Londres, la capital británica es una ciudad gigantesca y única. No se parece a ninguna otra. Hay cientos de lugares que ver, pero si tienes pocos días esta sería una selección de los lugares imprescindibles para una primera inmersión londinense.
Actualizado por Paco Nadal el 06 de mayo de 2020.
El palacio de Buckingham es la actual residencia de los monarcas británicos. La primera que lo utilizó fue la reina Victoria en 1837. Buena parte de él puede ser visitado -incluido el salón del Trono y los aposentos reales- siempre y cuando la reina está de vacaciones, es decir, en verano. La entrada cuesta 20 libras por persona. Para saber si su majestad está dentro o no sólo hay que mirar la bandera que luce en la fachada. Si es el estandarte real, la reina está en casa; cuando sale se cambia por la bandera de la Unión Jack. Mucho más fácil de ver es el famoso cambio de guardia, que empieza a las 10:30 de la mañana y duro unos 40 minutos. Pero ¡ojo! no se hace todos los días: puedes enterarte de los días programados durante todo el año en su web oficial.
La antigua residencia de los reyes de Inglaterra entre los siglos XI y XVI (condición que curiosamente nunca perdió) es también The Parliament, el parlamento británico, donde se reúnen las dos cámaras, la de los Comunes y la de los Lores. El palacio de Westminster es otra de las fotos obligadas en Londres. Aunque parece gótico, el edifico es moderno porque hubo de ser reconstruido tras un incendio en 1834 que lo redujo a cenizas. Merece la pena verlo por dentro; hay visitas guiadas aunque también puedes hacerlo por libre. Puedes ver las condiciones y precios de la visita y hacer tu reserva en esta web.
Londres es una ciudad llena de símbolos universales, pero si hubiera que buscar uno que defina la ciudad sería sin lugar este: el Big Ben, icono indiscutible de Londres. La torre tiene 96 metros de altura y soporta el reloj también más famoso del Reino Unido, que empezó a dar la hora en 1859, cuando gobernaba la reina Victoria. El apelativo de Big Ben proviene del ministro de Obras Públicas que ordenó la construcción, sir Benjamin Hall, y hace referencia a la gran campana que da las horas. El reloj parece pequeño desde abajo, pero las manecillas de las horas de cada una de las cuatro esferas miden 2,7 metros y las de los minutos, 4,5 metros. El Big Ben lleva desde el año 2017 sometido a un proceso de obras de restauración, está previsto que estas culminen en 2021. Lo verás parcialmente tapado con andamios aunque sigue marcando la hora en la capital.
El London Eye se inauguró el 31 de diciembre de 1999 para conmemorar el cambio de milenio. Es la gran noria de Londres -la más grande de Europa- y se ha convertido en el símbolo moderno de la ciudad. Tenían previsto desmontarla tras los fastos del milenio, pero su tremendo éxito aconsejo dejarla como una atracción más. Tiene 32 cápsulas acristaladas con capacidad para 15 personas cada una que durante 30 minutos elevan a los visitantes hasta 135 metros de altura para permitirles disfrutar de una vista inolvidable de Londres. Si el día está despejado se pueden ver todos los alrededores de la ciudad. Las entradas las venden al pie de la propia noria, pero suele haber muchas colas. Te aconsejo comprar la entrada al London Eye con antelación, ahorrarás un tiempo precioso sobretodo si vas en verano, algún puente o fin de semana cuando la cola ¡puede superar la hora!
Trafalgar Square es la plaza más concurrida y famosa de la ciudad, de hecho se le considera el auténtico centro urbano. La preside una estatua del almirante Nelson, de infausto recuerdo para las armadas de España y Francia, ya que fue el artífice de la victoria británica en la batalla naval de Trafalgar, en 1805, en la que nos dieron para el pelo frente a la bahía de Cádiz. La plaza es el auténtico patio de vecinos, donde se celebran todo tipo de manifestaciones, festivales y conciertos al aire libre, por la que los vecinos pasan en sus rutas diarias de uno a otro extremo del centro de Londres y a la que los turistas venimos inexcusablemente para hacernos la típica foto con los leones que escoltan la estatua de Nelson. A la plaza se asoma la National Portrait Gallery, una de las mayores pinacotecas del mundo.
La National Gallery es la principal pinacoteca británica. Pero a diferencia de otros macro museos, como el Louvre o el Hermitage, no tiene una cantidad ingente de obras, de esas que se necesitan días para ver solo una parte. El lema de la National Gallery parece ser poco y bueno. Su origen es una colección privada de 38 obras de Tiziano, Rubens y Rembrand que el gobierno británico adquirió en 1824. Poco a poco se fueron incorporando más obras maestras, en especial del Renacimiento italiano y de la escuela holandesa del siglo XVII. El edificio de estilo neoclásico es de 1838 y se asoma a Trafalgar Square. Si quieres visitar la National Gallery y no perderte lo más interesante, hazlo en grupo reducido con guía en habla hispana. Además te beneficiarás de una entrada sin cola.
Más que una plaza Picadilly Circus es un cruce de caminos que rebosa vida y actividad. El paradigma del espacio urbano ruidoso y transitado. Los enormes anuncios luminosos le han hecho merecedor del sobrenombre de Times Square londinense. Es otro de los sitios imprescindibles donde fotografiarse en Londres. Su nombre no tiene nada que ver con circos. Proviene de una sastrería muy famosa que hubo aquí en el siglo XVIII en la que cosían los mejores piccadills (cuellos duros con bordes festoneados para las camisas) de la ciudad y de la forma de rotonda (círculo) que tuvo antes este espacio urbano.
Regent Street la que posiblemente sea la calle más famosa de Londres está en el West End y fue construida entre 1814 y 1825 dentro de un ambicioso proyecto de remodelación de la ciudad emprendido en época de rey Jorge III. Fue concebida ya entonces como una calle comercial, con sus locales destinados a tiendas y no a oficinas. Con sus edificios neoclásicos en curva y sus cientos de tiendas y boutiques a cual más elegante y cara, Regent Street es una de las calles más elitistas del mundo. Pero no dejes de ir temiendo por tu Visa, hoy ya no se ven solo anuncios de marcas prohibitivas en Regent, también han aterrizado aquí Zara, Uniqlo, H&M, etc. También abundan los cafés y restaurantes. En el número 68 estuvo el mítico café Royal, punto de encuentro de artistas, escritores y personalidades, desde Óscar Wilde a Winston Churchill. Cerró en 2008 y ahora es un hotel de cinco estrellas.
En una ciudad donde la modernidad parece ser de época victoriana también hay hueco para la nueva arquitectura. El Millenium Bridge o puente del Milenio fue construido en acero y con un innovador diseño para conmemorar la llegada del siglo XXI, pero también para aliviar el tráfico peatonal entre la zona de Bankside y la City, ya que desde la construcción del puente de la Torre en 1894 no se había hecho ningún vado nuevo sobre el Támesis en la ciudad. Tras su inauguración, en junio de 2000, se detectaron una extrañas vibraciones, por lo que fue cerrado durante otros dos años para subsanarlas. Por eso se le conoce como el wobbly bridge, el puente del tembleque. Desde entonces no ha vuelto a temblar. Es muy bonita la foto de la cúpula de San Pablo desde el lado sur, ya que ésta se alinea con el puente y permite una curiosa perspectiva.
Con su emplazamiento en el punto más alto de Londres, la catedral de San Pablo domina toda la ciudad. Se terminó de construir 1711 y fue durante más de dos siglos el edificio más alto de Londres. Su construcción fue todo un reto tecnológico debido al suelo arcilloso sobre el que se asienta Londres. Merece la pena visitarla por dentro porque es una joya arquitectónica. En ella se han celebrado muchos de los acontecimientos importantes en la historia reciente del Reino Unido, como la boda del príncipe Carlos y Lady Di o los funerales de Wiston Churchill y Margaret Thatcher. Por 18 libras tienes una entrada que da derecho a visitar todo el edificio y subir hasta la cúpula para ver Londres desde una perspectiva muy especial. Puedes ver los horarios e información de visitas en esta web.
Si hay un edificio icónico de la historia del reino no son los palacios de Buckingham o Westmintser o el Big Ben. Es la Torre de Londres, la fortaleza más famosa del país y probablemente del mundo. La mandó construir Guillermo el Conquistador -el primer monarca inglés de origen normando- en 1078. En sus orígenes fue usada como residencia real pero a partir del siglo XV fue destinada a oscura prisión. Desde entonces ha visto pasar tras su muros los episodios más relevantes -por sangrientos- de la corona, desde el encarcelamiento de hasta 10 reyes y reinas (incluida Isabel Tudor que luego sería Isabel I, la reina Virgen) hasta el decapitación de Ana Bolena y Catalina Howard, dos de las infortunadas esposas de Enrique VIII. Hoy es una de las mayores atracciones turísticas de Londres porque alberga las joyas de la Corona: la colección de tesoros de la casa real británica, incluidas la corona, el cetro, el manto y otras alhajas usadas durante la coronación de la reina Isabel II en 1953. Las colas para acceder suelen ser largas, adelanta la compra de tu entrada a la torre de Londres aquí sin sobrecostes y evita las colas.
Tower Bridge es otro de los iconos de la capital británica es este puente de la Torre, el más fotogénico de los que cruzan el Támesis. Fue construido en 1894, en época victoriana, con la parte inferior levadiza para permitir el tránsito de barcos por el río. Hoy funciona con un motor hidráulico pero cuando se inauguró lo hacia a vapor. Verlo levantarse es todo un espectáculo. Puedes consultar los horarios de apertura en esta web. Se puede visitar por dentro, incluida la sala de máquinas original. Está al lado de la Torre de Londres, otra de las visitas inexcusables.
La experiencia de descubrir Londres no estaría completa sin comer en un pub, instituciones veneradas en el Reino Unido, algunos de ellos ubicados en locales que son parte de la historia del país. Muchos londinenses suelen comer a mediodía en este tipo de bares públicos donde tienen cocina tradicional british a precios asequibles. ¡Y con buena cerveza! No todos los pubs dan comidas, pero los que ofrecen este servicio suelen anunciarlo en la puerta. La carta del menú será también reducida, la mayoría ofrecen dos o tres platos a lo sumo, del tipo fish and chips (pescado rebozado con patatas), shephered´s pie (pastel de carne), sausages and mash (salchichas con puré de patatas), algún guiso de carne o excelentes sandwichs. Importante es también conocer las normas de uso, muy diferentes al de un restaurante en España: suelen cerrar el servicio de comidas a las 14:00, hay que pedir la comida y la bebida en la barra y cuando te avisen de que está, ir a tu a recogerla. Y se paga por adelantado, en el momento de pedir. Algunos pubs históricos y muy céntricos donde sirven comidas son The George Inn, The Punch Tavern o The Black Friars.
Londres está llena de mercadillos donde adquirir de todo: desde gangas a antigüedades, pasando por ropa de segunda mano o de diseñadores de moda, comida, arte, electrónica, etc. La mayoría son en realidad la suma de varios mercadillos temáticos que no siempre abren los mismos días. Algunos de los más famosos son Brick Lane Market (metro Liverpool Street; artesanías, ropa vintage, antigüedades, música, arte; solo fines de semana), Camden Town (metro Camden Town; ropa y accesorios alternativos, arte, ropa vintage y antigüedades; abierto a diario), Portobello Road (metros Ladbroke Grove y Notting Hill Gate; el más famoso para antigüedades) y Covent Garden (metro Covent Garden Station; tiendas de todo tipo, desde moda a electrónica; abierto a diario).
En este plano te marco todos los lugares en Londres que recomiendo en este post incluidos los mercados, pubs y restaurantes. Si pinchas sobre el icono, verás la información del lugar, la página web y la opción de cómo llegar. Londres tiene muchos sitios que ver, estos de la lista son imprescindibles en una primera visita.