen vino saben hacer también buen cava, acogido además a la Denominación de Origen Cava. En las bodegas San Alejandro se visitan las naves de producción y fermentación y en sus salas de cata es posible brindar porque esta maravillosa forma de entender la vida que es la cultura del vino, no se pierda nunca. Descubre aquí todas las experiencias que puedes vivir en la Ruta del Vino de Calatayud.
Uno de los lugares más significativos de la Ruta del Vino de Calatayud es el monasterio de Piedra, uno de los espacios naturales más famosos de España. Parece increíble que, tras atravesar los llanos resecos y pedregosos de la comarca de Calatayud, de repente, aparezca este oasis. El aporte de unos nacimientos en toba caliza hace que el río Piedra cree lagos, innumerables hilos de agua, chorreras y cascadas tan espectaculares como la Cola de Caballo, de más de 50 metros de altura. La fama del lugar viene de antaño. En el siglo XII los monjes cistercienses se fijaron en él para crear un gran monasterio que estuvo en uso durante 700 años. Hoy se ha reconvertido en hotel. Pero conserva el claustro original, la sala capitular y los restos de la gran iglesia abacial, un espacio sobrecogedor que aún se usa para bodas y actos culturales. Otra visita imprescindible es la del centro histórico de Calatayud. La plaza Mayor es el eje sobre el que giran todos los paseos urbanos. Muy cerca queda la iglesia de San Pedro de los Francos, donde se solían reunir las Cortes de Aragón. A pocas calles despunta la torre mudéjar de Santa María la Mayor, la más alta y una de las más bellas de este estilo arquitectónico tan aragonés. El recorrido lo puedes continuar por la antigua judería y terminar en la única puerta que se conserva de la muralla antigua. Pero donde mejor se entiende la importancia histórica de Calatayud es cuando se visita su fortaleza: el Qalat Ayyub. El castillo del rey Ayyub, que da nombre a la ciudad. La fortaleza musulmana más antigua de España, 1.200 años soportan sus almenas de adobe. Puedes organizar tu visita al castillo con los guías de Viajes Jalón. Y no marches de Calatayud sin probar un auténtico arroz aragonés elaborado con productos de monte bajo, una delicia. ¿Dónde? En Casa Escartín.
Cariñena es una de las localidades más prósperas de Aragón. Debe su fama a la tradición vitivinícola de la comarca, volcada en una próspera industria del vino que incluso Cervantes llegó a alabar y que fue merecedora de la primera denominación de origen vinícola de Aragón, la D.O. Cariñena. Los caldos del Campo de Cariñena se remontan a los tiempos de Roma, que sistematizó el cultivo de la vid en Hispania. Su fama se incrementó en la Baja Edad Media, pero el gran aumento de la comercialización se produjo a principios del siglo XIX hasta alcanzar fama europea a partir de 1865, cuando la filoxera mermó la producción francesa. La Ruta del Vino Campo de Cariñena discurre en torno al vino por supuesto, pero también al agua, la cerámica, algunos restos romanos, pinturas de Goya, pueblecitos con encanto y muchísima naturaleza. Y en torno a ello aglutina bodegas, alojamientos, restaurantes, bares, museos y comercios. Cultura, tradición y naturaleza a elegir para descubrir el campo de Cariñena. Hay bodegas en el mismo casco urbano, como la de Ignacio Marín, que tiene una curiosa sala de barricas de planta redonda y cubierta por una bóveda casi catedralicia. Recomendable también la visita a las bodegas Tierra de Cubas, con unas vistas interminables a los viñedos del campo de Cariñena y donde se puede hacer una cata de sus vinos y sus cavas. Descubre aquí todas las experiencias que ofrece la Ruta del Vino Campo de Cariñena.
Una de las paradas más interesantes de la ruta del vino del Campo de Cariñena es Muel, localidad íntimamente ligada a la actividad alfarera desde época musulmana. En el siglo XVI había 36 alfares en Muel que proveían de ollas y menaje a todo el reino. Hoy la actividad sigue a cargo de seis artesanos que mantienen viva la tradición alfarera del pueblo. Pero aparte de la cerámica, otra cosa que llama poderosamente la atención en Muel es la presa romana, una de las obras hidráulicas más grandes e impactantes de la Hispania del siglo I. Represaba el agua del río Huerva y tiene nueve metros de espesor. Encima se construyó mucho más tarde la ermita de la Virgen de la Fuente, en la que Francisco de Goya pintó a los cuatro padres de la iglesia en las pechinas del altar. El embalse romano se colmató hace siglos y el Huerva desvió sus aguas. Ahora discurre por el centro del pueblo formando un paraje de cascadas de lo más refrescante, sobre todo en los duros veranos aragoneses. En Muel te recomiendo comer en la Fonda Rubio, donde handiseñado un menú degustación denominado “En tiempos de Goya” basado en el libro del monje-cocinero Juan Altamiras, publicado a mediados del siglo XVIII; una experiencia muy interesante y deliciosa. En Cariñena puedes acercarte a visitar el casco antiguo. El Ayuntamiento es un palacio típico aragonés de estilo renacentista. Frente a él se ubica la fuente de la Mora -construida a finales del siglo XIX- y que deja de surtir agua para pasar a manar vino recién prensado durante las fiestas de la vendimia. La iglesia parroquial está construida sobre la antigua mezquita, el solar acogió un templo de fábrica gótica que fue sustituido por el actual barroco. A destacar su torre gótica levantina de base octogonal, el baldaquino del altar mayor y las joyas del museo Parroquial.
La comarca de Campo de Borja, en el occidente zaragozano, es otra de las grandes referencias vitivinícolas de Aragón. Se extiende entre las laderas del Moncayo hasta la ribera del Ebro y guarda rincones naturales poco trillados, con grandes masas forestales autóctonas y buenos bosques de ribera, y poblaciones de herencia mudéjar y sanjuanista. La D.O. Campo de Borja es la segunda denominación de origen de Aragón en superficie y sus vinos resultan más densos, de mayor cuerpo y presentan suaves aromas frutales. Además de la tradicional garnacha, presente en más del 80 por ciento del viñedo, se cultivan otras variedades como la tempranillo, la mazuelo y la cabernet-sauvignon, que ayudan a modificar el estilo de los vinos jóvenes. A través de la Ruta de la Garnacha puedes visitar desde un palacio del siglo XVII (lo cuento en la siguiente fotografía) hasta una auténtica bodega de cerro (una tradición centenaria en Aragón), cuevas excavadas a pico y pala en tierras blandas en las que tradicionalmente las familias elaboraban su propio vino. Muchas, como las de la Bodegas Palmeri Sicilia en Tabuenca, están aún activas y se utilizan para criar los mejores tintos en barricas de roble. La Ruta de la Garnacha también agrupa -como las otras tres- todos los servicios en torno al enoturismo: hoteles, restaurantes, comercios. Descubre aquí todas las experiencias que puedes vivir en la Ruta de la Garnacha.
La primera parada imprescindible es en el palacio de los condes de Bureta, en la localidad homónima, a seis kilómetros de Borja. La singularidad es que quien hace la visita guiada por el impresionante edificio es el mismísimo decimotercer conde de Bureta, Mariano López Fernández de Heredia e Izquierdo. Una persona de lo más entrañable y cercana que rehabilitó completamente la casa-palacio a sus expensas y que habla a los visitantes de los 14.000 documentos históricos que atesora el palacio, muy en especial de la Guerra de Independencia, de las estancias en las que durmió el general Palafox o de la historia particular de cada mueble y cada estancia, por las que parece no haber pasado el tiempo. Se conserva incluso el oratorio privado por el que la familia podía escuchar misa en la contigua iglesia del pueblo. Otro plan simpático en la zona es pasear por las calles de Borja, la antigua Bursau, un importante enclave desde época celtíbera a la vera del río Huecha. La huella romana, islámica y cristiana se fraguó en además de en su importante industria vinícola, en un casco histórico con excelentes muestras de arquitectura religiosa y civil. No dejes de incluir en tu recorrido la antigua colegiata de Santa María, iglesia en la que se venera a la Virgen de la Peana, patrona de Borja; el Ayuntamiento, en la Plaza de España, cuya fachada principal es un ejemplo notorio de la arquitectura civil renacentista aragonesa; la plaza del Mercado, rodeada de edificios que forman un interesante conjunto renacentista, con casas señoriales de construcción típica aragonesa y palacios de los siglos XVI y XVII. Si prefieres hacer turismo al aire libre, Campo de Borja tiene también una red de senderos con nueve rutas para uso senderistas y cicloturista y un total de 250 km señalizados por toda la comarca. En la web oficial de la Ruta de la Garnacha puedes descargarte los tracks de las rutas de senderos y BTT (pestaña de RUTAS).