Coblenza es una de las ciudades más antiguas de Alemania, fundada por los romanos en la confluencia de los ríos Rin y Mosela. De hecho, su nombre alemán, Koblenz deriva de la palabra latina confluencia. Es una de las diecisiete ciudades históricas de Alemania, peatonal y agradable, con dos larguísimos paseos fluviales arbolados para caminar o hacer deporte. Te cuento qué ver y hacer durante tu visita a Coblenza.
Publicado por Paco Nadal el 28 de agosto de 2025.
El sitio que debes de visitar sí o sí en Coblenza y el que justificaría el viaje por sí solo. A la punta donde se juntan los dos ríos se le conoce como Deutsches Eck, la Esquina Alemana, y debe su nombre a la Orden Teutónica, que se estableció en 1216. El lugar lo preside un imponente monumento ecuestre al emperador Guillermo I, eregido en 1897 como símbolo de la unificación alemana. Aunque el monumento original fue destruido en 1945, la réplica que se alza hoy en el mismo lugar es excata al original. E pedestal vacío sirvió durante años como conmovedor recordatorio de la necesidad de la unidad alemana. El sitio fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2002. Es un lugar muy agradable para pasear y disfrutar de las vistas, tanto a pie como en bicicleta. El acceso es sencillo a través de la red de transporte público o dando un agradable paseo por el casco antiguo o por las riberas del Rin y el Mosela. Además, es un escenario habitual para festivales y eventos, así que es posible que te encuentres con un ambiente festivo durante tu visita. Yo coincidí con el Electronic Wine Festival. En esta web te dejo el calendario de eventos a lo largo del año.
El casco histórico de Coblenza está lleno de calles y plazas peatonales que son una delicia para pasear. Asegúrate de visitar la Am Plan, el antiguo mercado y lugar de torneos; la Jesuitenplatz, o plaza del Ayuntamiento, con sus torres y sus magníficos pórticos, nombrada en honor a la orden jesuita que se estableció en este lugar en el siglo XVI. Y la Münzplatz, un popular lugar de conciertos y eventos. Tampoco te pierdas la Historiensäule (la Columna de la Historia), en la Görresplatz, que narra la historia de ,la ciudad en 10 escenas; fue donada a la ciudad de Coblenza por el gobierno del estado de Renania-Palatinado en 1992 para conmemorar su 2000 aniversario. De sus muchas iglesias, te recomiendo entrar a la catedral de Nuestra Señora, la Liebfrauenkirche, construida en el punto más alto de la ciudad, que fue la iglesia parroquial principal de Coblenza desde finales de la Edad Media hasta la Revolución Francesa y alberga una serie de importantes obras de arte de los siglos XV al XVIII. También debes acercarte a ver el Schängelbrunnen y el Florinsmarkt, pero de ellos te amplío información más adelante.
Durante tu paseo por el casco histórico de Coblenza te toparás en una esquina casi desapercibida, a espaldas de la plaza de los jesuitas, con una fuente cuya figura de bronce escupe cada pocos minutos un chorro de agua que salpica a los transeúntes desprevenidos. Es el Schängelbrunnen, la fuente del niño que escupe, una estatua muy traviesa que hace honor a su reputación. La fuente, ubicada en el patio del Ayuntamiento (Willi-Hörter-Platz), es un símbolo del humor y la identidad de la ciudad. Su nombre, Schängelbrunnen, proviene del término Schängel, que se originó durante la ocupación francesa de la ciudad entre 1794 y 1813. Hace referencia a los niños nacidos en esa época, hijos de madres alemanas y padres soldados franceses, la mayoría de los cuales les ponían de nombre Jean. Con el tiempo al dialecto local transformó Jean en Schang y finalmente en Schängel. Hoy en día, todos los nativos de Koblenz se enorgullecen de ser Schängel. La fuente, diseñada por Carl Burger en 1940, es un homenaje a este espíritu juguetón.
En un rincón del centro encontrarás un conjunto de edificios de gran valor histórico y el lugar que en su día fue el centro político y económico de Koblenz. Esta plaza debe su nombre a la Florinskirche (la iglesia de San Florín), una joya gótica. No te pierdas el detalle del reloj de la torre del emblemático edificio del Antiguo Salón de Compras y Baile (fue construido en 1419 en estilo gótico y reconstruido en los siglos XVII/XVIII) que preside la plaza: un rostro de metal -conocido como el Eye Roller- mueve los ojos y saca la lengua cada 15 minutos recordando a un legendario ladrón de la ciudad, el barón Johann Lutter von Kobern, que fue ejecutado en esa misma plaza en 1536. Según la leyenda, en el cadalso, el reo torció los ojos y sacó la lengua a los espectadores.
El teleférico es la forma más cómoda para subir al Ehrenbreitstein (en el siguiente párrafo te cuento más sobre esta visita). Pero además de servir de transporte y no agotarte subiendo a pie, las vista que se tiene desde la cabina sobre el Deutsches Eck, el valle del Rin y la ciudad son alucinantes, no hay panorámica más bonita de Koblenz, y además mejora conforme avanza el funicular de subida a la fortaleza. El viaje es apto para todos pues el teleférico es completamente accesible y son 16 cabinas las que avanzan constantemente transportando visitantes de la ribera al fuerte. Los precios de los billetes de ida y vuelta para adultos son de 15,50 € (solo ida 12 €). Los niños de 7 a 17 años pagan 7€ ida y vuelta (solo ida 6€). Hay tarifas reducidas para estudiantes y pensionistas, así como billetes familiares. También puedes llevar a tu perro o bicicleta por un cargo adicional. Más información.
Coronando el promontorio rocoso a 118 metros de altura sobre el cauce del Rin se encuentra la fortaleza de Coblenza. Formaba parte del sistema de castillos defensivos del valle superior del Rin Medio. Es una de las más grandes de Alemania y la segunda de Europa. Tiene un convulso historial de asedios y destrucciones por lo que ahora se ve es la última reconstrucción, que se hizo en el siglo XIX, en época prusiana. Hoy es un símbolo de paz y de cultura, Patrimonio de la Humanidad, y con el mejor balcón panorámico para disfrutar de Coblenza, de su famosa esquina y de los ríos Rin y Mosela desde una perspectiva privilegiada. La fortaleza es un animado centro cultural con varias exposiciones permanentes, una extensa zona de recreo y oferta gastronómica. Yo aproveché y tomé un tentempié con vistas al Deutsches Eck en su Biergarten Festung, en el patio superior de la fortaleza. Cuenta también con un restaurante llamado Casino. A la fortaleza llegarás en el teleférico. Si te gusta andar, compra solo el ticket de ida y disfruta la bajada de vuelta a la ciudad andando. Más información.
El casco histórico de Coblenza está lleno de tiendecitas encantadoras, pero si he de recomendar alguna, sin duda es la fábrica de caramelos Frl. Diehl, aunque más que una tienda de caramelos parece una joyería, de bonitos que son. Al mando está la maestra pastelera Jenny Krause. En su pequeña fábrica de manufactura artesanal, el azúcar, la mantequilla y la nata se transforman en deliciosos caramelos suaves y dorados elaborados a mano y en ollas de cobre. Hay todo un abanico de sabores que cambian según la temporada, desde clásicos con sal marina o vainilla hasta combinaciones más creativas como tomillo o romero. Como os digo, la calidad y el diseño son de primera, y cada pieza parece una pequeña obra de arte. Más información.