Menos abrupta, menos salvaje y más colonizada que la isla Sur, la isla Norte de Nueva Zelanda tiene también mucho que ver. Una ruta por la isla Norte de Nueva Zelanda te permitirá descubrir la herencia de la cultura maorí. También encotrarás los mejores ejemplos de vulcanismo y parques geotermales del país. Por no decir sus ciudades más bulliciosas,entre ellas Wellington, al capital, y Auckland, la más poblada. Y sí, además en la isla Norte está Hobbiton, el lugar de peregrinación de los fans de la saga de El señor de los anillos. ¡A qué esperas! En este otro post te cuento qué ver en la isla Sur de Nueva Zelanda.
Publicado por Paco Nadal el 12 de abril de 2025.
Tres horas de ferri por el canal de Cook separan la isla Sur de la Norte. En esta última, los barcos parten y llegan a Wellington, la capital del país. Se trata de una ciudad moderna, con buena calidad de vida, cómoda para vivir aunque con pocos atractivos para el visitante (en un país lleno de maravillas naturales). De sus edificios históricos destaca el antiguo palacio del Gobernador, una increíble construcción hecha todo en madera, ¡si, madera!, aunque ni cuanto estás cerca lo parece. Imita a un palacio renacentista italiano y fue construido ttras el terremoto de 1855 con madera de kauri, un árbol local de madera muy dura, cuyos bosques están ahora protegidos. Hoy acoge la facultad de Derecho de la Universidad Victoria, pero está abierto al público y se puede visitar el interior. Frente a él está el Parlamento de Nueva Zelanda. No te pierdas también un paseo lento por Lambton Quay, la calle principal y eje comercial. Y el Watefront, antigua zona portuaria reconvertida en agradable centro de ocio con muchos bares, restaurantes y terrazas.
Como Arrowtown en la isla Sur, Greytown es el mejor ejemplo en la del Norte de pueblo minero de estilo victoriano crecido al albur de la fiebre del oro en 1854. Fue el primer pueblo de interior neozelandés con un urbanismo planificado. Queda a una hora de Wellington y -también como Arrowtown- está totalmente gentrificado, es decir fagocitado por el turismo. A su calle principal – y casi única- se asoman venerables fachadas de madera que siguen cumpliendo su misión de comercios, pero ahora absolutamente enfocadas al turismo de día, que llega, pasea, compra algo y se va. Hay una oficina de turismo con folletos de actividades para hacer en la zona.
Conocida como la ciudad art decó, merece mucho la pena su visita en un país donde parece que solo hay naturaleza. Napier sufrió un terrible terremoto en febrero de 1931 que destruyó la ciudad y mató a 256 personas. Se reconstruyó usando el estilo arquitectónico en boga en aquella década, el art decó. Por eso hoy se ha convertido en uno de los mejores ejemplos de este movimiento, que es en realidad una mezcla de muchos estilos y tendencias artísticas. El centro histórico de Napier es pequeño, se visita en una mañana. Paseas por él y te crees en una película del Hollywood d elos años 50. Tiene una espectacular playa de guijarros negro y un largo paseo marítimo y es centro de otra famosa zona vinícola, por lo que abunda la oferta de enoturismo y cata en bodegas.
Es una gran bahía en la costa este de la isla Norte cuyas dos principales poblaciones son Hasting y Napier, al sur, y Wairoa, al norte. Tiene varios parques regionales, como el lago Tutira, el Te Mata Park, Peka Peka o Waitingi, zonas verdes y de humedales donde abunda la oferta de senderismo, rutas en bici, avistamiento de aves. Amén de muchas playas. Una buena zona para acampar o aparcar tu autocaravana si vas en busca de espacios naturales y soledad. La bahía la cierra por el sur Cape Kidnappers, donde en temporada (septiembre y octubre) anidan miles de albatros que llegan desde Australia para empollar sus huevos. Aunque a mi particularmente me gusta más para visitar la colina que hay en Murawai, cerca de Auckland (ver foto más abajo).
La isla Norte no es tan agreste ni montañosa como la Sur. Pero también tiene sus montañas elevadas con nieves casi perpetuas: el parque nacional Tongariro, en el centro de la isla, la primera aéra de conservación que se creó en el país (1887). El parque es muy grande y gira en torno a tres gigantescos volcanes activos, los montes Ruapehu, Ngauruhoe y Tongariro, de casi 2.00 metros de altitud. Peter Jackson grabó muchas secuencias de El señor de los anillos en Tongariro. Es un buen lugar para ir simplemente a obervar la naturaleza o a caminar. Hay multitud de sendas. La más famosa es el Circuito Norte Tongariro (uno de los nueve Great Walks de Nueva Zelanda), que toma entre dos y cuatro días y permite la ascensión al Tongariro y al Ngauruhoe. Otro sendero de gran recorrido famoso es el Round the Mountain Track, que rodea el volcán Ruapehu y requiere de entre tres y seis días. Hay también varias estaciones de esquí.
Situada a orillas del lago del mismo nombre, y con unos 70.000 habitantes, se ha convertido en la base de los servicios turísticos para visitar los lugares geotermales de la caldera de Rotorua, una zona volcánica activa sobre la que está situada la ciudad. Entre ellas Te Puia, Waimangu Volcanic Valley y Wai-o-Tapu. Es una ciudad moderna, con pocos atractivos arquitectónicos. Eat Street, una calle peatonal y techada llena de bares y restaurantes es una de sus zonas más concurridas y famosas. Aunque la principal atracción de Rotorua es Te Puia, que paso a explicarte en la siguiente foto.
Este parque termal está en el linde urbano de Rotorua y es además de un lugar geotermal, un área sagrada para los maoríes. Por eso se considera un centro de mantenimiento de la cultura popular maorí. Aviso: es mucho más montaje turístico que Wai-o-Tapu, pero su cercanía a la ciudad lo hace muy popular. Una vez pagada la entrada, te darán un mapa con las distintas localizaciones. La más fotogénica es el geiser Pohutu, el más grande de la isla norte; expele agua cada con cierta frecuencia, pero no conseguí que nadie me dijese cada cuantos minutos ocurre. Por lo visto, es un geiser bastante caprichoso. Los senderos llevan también a otros lagos sulfurosos y algunas piscinas de barro burbujetante. Hay también un centro de artesanía donde se puede ver a los artistas trabajar, una reproducción de un poblado maorí y un terrario donde con mucha dificultad (está en penumbra porque son animales nocturnos) se puede ver un kiwi. Por la tarde, a las 18:00 hay un espectáculo de danzas maoríes (pelín cutre) al que solo merece la pena ir porque antes de empezar hacen el haka (grito de guerra y de bienvenida ritual de los guerreros maoríes). También te puedes apuntar (previo pago) a la cena bufé con especialidades internacionales y maoríes que se sirve en un precioso restaurante con un gran mirador con vistas al geiser Pohutu. Muy cerca de Rotorua está también Mitai Maori Village, otro recinto privado con haka, danza-espectáculo y posterior cena; algo mejor que el anterior, pero también con mucha gente (más de 300 comensales).
Es una de las visitas imprescindibles en la isla Norte y está a 31 kilómetros de Rotorua. Se trata de un área geotermal de unos 18 kilómetros cuadrados con multitud de manifestaciones del vulcanismo, como antiguos cráteres, fumarolas, terrazas de toba, charcas de barro burbujeante y lagunas de aguas a alta temperatura y colores increíbles. La zona es considerada sagrada por los maoríes. Una vez pasada la oficina del parque (entrada de pago), donde también está la tienda y la cafetería, se ofrecen tres senderos señalizados con flechas de colores. El más sencillo, el rojo, tiene 1,5 kilómetros, requiere de 45 minutos y pasa por los principales hitos geotermales, en especial por la fotogénica Champagne Pool. Las otras dos opciones son de 2 kilómetros (60 minutos) y 3 kilómetros (90 minutos). Antes de llegar a la oficina del parque se suele parar en el geiser de Lady Knox, donde una vez al día (a las 10:15), un funcionario del parque hecha una solución jabonosa al agujero provocando la explosión del géiser. A 8 kilómetros de Wai-o-Tapu está Waimangu Volcanic Valley, otra zona geotermal con similares fenómenos volcánicos y varios senderos balizados (también de pago)
Si estás cansado de visitar cuevas, estás te sorprenderán. Y no es porque sus formaciones calcáreas sean superlativas (de hecho, son bastante vulgares) ni la cueva sea diferente a otras; es más, la excesiva intervención en el pavimentado del suelo hace que pierda todo aire salvaje. Sin embargo, en un momento del recorrido se llega a un río subterráneo, los visitantes embarcan en unas lanchas propulsadas a mano por el barquero mediante un sistema de cables (para que no haya ruido de motor) y te internas por unas galerías inundadas en cuyo techo hay miles de glowgorm o gusanos luminosos. En realidad, son larvas del insecto Arachnocampa luminosa que emiten una luz brillante con la que atraen a sus presas. El efecto es realmente mágico, parece que hubieran decorado la cueva con leds; esto, unido a la oscuridad total y el silencio hacen del corto paseo en barco una de las experiencias imprescindibles en la isla Norte.
¡La visita imprescindible para mitómanos de la saga de El señor de los anillos! En septiembre de 1988, después de mucho tiempo sobrevolando el país para encontrar una localización que se pareciera a la que Tolkien describía como la Comarca, el país de los hobbits, Peter Jackson creyó haberla encontrado en la granja del señor Alexander, en Matamata, a unos 55 kilómetros al norte de Roturua. Pese a las reticencias iniciales del señor Alexander, que en un primer intento casi ni le abre la puerta a Jackson, al final se construyó Hobbiton, el hogar de Frodo, Sam, Bilbo Bolsón y los demás hobbits. Hay unas 50 casas de hobbits (o más bien, solo la fachada, dentro no hay nada excepto en una), de diferentes tamaños para hacer un juego óptico con los diferentes personajes de la película. Está también la Posada del Dragón Verde, el roble de Bolsón Cerrado, el Molino y otros muchos elementos que aparecen en El señor de los anillos y El hobbit. El problema es que solo se puede entrar en visitas organizadas por grupos, con un guía que te lleva a la carrera y no te deja detenerte todo lo que los fans de la saga quisieran y al final acabas un poco cabreado y decepcionado con el tour a la carrera. En fin, lo típico de los sitios con exceso de demanda: te tratan a patadas porque saben que cuando tú te vayas hay otros cientos esperando para engordar su cuenta de resultados.
La ciudad más grande de Nueza Zelanda (que no su capital) tiene más de dos millones de habitantes y todos los pros y contras de una gran urbe. El bullicio impacta cuando uno llega después de casi un mes por las remotas soledades de la naturaleza neozelandesa. Es una ciudad rodeada de mar, con una de las mayores flotas de embarcaciones a vela del mundo (la navegación es una de las pasiones locales) y muchas cosas que hacer. Te las cuento en este otro post.