Mariachi, charrería, tequila… hay iconos que representan a México por encima de cualquier otro aspecto. Pues esos tres símbolos universales de la cultura mexicana tienen su origen en el estado de Jalisco y los dos primeros, además, han sido reconocidos como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Por eso se dice que Jalisco es México; el alma, la esencia, la imagen de México. Y no es una licencia poética. Te cuento qué ver y hacer en el estado de Jalisco.
Publicado por 1000sitios el 26 de junio de 2024.
La Perla Tapatía, la Perla de Occidente o la Ciudad de las Rosas son tres de los sobrenombres que se le dan a la capital del estado de Jalisco, Guadalajara, que recibió el nombre oficial en 1542 por su fundador, Cristóbal de Oñate, en honor a la ciudad natal de otro español, Nuño de Guzmán. Con sus 482 años a cuestas, Guadalajara es la segunda ciudad de México; moderna e histórica, vibrante, cultural, bella…
Un paseo por la capital de Jalisco debe empezar en la plaza de Armas, donde contemplar por la Catedral de Guadalajara y sus torres de azulejos amarillos (en la foto, en el centro). El templo está enmarcado por otros tres grandes espacios: la plaza de Guadalajara, la de la Liberación y la rotonda de los Jalicienses Ilustres. A escasos metros se encuentra el Palacio de Gobierno donde se pueden admirar dos grandes obras de uno de los muralistas mexicanos más reconocidos, José Clemente Orozco.
Otras visitas muy próximas son el neoclásico Teatro Degollado en la plaza de la Liberación, el más antiguo de México, el Museo Regional de Guadalajara y el antiguo hospicio y hoy museo Cabañas —también patrimonio de la humanidad—, que alberga asimismo obras murales de Orozco. En Guadalajara puedes caminar cómodamente, moverte en bici e incluso dar un paseo en calandria, una opción empapada de tipismo, pero también de encanto. Disfrutar de su gastronomía —en el mercado de San Juan de Dios, por ejemplo—, de las rancheras y los corridos de los mariachis, del derroche de color de su artesanía y de sus espacios verdes.
A solo 15 minutos del centro de Guadalajara, pero dentro de la misma área metropolitana, se encuentra Tlaquepaque, uno de los 132 Pueblos Mágicos de México, guardianes de la idiosincrasia y la riqueza patrimonial del país: artesanía, gastronomía, arquitectura, música, fiestas y tradiciones, vamos, un caramelo para visitantes deseosos de autenticidad. Tlaquepaque es el centro artesanal de México, un muestrario magnífico de piezas de artesanía entre las que, si bien predomina el barro, también se encuentran obras de hilados, latón, madera, piel o vidrio. Una tradición patente en la diversidad de tiendas, galerías y museos de esta bonita y pintoresca localidad. Imprescindible para amantes de la tradición alfarera son el Museo Regional de Cerámica y al Museo Premio Nacional de la Cerámica Pantaleón Panduro, ubicado en la capilla del antiguo hospital y que ahora es el Centro Cultural El Refugio. Una de las mejores y más diversas muestras de todo tipo de comercio —restauración, dulcerías, artesanía—, así como de grandes casonas de veraneo del XVIII, está en una de las calles más antiguas de Tlaquepaque, la peatonal Andador Independencia.
Deporte en plena naturaleza o un reponedor descanso en espacios verdes más acondicionados y con servicios. La oferta de Zapopan, un gran municipio perteneciente también al área metropolitana de Guadalajara, es amplísima para los viajeros que quieran regalarse unas jornadas más allá del turismo urbano. Zapopan ya tiene en el origen náhuatl de su nombre la riqueza natural de su entorno: tzapopantl, “lugar poblado de zapotes” —un árbol frutal—. Quienes elijan practicar un deporte más exigente como, por ejemplo, el montañismo, la escalada o el rapel, pueden hacerlo en las formaciones rocosas de El Diente; descender manantiales en la serranía de Huaxtla; pedalear en el Bosque La Primavera, o adentrarse en algún punto de los 200 km de largo del cañón de la Barranca del Río Santiago. El bosque Los Colomos y el reforestado El Centinela, así como el Parque Metropolitano, son ideales para visitar en familia y caminar por sus rincones.
Aproximadamente a 40 minutos de Guadalajara se encuentra Tequila, otro de los Pueblos Mágicos de México y la garantía de que el visitante encontrará autenticidad y cultura local a cada paso: en Tequila se guardan todos los secretos del destilado del agave azul (en la foto), así como una de las tradiciones más antiguas del país, la bendición de las nueve de la noche, cuando el cura toca tres veces las campanas de la iglesia para bendecir a los lugareños y estos permanecen de pie mirando hacia el templo.
La plaza Principal —desde donde iniciar el paseo—, la parroquia de Santiago Apóstol (siglo XVII), el encanto de sus coloridas y encantadoras calles, pequeñas tiendas de artesanía realizada con ágave, bares para disfrutar de la gastronomía local… son algunos puntos ineludibles de la visita a Tequila. Conviene detenerse asimismo en el Museo Nacional del Tequila para conocerlo todo de la preparación tradicional y la historia de esta bebida protegida con una denominación de origen. Las principales destilerías de tequila se encuentran también en este municipio, que cuenta con casi 35.000 hectáreas de un paisaje verde azulado, el paisaje agavero, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 2006.
Si el entorno de Zapopan ofrece grandes dosis de actividades al aire libre, Jalisco tiene en Chapala un rincón donde olvidarse del mundo en la ribera del lago de Chapala, el más extenso del país. Este entorno que promete tranquilidad y descanso está a solo 50 minutos de la capital de Jalisco; otra escapada perfecta desde Guadalajara. Caminar por la orilla del lago ofrece unas vistas inolvidables a cualquier hora del día, pero especialmente al atardecer. Un paseo donde también se puede disfrutar de pequeñas tiendas y locales para disfrutar de alguna delicia local.
La Ribera de Chapala la integran diez pueblos —Chapala (el mayor), Jocotepec, Ocotlán, Jamay, La Barca, Tuxcueca, Tizapán el Alto, Poncitlán, Zapotlán del Rey e Ixtlahuacán de los Membrillos— que a cada paso desvelan tradiciones, artesanía, arquitectura, música, gastronomía… Se puede hacer senderismo, montar a caballo, recorrer mercadillos… o, sencillamente, entregarse al descanso ayudados en algún spa de la amplia oferta que hay en la zona.
Torta ahogada, birria, pozole rojo… Puede que la mexicana sea una de las gastronomías con más seguidores en el mundo; no hay ciudad en la que no se puedan degustar sus platos más populares. En el estado de Jalisco se preparan, además, opciones deliciosas y que, muy probablemente, el viajero no conoce. Sí, una de las mejores combinaciones viajeras es la de la gastronomía y sus lugares.
La torta ahogada es una de las estrellas de la Perla Tapatía, un pan dorado y crujiente relleno de carne de cerdo con salsa de tomate y, por supuesto, chile, cebolla…; la birria, un guiso de carne de oveja intensamente aderezado con especias, o el pozole rojo, otro guiso caldoso con carne de cerdo y maíz pozolero —de ahí su nombre… Entre los postres típicos destaca la jericalla, una especie de flan elaborado con leche, huevos, vainilla, canela y azúcar. Una delicia para terminar cualquier comida en Jalisco.