La Costa Brava queda definida por dos accidentes geográficos muy singulares: al norte, Cap Creus y al sur de este, la amplia bahía de Roses (Girona). Desde L’Escala hasta Roses, este golfo natural ofrece alguna de las playas más espectaculares y naturales de la Costa Brava, como la de Sant Pere Pescador, meca del kite surf. Te cuento qué hacer en Roses y sus alrededores en una ruta que va de sur a norte, desde L'Escala a Cala Montjoi pasando por el principal yacimiento arqueológico de la comarca, la ruinas de Empuries, un lugar clave para entender la colonización griega y romana de la península ibérica. Al final del texto tienes un mapa con la ruta.
Actualizado por Paco Nadal el 20 de marzo de 2023.
Famosa por su flota pesquera y por sus anchoas, L’Escala era el antiguo puerto pesquero de Empuries. Pero creció y se independizó hasta formar una localidad grande y populosa sin mayores encantos arquitectónicos, pero muy animada en verano y con buenas playas. El núcleo urbano está dividido entre el casco antiguo y la playa de Riells (en el siguiente punto). Esa zona antigua, junto al viejo puerto, la forman calles peatonales con mucho ambiente comercial y con todo tipo de servicios para locales y forasteros. Hay pequeñas playas y calas accesibles a pie desde el centro urbano, la más conocida y céntrica es la Platja (que fue usada como puerto hasta 1962), la del Port d’en Perris o la playa de la Creu. Podemos visitar el Museu de l’Anxova i de la Sal (Museo de la Anchoa y la Sal), dedicado a la historia de la pesca y la salazón de anchoas, la principal actividad industrial de la localidad desde al menos el siglo XVI y por la que aún es reconocida. El museo está ubicado en el antiguo matadero, un sencillo edificio encalado junto a la vieja fuente y el lavadero público, construidos en 1796. Si te interesa el proceso de salazón de la fábrica más antigua de L'Escala, puedes sumarte con una entrada la fábrica museo de anchoas Solés. A mediados de septiembre se celebra la Fiesta de la Sal, que recuerda el origen pescador y salador de la localidad, con grupos de baile del Mediterráneo, exposiciones y regatas de vela latina. También es interesante el cementerio marino, un camposanto de estilo neoclásico muy sencillo y agradable, a un par de manzanas del mar, donde los nichos encalados recuerdan las construcciones típicas mediterráneas.
Dónde: L'Escala.
El Passeig de Lluis Albert es la gran avenida junto al mar que enlaza el casco antiguo de L‘Escala con la playa de Riells, donde está el gran desarrollo urbanístico y hotelero enfocado al turismo. El paseo es muy amplio y concurrido a todas horas y resulta perfecto para pasear o para hacer deporte. No tiene playa porque transita por una zona rocosa donde las piedras forman siluetas singulares a la que los vecinos han puesto nombre (roca Punxaguda, roca del Dos Caps, El Codolar, etc.). Lo ambientan varios grupos escultóricos, como el dedicado a la Cobla (grupo musical con predominancia de instrumentos de viento que acompaña a la sardana, entre otros bailes). Riells tiene una gran playa y todo tipo de servicios turísticos. También está aquí el puerto deportivo (y las empresas que ofrecen sky surf, bananas, motos de agua y demás actividades acuáticas) y el nuevo puerto pesquero. Como curiosidad, su paseo marítimo está dedicado a El principito, la inmortal obra de Saint-Exupéry, con varias esculturas relacionadas con el libro, incluida una graciosa recreación del asteroide B-612. Más al sur de Riells aparece cala Montgó, otra de las grandes playas del municipio.
Dónde: playa de Riells.
Media docena de calles, la mayoría sin pavimentar, en las que residen habitualmente una docena de vecinos y una iglesia con aspecto de fortaleza forman este pequeño e interesante pueblo que, sin embargo, tiene a gala ser la localidad habitada de continuo más antigua de Cataluña. Hacia mitad del siglo VI a. C. navegantes griegos fundaron en este mismo lugar una de sus primeras colonias comerciales en la península ibérica a la que llamaron Emporión (mercado), de donde deriva el nombre actual de Empuries (y de ahí el de Empordà). Por aquel tiempo era una isla, o como mucho una península, unida a tierra por un estrecho istmo de arena. Cuando el asentamiento se quedó pequeño ampliaron con una nueva ciudad, Neápolis, más al sur y en tierra firme (la que ahora se visita en la ruinas de Empuries). La iglesia de Sant Martí, que sobresale sobre todo el conjunto, es muy antigua. La fábrica que ahora vemos data de 1507, aunque ya existía un templo en este lugar al menos en 824. Es muy probable que esté construida sobre el mismo lugar donde los griegos fundadores instalaron un templo en honor a Artemisa. En su interior se conservan dos piedras de altar prerrománicas. La plaça Major, igualmente sin enlosar, es el lugar más concurrido del pueblo, al que acuden decenas de visitantes para comer en sus animadas terrazas. Merece la pena dar un paseo por las calles llenas de historia, por lo que queda de las murallas medievales y, sobre todo, por el magnífico playazo y las pinadas que rodean el pueblo, situado a solo 200 metros de las ruinas de Empuries. Un paseo pavimentado de más de dos kilómetros de largo recorre todo el frente dunar de las playas de Empúries entre San Martí y L’Escala y permite ir a pie hasta las ruinas y los restos del muelle griego.
Dónde: Sant Martí d' Empúries.
El yacimiento de Empúries es uno de los más importantes de la península ibérica, clave para entender la presencia griega y romana. Cuando el primitivo núcleo de Emporion se quedó pequeño, los comerciantes griegos levantaron otra nueva ciudad en tierra firme (por aquella época, el actual Sant Martí era una isla muy cercana a la costa). En el año 218 a.C, en plena Guerras Púnicas por la hegemonía del Mediterráneo entre Roma y Cartago, las legiones romanas desembarcaron en Empuries con la intención de cortar los suministros que desde Cartago Nova (Cartagena) se enviaban a las tropas cartaginesas de Aníbal, que son sus elefantes trataba de invadir Roma por tierra cruzando los Alpes. Una vez en esta tierra ignota para ellos, los romanos decidieron que aquí había posibilidades de futuro y decidieron seguir avanzando tierra adentro: empezaba así la romanización de Hispania, cuyo origen fue Empuries. Si lo deseas, puedes simplificar los trámites para tu visita contratando una visita guiada por las ruinas de Ampurias.
Dónde: Empúries. Museo Arqueológico de Cataluña.
Horario: del 1 de octubre al 15 de noviembre, de lunes a domingo, de 10:00 a 18:00 horas. Del 16 de noviembre al 15 de febrero, de martes a domingo, de 10:00 a 17:00 h. Del 16 de febrero al 31 de mayo, de lunes a domingo, de 10:00 a 18:00 horas. Del 1 de junio al 30 de septiembre, de lunes a domingo, de 10:00 a 20:00 horas.
Entradas: general, 6 €. Reducida (jubilados, pensionistas, titulares del carné Joven, familia numerosa, etc.), 4 €. Menores de 16 años, desempleados, etc., entrada gratuita.
Sant Pere Pescador es el centro de servicios de uno de los mejores tramos del litoral ampurdanés. El pueblo no tiene mayor interés para el viajero, pero en su término está el playazo más largo y salvaje de todo Girona: la playa de Sant Pere Pescador. Aunque la playa tiene diversos nombres, según por donde se acceda, es el mismo arenal que se prolonga durante 40 kilómetros desde Sant Martí d’Empúries, al sur, hasta Empuriabrava y el parc dels Aigüamolls, al norte de Sant Pere. Siete de esos kilómetros forman el frente marítimo del término municipal de Sant Pere Pescador, con varios accesos —cada uno con nombre propio— y una pista de tierra accesible a coches que los une. Un enorme y precioso espacio litoral de arena fina donde siempre hay un hueco libre, incluso en temporada alta. La playa de Sant Pere Pescador es también el paraíso del kitesurf y uno de los primeros lugares donde se empezó a practicar en España; llegan tantos aficionados que ha habido que acotar la práctica de este deporte de deslizamiento a solo dos zonas concretas en ambos extremos: uno de la playa de Cortal de la Devesa y otro en playa Can Martinet. La costa de Sant Pere Pescador ofrece también la mayor concentración de grandes cámpings de toda la costa meditarránea. Es el paraíso de los campistas.
Dónde: Playa de Sant Pere Pescador.
Para ir al parque salir desde Sant Pere Pescador hacia Roses y a 3 kilómetros aparece señalizado el desvío a esta zona protegida. El parque natural dels Aiguamolls comprende una extensa superficie de marismas creadas por la confluencia de las desembocaduras de los ríos Fluvià y Muga. Un riquísimo ecosistema húmedo que incluye cañaverales, prados inundables, lagunas litorales, dunas e islotes fluviales en los que anidan gran cantidad de aves. Cuando los griegos llegaron a Empuries, este humedal se extendía durante kilómetros de costa y se unía por el sur con el que forma el río Ter, pero poco a poco el uso de agua de superficie y subsuelo para usos agrícolas fue reduciendo la superficie de la marisma. Por increíble que parezca, la codicia constructiva que siempre impera en este país tenía pensado urbanizar toda esta zona; de hecho, en medio del parque se alza la megaurbanización de chalés y canales Empuriabrava. Fue precisamente el inicio de su construcción, a mediados de los años setenta, lo que impulsó a un grupo de jóvenes de Sant Pere Pescador a movilizarse para proteger y salvar el humedal. Son abundantes las nutrias y las cigüeñas. En el interior se han señalizado senderos para caminar, pero no está permitido usar el frente de playa del parque, excepto la correspondiente a la zona de la reserva natural de les Llaunes, y solo del 1 de julio al 15 de septiembre (la senda parte desde el centro de interpretación del Cortalet, tiene 3 kilómetros de sendas y pasarelas de madera y es accesible también en bicicleta). Otra zona para acercarse al parque natural es por la carretera que lleva desde Sant Pere Pescador y la gola del Fluvià, de cómodo acceso en coche y con proximidad de humedales, cañaverales y un gran playazo. Al otro lado del río está el camping Almata, construido también en el interior del parque, pero antes de su declaración. Tiene permiso para seguir funcionando, pero cada final de verano ha de desmontar todas las instalaciones.
Dónde: Parc natural del Aiguamolls / Centro de interpretación del Cortalet.
Horario del centro: del 2 de enero al 28 de febrero, de 9:00 a 16:00 horas. Del 1 de marzo al 28 de octubre, de 9:00 a 18:30 horas. Del 29 de octubre al 31 de diciembre. de 9:00 a 17:30 h.
Entrada: el acceso es gratuito. Solo se paga el aparcamiento.
Es una las localidades históricas de la comarca, capital del condado medieval de Empuries. Y aún hoy continúa siendo un centro importante de servicios. Pero el casco histórico, pese a que está en su mayoría peatonalizado y conserva numerosas muestras de arquitectura tradicional, quedó muy alterado por las nuevas construcciones. La zona más agradable y concurrida es la pequeña y porticada plaça dels Homes, centro de la vida urbana; a ella se asoma la Llotja, un bonito edificio del siglo XIV que alberga el actual Ayuntamiento. Fue en época medieval la Casa del Consell y la lonja del mar. En la cercana Plaça Mossèn Cinto Verdaguer se levanta el edificio más famoso de Castelló, la basílica de Santa María, título que le fue otorgado en 2006 por el papa Benedicto XVI. En la comarca se la conoce como 'la catedral' por sus enormes dimensiones, debidas a que fue proyectada y trazada para ser sede del obispo de Girona, pero el obispado nunca llegó a trasladarse aquí. Se trata de un gran templo de orígenes románicos, periodo aún muy visible en su campanario, con naves y fachada gótica del siglo XIV. En su interior destaca el altar Mayor, en alabastro, y el valioso órgano del siglo XVIII. En otro lado del casco urbano se puede visitar la Curia, antigua sede del tribunal de Justicia, construida en 1336, donde estaba también la prisión. El edificio alberga ahora la Oficina de Turismo y en el Museo de Historia Medieval de Castelló d’Empúries.
Dónde: Castelló d'Empúries.
Es una de las localidades veraniegas más famosas y populares de la Costa Brava, que da nombre al golfo en el que se encuentra, una rada natural tan segura que ha estado habitada desde tiempos remotos. Los griegos montaron aquí otra de sus primeras colonias comerciales. Tiene una extensa playa urbana. La ciudad está pensada para un turismo muy residencial, familiar y de cierta clase, tratando de alejarse del concepto más bullicioso y low cost de las grandes playas del sur. Lo primero que llama la atención son las laderas de las montañas cercanas, tapizadas por completo de chalés y casas encaladas. Roses ha crecido mucho en las últimas décadas y cualquier palmo de terreno, por inclinado que esté, parece haber sido apto para una licencia de obras. El Passeig Maritim es amplio, muy concurrido y lleno de restaurantes donde hacen el famoso suquet de pescado, el plato más típico de Roses; termina en el puerto deportivo y pesquero, que se encuentran juntos. De su patrimonio, lo más destacable es la ciudadela (ver siguiente foto), un sorprendente lugar que reúne 2.500 años de historia, piedra sobre piedra. Otro lugar a tener en cuenta en toda visita es el Castell de la Trinitat, encaramado a la montaña que domina el puerto. Su construcción es contemporánea a la de la Ciudadela (siglo XVI) y responde al plan del rey Carlos I de fortificar este importante puerto militar y comercial ante la presión de los piratas y los navíos de guerra franceses. El castillo está abierto a las visitas y ofrece la mejor panorámica de la bahía. El municipio es rico también el dólmenes; el más famoso está en la carretera que va a cala Montjoi. Sin duda, uno de los momentos más espectaculares del día en la bahía de Roses es el atardecer. ¿Te gustaría disfrutarlo a bordo de un catamarán?
Dónde: Roses.
Es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes y recomendables de la Costa Brava, ya que reúne en un mismo solar toda la historia de la zona. En la primera mitad del siglo IV antes de nuestra era, navegantes griegos fundaron en esta lugar una colonia llamada Rhode. Tras la conquista romana, sobre la Rhode griega se levanta otra ciudad romana que en el siglo IV d. C. ya era activa y floreciente. Tras unos años de abandono, en la Edad Media los benedictinos fundaron en el mismo solar un monasterio en torno al cual crece otra nueva aldea que se dota de murallas. Más tarde, Carlos I ordena levantar sobre ella la actual ciudadela. La excavaciones nos permiten ahora visitar en un solo espacio todas esas capas de historia superpuestas. La musealización del lugar es excelente y la visita, muy recomendable. Pero conviene evitar las horas de más calor.
Dónde: Museo la Ciudadela de Roses.
Horario: de octubre a marzo, de martes a sábado, de 10:00 h a 17:00 horas y domingos y festivos, de 10:00 a 14:00 horas. Lunes, cerrado. En Semana Santa, de 10:00 a 20:00 horas. Abril y mayo, de martes a domingo, de 10:00. 20:00 horas. Junio y septiembre, de lunes a domingo, de 10:00 a 20:00 horas. Julio y agosto, de lunes a domingo, de 10:00 a 21:00 horas. 26 y 26 de diciembre y 1 y 6 de enero, cerrado.
Entrada: general, 4 €. Reducida, 2,5 €. Si deseas comprar tu entrada anticipada o una visita guiada, el centro también las ofrece.
Al este de Roses, al pie de los grandes acantilados que forma el pic del Pení (606 metros) se abren algunas de las mejores calas de la Costa Brava. Es un territorio muy abrupto y de difícil acceso; la carretera no se ha mejorado para preservar la zona de un mayor impacto turístico del que ya tiene. Para ello, hay que salir de Roses en dirección al castillo de la Trinitat y el faro contiguo, construido en 1864. Desde allí la carretera sigue hacia playa Canyelles, pequeña y recogida con una urbanización no muy agresiva y aguas cristalinas y pinares. Seguimos de frente hacia L’Almadrava. Tras pasar el hotel L’Almadrava, la carretera acaba en una pequeña rotonda. Justo antes de esa rotonda vemos a la izquierda un camino asfaltado en fuerte desnivel señalizado como 'Camí de Ronda'; subimos por él y torcemos en la primera a la derecha; el asfalto desemboca en una pista de tierra apta para vehículos: es el Camí de Ronda, que va a circunvalar todo el cabo a media altura. Lo primero que aparece después es Punta Falconera, un cabo y paraje natural protegido con muy buenas vistas panorámicas. Hay un aparcamiento y un sendero tras una verja de acero corten que baja (15 minutos) hasta la cala Lladó, de rocas y buen baño. Desde allí la pista de tierra sigue en ascenso y terminar por salir a la carretera asfaltada que va de Roses a Cala Montjoi. Si la seguimos a la derecha, en dirección a esa cala, pasaremos antes por los aparcamientos de acceso a cala Murtra y luego, cala Rustella, dos de las mejores zonas naturales de baño de toda esta costa, donde el agua parece una piscina de aguas transparentes; a ambas hay que bajar a pie. A lo largo de todo el trayecto, ya sea por la pista de tierra o por la estrecha carretera de cala Montjoi, las vistas de la costa son excepcionales.
El frente marino de esta amplia cala, rodeada por un bello entorno de pinares y con arena gruesa y guijarros, lo ocupa la ciudad de vacaciones homónima, un tanto caduca y reservada a clientes. No obstante la playa es pública, como todas, y se puede comer en el restaurante o en un chiringuito que hay en la playa. Baño agradable, aunque la cala suele estar llena de barcos en verano. También es difícil aparcar en fines de semana veraniegos porque tiene mucha más visitas de las que caben en la angosta pista de acceso. Cala Montjoi se hizo mundialmente famosa porque aquí estaba El Bulli, el mítico restaurante de tres estrellas Michelin de Ferrán Adrià, considerado durante tiempo el mejor restaurante del mundo, que cerró en julio de 2011. Actualmente es la sede de El Bulli Foundation y de El Bulli 1846, un museo que abrirá el 15 de junio de 2023 y en el que persiguen «reflexionar sobre el conocimiento, la innovación y la historia de elBulli». Todo apunta a que esta megainversión del chef sea un nuevo atractivo turístico en la zona. Siguiendo la pista de tierra se llega a cala Joncols, la última accesible en coche por este lado; allí el acceso a motor se corta y solo se puede continuar a pie por el sendero GR 92, que sigue el camí de ronda hasta Cadaqués (3 horas y 30 minutos).
Dónde: El Bulli 1846. Cala Montjoi.
Horario: del 15 de junio (apertura oficial) al 16 de septiembre de 2023. De lunes a sábado, de 9:30 a 20:00 h. (último pase a las 18:30 h).
Entradas: general, 27,50 €. Reducida, 20, 50 € (mayores de 65 años, estudiantes, carné Jove, menores de 16 años, residentes en Roses y personas con gran discapacidad). Grstuita para acompañantes de personas con gran discapacidad y menores de 11 años. La página oficial pondrá las entradas a disposición del público en este enlace.
La ruta propuesta no es muy larga, apenas hay 36 kilómetros entre L'Escala y Cala Montjoi. Pero las carreteras son estrechas y hay mucho que ver. En verano es una zona de altisima ocupación por lo que te recomiendo reservar con antelación si pretendes pernoctar en alguna de estas localidades. Muchas de las calas y playas propuestas tienen también un aforo limitado de aparcamiento, por lo que te aconsejo que en julio y agosto vayas temprano.