Su silueta vista desde el aire se asemeja a la de un gran y perfecto volcán de perímetro redondeado. Es Gran Canaria, la segunda isla más poblada del archipiélago. Su cumbre forma una barrera que frena los vientos alisios del océano Atlántico y la divide en dos grandes zonas climáticas: al norte y al centro, el verde y la humedad; al sur, el paisaje seco y árido del volcán desnudo. En tu viaje a Gran Canaria puedes pasar de tomar el sol en alguno de sus 60 kilómetros de playas a hacer senderismo a más de mil metros entre un mar de nubes. Aunque en las playas del sur hubo una época en que se construyó mucho, en la isla de Gran Canaria encontrarás aún historia, paisajes, etnografía, costumbres populares, fiestas antiquísimas y una gastronomía riquísima.
Actualizado por Paco Nadal el 21 de diciembre de 2022.
Las Palmas de Gran Canaria es una ciudad sorprendente. Es grande, más de 12 kilómetros de extensión, pero vive a un ritmo sosegado e invita más a pensar en vacaciones que en atascos. Sobre todo, cuando paseas por la enorme playa urbana de Las Canteras, mi lugar favorito de la ciudad y el escaparate social donde hay ambiente a todas horas del día y la noche. Te recomiendo hacer snorkel en la barra de la playa: un acuario natural apto para todos los públicos y a un paso de la orilla. Otro de mis imprescindibles es visitar el barrio de Vegueta, uno de los mejores conjuntos histórico-artísticos de las Islas Canarias, el lugar donde los castellanos fundaron el primer asentamiento en 1478. Puedes verlo repleto aún de palacetes renacentistas, de callejuelas estrechas y peatonales llenas de sabor y de barrios coloridos de casas humildes que parecen escalar los cerros. En uno de esos palacetes está instalada la Casa de Colón, donde se recuerda las estancias del navegante en la isla en sus viajes de descubrimiento. Y en otro, el más que recomendable museo Canario, con sus colecciones de arqueología y etnografía. En la capital también puedes hacer senderismo por El Confital, en medio de un paisaje volcánico. Todo esto y mucho más te lo cuento en el vídeo que rodé allí: Qué ver y hacer en Las Palmas de Gran Canaria.
La Isleta es una península (en el noreste de la isla) emblemática para los grancanarios. En el pasado fue un islote separado del resto de la isla por un brazo de mar de algo más de un kilómetro y que, con el paso del tiempo, se sedimentó con restos inertes de fauna marina y arena, que creó dunas hasta formar un istmo. Una actividad que te recomiendo es hacer senderismo por los volcanes de La Isleta. La península alberga una de las mayores bases militares de Canarias, pero ahora un convenio entre Defensa y las autoridades locales permite visitas guiadas por su interior. Disfrutarás así de uno de los paisajes de volcanes y vegetación autóctona de cardones y tabaibas mejor conservados de la isla.
Para ver reunido en poco espacio un muestrario de lo mejor de la flora de Gran Canaria, lo mejor es ir hasta el jardín botánico Viera y Clavijo, en Tafira Baja, a unos 7 km de la capital. La idea de crear una reserva botánica con especies autóctonas surgió en la década de los 50 desde el Cabildo Insular y fue tomando cuerpo gracias a los trabajos del botánico Eric Ragnor Sventenius, una eminencia en la materia que descubrió y clasificó más de un centenar de nuevas especies en las Islas Canarias. Pero fue a partir de 1974 cuando el jardín se consolidó como el gran refugio de la flora local. Tras muchos años de estudios, cultivos, intercambio de semillas con otros jardines botánicos y mucho trabajo taxonómico y de laboratorio, el jardín botánico de Gran Canaria se convirtió en lo que hoy pueden observar los visitantes: una orgía de colores y olores única en el archipiélago. Es toda una experiencia sensorial trasladarse en un breve paseo desde el interior de un bosque de laurisilva —un tipo de bosque nuboso que cubrió buena parte de Europa en el Terciario y que ya solo se conserva en la islas Macaronesias— a un jardín de cactus y plantas crasas típicas de las zonas más áridas de la isla; y, en otra corta caminata, meterse dentro de un bosque termófilo dominado por la palmera canaria. ¡Una de las visitas imprescindibles sin lugar a duda en la isla!
Los barrancos son el accidente geográfico más característico de Gran Canaria. La isla tiene una orografía espectacular, casi vertical, de plano inclinado, con increíbles barrancos volcánicos que bajan desde las cumbres, a casi 2.000 metros de altitud, hasta el mar. Hay multitud de caminos señalizados que recorren los barrancos y que unen pueblos y aldeas, muchos de ellos de carácter histórico y utilizados ya por los aborígenes. Como por ejemplo el barranco de Guayadeque, que se extiende entre los pueblos de Agüimes e Ingenio, una zona antiguamente habilitada por los canarii, los aborígenes de las islas antes de la llegada de los castellanos. También es interesante el barranco de Los Cernícalos, en el municipio de Telde, orientado al este, que forma parte de la reserva natural de Los Marteles y es otro gran reservorio de vegetación endémica. Allí puedes caminar escuchando el sonido del agua. Al norte de Gran Canaria están el barranco de Azuaje y el de Los Tilos, parte de la antes conocida como Selva de Doramas, donde puedes caminar entre fragmentos boscosos de laurisilva. Son también muy famosos y recomendables los barrancos de San Bartolomé de Tirajana, que fracturan todo el sector sureste de la isla y bajan desde la cumbre hasta las playas de Maspalomas.
Gran Canaria es una isla perfecta para hacer senderismo. Además de los senderos ya citados en los barrancos, hay otros muchos de diversa dificultad. La Cruz de Tejeda, en el centro geográfico de la isla, es el inicio de varios de ellos. Uno lleva hasta Teror a lo largo de 12 kilómetros, casi todos en descenso, por los parajes más lluviosos y húmedos de la isla. Otro más sencillo, que se puede resolver en un par de horas, aprovecha un antiguo camino de marchantes de ganado y arrieros que iba hasta Las Lagunetas. Más sugerentes aún son las sendas que rodean el Roque Nublo, un pináculo volcánico perteneciente a los materiales más antiguos que formaron la isla, declarado Monumento Natural por el gobierno canario (de él te hablo más adelante, en el punto 9). Los senderos permiten apreciar una morfología accidentada que alcanzan desniveles superiores a los 300 metros, pero además la riqueza histórica es muy interesante por albergar antiguos asentamientos en cuevas y más de 80 especies endémicas de flora y fauna. Tienes una descripción de todo ellos en la web oficial de Gran Canaria.
Cualquiera de las estrechas y sinuosas carreteras que suben desde Las Palmas de Gran Canaria en busca de la cabecera de los valles del norte grancanario permiten al viajero experimentar en poco más de una hora la extraña sensación de empezar el viaje en el desierto africano y acabarlo en las verdes cimas alpinas de Suiza o Austria, solo que en este caso rodeado de inmensos bosques de pino canario, una especie de conífera que atrajo la atención de los naturalistas por su crecimiento en todo tipo de terreno, por su altura y sobre todo, por su capacidad para regenerarse después de los incendios, una adaptación muy útil en un archipiélago volcánico como éste. El pinar de Tamadaba, en el municipio de Artenara, cubre buena parte de la ladera oeste de la isla desde San Nicolás de Tolentino hasta Agaete. Es el mayor pinar y más alto de la isla, un buen lugar para disfrutar de esta especie autóctona canaria. En las cumbres más elevadas, los alisios del Atlántico se enredan entre los crestones y descargan sus humedades en cantidad suficiente para mantener con vida estos pinares, que ponen una brizna de verdor en un escenario del génesis. En esta zona protegida, existen varios senderos para disfrutar de la naturaleza y de unas vistas ¡espectaculares! De hecho, desde la montaña de Altavista puedes disfrutar de un precioso atardecer con el Teide en el horizonte. Desde el mirador de los Llanos de la Mimbre el paisaje es impresionante y destaca el Roque Faneque, de 1.008 metros de altura que cae en vertical sobre el mar y está considerado uno de los acantilados activos más altos del mundo. Otro camino recomendable es el que te lleva hasta el llamado pico de la Bandera con unas vistas fantásticas.
Maspalomas es uno de los paisajes más fascinantes de todo el archipiélago canario. Se encuentra al sur de la isla de Gran Canaria, donde gracias al efecto pantalla de las mismas cumbres que mantienen la humedad en el norte, se formaron una serie de hábitats áridos en el sur que culminan en este desierto de arena: las dunas de Maspalomas. Los barrancos del interior de la isla arrastraron durante siglos agua hasta formar una llanura aluvial en torno a lo que hoy se conoce como charca de Maspalomas, también digna de ver, una laguna de aguas salobres con una profundidad media de 1,5 metros que fue modificada y transformada profundamente en los años 70, cuando empezó el boom de las construcciones turísticas en el sur de la isla. Los grandes campos de dunas modelan un mar de belleza inaudita en contraste con las cercanas urbanizaciones turísticas de la playa del Inglés. En 1982 se las protegió declarándolas Reserva Natural Especial. Todo es poético en este cachito (4 kilómetros cuadrados) del Sáhara varado en Gran Canaria, que lo parece aún más gracias a la silueta de los dromedarios que se utilizan para los recorridos turísticos. Otra curiosidad de Maspalomas es el icónico faro de 60 metros de altura que se mantiene en pie desde finales del siglo XIX, recientemente reconvertido en centro de interpretación. Como amante de los faros no tengo más que recomendarte la visita.
Te aconsejo salir de los lindes de las playas de Gran Canaria y subir a las medianías, palabra hermosa también donde las haya, que en las islas marca esa zona de media altura, entre los 600 y 800 metros sobre el nivel del mar, donde los castellanos construyeron los primeros asentamientos urbanos para protegerse por un lado de los continuos ataques de piratas y aprovechar la mejor bonanza del clima en estas alturas. Así que, para ver aún pueblos de piedra y cal, casas solariegas canarias de grandes balconadas de madera o viviendas humildes de muros recios de piedra volcánica, pequeños vanos en los muros y techo de madera a cuatro aguas hay que subir a las medianías. Teror, por ejemplo, parece flotar sobre una altiplanicie rodeada de grandes paredes rocosas. Sus caseríos blancos destacan sobre esos roquedos como puntitos de papel. Hay muchas mansiones de aire isleño y colonial aún en el casco antiguo de Teror. Arucas, asentada en la ladera de un cono volcánico, es otra de las villas históricas, fundada en 1502 en torno a una ermita. Uno de los pueblos tradicionales más interesantes es Telde, antigua capital de uno de los reinos aborígenes, a 14 km de Las Palmas de Gran Canaria, en mitad de una rica vega. Fue una de las ciudades más prósperas tras la conquista castellana, con muchos ingenios azucareros de los que todavía quedan ruinas. Y hay muchos más núcleos llenos de casonas con la tradicional cantería gris de Arucas y los vanos de puertas y ventanas pintados de verde: Mogán, Agüimes, Artenara,Tafira… pueblos auténticos, de sabor local, de medianía, donde la vida canaria transcurre aún al ritmo sosegado de siempre, ajena al bullicio y el cosmopolitismo de los grandes centros de apartamentos y hoteles de la costa sur.
En el municipio de Tejeda se encuentra una de las localidades más pintorescas de la isla, el caserío de Las Lagunetas, y los dos roques (pináculos de roca basáltica) más conocidos y famosos de Gran Canaria: el Roque Nublo y el Roque Bentayga, que se eleva hasta 1.404 metros, con más de 600 de desnivel sobre la llanura donde se asienta el pueblo. Los roques, con su estilizada figura dominando el paisaje venerados por los antiguos canarii y convertidos en lugares sagrados; aún hoy son el símbolo de la afirmación canaria y también su paisaje más reconocible. Los roques son parte de la zona conocida como Risco Caído y las Montañas Sagradas, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por su altísimo valor etnográfico. Se trata de una zona en la cumbre de la isla en la que hay numerosas evidencias arqueológicas de los primeros pobladores. El sitio más destacado desde el punto de vista arqueológico y cultural es Risco Caído que es un antiguo asentamiento de cuevas donde se encuentra la cueva C6 un singular y mágico santuario aborigen. Los canarios construyeron allí una especie de marcador del tiempo excavando en la cueva un canal por donde entra la luz del sol y de la luna en una cámara con grabados en bajo relieve. En el centro de interpretación del parque arqueológico Bentayga se da cuenta de la importancia de estos enclaves religiosos para los aborígenes canarios y el pasado de la isla. Un poco más arriba, a 1.450 metros de altitud se halla la Cruz de Tejeda, donde confluyen la mayoría de las carreteras de la isla y que fue siempre una encrucijada de caminos importante para la circulación de personas, ganados y mercancías de un lado a otro de Gran Canaria. El paisaje de Tejeda es soberbio, con una caldera volcánica formada por el colapso del antiguo volcán que la rellenaba. Desde aquí arriba se ve, a lo lejos, al final de una lámina sedosa de aguas azules, la isla de Tenerife, coronada por la silueta característica del Teide. Si te pilla ahí el atardecer, Gran Canaria te regalará uno de los espectáculos visuales más gratificantes del archipiélago.
Las islas Canarias junto con Hawái, Nueva Zelanda y Chile, son unos de los escasos lugares en el mundo considerados por la UNESCO como una ventana al cielo y declarado Destino Turístico Starlight por la calidad que ofrece para la observación de estrellas. El astroturismo es uno de los nuevos proyectos turísticos por los que la isla apuesta, poniendo en valor su espectacular cielo nocturno y luchando contra la contaminación lumínica. La isla quiere recuperar el cielo que observaban los aborígenes canarios.
La gastronomía de Gran Canaria es otro ejemplo del mestizaje que le ha brindado su triple identidad europea, africana y americana. Las papas arrugadas, el sancocho y un sinfín de potajes y caldos son platos indispensables para disfrutar de la buena mesa en la isla. Por supuesto no dejes de probar un buen pescado fresco del Atlántico en algún enclave costero. Al lado de la catedral de Las Palmas de Gran Canaria encontrarás Sabor a Canarias, una tienda de productos artesanos típicos de las islas y descubre dónde probar los 21 ingredientes secretos de la gastronomía de Gran Canaria.
El 42% de la superficie y litoral marino de Gran Canaria fue declarado en el 2005 Reserva Mundial de la Biosfera por la UNESCO, un reconocimiento al grado de conservación y variedad de sus especies, y al desarrollo sostenible en la naturaleza. Así que sobran rincones para perderse y disfrutar de la naturaleza en este pedacito de las Islas Canarias. Si quieres descubrir este “continente en miniatura”. ¡No dejes de escuchar todas las recomendaciones que hago en este podcast! También disponible en Spotify.