Hacer turismo en Namibia nunca decepciona. En realidad el país es un pedazo de desierto, pero... ¡qué desierto! Es bello, lo mires por donde lo mires. Los imprescindibles de Namibia van desde las dunas rojas del desierto del Namib a las planicies saladas y blancas de parque nacional Etosha. Además, Namibia es uno de los países más seguros de África para hacer por tu cuenta. No te dé miedo alquilar un todoterreno de los que llevan la tienda incorporada en el techo y lanzarte a recorrer el país por tu cuenta. Lo hacen miles de viajeros cada temporada. En este post te cuento un itinerario clásico de 10-12 días en el sentido contrario a las agujas del reloj partiendo de Windhoek que pasa por los más importantes sitios que ver en Namibia. En este otro, explico cuál es la mejor época para viajar a Namibia. Y por último, si te gustan los viajes sonoros, no dejes de escuchar mi podcast de Namibia (posición 18 de este post). ¡Te aseguro que te transportará!
Publicado por Paco Nadal el 16 de septiembre de 2019.
Aunque no tiene nada de particular para el visitante, Windhoek (se pronuncia vínduk) la capital de Namibia, es la puerta de entrada al país para quienes llegan vía aérea. Es una ciudad moderna, sin apenas rastro de su pasado colonial, pero con buenos servicios y muchas tiendas y supermercados donde aprovisionarse antes de adentrarse en el interior del país. Merece la pena ir a cenar a Joe's Beer House, donde se puede probar el cocodrilo, la cebra, el kudu, el orix o el spingbook. Aunque a nosotros nos suene raro, en África son animales de granja o de caza habitual en la dieta local. Y poco más, Windhoek es una ciudad de paso.
Otra manera habitual de llegar a Namibia es en coche todoterreno, cuando estás haciendo un combinado cataratas Victoria-Botswana-Namibia. En este caso entrarás por la llamada franja del Caprivi, ese saliente estrecho y extraño que tiene el mapa de Namibia en la esquina superior derecha. Es un corredor que se le dejó al país, cuando se llamaba África del Sudoeste Alemana, para darle una conexión con el río Zambeze y lograr así una vía comercial que saliera al océano Atlántico. Por él circula una buena carretera asfaltada que viene directo desde las cataratas Victoria. Es también parte de un corredor natural entre los grandes parques del norte de Botswana (Chobe, Savuti) y Etosha, por lo que durante el trayecto se pueden ver muchos animales.
El tamaño y la fama del parque nacional Etosha han eclipsado a este otro pequeño parque nacional lleno de animales del que casi nadie sabe su existencia. Waterberg está cerca de la localidad de Otjiwarongo, a unos 250 kilómetros al norte de Windhoek, camino de Etosha. Sin embargo el parque tiene varias singularidades. La primera, su ubicación: en lo alto de un plateau o altiplano de 50 kilómetros de largo por 25 de ancho rodeado completamente de acantilados. Un sitio hecho que ni aposta para mantener animales salvajes en libertad, pero acotados. La segunda particularidad es que a diferencia de Etosha, la cumbre del plateu es un sotobosque muy denso sobre un sustrato de arena roja que dificulta la visión de los animales, a no ser que estén cerca de la carretera. De manera que en vez de hacer el típico game drive sobre vehículos en marcha, estos te llevan hasta uno de los siete observatorios de madera construidos en torno a otras tantas charcas artificiales -único lugares con agua en el parque- para esperar allí cómodamente sentados a que lleguen los animales a beber. Una forma de ver fauna salvaje completamente diferente a la del resto de parques africanos. Hay muchos tipos de antílopes (incluidos los esquivos antílopes sable y roan), jirafas, búfalos ( los únicos de Namibia), leopardos, hienas....Pero no hay leones ni elefantes. La mayoría de las especies fueron reintroducidas en la zona. Cuenta con una buena área de servicios a la entrada, como en el resto de parques, con zona de acampada, restaurante, piscina y bungalós. En ella se contratan la visitas al parque, ya que no puedes acceder con tu coche. Hay dos al día: a las 6,30 y a las 15,00. ¿Merece la pena Waterberg? Solo si aún no has ido a Etosha y te sobran días. Si ya has visto Etosha, te decepcionará.
Si sales temprano de Windhoek te da tiempo de sobra para llegar a dormir en el parque nacional Etosha (si no, lo normal es hacer noche en Otjiwarongo). Etosha es una de las reservas de animales más grandes de África en extensión (22.000 km cuadrados) y también una las más singulares ya que el paisaje es muy árido, casi sin arbolado. Un ambiente desértico que se magnifica en el pan, una antigua zona lacustre -hoy seca y con una gran costra de sal- por la que solo se aventuran los avestruces. Etosha solo tiene tres entradas: Namutoni, al este; Okaukuejo, al sur; y King Nehale (la menos utilizada), al oeste. Y solo tres zonas de acampada, dos en las puertas este y sur y otra –la de Halali- en el centro del parque, que es la más popular y recomendable. Está prohibido pernoctar en ningún otro lugar fuera de esas tres zonas. ¿La mejor época para visitarlo?: de mayo a octubre, la temporada seca y más fresca. Pese a su apariencia desértica, está lleno de vida y es fácil ver grandes manadas de herbívoros, todo tipo de antílopes, jirafas, elefantes, rinocerontes y grandes felinos. Otra de sus ventajas es que puedes recorrerlo libremente en tu coche de alquiler. Pide un mapa en la puerta por la que accedas y apóstate en las diversas charcas que hay: es la mejor estrategia para ver animales si no tienes experiencia en observación. Tanto en la zonas de acampada de Halali como en las Namutoni y Okaukuejo existen unas charcas artificiales iluminadas por la noche (y valladas) en las que sentarse a dejar pasar la horas y ver docenas de animales (incluidos elefantes, rinocerontes e incluso leones) que llegan a beber con la nocturnidad.
Los himbas son la tribu más famosa de Namibia y la única que vive aún con sus antiguas costumbres y tradiciones. Las mujeres himba son conocidas por su belleza y porque visten solo una pequeña falda de cuero; el resto del torso desnudo lo cubren con una capa de polvo ocre mezclada con grasa de vaca. Hace ya años que se popularizó la visita turística a los pueblos himba, por lo que hay aldeas que sobreactúan para los turistas. De todas formas siempre que vayas sin prisas, y te acerques de manera respetuosa y tranquila podrás encontrar poblados himba en el norte de Namibia que no están todavía demasiado manoseados por el turismo y con ayuda del intérprete podrás conocer su estilo de vida, sus inquietudes y sus necesidades.
Desde Etosha tienes que dirigirte hacia el sur, hacia Khorixas, otra gran población donde puedes aporvisonarte de todo. Luego continúa por la C39 en dirección a la costa de los Esqueletos durante unos 100 kilómetros. A la izquierda está la indicación a Twyfelfontein, donde se descubrieron casi 2.000 petroglifos, inscripciones y pinturas rupestres hechos por los bosquimanos hace más de 3.000 años. Los bosquimanos eran los pobladores orginales de estas zonas áridas del sur de África antes de que llegaran las oleadas de pastores-agricultores de origen bantú desde el norte. Ellos eran cazadores-recolectores y vivían en perfecta armonía con esta naturaleza inhóspita. En los grabados hechos sobre roca arenisca reproducían los animales de la zona, peor también otros signos como sus manos y pisadas que tendrían sentido chamánico. La entrada es de pago, pero puede hacerse por libre. Hay senderos señalizados y escaleras y barandillas para facilitar el acceso a los principales murales. Los petroglifos de Twyfelfontein fueron reconocidos como Patrimonio de la Humanidad en 2007.
Siguiendo la C39 hacia el este se llega por fin a Torra Bay, puerta de acceso a la famosa costa de los Esqueletos. Los primeros navegantes que pasaron por aquí temían este tramo de costa desértica y sin refugio alguno donde las densas brumas, los bancos de arena y el fuerte oleaje provocaban numerosos naufragios. Este desierto salino se extiende durante 550 kilómetros desde Swakopmund hasta la frontera con Ángola y aún hoy es tan peligroso de atravesar que hay controles a la entrada y salida para saber si algún vehículo se ha quedado dentro por desorientación o accidente. La fuerza del viento, la soledad del paisaje y la bravura del mar subyugan al viajero. No obstante, el tramo que va desde Torra Bay hacia el sur, hasta Cape Cross y Henties Bay, se puede hacer con traquilidad en un vehículo todoterreno, aunque no hay nada por el camino. Lo que no te recomiendo es aventurarte hacia el norte de Torra Bay: ahí sí que la soledad es máxima y la pista de tierra además acaba a los pocos kilómetros.
La soledad de la costa de los Esqueletos se interrumpe en este cabo, 120 kilómetros antes de Swakopmund, donde encontrarás un lodge de lujo y un hito histórico. A este lugar llegó en 1486 la expedición del portugués Diogo Câo cuando iban buscando un paso por el sur de África para llegar a las islas de las especias. El lugar les pareció tan inhóspito que se limitaron a poner dos cruces para señalar el punto más al sur jamás alcanzado por los europeos en Á?frica hasta esa fecha y reemprendieron viaje. Hoy pueden verse sendas réplicas en el mismo lugar donde las colocaron. Pero hay otro asunto de interés además en Cape Cross. Si nunca has visto lobos marinos en el cabo vive una colonia que puede alcanzar hasta los 100.000 individuos en época de cría. Es una de las mayores concentraciones del mundo de otarios... ¡y se huele a kilómetros de distancia! Desde Swakopmund tienes una excursión de un día a Cape Cross donde podrás verlos muy cerca y comprobar la intensa vida social de estos mamíferos marinos.
Como recuerdo de su pasado alemán (Namibia fue desde 1884 y hasta el fin de la Primera Guerra Mundial una colonia alemana) quedan numerosas edificaciones. Pero quizá el pueblo que mejor guarda esa esencia germana sea Swakopmund, una ciudad costera en la que acaba la visita a la costa de los Esqueletos. Es el principal centro de veraneo del país, al que acuden también muchos sudafricanos. Está rodeada de dunas, con una enorme playa, paseo marítimo y gran cantidad de restaurantes, agradables terrazas, tiendas y servicios para el viajero. Si quieres comer buena carne y pescado en un ambiente desenfadado aunque un poco ruidoso, te recomiendo Kücki's Pub. En la web oficial de la oficina de Turismo de Swakopmund encontrarás todo tipo de información sobre el pueblo y siempre puedes contratar una visita guiada por Swakopmund.
Desde Swakopmund seguirás una carretera asfalatada primero, de infernal toulé ondulé después, que lleva al desierto del Namib. Pero antes de llegar pasarás por Solitaire, la gasolinera más famosa de Namibia. Durante décadas fue la única que existió para aprovisionarse antes de entrar en el temido desierto del Namib (ahora hay otra Sesriem). Pero por lo que es ahora más famosa es por el apfelstrudel (pastel de manzana) que hacen en una pastelería anexa. El local lo fundó hace casi tres décadas Percy Cross (Moose) McGregor. Moose murió en enero de 2014 pero sus sucesores mantiene el obrador abierto. Todo el que pasa por aquí (incluidos Angelina Jolie y Brad Pitt) paran a probar su apfelstrudel. Está en le cruce de la carretera C14 (que va de Maltahöhe al parque nacional Namib-Naukluft) con la C19, que viene de Sesriem.
Se trata de unos afloramientos de granito gigantescos que emergen de manera muy cinematográfica en medio de la llanura desértica, en la carretera que va de Okahandja a Swakopmund. A unos 55 kilómetros de Usakos (la mitad de ellos, por camino de tierra). El Gross Spitzkoppe, la montaña más alta, tiene 1.728 metros. La verdad es que es una zona espectacular para el vídeo y la fotografía, con gigantescos domos de granito esparcidos por todos lados y tremendas paredes que parecen alisadas a posta. La zona de acampada (de pago) es muy básica: solo hay una letrina en cada punto autorizado para poner la tienda; para duchas, lavabos y agua hay que ir a recepción. La ventaja es que cada punto de acampada está alejado de los demás y aislado en un rincón a cual más bonito, por lo que puede ser una noche memorable en casi soledad bajo las estrellas. No hay habitaciones ni bungalós. Solo acampada. Spitzkoppe es un lugar para llegar por la tarde, montar el campamaneto, pasar una noche de acampada casi salvaje, hacer alguna pequeñá ruta senderista muy temprano (por ejemplo, al arco de piedra)... y seguir camino. No te recomiendo quedarte todo el día allí. El mediodía es terrorífico de calor y no hay apenas facilidades ni comodidades para pasar esas horas de fuego.
El desierto del Namib, el que para muchos es el desierto de dunas más bello del mundo, debe su color rojo a la alta concentración en óxido de hierro de su arena. Es también uno de los más antiguos de la Tierra: ya existía hace 65 millones de años. Aunque se extiende durante 2.000 kilómetros, la zona más visitada es el parque nacional Namib-Naukluft, donde están las famosas duna 45 y Big Daddy (de 170 y 325 metros de altura, respectivamente) y el valle de los árboles muertos, Deadvlei. La carretera lleva hasta la entrada del área de acampada Sossusvlei, que mantiene la empresa estatal NWR. Las zonas para poner las tiendas son bonitas, generalmente en torno a un gran árbol, con barbacoa y separadas unas de otras. Tiene restaurante, bar y una especie de piscina (charca, más bien). Hay también un lodge de lujo. Encontrarás campamentos privados antes de llegar a éste oficial. Pero te aconsejo el de NWR por una razón: la carretera asfaltada que sigue hasta la duna 45 y luego hasta Deadvlei atraviesa el campamento de NWR. Y la puerta de acceso la cierran desde el anochecer hasta las 7 de la mañana. Los que pernocan en NWR están autorizados a salir a las 6 de la mañana por lo que les da tiempo a llegar a la duna 45 con el alba para ver amanecer desde lo alto. Los que duermen fueran tienen que esperar a las 7 de la mañana y ya llegan a la duna 45 con el sol fuera.
No basta con subir a la duna 45. La verdadera majestuosidad de este mar de dunas rojas solo se aprecia desde el aire. Las avionetas que ofrecen vuelos panorámicos despegan todas las mañanas del pequeño aeródromo que hay cerca de la entrada y centro de interpretación del parque nacional Namib-Naukluft. ¡El espectáculo justifica con creces el precio! Las oficinas de reservas están en el logde Sossuvlei, junto a la puerta del parque del mismo nombre. Basta con que reserves de un día para otro. ¡Disfruta el vídeo!
¡La foto más emblemáticas de Namibia! Una vez que hayas subido a la duna 45, sigue la carretera y -a menos que tengas un buen 4x4 y sepas conducir en arena- deja tu vehículo en un parking que verás unos 10 kilómetros más adelante, donde acaba el asfalto. Desde allí hay un servicio (muy malo) de lanzaderas del parque que llevan a los viajeros hasta esta zona del Namib-Naukluft formada por antiguas lagunas desecadas y rodeadas por dunas rojizas. El contraste entre la capa de arcilla blanca del fondo -originada por la fuerte evaporación-, el azul del cielo y el rojo de las dunas dibuja la fotografía más famosa de Namibia. Con la inestimable contribución de los espectrales troncos secos de acacias que quedaron momificadas hace cientos de años por la extrema sequedad del ambiente, como fantasmas vegetales.
Situado a solo 4 kilómetros por una pista de tierra de la zona de acampada del parque Namib-Naukluft, es otra de las visitas imprescindibles cuando vas a ver la dunas rojas del Namib. Si le dedicas la mañana a la duna 45 y a Deadvlei, por la tarde puedes hacer esta excursión. Se trata de un estrecho cañón de unos treinta metros de profundidad y un. kilómetro de largo excavado por la erosión del río Tsauchab sobre una llanura aluvial de cantos rodados de más de dos millones de años de antigüedad. Un festín para los amantes de la geología. Es refugio de muchos animales en las horas de más calor y uno de los pocos lugares del Namib donde hay agua (aunque sea en pozas aisladas) durante todo el año.
Igual que California vivió su fiebre del oro, Namibia vivió la de los diamantes. A principios de siglo XX se descubrieron diamantes en una zona del Namib, cerca del puerto de Lüderitz. La afluencia de buscafortunas fue tal que en dos años creció una ciudad entera entre las dunas. Contaba con mansiones, bares, casino, escuela, hospital y hasta salón de baile. Tras la I Guerra Mundial la producción de diamantes decreció y los minero se fueron a otros lugares más rentables. Kolmanskop se quedó vacía de manera tan brusca como se creó. Hoy las arenas han invadido la ciudad, que forma parte de todas las lista de ciudades fantasmas del mundo. Queda muy al sur, lejos de Winshoek y del resto de puntos de interés del circuito clásico. Prescindible a menos de que dispongas de muchos días para ir al lejano sur o vengas por carretera desde Sudáfrica.
Muy al sur, de camino a Ciudad del Cabo, aparece este enorme cañón, que con 160 kilómetros de largo y casi 30 de ancho es el más grande de África. La barranca creada por el río Fish corta la llanura desértica y pedregosa, formando bellos parajes. Es una buena zona para trekking y caminatas. Forma parte del parque transfronterizo de Ai-Ais/Richtersveld. Lo mismo que decía para Kolmanskop: solo si tienes muchos días o vienes por carretera desde Ciudad del Cabo.
Y ahora ¡acompáñame en este viaje sonoro! Una guía práctica en versión podcast llena de consejos personales para terminar de descubrir Namibia.