Atravesar los Alpes en bici es uno de los sueños de cualquier aficionado a las dos ruedas. También los era para mi: los puertos de los Alpes en bicicleta era una aventura con mayúsculas que tenía en la lista de pendientes. Así que me decidía a abordarla en solitario y con una bici de montaña eléctrica. Esta ruta que te propongo empieza en el lago Leman (ya sea desde Suiza o Francia) y termina en Turín (Italia), pasando por algunos de los míticos puertos que hemos visto mil veces en el Tour de France. Es de dificultad moderada y apta para cualquier aficionado con buena condición física. Discurre mitad y mitad entre asfalto y pistas forestales. Al final del post encontrarás también el vídeo que grabé durante este viaje.
Publicado por Paco Nadal el 24 de noviembre de 2020.
La ruta que te propongo tiene 406 kilómetros y más de 8.000 mts de desnivel acumulado y es una de las clásicas del cicloturismo de montaña por los Alpes porque empieza y termina en dos lugares emblemáticos: el lago Leman, en Suiza, y Turín, en Italia. Atraviesa todos los Alpes cocios y grayos por el macizo del Mont Blanc, desde la Saboya francesa al Piamonte italiano. Discurre en su mayor parte por Francia, y solo en las dos últimas pisa suelo de Italia. El terreno es mixto, diría que un 60% asfalto de carreteras locales con poco tráfico y un 40% pistas forestales y sendas. Salvo en algún repecho puntual y de apenas unos metros, no hay que empujar la bici en todo el recorrido, cosa que se agradece. Es una ruta sencilla, apta para cualquier aficionado con una cierta condición física. Lo normal en esta propuesta es empezar en Ginebra (Suiza), la ciudad con mejor conectividad. En mi caso, como mi viaje coincidió con la segunda oleada de la pandemia del coronavirus y Suiza había puesto ya cuarentena a los viajeros españoles, empecé en Thonon-les-Bains, una ciudad balnenario francesa también a orillas del lago Leman. Cualquiera de las dos opciones es válida.
La ruta está planteada para hacer en ocho etapas de manera cómoda y sin matarse mucho, con desniveles acumulados entre 1.000 y 2.000 metros diarios; pero si estás en buena forma, podrías hacerla en menos tiempo. Los finales de etapa están previstos en poblaciones muy turísticas en las que es fácil encontrar alojamiento de todos los precios, desde alberges y gîte d'étape a hoteles. Si prefieres cargar con tu tienda de campaña, encontrás también muchos cámpings. Al final de cada ruta te dejo el track de Wikiloc. No obstante, yo -que soy un nostalgico y aún me gustan los mapas físicos- usé también la cartografía Michelin nº 328 Ain y Haute-Savoie y la nº 333, Isère, Savoie.
En todos los manuales encontrarás que la mejor época para hacer cicloturismo en Alpes es julio y agosto, en el pico del verano. Es cierto porque te aseguras mejor climatología y días largos. Pero esos meses son también temporada super alta en Alpes y está todo petado. Muy en especial de grupos de moteros. Los Alpes son también un destino predilecto para los aficonados al motor y encontrarás verdaderas riadas de motos por todas partes. También tendrás más problema para encontrar alojamiento, a no ser que reserves con antelación. Yo la hice en la primera quincena de septiembre, con un tiempo excepcional y sin agobios de saturación en ninguna parte. Si te tocan unos días de buen tiempo, cosa nada rara en Alpes en ese mes, septiembre puede ser una buena alternativa. También, junio.
Etapa sencilla y por terreno llano que empieza en el lago Leman y avanza por campos de labor y pueblecitos encantadores en busca de las primeras estribaciones de los Alpes. La primera mitad discurre por la carretera D-903, que rodea la gran montaña donde está la estación de Morzine. Se puede ir más en línea recta salvando esa montaña y la estación de esquí por la D-902, pero hay un fuerte desnivel de casi mil metros y no se acorta mucho tiempo. Decidí dar el rodeo por la D-903: me quedaban muchos puertos inevitables por delante. Atención porque esa D-903 tiene mucho trafico y poco arcén. Buena parte se puede evitar por caminos laterales, pero no todo el recorrido. Pasado Bonneville se entra en el valle del río Arne, con los Alpes ya al fondo. Se llega a Cluses por caminos laterales en paralelo a la D-1205.
Los primeros 27 kilómetros discurren por llano, por pistas forestales muy agradables y con abundante arbolado en paralelo al río Arne. Especialmente bonito el tramo que hay nada más salir de Cluses. Luego, tras Passy, la ruta se empina y empieza las primeras rampas fuertes hasta Servoz, donde hay un respiro para las piernas y suficientes servicios para hacer un alto y comer. La vista del macizo del Mont Blanc desde el pueblo es sublime. Tras Servoz llega una fuerte subida asfaltada por el camino del col du Forclaz hasta alcanzar la cota de 1.098 mts. Tras el collado, un suave descenso hasta Les Houches, un pueblo super turístico, con todo tipo de servicios para montañeros, senderistas, motoristas y turistas variopintos que vienen a ver en Mont Blanc.
La salida natural de Les Houches es por el col de Voza (1.657 mts). Pero la pista, sobre todo en su tramo final, está en mal estado y con una pendiente tan fuerte que obliga a empujar la bici durante más de una hora. Así que hice lo que me había recomendado todo el mundo: salvar ese collado con el teleférico que sube a Bellevue (admite bici; 15 euros). Desde la estación superior del telecabina se tiene una vista fantástica de la Aguja del Midi y del macizo del Mont Blanc. Es la primera vez en este viaje en que sientes que estás en la alta montaña. En el corazón de los Alpes. Luego viene una baja trepidante y con fuerte pendiente por pista de tierra (más tarde aparece el asfalto) por unos parajes bellísimos hasta llegar al valle de Les Contamines. Buen sitio para comer y descansar antes de afrontar el primer gran puerto de la ruta: el col du Joly (1.989 mts). Son mil metros de desnivel muy duros por caminos de tierra a veces en mal estado; de hecho, más que una carretera son los caminos de servicios de una estación de esquí; hay veces que subes con los cañones de nieve a un lado. La pendiente se suaviza al llegar a la cota 1.870, en el telecabina Signal. Maravillosas vistas del macizo del Mont Blanc desde lo alto del collado. Después viene una bajada larguísima, de las que te dejan las manos agarrotadas en el freno, aunque siempre por asfalto, hasta Beaufort. Y de allí una corta pero empinada subida de 4,6 km hasta Arêches.
Una de las etapas más bellas, y también más fácil, de toda la ruta. La jornada empieza directamente en ascenso, hacia el Cormet de Arêches (2.107 mts). Excepto los últimos cuatro kilómetros, toda la subida está asfaltada y no presenta grandes desniveles excepto en algún corto tramo. Se pasa por el barrage de St Gerain, un bello entorno con mirador y zona de picnic. Luego la pista se sumerge en zona de pardos alpinos con muchas vacas y fantásticas vistas. Al poco de empezar a descender tras el collado hay un albergue de montaña donde se puede comer y pernoctar. Ya solo queda otra interminable bajada por asfalto hasta Bourg St Maurice.
Se sale de Bourg St Maurice por una preciosa pista forestal a través de un bosque en uno de los tramos más bellos de toda la ruta. Luego, un fuerte ascenso por una carreterita local hasta Villaroger y de allí a Saint-Foy-Tarentaise, donde se sale a la D-902, la Route Grandes Alpes. Sigo por ella (no tiene mucho tráfico, al menos el día que yo paso) hasta coronar el puerto justo en el desvío a la estación de Tignes. De frente se continúa hasta Val d’Isere, una famosa estación de esquí con el núcleo principal de población a 1.850 mst de altitud. Ojo, porque a diferencia de los anteriores finales de etapa, Val d’Isere no es un pueblo sino una estación de esquí y fuera de temporada la mayoría de servicios (hoteles, restaurantes, supermercados) están cerrados. Aunque quedan los justos para una urgencia.
Hoy es un día muy especial: se alcanza la cima de este viaje en el col de L’Iseran, el puerto asfaltado más alto de los Alpes (2.770 mts)). Es una subida mítica, por la que ha pasado muchas veces el Tour, pero no se hace excesivamente dura. Presentan desniveles en general entre el 6% y el 7,5% en un maravilloso escenario de alta montaña. En la cima hay un albergue restaurante con una terraza solicitadísima, una ermita y el mojón kilométrico donde, en temporada alta, hay que hacer cola para tomar la foto de rigor. Es el entorno alpino más potente que atraviesa la ruta. Para un buen rato y disfrútalo. Luego viene otra de esa bajadas adrenalínicas e interminables hasta llegar al fondo de un valle glaciar en Bonaval-sur-Arc, un pueblecito muy pintoresco y con muchos restaurantes. Ya por el fondo del valle y en ligero descenso se continua sin problemas hasta el final de etapa. Se puede avanzar durante michos kilómetros por una pista de tierra en paralelo al asfalto. Lanslebourg es un pueblo de servicios a lo largo de la carretera que vive de la estación de esquí y de la cercanía con Italia.
Diez kilómetros de subida por asfalto entre curvas y bosques de coníferas llevan desde Lanslebourg hasta el col du Mt Cenis (2.083 mts), el último puerto de esta ruta y un paso histórico entre Roma y la Galia que atravesaron muchos ejércitos de la Antigüedad, incluso se pensó durante mucho tiempo que fue el usado por Aníbal y sus elefantes. Hoy día, la frontera administrativa entre ambos países se sitúa un poco más abajo. La subida es muy cómoda y se alcanza sin problemas el collado, donde hay un albergue con restaurante. Allí empieza una altiplanicie dominada por el gran lago de Mont Cenis. Tras pasar el collado hay dos opciones. Seguir por asfalto por la carretera D-1006, al borde de la cual encontrarás varios restaurantes, alguna gîte d'étape donde dormir e incluso un museo alpino. O torcer a la derecha y rodear el lago por la otra ribera, por una pista de tierra que entra en Italia por el lago San Giorgio y se une al asfalto más abajo, ya en territorio italiano. Ambas alternativas llevan a Susa, una preciosa localidad con muchos restos romanos a la que durante la época imperial se le consideró la puerta de Roma.
El final de la aventura está ya cerca. Solo resta esta cómoda etapa de 55 kilómetros por carriles bici y carreteras secundarias hasta prácticamente la entrada a Turín. Es casi todo en ligero descenso (excepto un repecho en el kilómetro 40). Turín es una de las ciudades monumentales del norte de Italia, un lugar perfecto para acabar este viaje y quedarse un par de días a descansar y disfrutar de la capital del Piamonte.
Si te interesado la información de más arriba, no te pierdas también el vídeo que grabé durante ese viaje. ¡Terminarás de enamorarte de los paisajes alpinos y de la gran aventura de atravesar esa maravillosa cordillera!