La capital de Panamá es mucho más un skyline de rascacielos. Su casco antiguo, construido por los españoles en 1673, es una de las joyas coloniales del Pacífico. Tras décadas de abandono, un ingente programa de rehabilitación le está devolviendo su antiguo esplendor.
Actualizado por Paco Nadal el 12 de noviembre de 2022.
Los restos de las viejas murallas españolas del casco antiguo de Panamá son hoy el malecón más delicioso de la ciudad. Un paseo abocado al Pacífico –y un tanto afeado por la vía rápida sobre pilastras en el mar, todo hay que decirlo- que las luces del ocaso hace aún más agradable para las familias, parejas enamoradas y pandillas de adolescentes que se acercan en busca de un soplo de brisa de mar.
El impoluto carrito de raspados de Julio lleva más de 15 años apostado a diario en la plaza de Francia. Él mismo es una institución en el barrio, siempre ataviado a la usanza tradicional panameña. Hay raspaditos de todos los sabores: limón, frresa, maracuyá... coronados con dulce de leche.
Todo el mundo relaciona Panamá con una palabra: canal. El canal de Panamá es una de las obras de ingeniería más fabulosas jamás hecha por el hombre. En este museo de la plaza de la Catedral, inaugurado en 1996 se muestra mediante exposiciones permanentes y temporales todo lo relacionado con la construcción y el funcionamiento de este sistema de canales y esclusas que permite a los navíos ahorrar tres semanas de viaje para pasar del Atlántico al Pacífico, o viceversa.
Como buena ciudad colonial, la antigua Panamá está llena de placitas agradables y sombreadas que esponjan la cuadrícula urbana. Plazas como las de Herrera, Bolívar, del V Centenario o de la catedral, donde suele haber ambiente local, algún tipo de festejo o música al aire libre.
El restaurante más famoso y atípico de la ciudad vieja es el del chef José Carles, un local pequeño, con muy pocas mesas y en el que es imprescindible reservar con tiempo. Carles solo sirve cenas con menú degustación (en torno a 100 dólares) en el que fusiona la tradición y la vanguardia de la cocina panameña.
La ciudad vieja se viene arriba al anochecer. Si por la mañana hay vida, por la noche la hay mucho más. Las calles más rehabilitadas están llenas de restaurantes, bares de copas (algunos en las terrazas superiores, con vistas espléndidas) y discotecas. Es el lugar preferido para salir a rumbear de mucho panameños y de casi todos los turistas.
Aunque queda a 13 kilómetros, Panamá la Vieja está muy relacionada con el casco antiguo. La primera ciudad que fundaron los españoles, en 1519, fue destruida tras un ataque del pirata Morgan. Entre lo que derribaron las explosiones del polvorín provocadas por los propios españoles para que no cayera en manos enemigas y lo que los colonos se llevaron luego para refundar la ciudad en 1673 en su actual emplazamiento, solo quedan unos pocos muros semiderruidos y la torre de la vieja iglesia. No es gran cosa; recomendable solo si estás muy interesado en la historia de la ciudad. Mejor evitar las horas de más calor y los días de sol intenso.
Más allá del menú, es mi terraza favorita de Panamá porque tiene un emplazamiento privilegiado. En una esquina del casco viejo, rodeado de edificios rehabilitados, y con el skyline de la ciudad nueva de fondo. Por la noche es un lugar mágico.
Uno de los edificios históricos de la plaza Tomás Herrera acoge en sus cuatro alturas varios restaurantes, una discoteca y arriba, en la azotea, el bar de copas con mejores vistas del barrio. Recomendable ir al atardecer.
Parece que venir a Panamá y no llevarse un auténtico sombrero panamá es un delito... aunque en realidad esos sombreros son originarios de Ecuador. En la ciudad vieja hay muchas tiendas que los venden, pero ojo: la mayoría son de baja calidad, para souvenirs turístico. Un buen panamá , hecho a mano, de buena fibra y flexible, cuesta de 100 dólares para arriba. Dos tiendas de confianza son El Farol (en avenida A) y El Guacamayo (en avenida Central). Ojo: hay que pedir un panamá hat; como se le llama allí para distinguirlo del pintao, el sombrero tradicional del campesino panameño, más ancho y menos estilizado.
Como has leído, muy pocos viajeros saben que Ciudad de Panamá, además de un skyline de rascacielos, tiene uno de los barrios coloniales más bellos del Pacífico. Es el casco Antiguo y en este vídeo descubrirás por qué.