El parque nacional de las Cañadas del Teide, el mayor de los cuatro parques nacionales de Canarias, fue creado en 1954 para proteger un ecosistema volcánico de alta montaña y clima subtropical único en Europa. El padre Echeide de los antiguos guanches, la montaña más alta del territorio español, sigue provocando admiración entre los muchos viajeros que llegan cada día a la isla de Tenerife. Además, visitar el parque nacional del Teide es muy fácil. La entrada es gratuita y con un coche de alquiler y estos consejos podrás recorrer por tu cuenta y en total libertad el mayor icono del archipiélago canario.
Publicado por Paco Nadal el 27 de octubre de 2019.
Esta ruta es perfecta para disfrutarla en coche. Debes saber que el parque nacional tiene dos entradas. Si accedes por el sur -por Boca Tauce- toma con tu coche de alquiler la carretera TF-21 (desde Granadilla de Abona) o al TF-38 (desde Guía de Isora y Santiago del Teide) hasta la caseta de información de Boca Tauce, donde convergen ambas. Si accedes por el norte, toma la TF-21 desde La Orotava o la TF-24 desde La Laguna. Ambas coinciden en la entrada de El Portillo.
En Boca Tauce encontrarás una caseta de información y un aparcamiento que dan la bienvenida a la zona protegida. Estamos ante las Narices del Teide, una serie de bocas abiertas durante la última erupción del volcán, ocurrida en 1798 sobre las laderas del Pico Viejo. Durante tres meses, más de 12 millones de metros cúbicos de lava manaron por una grieta del volcán. La gran llanura de piedra negra que se ve delante del aparcamiento, y que atraviesa la carretera que sube desde Guía de Isora es un malpaís, nombre que los canarios dan a estas enormes extensiones de lava solidificada.
Desde esta zona sur del parque se tiene una buena perspectiva del Pico Viejo, un antiguo cráter de 800 metros de diámetro a 3.100 metros de altitud. Las llamadas Cañadas del Teide son una depresión circular de unos 17 kilómetros de diámetro, cerradas por paredes volcánicas de hasta 700 metros de altura. Según los expertos, son los restos de un gigantesco edificio volcánico que llegó a alcanzar hasta 6.000 metros de altura hace algunas decenas de millones de años. Bien por erosión, bien por hundimiento, la gran montaña se vino abajo, dejando tras de sí el circo de las Cañadas sobre el que más tarde nuevas erupciones empezarían a levantar de nuevo las cumbres. A ese último proceso, que comenzó en el Pleistoceno, pertenecen el Pico Viejo y el cráter de la Rambleta, de 850 metros de diámetro y 3.560 metros de altitud sobre el que una última bocana de lava aupó el Pilón de Azúcar, la punta extrema del actual Teide.
La carretera continúa por una llanura de tonos ocres y negros que contrastan con la arena blanca amarillenta del Llano de Ucanca, una depresión cercada por las paredes de las Cañadas que suele crear un lago natural con el de agua de las precipitaciones. Se llega así a uno de los dos centros de visitantes del parque. En él se muestra la historia de la montaña y su relación con el hombre. Las Cañadas del Teide eran usadas por los pastores guanches como zona de pastos en verano, que se repartían equitativamente entre los nueve menceyatos en los que estaba dividida la isla. Por las Cañadas pasaban también las rutas tradicionales entre norte y sur de la isla. Hubo pastores en ellas hasta hace cuatro o cinco décadas. Es muy útil ver la película que proyectan en el auditorio del Centro de Visitantes de la Cañada Blanca para entender los difíciles procesos geológicos que dieron lugar a la morfología actual del parque. En la actualidad, este centro de visitantes se encuentra cerrado por reformas. En este momento, hasta que se abra al público la nueva exposición, se ha habilitado un mostrador de información y en breve se comenzará a proyectar un audiovisual en la sala de proyecciones subterránea de que dispone el Centro con un aforo de 114 visitantes. Más información aquí.
A su lado está el Parador de Turismo de las Cañadas del Teide, uno de los de ubicación más significada de toda la cadena hotelera estatal. Desde algunas de sus habitaciones o desde la terraza del bar-cafetería se tiene una de las mejores y más tópicas vistas del Teide y los Roques de García.
Una pequeña pista lleva desde el centro de visitantes y el parador a estos monolitos de piedra, famosos porque aparecían en los antiguos billetes de mil pesetas. Los Roques son restos erosionados de antiguos cráteres y marcan, según los expertos el punto de separación entre las dos grandes calderas semicirculares que componen el parque. La foto más famosa de Canarias se compone aquí, con el roque Cinchado en primer plano y la cumbre nevada del Teide, detrás.
Seis kilómetros después del parador, y tras salvar el puerto de las Cañadas, encontrarás la estación del funicular que permite subir hasta casi la cumbre del Teide, a 3.555 metros. La cabina te llevará hasta un mirador-terraza con restaurante emplazado un centenar de metros por debajo de la cumbre final. Funciona a diario, si no hay viento fuerte, de 9 a 17 (última subida a las 16) y cuesta desde 21,50 €. Se permite la estancia en la parte superior durante un máximo de una hora. Información del teleférico y compra de entradas on-line en la web de Volcano Teide. En esa web encontrarás también actividades de senderismo, observación de estrellas y atardeceres desde la cumbre.
La subida a pie hasta el cráter del volcán está regulada. Para acceder a ella hay que pedir un permiso especial y gratuito a través de la web de Parques Nacionales.
Te recomiendo hacerlo con mucha antelación porque la demanda es muy alta y las plazas limitadas.
La carretera avanza ahora por un paraje espectacular, con la ladera rojiza del Teide a un lado y enormes campos de malpaís y columnas de obsidiana a otro. A la izquierda se deja la Montaña Blanca y la pista que sube hasta el refugio del Teide. Llamativa es también la zona de las minas de San José, un decorado lunar digno de una película de ciencia ficción. El clima subtropical a más de 2.000 metros de altitud confiere a las Cañadas del Teide unas características únicas en Europa. Sólo unas cuantas especies vegetales sobreviven en este clima extremo, que pasa de la alta insolación del verano a intensas nevadas que cubren todo de blanco en invierno. Se han documentado 168 tipos de plantas, de las que 58 son endemismos (especies únicas) canarios. Entre ellos el codeso, un matorral achaparrado de flores amarillas, y el ostentoso tajinaste, un arbusto espigado con centenares de florecillas de intenso rojo.
Llegarás así a la entrada norte del parque, donde confluyen las carreteras que suben desde La Orotava y La Laguna. Aquí se mantiene abierto otro centro de visitantes, en este caso dedicado a la historia geológica del parque, su flora y su fauna. También se puede visitar un jardín botánico con especies endémicas de las Cañadas del Teide y de otros biotopos de alta montaña del archipiélago. Abierto de de 9:00 a 16:15 horas todos los días del año (menos el 25 de diciembre, 1 y 6 de enero). Más información aquí.