La sierra de Cameros es una de las comarcas más singulares de La Rioja. Limítrofe con Soria y surcada por dos ríos, el Leza (Camero Viejo) y el Iregua (Camero Nuevo), Cameros es tierra de pastores trashumantes, de pueblos costumbristas con sólidas casonas de piedra, de buen queso y de buena gastronomía. Aunque Cameros es agradable en cualquier época del año, cuando se vuelve un verdadero espectáculo es en otoño, cuando las hojas de sus bosques caducifolios de hayas, robles, abedules, castaños y avellanos se incendian con tonos ocres, oros y amarillos antes de caer para iniciar un nuevo ciclo de la vida.
Publicado por Paco Nadal el 28 de marzo de 2022.
Como te comentaba, hay dos valles en Cameros: Camero Viejo y Camero Nuevo. Te aconsejo empezar por el primero. Para ello, desde Logroño toma la carretera LR-250 hasta un pueblo de nombre redundante: Leza de Río Leza. A la entrada del pueblo, junto a una cantera, verás un puente y una cantera. Allí mismo empieza una escalera metálica que ayuda a salvar el estrechamiento del río y pone al visitante en un sendero que va a ir ya en paralelo al río durante cuatro kilómetros. Esa primera parte se conoce como el cañón del río Leza y es una de las zonas más interesantes del valle, de gran riqueza ornitológica. Los dos primeros kilómetros de senda están bien acondicionados, los otros dos, hasta la zona conocida como Las Fuentes, no tanto. Pero son aptos para todo tipo de público. En verano es una zona muy popular para ir a bañarse en las pozas de aguas fresca del río. También se práctica el barranquismo.
Sigue por la carretera que remonta el río Leza y a 9 kilómetros del punto anterior (dos kilómetros antes de llegar a Soto en Cameros), verás a la izquierda un mirador. Merece mucho la pena parar porque se divisa una amplia panorámica de los contrafuertes calizos por donde se cuela el Leza, una zona además de anidamiento de buitre leonado. Desde el mirador parte una senda que lleva sin mucha pendiente hasta Soto en Cameros; perfecta para hacer con niños.
Es uno de los pueblos más fotogénicos del Camero Viejo, sobre todo visto desde la carretera que remonta el valle. Fíjate que es aún un pueblo blanco: ese color se usaba y usa para las fachadas de los pueblos en cotas más bajas, que están revocadas de yeso; los de las zonas más altas -y más frías- de ambos Cameros son del color de la piedra que se usa para su construcción. Soto en Cameros es un buen lugar para ver huellas de dinosaurio, comer en el restaurante del alberge o en El Casino. Y hacer la senda que va hasta el mirador. El siguiente pueblo es Terroba, pequeño y agradable para dar un paseo y sobre todo, para comer en La presa de Terroba, un restaurante de cocina tradicional riojana muy famoso y popular.
Posiblemente, el pueblo más bonito y mejor conservado del Camero Viejo. Todas las viviendas están rehabilitadas y muchas de ellas son segundas residencias. Pero lo que más llama la atención del pueblo es el pavimento empedrado de las calles. En San Román no viven más de 100 personas (seis veces más en verano), pero consiguieron a base de subvenciones presupuesto para eliminar el cemento y asfalto de los viales y restituir el antiguo suelo de canto rodado de las calles cameranas. Además del camino central de calle y plazas con diseños geométricos y a veces hasta enigmáticos, en la entrada de muchas viviendas se diseñaron a modo de felpudos pétreos, unas representaciones de elementos naturales de la comarca con piedras de colores. En San Román se come muy bien en el restaurante Monte Real, en la carretera.
Desde San Román se puede ir al pueblo abandonado de Santa María de Cameros (tres kilómetros, el último hay que hacerlo a pie); es muy evocador. También puedes subir hasta las ruinas de la ermita de Sarrías (cerca de la aldea de Treguajantes), un lugar que simboliza como pocos el despoblamiento y el abandono del mundo rural y desde donde hay una vista soberbia de 360 grados de toda la comarca. Otros pueblos interesantes, río arriba, son Laguna de Cameros y la aldea de Ajamil.
Uno de los pueblos más altos del Camero Nuevo y de los más bonitos. Lo primero que verás será el puente medieval que da acceso a un conjunto serrano muy agradable para pasar y disfrutar de sus numerosas casonas blasonadas de indianos y de ricos ganaderos. Mezcladas con otras casas serranas más humildes. Desde la plaza de la iglesia hay un mirador con vistas fantásticas a todas las cumbres de la sierra de la Demanda. Por cierto, si está abierta no te pierdas la sacristía de esa iglesia parroquial y su cúpula decorada. Para comer bien: el restaurante Corona, cocina de cuchara y puchero; a destacar las patatas a la riojana, los caparrones (alubia muy fina) y la menestra de verduras. En el cruce entre la carretera que va a Montenegro y la que sube a la ermita de Lomos de Orios encontarrás el Centro de Interpretación de Sierra de Cebollera, un lugar de exposiciones e información sobre todo lo que puedes ver y hacer en esta comarca serrana de La Rioja (para información del horario de apertura puedes llamar a los teléfono 608 33 93 19 en laborables y al 690 18 05 13, en festivos).
Una carreterita asfaltada de nueve kilómetros lleva desde Villoslada a una de las ermitas más simbólicas y queridas de Cameros, en la que se celebra cada primer domingo de julio una romería multitudinaria, la Caridad grande (hay una Caridad pequeña el domingo siguiente al Domingo de Ramos). Solo la subida de los dos últimos kilómetros através de un precioso hayedo justificarían la excursión. La ermita es muy sencilla, de estilo barroco, aunque ya debía existir aquí un cenobio desde al menos el siglo XII. Más allá de la devoción, otro atractivo de la ermita es su envoltorio, con alguno de los bosques más densos y mejor conservados del Camero Nuevo. Hay muchas posibilidades para practicar el senderismo. Una de las sendas balizadas baja hasta las cascadas de Puente Ra (dos horas y media, ida y vuelta). Otra es el sendero de Achichuela, circular, que va desde la ermita a la pradera que hay abajo con zona de picnic (dos horas y media en total). Los más valientes pueden subir desde aquí a la Mesa de Cebollera, la cima más alta de la sierra homónima (cinco horas mínimo, ida y vuelta, y 700 metros de desnivel).
Desde la pradera y área recreativa de La Blanca (que está antes de la subida final a la ermita de Lomos de Orio), parte una pista de tierra que se puede seguir durante dos kilómetros. Una vez dejado el coche, quedan otros dos kilómetros de pista hasta el paraje de las cascadas de Puente Ra, una de las zonas naturales más conocidas del municipio de Villoslada. El arroyo del mismo nombre se descuelga por una serie de pequeños resaltes formando una zona ideal para el baño en verano y para la contemplación de un paraje rutilante tanto en otoño como en invierno, cuando el agua helada petrifica todo con cascadas de hielo y carámbanos.
Un desvío en Villanueva lleva hasta el embalse de González Lacasa y hasta este pueblo, quizá el más singular de todo Cameros, porque está encajado en un estrecho valle, con un viaducto de hormigón que une ambas laderas. Un buen lugar para ir a ver arquitectura serrana, comer o comprar productos artesanos: hay una quesería y dos fábricas de paté camerano. El edificio más singular es la casa Grande, un palacete encargado en el siglo XVI por un rico ganadero que nunca llegó a terminase ni habitarse.
Cercano a Ortigosa y a orillas del embalse González Lacasa, El Rasillo es el pueblo con mayor número alojamientos y el de más recursos turísticos de la zona. Un buen lugar para establecer la base desde la que explorar los Cameros. En el club náutico alquilan botes, piraguas y tablas windsurf; además se come muy bien en su restaurante.
Hay dos maneras de cruzar la comarca de Cameros. La N-111, que baja desde el puerto de Piqueras hasta Logroño, sigue el valle del río Iregua, es decir, cruza todo el Camero Nuevo. La carretera regional LR-250 hace lo propio por el valle del río Leza, comunicando todo el Camero Viejo. Dos puertos unen ambos Cameros: el de La Rasa y el de Sancho Leza.