Pamplona pone muy fácil conocerla. Descubrirás una ciudad cuidada, cómoda y verde. Un paseo por su casco histórico te llevará al río Arga y te devolverá al centro de sus tres burgos medievales, San Cernin, la Navarrería y San Nicolás. A dos pasos de la ciudad encontrarás grandes espacios verdes, la Ciudadela y los jardines de La Taconera. La capital de la provincia navarra va sobrada de gastronomía (déjate conquistar por sus pintxos) y va más allá de su histórica e internacional fiesta, San Fermín, quien, por cierto, no es su patrón… En este pequeño recorrido encontrarás todos los sitios que ver en Pamplona.
Publicado por Carmela Fernández el 07 de diciembre de 2022.
En el corazón del casco histórico de Pamplona, la plaza del Castillo se abre al paseo de los locales y de los visitantes. Y eso ya da buena medida de su carácter: turismo mediante, es la plaza de los pamplonicas. Testigo de la vida de miles de años de contiendas, culturas y religiones, la plaza tiene en su centro un quiosco de 1943, sustituto de otro de madera de 1910. Su construcción se prolongó durante el XVIII y su nombre procede del castillo situado en su zona oriental y que tuvo en el espacio de la plaza su patio de armas. Con una rápida ojeada, ya verás que las intervenciones de las distintas épocas no le han hecho perder la armonía entre sus edificios. Entre ellos: el Hotel La Perla, el palacio de los Goyeneche (s. XVIII) —su fachada da a la calle Estafeta—, una de las fachadas del Palacio de Navarra y el encantador Café Iruña (1888). Sí, claro que Hemingway estuvo allí y bebió y escribió. Pero lo mejor será que tú entres y te tomes algo entre esas paredes y esa decoración tan bien conservada.
Dónde: Plaza del Castillo.
Consejos: la plaza tiene muchos accesos, pero por histórico, amplio y arbolado —tendrás tiempo de callejear— te recomiendo entrar a la plaza por el paseo de Sarasate. Allí verás las seis estatuas de los monarcas navarros solicitadas al Palacio Real en 1885 —aunque, después de algunos errores, los viajes de ida de unas y los de vuelta de otras, solo dos están hoy identificadas—, la iglesia de San Nicolás (s. XII), el monumento a los Fueros y el Palacio de Navarra.
Es la primera catedral del Camino de Santiago por la entrada de Roncesvalles y quizá por ello su fachada neoclásica (1880) de Ventura Rodríguez sea uno de los primeros impactos al ojo que busca el gótico —en el resto del templo— o el románico —estilo de la original—. Entra y disfruta de un espacio en el que te sorprenderán, entre otros, su restaurado y bellísimo claustro gótico, finalizado en 1472, la talla románica de Santa María la Real, frente a la cual se coronaban los reyes de Navarra, y los sepulcros de alabastro de Carlos III y Leonor de Trastámara. Con la entrada a la catedral podrás además visitar la exposición Occidens, planteada a partir del libro del filósofo francés Philippe Nemo ¿Qué es Occidente? y cuyo diseño ha recibido el Premio Core77 de Nueva York en la categoría de Interiores y Exposiciones, el FX International Interior Design Awards y el Premio Special Commendation en el Certamen al Mejor Museo Europeo. Como anécdota te diré que esta catedral acoge una media de 30 eventos al año, así que no sería raro que durante tu visita encontraras allí un mercadillo o la celebración de un congreso.
Dónde: calle Dormitalería, 1 (sube caminando por la calle de la Curia).
Horario: varía según la época del año y los cultos, por lo que lo mejor es que consultes su página.
Entrada: adultos, 5 euros. Menores de 7 a 13 años y peregrinos, 3 euros. Además, hay otros descuentos que puedes consultar en la página oficial de la catedral.
Consejos: en la plazuela de San José, entrando a la izquierda de la fachada de la catedral, parece haberse detenido el ritmo de la ciudad. Está en pleno centro y, sin embargo, allí reina el reposo. Detente a saborear uno de los garroticos que has podido comprar en la pastelería Beatriz de la calle de la Curia, en la subida a la catedral.
En el barrio de la Navarrería se encuentra un rincón tan atractivo como turístico. Una visita ineludible para disfrutar de las vistas y de la historia de este enclave defensivo de la ciudad. Desde la catedral, atravesando la plaza de San José, puedes girar a la izquierda por la calle del rincón para llegar al mirador sobre el Baluarte del Redín. Y en el breve recorrido hasta ahí, en la calle Redín, verás una recreación medieval arquitectónica de los años 50. Ya en la plaza que da al mirador, el Mesón del Caballo blanco da nombre y ambiente a la zona. Cuando te asomes al mirador, podrás disfrutar de la vista del norte de la ciudad: el río Arga, los barrios de Rochapea, Chantrea y San Jorge y, por supuesto, los restos del Baluarte del Redín. Construido en torno a 1540, este baluarte es, junto con el de Labrit, el más antiguo del recinto amurallado de la capital navarra —Pamplona tiene ¡5 km de murallas! declaradas Monumento Nacional—. Como anécdota puedes contarle a los más pequeños que los Reyes Magos de Oriente, tras su viaje por el río Arga, pasan por el Portal de Francia o de Zumalacárregui (a la izquierda, en la foto), la única de las seis puertas de la muralla que mantiene su emplazamiento y aspecto originales. Por ella pasan también los peregrinos del Camino de Santiago, tras su paso por el puente de la Magdalena (punto 7), en su llegada a Pamplona.
Dónde: Mirador del Caballo blanco. Paseo del Redín.
Si sales desde el mirador sobre el Baluarte del Redín puedes hacer tu recorrido por el Paseo del Redín, junto a la muralla, para seguir disfrutando de un entorno abierto, próximo al río Arga, en plena ciudad. Una vez en la cuesta de Santo Domingo, estarás en una de las calles principales del recorrido de los encierros de las fiestas de San Fermín. Allí podrás ver la hornacina con la réplica del santo (en la foto; la original está en la iglesia de San Lorenzo), ante la que los corredores cantan tres veces para pedir su protección. Sobre la calle, ubicado en el antiguo hospital de Nuestra Señora de la Misericordia y del que solo se conservan su fachada y su iglesia (s. XVI), el Museo de Navarra guarda las mejores obras de arte de la provincia, desde la prehistoria hasta el siglo pasado. Entre otras, los capiteles románicos de la antigua catedral o el retrato que Goya hizo del Marqués de San Adrián.
Dónde: Museo de Navarra. Calle de Santo Domingo, 47.
Horario: de martes a sábado, de 9:30 a 14:00 y de 17:00 a 19:00 h. Domingos y festivos, de 11:00 a 14:00 h. Lunes, cerrado, así como el 1 de enero, el 6 y 7 de julio y el 25 de diciembre.
Precio: entrada general, 2 euros.
El patrón de Pamplona —no, no es San Fermín el que ostenta ese título— es San Cernin o San Saturnino. En la subida hacia la plaza del Ayuntamiento por la cuesta de Santo Domingo, a tu derecha, verás unas escaleras sobre las que se levanta su iglesia fortaleza —fue defensa militar de los habitantes de uno de los tres burgos medievales de la ciudad, el de San Cernin—. Original del siglo XIII, en su arquitectura destacan, entre otros elementos, sus dos altas torres (55 m.), la veleta de su torre sur, denominada popularmente «gallico», los capiteles de su portada gótica con escenas de la Pasión y la infancia de Cristo y las bóvedas con arcos ojivales del atrio de su fachada. En el lugar del claustro, derribado en 1758, se construyó la capilla gótica para la imagen románica policromada de la Virgen del Camino.
Dónde: calle San Saturnino, s/n.
Horario: de lunes a viernes, de 9:30 a 12:30 y de 18:00 a 20:00 horas. Sábados y domingos, de 10:00 a 13:30 y de 17:30 a 20:00 horas
Precio: Entrada libre.
Continuando por la calle de Santo Domingo llegarás a la plaza Consistorial, donde, como su propio nombre indica, se encuentra el ayuntamiento de Pamplona, punto neurálgico de los sanfermines. Es testigo del Chupinazo y del Pobre de mí, inicio y fin, respectivamente, de la fiesta a la que el tan amado como odiado Hemingway dio fama internacional con su novela. En la misma plaza, podrás ver un fragmento del vallado que se coloca en la ciudad para acotar el recorrido (en la foto, a la izquierda). El ayuntamiento se encuentra en el espacio en el que, hasta que el rey Carlos III intervino, en 1423, confluían los tres burgos que formaban la ciudad, Navarrería, San Cernin y San Nicolás. Su fachada data del siglo XVIII y en ella podrás ver las esculturas que representan la justicia, la prudencia, la fuerza y la fama. Te guste o no la fiesta, esta plaza, acogedora y bien conservada, merece tu visita.
Dónde: Plaza Consistorial, s/n.
Consejos: si necesitas algún tipo de información adicional, en la misma plaza está ubicada la Oficina de Turismo.
Pamplona tiene grandes espacios verdes en el mismo centro de la ciudad. Paseos a pie o en bicicleta, como el que puedes hacer por el parque fluvial del río Arga, son un lujo para cualquier momento de descanso. A lo largo de casi 20 km puedes deleitarte con la flora y la fauna, la huerta de la ciudad, puentes medievales como el de la Magdalena —que es la entrada a Pamplona del Camino de Santiago—, merenderos, jardines… Te ayudarán también a desconectar otros grandes parques históricos como el de la Ciudadela y la Vuelta del castillo —este parque pentagonal de 280.000 m2 es uno de los mejores ejemplos de estructura defensiva y arquitectura militar renacentista en España y Europa—, La Taconera —el parque más antiguo de la ciudad lo fue originalmente, en 1850, de la aristocracia— o el Yamaguchi —¡un jardín japonés en Pamplona!—.
Dónde: Puente de la Magdalena. Parque Fluvial del Río Arga.
¿Estamos de acuerdo en que comer bien en un viaje es uno de los mejores alicientes? Hay que buscar y reservar con tiempo dónde queremos disfrutar de la gastronomía local. En Pamplona hay un lujo para el paladar en Baluarte, el Palacio de Congresos y Auditorio de Navarra, en el restaurante del chef Nacho Gomara, Verduarte. Si quieres disfrutar de la frescura, las texturas, los colores y el sabor de la huerta navarra, no dejes de ir. Con su cocina ha logrado el reconocimiento Sol Repsol en 2020, 2021 y 2022. Pura energía trasladada al plato. También hay que considerar el callejeo por el casco viejo de Pamplona para saborear sus pinchos. Personalmente, soy de barra, el barullo de la clientela y apreciar la buena mano de los camareros son dignos de observarse. Entre los bares y restaurantes que destacan están Zanpa y Fitero, ambos en la calle Estafeta; muy cerca, en Espoz y Mina, Guria y Gaucho; en San Nicolás, al otro lado de la plaza del Castillo, Baserriberri, Bearán (rica y jugosa tortilla de bacalao), Otano, El Marrano, la vermutería El Río (de sus fritos de huevo solo se hablan maravillas)… En el post Los mejores pintxos de Pamplona podrás conocer más detalles de algunos de ellos.
En este mapa de Pamplona podrás ver los puntos que recorremos en este paseo. Ten en cuenta que, de sus parques, hemos señalizado el puente de la Magdalena, en el parque fluvial del río Arga, por ser entrada la entrada del Camino de Santiago a la ciudad y por su importancia histórica. ¡Que disfrutes!