Heidelberg es una de las ciudades históricas más bonitas del sur de Alemania. Su famoso castillo, visible desde cualquier ángulo de la ciudad, y su Universidad —la más antigua de Alemania—han dado fama y prestigio a esta pequeña y encantadora ciudad del estado de Baden-Wurtenberg. Situada en el valle del río Neckar, un afluente del Rin que nace en la Selva Negra, Heidelberg se articula en torno a tres tres plazas contiguas: la del Mercado (Marktplatz), la del Mercado del Grano (Kornmarkt) y la plaza de Carlos (Karlplatz). Tiene, además, la calle peatonal más larga de Alemania. Heidelberg, inspiradora de poetas y pintores, sigue siendo en el siglo XXI un destino cultural e histórico en el centro de Europa.
Publicado por Paco Nadal el 02 de julio de 2024.
El alma de Heidelberg, su principal hito histórico y turístico, es su castillo-palacio, que domina la ciudad desde una ladera del valle del río Neckar. Su acceso es sencillo: se puede subir caminando o en funicular desde la céntrica plaza del Mercado de Grano. Aunque en realidad habría que decir sus ruinas, porque el edificio fue dinamitado e incendiado a conciencia por tropas francesas a finales del siglo XVII. Estuvo a punto de ser demolido del todo, pero en el siglo XIX un movimiento vecinal consiguió que se restaurara una parte y se concolidara el resto. Gracias a ello, hoy son las ruinas más románticas del sur de Alemania. El recinto fue durante siglos la residencia principal de los condes y príncipes del Palatinado, un territorio histórico de lo que hoy es Alemania que fue independiente hasta 1803. Por sus jardines pasearon escritores y pintores románticos, como Joseph Turner o Goethe. En su interior se puede visitar el museo de la Farmacia, al que se han traslalado boticas enteras de diversas épocas, además del barril de vino más grande del mundo, construido en 1754 para albergar el vino que pagaban los campesinos como impuesto. El castillo de Heidelberg es también escenario de diversos eventos, como los espectáculos de teatro al aire libre en verano, o el baile de los Vampiros, en febrero. Desde sus jardines y almenas hay una soberbia vista de la ciudad y todo el valle del Neckar.
Dónde: Schlosshof, 1.
Horario: todos los días, de 9:00 a 18:00 horas. El jardín es de libre acceso durante el día.
Entrada: 9 € (adultos). En el enlace encontrarás más detalles para tu preparar tu visita.
Construido con arenisca del valle del Neckar, el puente Viejo (Alte Brücke) de Heidelberg fue construido entre 1786 y 1788 por orden del príncipe elector Carlos Teodoro. Más de dos siglos de historia —y miles de turistas— han pasado sobre sus piedras. Del puente medieval solo queda una gran puerta fortificada en el lado oeste que formaba parte de la muralla y a cuyos pies se encuentra una estatua de bronce de poco más de cincuenta años que representa un mono y que evoca otra que, en el siglo XVII, se hallaba en el mismo lugar. La leyenda dice que si tocas el espejo que sostiene el animal, te harás rico; si le tocas los dedos del pie, regresarás a la ciudad. El puente fue volado a finales de la II Guerra Mundial y reconstruido gracias a una gran recaudación de fondos en la que participaron los vecinos. Con la vista del castillo como referente continuo en tu visita a Heidelberg, esta puede comenzar en el puente Viejo.
Dónde: puente Viejo.
Esta “calle de piedra” o “calle empedrada” —la primera de Heidelberg en adoquinarse— y a la que accedes en línea recta desde el puente Viejo y la puerta medieval fortificada, es hoy una de las calles peatonales más concurridas y visitadas de la ciudad. La Steingasse está llena de pequeñas tiendas, bares, restaurantes y terrazas en los locales de las antiguas casas que flanquean la calle.
Dónde: Steingasse.
Desde Steingasse llegarás a la plaza del Mercado (Marktplatz), que conserva su aspecto y dimensiones desde hace 800 años, aunque hace medio siglo ya que no acoge el comercio que le dio nombre. Es, como todo el casco histórico, peatonal y sin vehículos a motor. Al este encuentra el Ayuntamiento y al oeste, la iglesia del Espíritu Santo. El resto de la plaza lo conforman viviendas del barroco civil. Esta plaza del Mercado es el principal espacio público y social de los lugareños y de los visitantes. En su centro se levanta la fuente de Hércules, que conmemora la reconstrucción de la ciudad tras la Guerra de los Treinta Años. En tu paseo podrás comprobar que cada cinco minutos suena el carrillón municipal.
Dónde: plaza del Mercado.
El otro gran elemento arquitectónico que compone la plaza del Mercado es la iglesia protestante del Espíritu Santo (Heiliggeistkirche), aunque la parte que mira a la plaza del Mercado no es su fachada principal, sino su ábside. En ella estuvo la Biblioteca Palatina, una de las más completas del Renacimiento, expoliada durante la Guerra de los Treinta Años; buena parte de ella se trasladó al Vaticano, en cuyos museos se localiza aún. Actualmente, gracias a la vocación aperturista hacia los jóvenes de su párroco, la iglesia comparte los oficios religiosos y la celebración de actos culturales. Si quieres conocer más datos de la iglesia y de sus actividades, puedes visitar su página.
Dónde: iglesia del Espíritu Santo.
Horario: de lunes a sábado, de 11:00 a 17:00 horas. Domingos y festivos, de 12:30 a 17:00 horas. Durante los oficios religiosos no se permite la visita.
Esta plaza, muy próxima a la del Mercado, fue el espacio (como indica su propio nombre) de un mercado privado de cereales. La plaza del Mercado de Grano (Kornmarkt) es otro espacio lleno de encanto y buen ambiente del centro histórico de Heidelberg y en cuyo centro se levanta una escultura de la virgen. Desde la plaza tendrás unas preciosas vistas del castillo.
Dónde: plaza del Mercado del Grano.
Antes de adentrarte en la siguiente plaza, prepara tu paladar. Entre la plaza del Mercado del Grano y la plaza de Carlos (Karlplatz) se encuentra la confitería, panadería y café Gundel, donde deberás probar el dulce más típico de Heidelberg, el Kurfürstenkugel —o la bola del baile de los príncipes electores, y que recuerda una bola ce cañón—. Se trata de una masa de bizcocho rellena de crema de turrón y recubierta con mazapán y chocolate. Es probable que tengas que compartirlo.
La tercera plaza del casco histórico de Heidelberg es Karlplatz, la plaza de Carlos —el gran duque Carlos Federico de Baden—, mucho mayor que las anteriores, pero menos concurrida: apenas tiene terrazas ni locales comerciales. Para compensar, además de que también cuenta con una muy buena vista del castillo, tiene una maqueta en bronce de la ciudad para situarse en el Heidelberg barroco y renacentista. En el centro de Karlplatz se encuentra una fuente —instalada en 1978— que recuerda al humanista y cosmógrafo Sebastián Münster, quien habitó en el monasterio franciscano ubicado en la misma plaza en el primer tercio del siglo XVI.
Dónde: Karlplatz.
Haupstrasse es la principal arteria de Heildeberg y la calle peatonal más larga de Alemania —con algo más de dos kilómetros— repleta de locales y comercios, por donde hay que pasar ya sea camino de la universidad o, simplemente, para alternar o hacer compras. Para llegar a ella, retrocede desde Karlplatz hasta la plaza del Mercado: es la calle que sale en dirección opuesta. A través de Haupstrasse puedes llegar como decía a la sede de la Universidad de Heildelberg.
Dónde: Haupstrasse.
La universidad de Heildelberg es la más antigua de Alemania (1386) y una de las más antiguas y prestigiosas de Europa. Y su edificio más turístico es, sin duda, la cárcel de los estudiantes (Studentenkarzer), situada justo detrás de la antigua universidad. Era el lugar donde hasta 1914 cumplían pena —de 2 a 4 días—los estudiantes más díscolos. Sus paredes son una auténtica galería de arte urbano, con grafitis hechos por los propios estudiantes durante su encierro con distintas técnicas y materiales.
Dónde: Augustinergasse, 2.
Horario: de lunes a domingo, de 10:00 a 18:00 horas. Última entrada, 45 minutos antes del cierre.
Entrada: combinada con el museo Universitario, 6 €. Reducida, 4,5 €. Para conocer otros detalles de la visita, puedes consultar su página.
Procura que el Kurfürstenkugel te deje sitio para disfrutar en Heildelberg de la cocina regional. El restaurante Schnookeloch, en la céntrica calle Haspelgasse, ofrece, entre otras especialidades, el codillo con chucrut, el Schäufele (espalda de cerdo) o los Maultasche (raviolis rellenos de carne). También en el casco histórico, se encuentra Kulturbraueri, una antigua hospedería y cervecería de más de 300 años de antigüedad donde probar cerveza de elaboración propia, algo que también puedes hacer en Vetter, en Steingasse.
Heildelberg es una escapada perfecta para un fin de semana. En este mapa encontrarás las principales paradas de mi paseo por esta ciudad histórica de Alemania.