Cada día más es más habitual —e imprescindible— que los destinos preparen planes sostenibles para hacer más fácil la convivencia entre el turismo y los residentes, y para que cada visita deje una huella menor, sin desmerecer en absoluto el conocimiento del lugar. Entre las propuestas verdes del área de Turismo para visitar San Sebastián destacan estas tres rutas verdes urbanas, interactivas y accesibles que, además, cuentan con las audioguías elaboradas por la Fundación Cristina Enea. Entre otros valores, Donosti disopne de una red de 80 km de vías ciclistas, 25 parques singulares y más de 250.000 árboles y, por habitante, hay 21m2 de espacios verdes. Si visitas Donosti —incluso si resides en ella— cualquiera de estos paseos puede darte un buen respiro y ayudarte a descansar los ojos y la cabeza del trajín habitual. A pie o en bici.
Publicado por Carmela Fernández el 02 de septiembre de 2024.
Distancia: 3,86 km
Este es un paseo tradicional para los donostiarras en cualquiera de sus márgenes o direcciones. Pero no está de más dedicarle un tiempo para quien se acerca a Donosti por primera vez o, incluso, para quien repita, porque es una manera muy atractiva de cruzar la ciudad. Algo menos de 4 cómodos kilómetros en llano, en un agradable entorno natural, y próximo también a atractivos edificios señoriales. Desde la desembocadura del Urumea, con la playa de Zurriola y el Kursaal a un lado —desde cuya explanada comienza este paseo—, y la Parte Vieja y el monte Urgull al otro, se puede remontar este río que atraviesa la capital guipuzcoana. Aprovecha y, antes de iniciar tu camino, mira al Cantábrico para disfrutar de las vistas del Urgull, que fue isla de la bahía de la Concha, como Santa Clara, antes de quedar unida a la península.
Tras el Kursaal y antes de llegar al puente de Santa Catalina seguirás en paralelo al río por la calle Ramón María Lili y podrás observar ejemplares de tamariz, un árbol resistente al viento y la salinidad que lleva un siglo ligado a la ciudad. Una vez en el puente de Santa Catalina, en la esquina del paseo de Colón y la calle Miracruz, verás las dos águilas de piedra que flanquean la última planta de un edificio señorial. Este paseo, propuesto por el área turística municipal, prosigue desde el Urumea por Teresa de Calcuta, al edificio de los juzgados. Debajo del paso de las vías de tren se encuentran unos depósitos subterráneos de agua, denominados tanques de tormentas porque recogen el agua de la lluvia antes de ser reconducida para su depuración. Tras este punto, la audioguía realizada para este paseo por la Fundación Cristina Enea, recomienda la observación de las gaviotas. En el Urumea, afirma, se pueden apreciar la patiamarilla, la reidora y la sombría.
En el puente de María Cristina —construido en 1904 con marcada inspiración parisina— es el siguiente punto de este paseo por el Urumea. Cruza por él hacia la margen derecha y casi al final del puente, asomándote, quizá aprecies las ostras que filtran el agua y, un poco más adelante, ya por el paseo, el hinojo marítimo que ocupa grietas y resquicios del muro. El meandro que forma el río, una vez hayas llegado a la pasarela Mikel Laboa, alberga el parque Cristina Enea, cuyo paseo es otro de los recomendados más abajo. Esta es una zona donde podrás observar cormoranes y, con suerte, algún martín pescador. Además de felicitarte por el camino, antes de emprender el regreso. ¡Buen paseo!
Dónde: espigón de Zurriola.
Distancia: 1 km
A la altura del meandro que forma el río Urumea antes de su desembocadura en el Cantábrico, encontramos este parque decimonónico y encantador, regalo de los duques de Mandas —Fermín y Cristina; burgués y político él y aristócrata ella— a la ciudad. Entre las condiciones del legado, cuenta la audioguía realizada para este paseo por la propia Fundación Cristina Enea, se encontraba el no cambiar nunca su nombre, cerrarlo diariamente por la noche y jamás vender, ceder o permutar parte alguna de su terreno. Actualmente tiene casi 95 000 hectáreas y, de los parques urbanos de San Sebastián, es el más extenso. Para su construcción los duques contaron con reconocidos jardineros y paisajistas franceses.
Podrás caminar por sus senderos y por el óvalo, una explanada circular en el que se encuentra la escultura que recuerda a Galdys del Estal —ecologista que murió por un disparo de la policía en 1979—; admirar su residencia de veraneo, un palacete que actualmente la sede de la Fundación y Centro de Recursos Medioambientales Cristina Enea; el edificio de las cocinas y la capilla; las charcas y el estanque —donde viven patos, pavos reales y cisnes—; y un campo de coníferas con cedros y secuoyas.
Dónde: parque de Cristina Enea.
Distancia: 2,8 km
Puedes recorrer su carril bici, disfrutar con los más pequeños en sus espacios infantiles, hacer deporte, admirar su vegetación… Las posibilidades que ofrece el parque de Ametzagaina a sus visitantes son múltiples y complementarias. Este paseo recorre casi tres kilómetros de los cinco que tiene de senderos en sus 380 000 m2 donde, además de robles, castaños o abedules, hay praderas, un mirador sobre el río Urumea, una ermita dedicada a la virgen de Uba y hasta un fuerte construido durante las guerras carlistas en 1875.
Para acceder a este gran parque donostiarra hay cuatro entradas. Esta ruta circular propone la del barrio de Intxaurrondo, concretamente la de Tuniz, próxima al roble pedunculado donde se ubica la primera parada. Un camino llano a la derecha te llevará directo al mirador a través de un paseo donde verás un original fresno de cuatro troncos, robles y abedules. Desde el mirador tendrás la vista de la bahía de la Cocha, los montes Igueldo y Ulía y el cauce del Urumea. Vale la pena que te acerques para tener esa vista de San Sebastián.
El siguiente punto de tu paseo es el mencionado fuerte de Ametzagaina, al que llegarás por un sendero de gravilla y ascendiendo a la colina tras pasar junto a un abedul. Después de caminar por los prados, desciende por la cuesta de la derecha en el cruce para llegar a la ermita de Uba —su virgen es una talla de madera del siglo XV— y proseguir por un pequeño bosque de olmos ibéricos, una charca, un cráter artificial ideal para tumbarse, aconsejan, a disfrutar del cielo nocturno estrellado, y un área recreativa donde hacer también ejercicio si apetece. ¡Un día diferente en Donosti!
Dónde: parque de Ametzagaina